miércoles, 1 de febrero de 2023

 

Poesía y humor

 

La gallina, el lodo y mi tía Matilda

 

Esa húmeda y fría mañana

mi espiritifláutica tía Matilda

con su viejo bolso marrón al hombro,

a grandes trancos, al campo se dirigía.

Iba en busca de la preciada gallina,

que un tiempo atrás le prometió

su prima Eulalia, la campesina.

Había llovido copiosamente,

las polvorientas calles de tierra,

se volvieron barro y charcos.

Pero a mi entusiástica tía Matilda

nada la detenía, cuando algo quería.

Calzada con sus enormes botines,

pues era bastante patona,

apuró el paso, ansiosa por llegar

sin preocuparse por el denso lodazal.

A cada paso se enterraba más y más

y se le hacía imposible avanzar.

A los gritos, llamaba a Eulalia,

para que la fuera auxiliar,

pero nada podía hacer la afligida mujer.

Ya sin poder salir del lugar

dejó enterrados sus viejos botines.

Furiosa, se juró a sí misma

que nunca más volvería

al ranchito de su generosa prima,

después de una intensa lluvia,

por más regalos que le prometiesen.

Y sus viejos y gastados botines,

enterrados en aquel barroso camino,

jamás le fue posible recuperar.

 

Nela Bodoc - 2021

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