jueves, 11 de julio de 2024

 


Tres oportunidades de atracción

 

Nací el tres, del tres, de casi tres mil décadas ¡ja! ¡ja! Tengo tres más nueve. El año que próximo se viene otra época. Este es mi año de despedida del club de las treintonas, para entrar en las ligas mayores: el club de las “Señoras de las Cuatro Décadas”.

Me imagino mi fiesta de cumpleaños con alguna temática o idea divertida: fiesta de disfraz, flúor, o de colores. En casa o al aire libre con pileta si es en el día. Si es de noche en un salón o barcito. Algún lugar fresco o con aire acondicionado, para no morirnos de calor, porque en marzo todavía sigue fuerte el solcito menduco.*

Disfrutando de una rica comida, muchas bebidas, buena música “áspera” para tirar los pasos prohibidos y mis bailes ocurrentes. Riendo a carcajadas con mi gente amada y mi grupito de amigas.

El momento de la torta es el más emotivo para mí. Me gusta tener en mis brazos a mi tesoro y mi mejor creación, mi Ignacio. A él le encanta cantarme el feliz cumpleaños y ayudarme a soplar las velitas. También me hace sentir entre incomoda y bendecida recorrer con mi mirada cada uno de los invitados, que me cantan sus buenos deseos con la canción típica cumpleañera versión cuarteto y el infaltable canto familiar: “Feliz, feliz en tu día, amiguita que Dios te bendiga…”

En ese momento siempre agradezco por lo bendecida que soy y se me acurruca el alma imaginando que el cielo me sonríe.

Pienso pedir que me hagan un delicioso brownie, con crema y frutillas con la forma del número cuarenta e igual cantidad de velitas para soplar, como algo representativo. Me voy a quedar sin aire de tanto soplar años de vida, o mejor dicho velas con años. Algunos muy bellos que guardo en mi alma, y los más duros son las medallas de honor que me han hecho resiliente, fuerte y más madura.

Frente a mi torta de cumpleaños, con las velitas encendidas, cerraré mis ojos y la verdad es que me cuesta tener conciencia plena de lo que quiero pedir y encima no es uno,  sino tres deseos. ¡Guau!… ¡Qué tremendo trabajo para mis neuronas conectadas con mi alma! Lo bueno es que esto lo venía trabajando en terapia, con mi doctora de las emociones. Voy aprovechar esta oportunidad para pedirle al del arriba un par de sueños y atraer una década de luz, amor y abundancia.

Los deseos no se dicen, si no, no se cumplen. Sí voy a compartir con ustedes lo que espero de cada uno. Del primero espero independencia financiera, paz mental y más tiempo de calidad con mi hijo. Del segundo vivir una historia de amor real y sano. Y por último disfrutar de la arena blanca y el agua turquesa leyendo mis escritos, o por qué no mi libro. Hecho está.

GRACIAS.GRACIAS. GRACIAS.

                                                                              Vanesa Gómez – 2024

 

*meduco – mendocino.

 

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