PARADOJAS DE LA VIDA
LA TERRIBLE
SOLEDAD DE DOS EN COMPAÑÍA
No puedo entenderte, dijo él ofuscado. Si vengo temprano te
molesta y si vengo tarde también.
No me molesta eso -refutó ella, no enojada pero muy seria.
Entonces, ¿qué te pasa conmigo? -Preguntó él.
¿Ves? No puedes ni siquiera darte cuenta que mis
sentimientos, ¡Bah! mis tiempos -se corrigió ella- no son los tuyos.
Él se rascó la cabeza, realmente no entendía este diálogo
¿de qué tiempos hablaba? Pero no le hizo esa pregunta.
Necesitaban dialogar pero no hablaron más.
Ella dio media vuelta, se encerró en el baño y limpió todo
con furia. ¿Por qué limpiaba cuando estaba enojada? Tampoco supo la respuesta.
Él se quedó parado en medio de la habitación, las manos en
los bolsillos, mirando hacia la cocina. ¿Habría algo preparado? Sin mirar y sin
saber qué hacer, se tiró en un sillón y prendió la televisión. Justo alguien
estaba cantando ¿Qué nos sucede vida mía, que últimamente, ya nos tratamos
indiferentes…? Cambió de canal. Buscó un partido de algo. Más tarde ella se fue
a dormir a la habitación y él se quedó dormido en el sillón.
En la televisión se escuchaba una voz que repetía: ¿Qué nos
sucede vida mía…?
Ellos no tenían respuesta.
¡Qué paradoja es la pareja! -pensaba él.
¡Qué paradoja es mi pareja! -pensó ella -y ¡qué triste!
Clara Molina
- 2021
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