jueves, 16 de diciembre de 2021

 

EL ÚLTIMO VIAJE

 

El desierto estaba silencioso esa mañana. Los rayos quemaban la piel curtida de Akran, este hijo del sol y la arena, que vivía desde siempre vagando en la inmensidad, junto a su viejo camello, casi tan viejo como él y tan noble como su nombre, Amin el fiel. Compañero inseparable de sus travesías y con quien charlaba a diario, contándole historias como sipudiera responderle. En cierto modo si le respondía.

-Hoy nos vamos amigo- le dijo con su voz ronca y cansina. Amin levantó una pata y golpeó el suelo con fuerza.

 ¿Qué pasa? ¿No quieres viajar?- Amin giró la cabeza con desdén y su ronquido sonó potente.

¡Vamos, vamos! - Akran siguió juntando sus pocas pertenencias para emprender el viaje. Amin no se movió.

 Salieron cuando el sol estaba alto, cada tanto el viejo camello roncaba y se quedaba quieto, como queriendo detener el viaje, como presagiando que algo malo había más adelante.

Fueron horas avanzando en silencio.

 De pronto el cielo oscureció, casi no se veía un fuerte ruido sacudió a los viajeros, Akran se abrazó fuerte a su compañero y permaneció expectante. La arena empezó a golpear con fuerza, el temible Simun les salió al encuentro.

 Cruel, como su nombre (envenenado) Simun no tuvo piedad, azotó furioso con toda intensidad, Akran cayó y Amin se quedó a su lado protegiéndolo hasta que todo se calmó.

Entonces comenzó a empujar a su amigo pero este no respondía, estaba inmóvil, sus ronquidos debían despertarlo, pero nada pasó.

 Ahi quedaron tendidos, de los ojos del camello salían gruesas lágrimas.

 

                                                                                              Ana María Muñoz - 2020

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