El lado oscuro
En un taller de psicología se hizo el siguiente ejercicio: cada participante debía llevar una máscara de su elección.
El encuentro siguiente fue de lo más interesante puesto que cada uno descubrió un aspecto ignorado de sí mismo; había elegido su máscara con una idea diferente a la que descubrió al final del taller.
Alguien llevó una máscara plateada con el rostro de la luna, brillante y luminosa, y junto al resto del grupo descubre que, como el satélite de la Tierra, no tiene luz propia sino que la refleja, que periódicamente pasa del brillo más intenso a desaparecer totalmente para recomenzar.
Otra máscara tenía fotos adheridas de familias y mostró que quien la había elegido sentía que “cargaba” con la suya.
Una participante la
había confeccionado ella misma, mitad sonriente y alegre y mitad triste y
lacrimosa, sobre goma beige y sólo delineada en negro sin otros colores, pero
curiosamente dotada de orejas, necesitada imperiosamente de oír una palabra de
confianza.
Iris Neli - 2007
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