DIALOGO
ENTRE EL MOSQUITO Y LA ABEJA SOBRE EL PICAR
Una abeja llamada Julita, está libando néctar de flor en
flor y cargando sus patitas con amarillo polen. Esto ocurre en el apacible jardín
de una casita de barrio, un espectacular día de Sol.
De pronto aparece una abuela de pelo blanco y arrugas en
la cara. No es de las abuelas de piel estirada y producidas de hoy. Viene
gritando como desaforada y echando mata bichos con un aerosol. Menos mal que
viene a los gritos. No se entiende bien qué cosas dice, o es mejor no entender.
Corre a la mayor velocidad que le dan sus gastadas piernas y chilla fuerte. Eso
permite que Julita frene de golpe y retroceda saliendo a toda volada del
jardín.
Parece que la abuela, cansada, se detiene cerca de
Julita, quien puede escuchar lo que la abuela dice: -Mosquito mal nacido, espero haberte matado, no me dejaste dormir en toda
la siesta. Estoy más cansada que cuando me acosté. ¿Señor, para que creaste a los
mosquitos? La verdad que no les veo la utilidad. Te pican, y ´pican, y pican
yéndose lo más campantes. Dejándote llena de ronchas por rascar. Y encima hacen
un ruido que anticipa su llegada y te pones, antes de que lleguen, llena de
manotones. ¿Te habrás equivocado Señor?
Lentamente la abuela va regresando a la casa (está
cansada) y ve a Julita en una flor: –Ves
Señor, aquí has hecho muy bien. Las abejas son bellas, trabajadoras, recolectan
néctar y polen para llevarle a su reina y a sus bebés. Y fabrican la dulce miel
que a mí me encanta comer sobre el pan calentito recién tostado. Y siendo tan
útiles y bellas, si alguna vez pican se mueren. Dicen que solo pican por
defensa propia, o de su enjambre. Y Tú permites que ellas se mueran y los desagradables
e inútiles mosquitos chupasangres, pican y engordan. ¡Tantas veces no te
entiendo Señor! Conste que no hago ninguna alusión política, ni social. Y dirigiéndose
a Julita la abuela le dice: -Bonita abejita, no tengas miedo, nunca te haría
daño, sigue trabajando preciosa, que las flores están maduras, perfumadas y
fabrícame la rica miel.
Mientras tanto a una cierta distancia, atento a las manos
de la abuela y a ese tacho maldito, el mosquito Mojin observa y escucha. Ve que
Julita está temblando de miedo y no entiende por qué, si la loca de la abuela
la acariciaba con palabras.
En cuanto la abuela retoma el camino de regreso a la
cama, Mojin le zumba a Julita:-Hola
abejita ¿Por qué tiemblas, si la vieja solo hablaba con palabras más dulces que
el néctar de esa flor?
Julita aun tiritando, lo mira y responde: -¿Por qué molestas a la abuelita picándola
cuando intenta dormir?
Mojin: -¡No respondes a mi pregunta y encima me
haces otra ofensiva!
Julita: -No es mi intención ofenderte, solo quiero
saber. Yo le temía, por eso temblaba. Porque cuando los humanos se asustan ante
la presencia de una abeja, suelen dar manotazos o buscar algo para matarnos. Y
ahí, a veces sin querer, les clavamos el aguijón.
Mojin: -¡Lo ves, lo
ves, ustedes también pican!
Julita: -Sí, la
diferencia es que nosotras nos morimos al hacerlo y para colmo no es una acción
voluntaria, sino una mera reacción refleja. ¿Y ustedes por qué pican?
Mojin: -Y qué se yo
porque pican los otros, yo pico porque necesito nutrirme de sangre caliente,
para así hacer mis huevos.
Julita: - ¡Ah! ¿Tú
eres una hembra y estás fabricando huevitos?
Mojin: Y sí, yo
fabrico los huevos. Y me parece que es un acto tan involuntario como el tuyo
cuando clavas el aguijón. En cuanto a comer, me gusta libar el néctar de las
flores como a ti. Todos nosotros nos alimentamos de néctar, pero nosotras las
hembras, para fabricar los huevos, necesitamos sangre y calor. Después pongo
los huevos en un charco de agua, una tapita de cerveza con agua me basta, o en
el pasto húmedo y chau, me voy. Gustar no me gusta la sangre, pero la necesito,
las cosas son así. De este modo estamos hechos.
Julita: -Pobre
Mojin, al final eres tan esclava como yo. La abuela le preguntaba a un Señor
que yo no veía y parece ser el creador de casi todo, para qué había creado a
los mosquitos. Yo tampoco sé para qué me creó a mí. Todo el día del panal a las
flores y de las flores al panal. De todo lo que recojo consumo casi nada. Todo
para la Reina y sus larvas. Los humanos nos echan un espeso humo que nos atonta
y se roban gran parte de la miel y el polen. Por eso no se puede parar de
recoger néctar y fabricar, fabricar y seguir fabricando miel. Aun así me gusta
volar, e ir de flor en flor, tomando Sol. Aunque no me gusta que me aplasten o
envenenen. Los humanos echan mucho veneno sobre las flores. Me pregunto: ¿Para
qué habrá creado este Señor a los Humanos? Porque los debe de haber creado él
también.
Mojin: -Yo sí sé,
es el más fácil de picar porque tienen una cubierta blandita. Ese Señor los
creó, para que los mosquitos hembras les chupemos la sangre y formemos los huevitos.
Y así la cadena que nunca parece terminar. Y también sé por qué las creó a
ustedes. Para que fabriquen la miel que tanto les gusta a los humanos y
endulcen la sangre, que luego nosotras chupamos.
Julita:-¿Viste esa
flor celeste, con pétalos tan suaves? Tiene el néctar más dulce del jardín de
esta abuelita. ¿Las probaste Mojin?
Teresa
Columna - 2020
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