lunes, 11 de octubre de 2021

dialogo 


            Construyendo

 

Es una noche fría y solitaria de un domingo de agosto. Matías recorre las calles de la ciudad buscando alimento caliente y a Jimena, la compañerita de escuela que le ofreció una pieza para descansar.

 Matías quedó en la calle tras ser tomado preso su joven papá y tras dejarlo su madre adolescente. Tuvo que dejar la escuela y las maquetas que se había armado,  pues quería ser arquitecto.

 Continuó su paseo y encontró a un hombre escribiendo animadamente en la entrada de un café, bien vestido, de edad adulta y apariencia reflexiva que le llamó la atención y se arrimó a él.

 - ¿Qué escribe? – preguntó Matías.

Hago unas cuentas, debo pagar la renta… ¿qué necesitas? – preguntó.

¿Es así su casa? – Y tras un giro de manitos, Matías creó la imagen en un papel de una casa muy parecida a del hombre.

¡Sí! ¿Cómo hiciste eso? – exclamó Rodolfo, que así se llamaba.

No lo sé, sólo quise hacer una de mis maquetas, quiero ser arquitecto.

 - Es una profesión muy difícil…

 - Pero lo lograré… si encuentro a Jimena, tendré cobijo y podré retomar la escuela.

Siéntate, te pediré una hamburguesa, ¿Cómo te llamas? Yo soy Rodolfo, soy profesor y también estudié algo de Arquitectura ¿Por qué estás en la calle a estas horas?

 - Es que hace frío y necesito una habitación, Jimena me ofreció una ¿Quiere que le muestre mis bocetos?

Será un placer. Toma – Y le extendió su cuaderno. Matías comenzó a dibujar animadamente.

 - A esta ventana le vendría bien una cortina azul, puede hacer crecer una enredadera a su alrededor, así- y con otro giro de manos, sorpresivamente, volvió a dibujar algo nuevo.

 - ¡Ja ja! Qué bien lo haces. Toma, sírvete la hamburguesa y cuéntame  de Jimena.

La estoy buscando, ella tiene un merendero. Quiero ir allí y terminar la escuela. Mis padres no tienen recursos pero yo sí y quiero ser un buen hombre y trabajar. Esta es la dirección de ella ¿Por dónde debo ir?

Mmmmh, es a siete cuadras de aquí, te llevaré en un rato. Es muy bueno estudiar, no dejes de hacerlo.

Matías comió con entusiasmo su cena. Su carita recuperaba el color y la alegría se iluminaba en su mirada. Siguieron comiendo animadamente y Macarena, la hija del profesor, interrumpió la charla.

 - ¡Hola papá! Qué bien acompañado estás.

 - Es Matías, mi dio sugerencias para mejorar la casa y quiere ir con Jimena, su compañera.

 - ¡Qué bien!- contestó observando los bocetos a un costado - ¡Eres muy bueno! Seguro serás un gran arquitecto.

 - Llevemos a este niño al Merendero, es a siete cuadras de aquí – sugirió Rodolfo, y se encaminaron al vehículo.

 Matías comenzaba a abrirse camino a una nueva vida. Contento y agradecido se despidió de un profesor que, de ahora en más, lo apoyaría el resto de sus días.

 

                                                                         Gabriela Medawar - 2020

 

 

 

 

 

 

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