Inocencia
Cuando era pequeña hacían chistes por el
color de mi piel.
Mi abuela con una enorme dosis de amor y
ternura, como la que tienen la mayoría de las abuelas con sus nietos, me decía:
“No te
preocupes, tu color es oscuro, firme y de muy buena calidad, y tan fina es tu
piel, que no destiñe.”
En ese tiempo las acequias eran de tierra, me
encantaba ponerme en la orilla a jugar con barro.
Esa mañana salí a jugar como de costumbre
pero me había ensuciado mucho. Cuando mi mamá nos llamó a comer a mi hermana y
a mi, vio que estaba muy embarrada, por lo que me pasó
directamente a la ducha. Mi problema comenzó cuando vi el agua marrón que caía
y se escurría por el desagüe, el espanto se apoderó de mí; como sería la cara
que había puesto que mi mamá, preocupada, me preguntó qué me sucedía, y yo,
entre sollozos, le contesté que no era tan fina ni de buena calidad porque
estaba destiñendo.
Sella
Muy linda anécdota Sella, nos hace reflexionar sobre la discriminación.
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