El amor del
labriego
A diario me acerco
a la verdulería cercana
donde Hugo, el vendedor
me saluda con mucha alegría.
“Buen día vecina,
aquí tengo su almuerzo”,
mostrando los cajones
que bajó con gran esfuerzo.
Verduras que fueron cultivadas
con sabiduría y cuidado,
con paciencia y esperanza
para dejar su legado.
Cultivadas con esperanza
de un fruto bien logrado,
donde luego Hugo
lo ofrece bien armado.
Con admiración y gracia,
oración y cuidado,
obtengo frutas y verduras
que la naturaleza ha brindado.
Gabriela Medawar – 2023
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