miércoles, 23 de diciembre de 2020

 


Un Personaje Invisible

El duende vivía en el jardín de mi casa. Su presencia era mágica. Lo soñaba, lo presentía, lo adivinaba, pero era invisible.

Se estremecía mi alma sin nombrarlo, ¿Cómo podría nombrarlo si no sabía su nombre? ¿Sería joven o viejecito? ¿De qué color eran sus ojos, tendría barba como en los cuentos?

Era pícaro, jugaba con mis cosas, las escondía o cambiaba de lugar; hasta que ya cansada de buscar, yo hacía otra cosa y entonces aparecía lo que había estado buscando ¡en otro lugar!  ¡Por supuesto!

Lo que sí sé es que le gustaban las flores y yo sabía cuándo él pasaba porque ellas se estremecían, vibraban sacudidas por su energía.

También disfrutaba la música suave y dulce. Nunca comprendí por qué ese ser vivía en mi casa. No podía preguntarle, pero se lo agradecía cada día. Su presencia era tan mágica que el aire olía a rosas y jazmines. Lo imaginaba columpiándose en un rosal.

Yo creo que reíamos juntos y bailábamos. ¿O era mi imaginación?

A lo mejor no era un duende juguetón, era mi abuelita, siempre presente, siempre querida, siempre a mi lado.

 

Clara Molina - 2020

 

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