miércoles, 9 de abril de 2025

 

Un cuento mendocino.

 

El Mundo de los Niños

Dos chicos, varones, jugaban en la vereda, allá por los años 50, cuando estar en la vereda no implicaba amenaza alguna.

Como es natural los niños jugaban sin pensar en peligros latentes; eso creaba un ambiente tan natural que se veían felices jugando simplemente con bolitas y una caja de cartón que hacía las veces de un camión de carga.

Pero, como es también natural, a través de los siglos en la raza humana, siempre un macho trata de superar al otro, al resto, al clan, al pueblo. Éste era el caso de Juan quién siempre quería ser el ganador de lo que fuere: llevar el camión a su reinado, ganar todas las bolitas o simplemente ser más alto y gritar más fuerte.

Rubén no se quedaba atrás, él también se consideraba un héroe; o suponía serlo. No aceptó las órdenes de Juan y lo empujó con un codazo como diciendo “Escúchame, yo tengo la palabra”.

Juan reaccionó mal, se enojó y lo empujó más fuerte. Así entre empellones y gritos ambos cayeron a la acequia con tan mala suerte que Rubén se pegó la cabeza contra el cordón de un puente y Juan se enterró hasta la cintura en un charco de barro. Pues eran acequias de tierra.

Rubén sangraba y estaba pálido y mareado. Juan, mojado, embarrado y todavía un poquito enfurruñado; de golpe tomó conciencia de la situación y se echó a reír por el aspecto de ambos. Sus cuerpitos sucios y consternados más que para risa estaban para preocuparse ¿Qué dirían sus madres? ¿Se lo contarían a papá? ¿A quién le importa ser el rey de la tierra?

Mejor esconderse hasta que bajara el sol y su aspecto pudiera, con suerte, pasar inadvertido.

Como si las mamás fueran ciegas y los padres distraídos, los niños tejieron y destejieron anécdotas para contarle a sus padres: “que habían sido atacados por algún enemigo extraño; gente con armaduras y perros feroces”

En su imaginación sin límites, igual se veían héroes, los héroes invencibles de ese mundo inocente, pueril que pronto acabaría.

 

                                                               Clara Molina – 2025

 

 

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