EL JARDÍN SECRETO (o ensoñación)
Caminaba un fresco atardecer
de otoño
cuando el sol caía sobre las
montañas,
observando las casas que
rodeaban la calle,
¡puertas, ventanas y colores
tan diversos!
Una puerta brillosa me
impactó.
Doble hoja, medio punto, manija
de bronce,
soberbia y elegante. Me
acerqué cautelosa,
quise ver más allá del roble
lustrado.
Sorprendida y asustada vi que
se abrió,
entendí que tenía vida propia,
entonces entré.
Ante mis ojos atónitos
apareció un paisaje
lleno de luz y color que me
maravilló.
Cientos de flores multicolores
me recibieron,
avancé entre ellas gozando sus
aromas
y deleitando mis sentidos como
jamás percibí.
Tanta hermosura es difícil
describir.
Escondidas tras la gran puerta
de roble,
las glicinas, los gladiolos y
las camelias
jugaban con las abejas y los
gorriones
cuando caía la tarde en mi
paseo y mi ilusión.
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