jueves, 26 de septiembre de 2024

 


 POR LAS CALLES DE MADRID

(Basado en un cuento de Wenceslao Fernández Florez – 1885 - 1964)

Caminando por una calle en Madrid, una calle solitaria a ésa hora, era difícil ver colillas de cigarrillos tiradas en el suelo, no como en La gran vía que las hay por doquier. Me acerqué a la parada y fui por un cochero, le pedí que me llevara a la calle Acacias, pero me dijo que estaba muy lejos, que solo me llevaría hasta la plaza Isabel ll. Tuve que aceptar.

El caballo era piel y hueso, además se veía muy cansado, en realidad estaba muy mal cuidado, tanto que daba lástima.

Nos pusimos en marcha y de pronto vi sobre el techo un ejército de cucarachas -¡Pare cochero, pare, éste coche está plagado de cucarachas!- grité.

¡Cómo puede usted ofender a mis criaturas favoritas que son lo más limpio y bueno que he visto en mi vida! -respondió el hombre.

Qué tipo desagradable, pensé. Con ése sombrero gigante y ese pantalón raído y para colmo amante de las cucarachas.

En eso íbamos discutiendo cuando el caballo se detuvo -Estoy muy cansado- dijo el pobre y viejo animal.

El cochero muy disgustado comenzó a reprenderlo, le dijo mil improperios y también empezó a golpearlo sin piedad, a lo que el caballo no respondió, en cambio se echó en el suelo y no volvió a levantarse.

¿Estará muerto? -le pregunté, me dijo que no, que solo era mañoso.

No sé de donde aparecieron curiosos al ver tal escena, eran pocos, pero se fueron sumando y creo que eran como cien personas que luego de mirar un rato decidieron irse. Pero ni bien hubieron marchado aparecieron otros curiosos, como cien más, en silencio y un tanto amargados y preocupados.

¿Cómo sucedió esto? -preguntó un señor mayor.

-Pobrecito caballito ¿estará muerto? -preguntó un niño de diez años.

Una señora joven dijo: -¡Cómo hace trabajar a ése pobre animal desnutrido y viejo! ¡Creo que ni siquiera le da de comer! ¡Voy a llamar a Defensa del Animal y lo denunciaré! -a lo cual el cochero enfurecido volvió a golpear al pobre caballo.

Los cien o más curiosos se le fueron encima y se armó tremenda pelea.

Nunca llegué a la plaza Isabel ll y menos a la calle que debía ir.

                                                                              Ana María Muñoz – 2024

 

Consigna: escuchamos la lectura de ese cuento y escribimos lo recordado, dándole un final de nuestra creación.



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