martes, 18 de marzo de 2025

 

Vivencia

 

DELEGAR

 

Delegar implica ceder autoridad en otra persona, dejar que esa persona sea ella misma y no una marioneta manejada por hilos de quien le diera la delegación.

Trabajaba yo en una tienda que contaba con más de cien años de antigüedad y los códigos con que se manejaban eran de otras épocas. El Presidente de la Compañía  hizo que le presentara el registro de ventas de cada uno de los vendedores, y tras mirar los resultados pidió la presencia del Gerente de esa sucursal, y sin rodeos le dijo: “Señor López, a partir del próximo mes el Señor García y la Señorita Pérez dejarán de trabajar en esta empresa”, a lo que el Señor López respondió que no, porque esas dos personas cumplían otras funciones en la empresa lo que les impedía estar en forma permanente en el salón de ventas atendiendo al público. El Presidente dijo: “Esto es una orden, no una solicitud”. El Señor López tomó el manojo de llaves que estaba en su llavero y lo entregó diciendo: “Soy el responsable de esta sucursal, yo decido porque usted me delegó esa facultad, si no puedo hacerlo, aquí está mi renuncia” 

Delegar requiere respetar a quien le fue delegado, orientar si es necesario. No manipular.

Considerar que otro pueda hacer nuestro trabajo es preocupante ya que quizás nos ha costado años poder llegar al dominio de técnicas y estrategias difíciles de transmitir y al parecer en los tiempos de urgencias que vivimos resulta más cómodo hacerlo personalmente que delegar o dejar que otro lo haga en nuestro lugar, aunque con ello agotemos nuestras energías y demos vueltas en el mismo punto sin avanzar, desconsiderando a los demás que podrían ayudarnos e incluso hacerlo mejor que nosotros. Confiar en los demás es una clara expresión de amor.

 

                                                           Asunción – 2003

 

 

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