viernes, 16 de mayo de 2025

 

 

Cuento absurdo

 

La luna perfumada

 

Esa noche no era una noche cualquiera porque algo extraño sucedió.

La luna, que se enamoró del patio de la casa, decidió perfumarse y se puso un aroma a menta. Pero se excedió con la cantidad y quedó muy penetrante.

A Don Patio le molestó mucho y tomó su tijera de podar y estaba decidido a usarla.

-¿Qué vas a hacer con eso?- Le preguntó el malvón que estaba en la vieja maceta amarilla.

-¡Shhhh, cállate, ya verás! No te metas- Le contestó el patio. Y luego, por lo bajo, porque no quería que todo el mundo se enterara, le dijo susurrando –Tengo algo que hacer- Y se puso a podar, nada menos que, a los rayos de la luna, dejándola casi sin brillo.

Ésta se puso a llorar desconsolada. Sus lágrimas sirvieron para regar al malvón que estaba bastante desatendido. Siguió el llanto por varias horas. Estuvo a punto de inundar todo el lugar.

Don Patio sintió que había sido muy cruel, al ver el sufrimiento que le había ocasionado a su enamorada - Perdón, no quería hacerte daño- le rogó algo arrepentido- Perdóname por favor-

La luna preguntó - ¿Por qué me hiciste esto si yo no te hice nada? ¿Qué tienes en mi contra?

-Es que me molestó mucho tu perfume tan intenso. No me gusta el aroma a menta. Siempre me desagradó- le explicó para justificar su acción.

La planta de menta, que estaba en el cantero del fondo, se irguió casi dos metros por la indignación y le gritó –¡Eres un discriminador de aromas, además de un ignorante! -¿Cómo puedes oler si ni siquiera tienes una nariz?- agregó.

Don Patio le contestó fríamente- Lo hago a través de las grietas de las baldosas.

Y, así, siguieron discutiendo toda la noche, mientras la luna que ya no estaba enamorada, se iba alejando del brazo de la nube que hacía rato le había echado el ojo.

Nela Bodoc – 2025

 

 

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