¡Me quedé con ganas de comerlo!
Dormía
mi hermana Claudia con su cama pegada a la mía y su brazo de alguna manera
había quedado apoyado cerca de mi rostro.
En mis
sueños yo estaba fascinada y a punto de comerme un sándwich de mortadela,
aquellos que eran de mi debilidad y que hasta en los sueños veía. En el momento
justo de morder mi sándwich y hasta poder sentir su sabor, me despertó
abruptamente el grito inesperado de Claudia, que estaba viendo que su mano
sería devorada tan decididamente por mis fauces.
Fue un
despertar que nunca olvidaremos.
Alejandra Putalivo - 2020
Qué gracioso, ¡pobre, qué susto!
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