El cepillo rezongón
El cepillo
estaba colgado en el lugar de costumbre y desde temprano rezongaba muy molesto.
-Estoy
aburrido ¿Es que nadie trabaja hoy?
-Tranquilo
Pilloverde -le contestó una pera desde la frutera- ¿Por qué tanto apuro? Deja
de protestar y duerme un poco más.
-Es que no
tengo sueño y quiero acción -respondió enojado.
Andrea, la
señora de la casa había salido muy temprano y nadie se dio cuenta, hasta que la
puerta del garaje sonó fuerte.
-¡Ah! Creo
que pronto tendremos mucho que hacer amiga pera, mira cuantas cosas trajo la
señora.
-Tú tendrás
trabajo Pilloverde, yo seguiré descansando hasta que regresen los niños de la
escuela y se abalancen sobre mí-
Así fue que
Andrea empezó a sacar de las bolsas toda clase de verduras y frutas y descolgó
el cepillo para proceder a lavarlas.
-¡Oh por
Dios, que papas tan sucias, barro tienen! ¡No! y estas batatas parece que las
sacaron de un pantano!- rezongaba el cepillo.
-¡Cállate y
empieza ya con tu faena!- dijo la pera muy molesta.
-¿Sabes qué
pasa amiga? Estoy cansado de lavar papas y frutas. Me gustaría hacer un trabajo
más importante, como cepillar los trajes del esposo de la señora Andrea. O tal
vez hacer brillar el cofre que ella tanto cuida, ese que tiene en su mesa de
noche.
-¡Pero que cosas
dices querido Pilloverde! ¿No sabes que tu trabajo es importante igual que cualquier
otro?-le respondió la pera.
-¿En serio
te parece importante lo que yo hago? -preguntó el cepillo con entusiasmo.
-Claro que
si amigo, si no lavaras todo ¿Cómo iban a comer los niños esas ricas frutas? O
¿Cómo podría hacer Andrea esas deliciosas papas bravas si estuvieran llenas de
tierra?
-Gracias amiga
pera, me has alegrado el día.
MORALEJA: Todos los trabajos son importantes para el
buen funcionamiento de la sociedad.
Ana
María Muñoz- 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario