lunes, 9 de junio de 2025

 

Fábula

 

                                             La gata China

La gata China no era china, sino que se llamaba así por el diminutivo de Michina. Vivía muy cómoda en una casa finca, con un amplio parque con muchas flores y frutos.

Un día su vida se complicó, pues al dueño de casa le trajeron como obsequio un enorme perro con dientes que sobresalían de su boca, de donde caía un hilo de baba en forma permanente. Lucía en su cuello un grueso collar con enormes púas hacia afuera que daba el mensaje de “no te acerques”, un aspecto terrorífico a simple vista, y lo llamaban Hell, que en inglés significa infierno, lo que era poco tranquilizante.

El señor que lo traía hizo una advertencia al dueño de casa: “Cuide a su gata, porque este perro es un matagatos”.

Cuando los tres quedaron solos, el dueño reunió a ambas mascotas, una a su izquierda y la otra a su derecha, y les dio el siguiente discurso: “De aquí para allá territorio de Hell -señalando hacia su derecha -y de aquí para allá, lo será de China, y el que desobedezca será castigado ¿entendido?”

Al perro esto le entró por una oreja y le salía por la otra, por lo que, sintiéndose muy seguro de su volumen fuerza invadió varias veces el territorio de la gata. Y era castigado sujetando su collar a una gruesa cadena fija en su lugar. Pero como era muy hábil y mañoso, solía sacarse el collar retrocediendo hasta tirar tan fuerte que este se deslizara hasta su hocico, dejándolo libre. Aunque para no despertar sospechas, y a la espera que la gata se aproximara a él, aunque fuera para burlarse, se acostaba junto a la cadena simulando que aún estaba atado.

Cierto día llegó a la casa un señor a realizar un trabajo temporario, acompañado de dos enormes perros de pelea, que se lanzaron con gran bravura sobre Hell. Uno lo tomó con enorme fuerza del cuello buscando su yugular, momento en el que hubiera sido de mucha utilidad su collar, y el otro el otro perro lo retenía de las caderas dejándolo sin movimientos de defensa.

Fue el momento en que China, al ver en tal situación a su “querido enemigo”, saltó sobre el segundo animal con ferocidad, se dirigió por su lomo a la cabeza y le clavó las uñas en los ojos con fuerza hasta lograr que soltara a Hell al tratar de atraparla, pero ella trepó velozmente a una parra poniéndose fuera de su alcance. El perro de la casa pudo defenderse con libertad al estar en igualdad de condiciones con el invasor hasta hacerle huir.

Desde entonces perro y gata se respetan, él con humildad y agradecimiento, y ella con el orgullo de haber podido vencer a un perro enorme y feroz aun con su pequeño tamaño.

 

Moraleja: El respeto y la solidaridad dan frutos de paz.

 

                                                                                              Asunción – 2025

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Reflexiones     Durante muchos años dediqué mis horas de lectura a las biografías. Ejercía sobre mí una especie de fascinación ver c...