Metáforas
Abuela Tata, tu corazón era un pozo infinito que abrazaba la
vida de sus hijos. La vida de sus nietas y nietos.
Envuelta en tus brazos yo sentía el tambor de tu pecho.
Me sentía segura y querida y me sumergía en ellos, sabiendo
que tus brazos eran puerto seguro. Nunca dudé de tu cariño, de tu vida dedicada
a la familia.
Pero un día el viento frío apagó la luz de sus ojos.
Se me fue poblando la mente de palabras y razones: ¿Quién te
llevó hasta tan lejos?
¿Qué me querías decir cuando te fuiste a dormir?
¿Por qué te llevó la muerte?
¿Va a revivir tu corazón tan cansado?
Te voy a esperar en la casa con un ramo de azucenas blancas,
entre las paredes pobladas de recuerdos y roces como como si tu alma siguiera
con amor mis ilusiones.
Ecos, rumores, sombras, nada…
¡Ah, si pudieras ver dulce y tierna abuela los ríos de dolor
que lloro a solas!
Clara Molina - 2024
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