LA DURA VIDA
Ernesto es un hombre tranquilo, lento en reaccionar ante
algún conflicto. Demasiado rígido con sus propios pensamientos, introvertido e
inflexible. Le resulta muy difícil entablar una charla con desconocidos, por lo
que tiene muy pocas amistades.
Este hombre se muestra ante los demás como sin sentimientos
afectivos, más bien hosco y rudo, aunque creo que solo es una coraza impuesta
por él, después de haber sufrido grandes pérdidas en su vida, como cuando
durante la primera guerra mundial vio como asesinaron a sus padres sin
contemplación, sólo porque se negaron a obedecer a los soldados que irrumpieron
en su casa para saquearla. Era hijo único.
Tenía sólo diez años en ese momento y sobrevivió escondido
en un galpón, observando en silencio. Desde entonces vivió como pudo, en medio
del frío, el hambre y el miedo.
Solo y trabajando en lo que fuese, además sobrellevando su
dolor.
Pasaron los años y se convirtió en un joven apuesto, un día
conoció a una muchacha de nombre Rosa, con la que comenzó un corto romance. Se
casaron y se fueron a vivir al campo, allí nacieron sus hijas gemelas, Rut y
Nuria, que llenaron de alegría el hogar de sus padres, las niñas crecían con el
amor y cuidado de su madre y la protección de su papá, que trabajaba con ahínco
para que nada les faltase.
Pero de pronto el dolor y la desesperanza volvieron a
golpear sin piedad a Ernesto. Rosa enfermó gravemente y todos los esfuerzos
para que recuperara su salud fueron en vano y un triste día del mes de Abril
ella partió de éste mundo, dejando tras de sí a un hombre desconsolado y dos
pequeñas niñas indefensas que reclamaban su presencia.
Sin saber qué hacer para seguir con su vida, teniendo que
cuidar a las pequeñas que ya corrían por toda la casa y además trabajar para
que no falte el sustento diario, el triste hombre pasaba los días extrañando a
su esposa y tratando de encontrar la mejor forma de salir adelante. Por las
noches en cambio el dolor se transformaba en ira e impotencia y maldecía a
voces su infortunio. A veces gritaba al viento su rabia y recordaba que toda su
vida estaba llena de desgracias, hasta que el sueño y el cansancio lo hacían
dormir profundamente hasta el amanecer.
Poco a poco fue acomodando sus cosas, las gemelas crecían
sanas y fuertes y eran la única alegría de su padre, jugaban mientras lo
acompañaban a trabajar la tierra, cuando regresaban a casa cansadas, les daba
un baño y luego de cenar las llevaba a la cama, a veces hasta les contaba un
cuento y les hablaba de su mamá Rosa, diciéndoles que ella estaba siempre
cerca, protegiéndolas para que nada malo les ocurriera.
Los años pasaron y las niñas cumplieron cinco años, tiempo
de empezar a asistir a la escuela, Ernesto las inscribió y fueron juntos a
comprar lo necesario para el primer día, estaban emocionados, las niñas felices
esperaban ansiosas.
Parecía que la vida quería compensarlo por tanta tristeza
padecida; porque en casa todo era risa y cariño. Él, que desde los diez años no
tuvo una caricia, ni un cuento, ni nadie que lo cuidara, ahora sus hijas lo
abrazan con tanto amor.
Cada día las maestras veían llegar a Ernesto con su larga
capa negra, llevando de la mano a sus hermosas niñas, que se despedían de su
padre con sus manitos en alto.
Ana María Muñoz – 2023
Consigna: se describió
un personaje algo sombrío, que usaba una capa negra y llevaba dos gemelas de 5
años de la mano. Descubrir su historia.
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