martes, 2 de agosto de 2022

                         

 

                                                                             

A tiempo

 

El niño iba aferrado a la mano de su hermana como los zarcillos del parral del parral de su patio.

Estaba atemorizado por la tormenta que se avecinaba. Los truenos parecían cientos de carros, tirados por oscuros caballos, atravesando el cielo.

El pobrecito, estaba más asustado que un gato que se refugia de una lluvia torrencial.

Venían de hacer las compras que se les habían encomendado, más cargados que carrito de supermercado a principio de mes.

La madre los esperaba, vigilante e impaciente, parada en la puerta como guardia de palacio. Es brava. Los tiene cortitos como esperanza de pobre.

Por suerte, llegaron justo a tiempo pues se descargó el agua con la furia del diluvio universal.

 

                                                                                              Nela Bodoc -2021

 

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