lunes, 7 de abril de 2025

 

Cuento

 

JUGANDO EN EL JARDÍN DE INFANTES

Leandro y Martina comenzaron su vida escolar juntos, desde el primer día se hicieron amigos, en la jerga juvenil, pegaron onda. A sus cinco años eran niños muy traviesos e inquietos, tanto que a veces llegaban a ser fastidiosos, interrumpiendo y también molestando a los demás niños lo cual era un problema para la maestra que no podía controlar el orden en el aula.

Cuando la seño Isabel preguntaba algo, era uno de ellos el primero en levantarse y responder, a veces lo hacían los dos a la vez, les gustaba participar en todas las actividades y estar en todos los grupos.

Leandro amaba a los animales y tenía gran cantidad de ellos en miniatura, de hecho era una colección de perros, gatos, jirafas, caballos, cerdos, carpinchos, en fin todos los que se puedan imaginar.

Un día la seño les contó una historia muy tierna de unos animalitos, éste niño interrumpía a cada momento la historia, quería contestar lo que la maestra estaba narrando.

-¡Seño, seño le cuento que yo tengo muchos animales en mi casa! si quiere mañana los traigo y los conoce-dijo.

-Bueno Leandro, pero ahora sigamos con la historia que tus compañeros están ansiosos por saber cómo sigue- dijo la maestra.

-¡Seño, seño! yo tengo muchas muñecas si quiere las traigo mañana para que también las conozca- dijo Martina.

-Bueno cuando termine de contar la historia hablamos de tus muñecas- dijo la maestra bastante molesta por tanta interrupción.

Cuando la seño por fin pudo terminar el relato todos los niños se levantaron y fueron hacia los dos amigos.

-¿En serio tienes muchas muñecas? preguntaban las niñas.

-Oh Leandro, yo quiero conocer tus animalitos- dijo un muchachito.

Al día siguiente llegó al aula Leandro con su mamá trayendo una gran caja. La maestra muy sorprendida preguntó -¿Qué trae ahí mamá de Leandro?

-Me dijo el nene que hoy debía traer sus juguetes -respondió la señora.

En eso estaban cuando apareció Martina con su madre trayendo una inmensa bolsa, la maestra no entendía nada. -¿Qué traes en esa bolsa niña? preguntó y la mamá respondió:

-Me dijo la nena que debía traer sus muñecas a la clase de hoy-

Entonces la seño Isabel lanzó una gran carcajada y exclamó:

¡Ay Dios mío estos niños adorables!

                                                                              Ana María Muñoz – 2025



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