lunes, 27 de septiembre de 2021

 

DIALOGO ENTRE EL MOSQUITO Y LA ABEJA SOBRE EL PICAR

 

Una abeja llamada Julita, está libando néctar de flor en flor y cargando sus patitas con amarillo polen. Esto ocurre en el apacible jardín de una casita de barrio, un espectacular día de Sol.

 De pronto aparece una abuela de pelo blanco y arrugas en la cara. No es de las abuelas de piel estirada y producidas de hoy. Viene gritando como desaforada y echando mata bichos con un aerosol. Menos mal que viene a los gritos. No se entiende bien qué cosas dice, o es mejor no entender. Corre a la mayor velocidad que le dan sus gastadas piernas y chilla fuerte. Eso permite que Julita frene de golpe y retroceda saliendo a toda volada del jardín.

 Parece que la abuela, cansada, se detiene cerca de Julita, quien puede escuchar lo que la abuela dice: -Mosquito mal nacido, espero haberte matado, no me dejaste dormir en toda la siesta. Estoy más cansada que cuando me acosté. ¿Señor, para que creaste a los mosquitos? La verdad que no les veo la utilidad. Te pican, y ´pican, y pican yéndose lo más campantes. Dejándote llena de ronchas por rascar. Y encima hacen un ruido que anticipa su llegada y te pones, antes de que lleguen, llena de manotones. ¿Te habrás equivocado Señor?

 Lentamente la abuela va regresando a la casa (está cansada) y ve a Julita en una flor: –Ves Señor, aquí has hecho muy bien. Las abejas son bellas, trabajadoras, recolectan néctar y polen para llevarle a su reina y a sus bebés. Y fabrican la dulce miel que a mí me encanta comer sobre el pan calentito recién tostado. Y siendo tan útiles y bellas, si alguna vez pican se mueren. Dicen que solo pican por defensa propia, o de su enjambre. Y Tú permites que ellas se mueran y los desagradables e inútiles mosquitos chupasangres, pican y engordan. ¡Tantas veces no te entiendo Señor! Conste que no hago ninguna alusión política, ni social. Y dirigiéndose a Julita la abuela le dice: -Bonita abejita, no tengas miedo, nunca te haría daño, sigue trabajando preciosa, que las flores están maduras, perfumadas y fabrícame la rica miel.

 Mientras tanto a una cierta distancia, atento a las manos de la abuela y a ese tacho maldito, el mosquito Mojin observa y escucha. Ve que Julita está temblando de miedo y no entiende por qué, si la loca de la abuela la acariciaba con palabras.

 En cuanto la abuela retoma el camino de regreso a la cama, Mojin le zumba a Julita:-Hola abejita ¿Por qué tiemblas, si la vieja solo hablaba con palabras más dulces que el néctar de esa flor?

 Julita aun tiritando, lo mira y responde: -¿Por qué molestas a la abuelita picándola cuando intenta dormir?

 Mojin: -¡No respondes a mi pregunta y encima me haces otra ofensiva!

 Julita: -No es mi intención ofenderte, solo quiero saber. Yo le temía, por eso temblaba. Porque cuando los humanos se asustan ante la presencia de una abeja, suelen dar manotazos o buscar algo para matarnos. Y ahí, a veces sin querer, les clavamos el aguijón.

 Mojin: -¡Lo ves, lo ves, ustedes también pican!

 Julita: -Sí, la diferencia es que nosotras nos morimos al hacerlo y para colmo no es una acción voluntaria, sino una mera reacción refleja. ¿Y ustedes por qué pican?

Mojin: -Y qué se yo porque pican los otros, yo pico porque necesito nutrirme de sangre caliente, para así hacer mis huevos.

Julita: - ¡Ah! ¿Tú eres una hembra y estás fabricando huevitos?

 Mojin: Y sí, yo fabrico los huevos. Y me parece que es un acto tan involuntario como el tuyo cuando clavas el aguijón. En cuanto a comer, me gusta libar el néctar de las flores como a ti. Todos nosotros nos alimentamos de néctar, pero nosotras las hembras, para fabricar los huevos, necesitamos sangre y calor. Después pongo los huevos en un charco de agua, una tapita de cerveza con agua me basta, o en el pasto húmedo y chau, me voy. Gustar no me gusta la sangre, pero la necesito, las cosas son así. De este modo estamos hechos.

 Julita: -Pobre Mojin, al final eres tan esclava como yo. La abuela le preguntaba a un Señor que yo no veía y parece ser el creador de casi todo, para qué había creado a los mosquitos. Yo tampoco sé para qué me creó a mí. Todo el día del panal a las flores y de las flores al panal. De todo lo que recojo consumo casi nada. Todo para la Reina y sus larvas. Los humanos nos echan un espeso humo que nos atonta y se roban gran parte de la miel y el polen. Por eso no se puede parar de recoger néctar y fabricar, fabricar y seguir fabricando miel. Aun así me gusta volar, e ir de flor en flor, tomando Sol. Aunque no me gusta que me aplasten o envenenen. Los humanos echan mucho veneno sobre las flores. Me pregunto: ¿Para qué habrá creado este Señor a los Humanos? Porque los debe de haber creado él también.

 Mojin: -Yo sí sé, es el más fácil de picar porque tienen una cubierta blandita. Ese Señor los creó, para que los mosquitos hembras les chupemos la sangre y formemos los huevitos. Y así la cadena que nunca parece terminar. Y también sé por qué las creó a ustedes. Para que fabriquen la miel que tanto les gusta a los humanos y endulcen la sangre, que luego nosotras chupamos.

 Julita:-¿Viste esa flor celeste, con pétalos tan suaves? Tiene el néctar más dulce del jardín de esta abuelita. ¿Las probaste Mojin?

 

 Teresa Columna -  2020

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