Violencia psíquica.
Como sociedad no nos hacemos cargo de algunas conductas enquistadas en nuestro modo de relacionarnos, que conduce no poder relacionarnos armónicamente.
La violencia
psíquica se instala en forma paulatina afectando el plano emocional de la
víctima, quien tarda en descubrirla si
es que logra hacerlo, ya que posiblemente nunca llegue a reconocer en ese trato
semi-oculto una verdadera violencia a su integridad psicológica, lo que le
impedirá defenderse, y le lleva a pensar que es sólo ella quien hace mal las
cosas o quien ha interpretado erróneamente el mensaje, y se agrava cuando pide
explicaciones puesto que, en lugar de ellas, consigue nuevos juicios desvalorizantes.
Ser viejo equivale
a ser ciudadano de segunda, y no es que esté explicitado de esa forma, sino que
socialmente hacemos un culto de la juventud y quienes ya pasaron no son dignos
de respeto. Y no es una suposición, si no, miremos a nuestro alrededor.
Ami-
2007
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