Propósitos
Zonda
Vivir en Mendoza tiene sus encantos… y sus desencantos.
Los turistas hablan de que es una ciudad limpia, y yo lo
dudo, si ellos lo dicen…
¿Y sus desencantos?
El más importante es que, cuando a veces el cielo se ve de
un azul brillante, y hay un sol radiante que enamora, y a pesar de ser invierno
comienza a hacerse notar un aire cálido, nuestros organismos no se sienten tan
felices como se supone; la presión atmosférica varía y la humedad desciende
hasta, a veces, el 1%.
Es nuestro famoso zonda, y decimos en el caso que el aire
esté muy quieto, que es zonda de altura. La cabeza “abombada”, el cuerpo
cansado y el carácter irritado.
Pero ¡Ay si desciende! Suele asolar la tierra y su
contenido.
A los pájaros les arruina sus nidos, a los árboles suele
arrancarlos de cuajo, y a los animales y humanos nos pone agresivos.
Y llega el momento, para mí, de poner mi mundo interior en
“pausa” y pensar: es natural, por la corriente de aire que viene del
Pacífico y que al pasar la cresta de Los
Andes, se irrita y enloquece. Exagero. La fuerza de la naturaleza y sus
alcances.
Y trato dejar de ser el centro de mi atención.
¿Cuántas familias estarán en ese momento en sus casuchas
precarias rezando porque no se vuelen los naylons con los que cubren sus techos
para que no se llueva adentro?
Y como el viento desciende en un segundo ¿cuántas personas
estarán en la calle con escasa visión a causa del polvo y la tierra en
suspensión? ¿cuántas estarán sin luz?
Agradezco estar protegida y pido protección para otros.
Y tener techo y paredes de concreto aunque se corte la luz
por algunas horas.
Mas pensar que muchos hombres salen en cuadrillas a liberar
calles y aceras de ramas o árboles, e incluso a apagar incendios.
Y a no criticar a quienes supongo que podrían haber hecho
algo.
Por lo que yo ¿qué más puedo hacer?
Controlar mis emociones, mis pensamientos. Salir del centro.
Un momento de paz en el caos, pues en el ojo del huracán no hay viento.
Paz.
AMI - 2023
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