ESCALOFRÍOS
En la realidad mi amigo Miguel había muerto hacía cinco años. Me enteré
de su fallecimiento por las participaciones publicadas en el diario local
mientras me encontraba en la sala de espera del Hospital Central.
Inmediatamente vino a mi recuerdo que unas semanas atrás nos habíamos
encontrado por casualidad en la calle Las Heras y estuvimos recordando nuestra
adolescencia.
Pasó el tiempo y su recuerdo fue diluyéndose en mi memoria.
Pero anoche soñé con él, recreando aquel encuentro, más de pronto me
veía en la sala de espera del hospital abriendo el diario y enterándome de su muerte,
pero él estaba a mi lado con un gesto de dolor; mas de pronto la escena sucedía
en mi cuarto, y ahora su expresión era grave aunque serena.
Nuevamente se volvían a repetir las escenas, en calle Las Heras,
riendo, luego en la sala de espera del hospital con su gesto de dolor y en mi
cuarto con su expresión serena, que, como un carrusel las imágenes se repetían
una y otra vez con la misma secuencia y las mismas expresiones.
Reaccioné repentinamente y pregunté: ¿Pero vos no estás muerto? –Sí, contestó-
¿Y cómo creés que estás vos? Estoy aquí para hacértelo entender.
Asunción Ibáñez -2010
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