martes, 26 de octubre de 2021

 

El caso:

Un accidente singular

 

Ocurrió una noche, cerca de fines de diciembre. Una septuagenaria bajó del colectivo, a las 21.45 horas, cargando varias bolsas de compras de fin de año en sendas manos. Recorrió tres cuadras hasta llegar a su barrio, que se caracteriza por tener grandes árboles muy frondosos, que ocultan las luminarias tornándose bastante oscuro.

Cercana a su domicilio, tropezó con un perro negro, que dormía en el medio de la vereda, a la sombra de un paraíso, por lo que era casi imposible distinguirlo. La mujer cayó de cúbito dorsal, sin soltar los paquetes, quedando totalmente tendida en el piso. Se supo qué cosa se había llevado por delante por los gemidos del animal, que salió corriendo.

El hecho no tuvo graves consecuencias. La señora sufrió algunos raspones en las rodillas, codos, manos y mentón. Sus anteojos cayeron unos metros más adelante sin romperse. Una pareja vecina corrió a auxiliarla, ayudandole a incorporarse, mientras el perro se alejaba velozmente, ladrando lastimeramente.

La septuagenaria, una vez recuperada del shock, siguió camino a su casa.

 

Nela Bodoc 2021

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