Poema
Las dos caras
de la primavera
La fría huella del invierno se
va borrando.
Ansiosa espera la glamorosa
llegada
con sus cálidas brisas, a Doña
Primavera.
Un luminoso rayo que irrumpe,
travieso
coquetea con el festón de su
almohada.
La habitación se inunda de dulces
aromas
que el aire, cómplice de todas
las flores,
con translúcidas manos mete por
la ventana.
Ingrávida, ligera, liviana como
flotando
como los panaderos que cruzan el
balcón.
Se incorpora para celebrar la
mañana
poniéndose su vestido de fino
algodón
y baila al compás de cadenciosos
trinos
de pajaritos que, poblando los
árboles,
con ella festejan, dichosos, el
nuevo verdor.
Con una lluvia helada se
presentó,
escurridiza y anémica la
primavera.
Desterrados de las ramas nuevas
los pájaros huyeron buscando
refugio
en el abrazo de sus antiguos
nidos.
A los parques, desolados por
estar vacíos,
les fue robada la alegría de los
niños,
no hay juegos, ni risas, ni
cantos o ruido
pesada ausencia de gorjeos y
trinos
Nada sobre el verde mar recién nacido
iluminado solo por unas gotas de
rocío…
Tal vez ella llegue con
misterioso sigilo
y arrepentida, traiga de la mano
desde el horizonte un pálido
arco iris.
Nela Bodoc - 2022
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