¿Discriminación o miedo?
En un negocio lleno de gente, un anciano al que le quedaba
grande el traje, llegó para solicitar el favor de que alguien le escribiera una
nota, aduciendo que se había olvidado de los anteojos.
Ante una pregunta concerniente al tema de la nota que le
efectuó la persona que aceptó escribirle, él lo consultó con un joven de unos
25 años, y la señora que le hacía la nota le recriminó: “¿Por qué no se la
escribe él?” Y el anciano contestó: -“Porque no sabemos escribir, somos gitanos
y no podemos ir a la escuela”
Como tocados por una orden imperiosa, en el local sólo
quedaron la señora que escribía la nota y los dos gitanos.
AMI - 2021
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