El todo es más
que la suma de partes
Un grupo de amigas nos reunimos en la casa de una de
nosotras, que es mosaiquista. Ellas es una artesana muy talentosa, que realiza
sus obras con trocitos de azulejos de diferentes colores, combinándolos creativamente.
Sus trabajos son bellísimos.
Nos hizo una propuesta interesante, divertida: trabajar en
equipo. Que, cada una, intervengamos en la obra aportando trabajo y
creatividad.
Puso a disposición una mesa, redonda de metal, de su jardín,
que ya tenía de hace varios años. Nos surtió de una buena cantidad de retazos
de coloridos azulejos y pegamento. También habían herramientas de corte, para
dar la forma y el tamaño deseado al material.
Cada una debía pegar los mosaiquitos, sobre la superficie,
de tal manera que se fuera formando una figura. Se podían elegir los colores y
cómo distribuirlos.
La única condición era, que de alguna manera, hubiera una
compenetración con el trabajo de todas y lograr una armonía.
El resultado final fue asombroso. Se produjo algo
emocionante, difícil de describir. Experimentamos una unión a otro nivel. Un
entendimiento sin necesidad de las palabras.
La dueña de casa quedó muy satisfecha. La mesa quedó
bellísima. Y todas pasamos una tarde feliz, con música, risas, imaginación y
unión.
Cada vez que visito a mi amiga mosaiquista y veo la mesa del
jardín, me emociona el recuerdo de aquella experiencia tan particular.
Crear en grupo produce una sinergia y, como consecuencia,
unos resultados insospechados.
Nela Bodoc
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