Creencias urbanas
Una de tantas
Descubrí, hace poco, que una de mis mejores amigas es
bastante supersticiosa.
Estábamos en mi casa tomando el té y compartiendo un grato
momento, cuando recordamos que teníamos un compromiso con otra de nuestras amigas.
Nos dimos cuenta que estábamos escasas de tiempo por lo que salimos apresuradamente.
Habíamos recorrido algo más de una cuadra, en dirección de
la parada de micro, cuando recordé que no llevaba la Sube, la tarjeta para
abonar el pasaje. Le dije a mi amiga que teníamos que volver a casa para
buscarla. Y así lo hicimos.
Me llevó un buen rato encontrarla porque soy un poco
desordenada. Ella comenzó a ponerse nerviosa y me señaló que nos quedaba poco
tiempo para alcanzar al micro.
Cuando atravesé el umbral de la puerta y me disponía a echar
llave, pegó un grito – Tenemos que sentarnos en una silla antes de volver a
salir. ¡Es mala suerte si no lo hacemos! ¡Nos puede ir muy mal!
Luego de mi sorpresa le contesté - ¡Bah, son pavadas. No
puedo creer que pienses así! Y haciendo caso omiso de su advertencia, cerré y
partimos casi corriendo a la parada.
Llegamos, casi sin aire, e hicimos la seña al último micro
que pasa por mi barrio. Pasó delante de nuestras narices, sin aminorar la
velocidad, ignorándonos por completo.
Enojada, mi amiga exclamó- ¡Viste, te lo advertí!
Nela Bodoc - 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario