Piel morena
Cuando era
pequeña hacían chistes por el color de mi piel.
Mi abuela
con una enorme dosis de amor y ternura, como la que tienen la mayoría de las
abuelas con sus nietos, me decía:
“No te preocupes, tu color es oscuro, firme y
de muy buena calidad, y tan fina es tu piel, que no destiñe.”
En ese
tiempo las acequias eran de tierra, me encantaba ponerme en la orilla a jugar
con barro.
Esa mañana
salí a jugar como de costumbre pero me había ensuciado mucho. Cuando mi mamá
nos llamó a comer a mi hermana y a mí, vio que estaba muy embarrada, por lo que me pasó directamente a la ducha. Mi problema comenzó
cuando vi el agua marrón que caía y se escurría por el desagüe, el espanto se
apoderó de mí; como sería la cara que había puesto que mi mamá, preocupada, me
preguntó qué me sucedía, y yo, entre sollozos, le contesté que no era tan fina
ni de buena calidad porque estaba destiñendo.
Stella Maris
Olivera - 2014
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