EL ÚLTIMO VIAJE
El desierto estaba silencioso esa mañana. Los rayos quemaban la piel curtida de Akran, este hijo del sol y la arena, que vivía desde siempre vagando en la inmensidad, junto a su viejo camello, casi tan viejo como él y tan noble como su nombre, Amin el fiel. Compañero inseparable de sus travesías y con quien charlaba a diario, contándole historias como sipudiera responderle. En cierto modo si le respondía.
-Hoy nos vamos amigo- le dijo con su voz ronca y cansina. Amin levantó una pata y golpeó el suelo con fuerza.
¡Vamos, vamos! - Akran siguió juntando sus pocas pertenencias para emprender el viaje. Amin no se movió.
Fueron
horas avanzando en silencio.
Entonces
comenzó a empujar a su amigo pero este no respondía, estaba inmóvil, sus ronquidos
debían despertarlo, pero nada pasó.
Ana María Muñoz - 2020
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