martes, 1 de noviembre de 2022

 

                                                Adolescencia

 

No recuerdo mucho mi infancia pero sí puedo describir mi adolescencia.

Era una chica estudiosa y responsable. Además de tener buenas notas en la escuela, estudiaba para ingresar al secundario, algo que me ilusionaba mucho porque era construir un nuevo y bello futuro.

Cuando aprobé, me propuse ir prolija, ser organizada en las tareas y hacer muchos amigos. Iba al Liceo Agrícola todas las mañanas muy temprano, con guardapolvo prendido adelante y ruedo apenas por encima de la rodilla.

Mi mejor amiga me invitaba a estudiar, y hacíamos lindísimos encuentros donde nos grabábamos la lección en cassettes vírgenes. Érica, así se llamaba, también me invitó a mi primer cita con la peluquería, y así tuve mi cabello prolijo y bien peinado.

A medida que nos conocíamos entre los compañeros, empecé a organizar bailecitos, que mis padres permitían hacer en casa. Siendo menores de 15 años, eran eventos muy bienvenidos, que nos adentraban en la vida y el mundo de la música. Escuchábamos a Phill Collins, ABBA, The Beattles entre muchísimos cantantes más.

Durante la semana, además de la escuela y los estudios, gustaba crear casitas con fósforos, desde donde desperté mi amor por lo creativo y lo artesanal.

Eventualmente salía a correr con mi padre, recorriendo los parques vecinos a mi casa. Y viajaba a San Juan a visitar a mis abuelos, donde tenía bellos momentos para conversar y recibir su enseñanza.

Bendigo tan buenos momentos, que brotan en mi sentir como un jazmín de alegría y pasión.

 

Gabriela Medawar - 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Reflexión     Los seres que aman derriban barreras, acercan, escalan montañas. Los seres que odian separan, levantan murallas, no ...