Leyenda
UNA LEYENDA MENDOCINA
Cuenta la leyenda que hace muchos años, a principios del
siglo XX, se contrató personal e ingenieros ingleses para construir el
Ferrocarril Trasandino en la montaña mendocina.
Las estaciones que sobreviven todavía, dan fe y recuerdan
las edificaciones tipo inglesas de la época. El gobierno de Mendoza encargó la
construcción del ferrocarril para llegar a Chile.
No es fácil imaginar a los trabajadores en esas soledades
ásperas y frías; y las noches desoladas con el viento zumbando leyendas y
miedos en sus oídos.
La persona que les llevaba la paga, no se sabe si era
quincenal o mensual, era un hombre elegantemente vestido de negro con sombrero
de copa. Su nombre, Mr. Foster (así lo conocían), les parecía pintoresco,
extraño o insólito en medio del desolado, paisaje de la precordillera
mendocina.
Según la leyenda, una noche oscura, “como la boca de un
lobo” unos cuatreros le robaron la paga y lo mataron, degollaron, y abandonaron
en un túnel cerca de la localidad de Las Cuevas. Así se inició la leyenda sobre
esa pobre alma abandonada y desamparada buscando su dinero y la paz por las
montañas.
Recuerdo haber escuchado cuando era niña, la leyenda del
Futre, en boca de personas grandes y “serias” que juraban haberlo visto en la
salida de un túnel señalando el lugar donde había perdido la vida.
El nombre Futre es la argentinización de Foster, cuyos
restos están actualmente enterrados en el cementerio de Uspallata.
La gente del lugar, los lugareños, creen en la leyenda del
Futre; imaginan su rostro, y se conforman con mirar las nubes que les dibujan
seres extraños que están más allá de los cerros.
Sin espacio y sin tiempo, la leyenda continúa agazapada tras
las piedras.
Es la hora del silencio, la hora de una época que se borró
con la última hoja del calendario.
Clara Molina – 2024
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