El caso:
Un accidente
singular
Ocurrió una noche, cerca de fines de diciembre. Una
septuagenaria bajó del colectivo, a las 21.45 horas, cargando varias bolsas de
compras de fin de año en sendas manos. Recorrió tres cuadras hasta llegar a su
barrio, que se caracteriza por tener grandes árboles muy frondosos, que ocultan
las luminarias tornándose bastante oscuro.
Cercana a su domicilio, tropezó con un perro negro, que
dormía en el medio de la vereda, a la sombra de un paraíso, por lo que era casi
imposible distinguirlo. La mujer cayó de cúbito dorsal, sin soltar los
paquetes, quedando totalmente tendida en el piso. Se supo qué cosa se había
llevado por delante por los gemidos del animal, que salió corriendo.
El hecho no tuvo graves consecuencias. La señora sufrió
algunos raspones en las rodillas, codos, manos y mentón. Sus anteojos cayeron
unos metros más adelante sin romperse. Una pareja vecina corrió a auxiliarla,
ayudandole a incorporarse, mientras el perro se alejaba velozmente, ladrando
lastimeramente.
La septuagenaria, una vez recuperada del shock, siguió
camino a su casa.
Nela Bodoc 2021
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