Leyenda
Leyenda del muñeco de nieve
Cuenta la leyenda que hace
muchísimos años, en el norte de los Estados Unidos, vivía un hombre de baja
estatura y algo subido de peso que se llamaba Milost (“Gracia” en Checo), dueño
de una gran caramelera, y que visitaba a los niños en Navidad repartiéndoles un
canasto con caramelos y paletas. Junto con tan bello regalo, los niños eran
bendecidos con algún cuento que él mismo inventaba. Ellos, encantados con tanto
regalo, lo esperaban cada año para que les bendijera en las fiestas.
Durante muchos años los
visitó a ellos, y cuando estos
crecieron, a sus hijos. Un año Milost no apareció más. Lo buscaron extrañados y
se preguntaban dónde estaría. Recorrieron parques, plazas, cafés, y encontraron
cerca de donde vivía, un muñeco de nieve muy parecido a él. Se dieron cuenta
que Milost había partido dejándoles el honor de continuar con su ritual.
Después de ello, los niños
creaban la escultura con nieve, cada uno en sus casas, invocando sus caramelos
y sus cuentos, por tan amable gesto, y desde entonces es símbolo de buena
suerte en todos los países donde nieva en las ciudades.
Gabriela
Medawar - 2020.
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