El gato como
enseñanza
Nunca ví que estuviese bueno vengarse de nada, sin embargo
es un sentir que está en todo ser humano.
Recuerdo una pequeña experiencia que, podría decirse, fue
una pequeña venganza y que, gracias a Dios, no pasó a mayores.
De chica siempre me pedían que me portara bien, o al menos
así lo sentía. Un día, con mi vecino, nos reunimos a la noche y le prendimos
fuego a la cola de un gato. El gato corrió asustado y nos provocó risa y
alegría. Sentimos que habíamos roto con la norma de tener que portarnos bien.
El gato no regresó ni nadie preguntó por él, pero descubrí
que es más importante la recta intención y la sana predisposición para hacer
las cosas, que la venganza nunca resulta como solución a los conflictos de las
personas.
Gabriela Medawar - 2022
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