El amor duele cuando nace de la
espera.
Basilia Arenas
Este Taller es un espacio de escritura creativa, diseñado para las actividades de extensión Cafh Argentina 6
LA POCIÓN
Tengo gustos no tan comunes, aunque algo vulgares; me tientan las mesas de ofertas de libros usados.
Ayer paseaba por la alameda y me detuve, como siempre hacía, ante una de las mesas de libros “dos por uno” y me tenté de un libro bastante voluminoso, una antología de autores totalmente desconocidos, cuyo ostentoso título era “LEYENDAS TRUCULENTAS”
Apenas llegué a casa comencé a ojearlo y me pareció completamente aburrido y sin gusto ni técnica, a fuer de mi primer juicio. Frustrada, lo arrojé de bastante mal talante hacia un mueble, y de entre sus hojas amarillentas cayó un papel doblado en dos, aún más amarillento y de bordes oscurecidos por el tiempo. Al desdoblarlo pude ver que se trataba de una vieja factura de compra de una máquina de coser, fechada el 31/11/1917, el día de brujas, pensé, aunque deduje que en ese año de esa fiesta foránea no se tendría ni noticas por estas tierras.
Al reverso de tal documento vi una receta escrita con una bella caligrafía inglesa, con la descripción de varios ingredientes y sus debidas proporciones. Al margen alguien había escrito un comentario con letra despareja que decía: “de la tía Eduviges, la desaparecida” y al final del listado de ingredientes la misma letra hacía mención: “No sé cuánto pueda durar”.
La lista de ingredientes no tenía casi nada muy especial, solo dos más o menos llamativos, como “pelos de bigote de gato negro” e “hilos de telaraña esquinera”, lo demás eran hierbas y yuyos con los que estoy algo familiarizada, endulzado con miel.
Afuera llovía pausadamente y la temperatura descendía, por lo que tuve la idea de hacerme unas tortas fritas para el mate, pero una vez en la cocina, al ver a Paco, el gato de la casa lavándose la cara, es que cambié de idea. Poco entusiasmado el pobre hizo su “donación” así como la araña del cuartito de limpieza adonde fui a repasar la reserva de hierbas. Conseguí la mayoría y otras las busqué en el jardín y hasta le pedí algunas a la vecina sin darle explicaciones.
Así logré mi tisana.
La colé en jarro de cerámica de esos que se usan para servir la cerveza, le agregué una cucharada de miel y tomé un pequeñísimo sorbito ¡Estaba riquísimo! Lo dejé sobre la mesa y retomé el libro ojeando cada uno de los cuentos allí publicados, y, sin darme cuenta, a cada ratito tomaba otro sorbo, hasta que llegué al final del recipiente. Nada llamó mi atención como para embarcarme en la lectura de algún cuento, por lo que me fui a la cama.
Hoy me levanté liviana como una pluma de tan bien que dormí anoche, y marché hacia el cuarto de baño, y como siempre levanté la mirada a la imagen que el espejo normalmente devuelve, y que acostumbro saludar con un “Qué lindo día hoy, qué suerte tienes” o “¿Cómo dormiste anoche? Parece que tienes resaca” o engañándome con “Hoy estás muy bella, fresca como una lechuga”, pero esta vez fue distinto, pues mi imagen no se presentó. No sé por qué miré para atrás esperando que viniera aun de camino, la muy perezosa, y no estaba. Traté entonces de abrir la canilla para lavarme los ojos ¡Y no vi mis manos!
Presa de pánico corrí a ver la nota y, como un letrero luminoso, llamaban mi atención las dos frases de letra despareja: “De la tía Eduviges, la desaparecida” y, la que me parecía muy angustiante “No sé cuánto dura”
No sé si pasaron minutos u horas, pero me fui calmando y le fui encontrando una veta divertida a la situación, pues como nadie me veía podría introducirme en el lugar que quisiera sin que los demás se percataran, así que comencé a proyectar salidas. Para que no me vieran tendría que salir sin ropas. Me saqué el piyama y salí al jardín y los pájaros que comían semillas ni se percataron de mi presencia por lo que yo tenía que cuidar de no pisarlos.
Volví al interior de la casa y
comencé a hacer mi lista de lugares a visitar: el convento de clausura, la
cárcel, el burdel, el casino… pero, ¿Qué puede pasar si me hago visible en una
de esas visitas, sin ropa encima?
Marta
- 2020
Sepultura
Mi secreto jardín quedó sombrío
cuando tus pasos estructurados
se llevaron lejos tu amor efímero
mis brazos, vacíos de besos dorados,
no pudieron retener tu pecho tardío.
El ocaso me interroga, y quedo pensativo,
porque nunca sabré si fui amado.
Y aun así, lilas y rosas han florecido.
Tu duro silencio resuena estimativo,
sin tregua, te pienso, te pienso extasiado.
Aunque nunca llegue a ser comunicativo,
te digo amor, herido y arrobado:
¡Tu recuerdo será, por
siempre, sepultado!
Nela Bodoc
EL VUELO
Javier realizaba su viaje internacional por primera vez sin compañía, y la fila para hacer el “check in” le resultaba tediosa, por lo que tomó su auricular y se “conectó” con su música aislándose del entorno, pues un señor muy acalorado discutía con los empleados de la compañía que realizaban la monótona tarea. El hombre exigió hablar con una autoridad, con la que siguió discutiendo.
Una mujer con uniforme de la empresa aérea se acercó a él por lo que debió sacar su auricular para escuchar la pregunta que ella le realizó:
-¿Te molestaría cambiar de asiento?-
-No, para nada- contestó sin pensarlo demasiado.
La empleada se aproximó al grupo del conflicto, comentó algo con quien representaba la autoridad de la empresa y todo se calmó y pudieron abordar el avión.
Sentado en su asiento, aislado de lo rutinario, vio alejarse la tierra mientras las casas, los autos y los árboles empequeñecían para su percepción. El ronroneo de los motores lo acunaron y quedó profundamente dormido.
Despertó al contacto de una mano suave y una voz calma que preguntaba si deseaba cenar. Mientras comía observó el recinto en que estaba, un pequeñísimo universo desconectado físicamente del Universo mayor que los contenía.
Todos los asientos estaban ocupados, hacia delante y hacia atrás de donde él estaba, menos los cinco asientos restantes de la fila en donde él se encontraba. Curioso recorrió con la mirada la situación y se detuvo en el número que estaba iluminado al borde del portaequipajes: ¡13!
Sonrió cuando recordó que al abordar el señor que había discutido en el mostrador le dio una palmada en el hombro diciendo “Valiente, muchacho”
Siguió sonriendo mientras imaginaba qué podría sucederle al avión
si le pasaba algo a la fila 13, o qué posibilidades de salvarse tendrían
quienes estuvieran sentados en otra fila si hubiese una catástrofe.
AMI - 2017
SOBREVUELA EL AMOR
En esta tarde tranquila,
en medio del corazón,
siento que vibra un arpegio,
el arpegio del amor.
Ya me olvidé los rencores.
Ya no existe en mí el dolor,
tengo todo lo que quiero:
tengo de Dios el amor.
Miro hacia el sol
que ilumina con su fuerza
abraza toda la tierra
y me mira…
¡Él me está dando la vida!
¡Qué alegría y bendición!
Recibir todos sus dones
en éste, mi corazón.
Clara Molina
Sobre el
Coronavirus
Estoy prevenida respecto del coronavirus, pues la vida siempre me enseñó y me enseña.
Mi mamá me
enseñó a no andar dando besos y abrazos por doquier, mi papá me enseñó a cuidar
mis codos y a ahorrar. Aprendo a usar un tapabocas imaginario para que mis
palabras sean si si, no no. Para argumentar solamente cuando lo que defiendo
sea demostrable y para hablar poco y lo preciso.
Aprendí a mantenerme alejada de algunas personas, también a sacudir bien mis zapatos tras algunas experiencias, y que no es de exagerar noticias ni problemas. Que no por ser realista sea yo negativa, y jamás olvidarme de ser positiva.
Aprendí a tener mis manos limpias y ahondar en generosidad y honestidad.
Aprendí que
una higiene integral conlleva pensamientos y sentimientos puros y limpios.
Que viviendo la incertidumbre del día a día aprendo de la austeridad y del eterno presente.
No sé si
rolando mis ruedas armónicamente bordearé mi propia corona, y por fin me
pregunto: ¿Si rolando mis ruedas armónicamente voy a bordear mi corona?
Ema Fagale –
2 de mayo de 2020
PANDEMIA
Las calles desoladas.
Encuentro con los muros.
Paisajes solitarios.
Mendoza abandonada,
por hombres y mujeres;
sonidos apagados,
silencios encendidos.
Nostalgia en la mirada,
mejillas con un velo.
Las casas habitadas
por seres y consuelos.
La vida nos cambió,
cambiamos a la vida:
Es tiempo de silencios,
de compartir comidas.
Las tardes apacibles
invitan al contagio.
con árboles y cielos,
con aves y presagios.
Sonidos solitarios
que cruzan el paisaje,
armonizan sus notas
y vuelan por el aire.
El patio que te invita
a compartir milenios,
El mate de la Claudia,
El saxo del Eugenio…
Pandemia pasajera,
sacaste lo superfluo,
limpiaste el hollín
y reavivaste mi Sueño.
El Sueño que perdí
de estar en armonía
adentro de mi alma
y en Uno con la vida.
Rubén
Ferrero- 2020
CONOCIMIENTOS Y
CREENCIAS
Tenía ocho años y vivíamos en una finca de las tantas que hay en Mendoza cuando descubrí las creencias.
Fue un día en que, no sé por qué, mi madre no estaba y yo era el ama de casa en ese momento. Inesperadamente llegó a casa un tío abuelo, de nacionalidad siria, que después de los saludos dijo que necesitaba dejar a mis padres un recado importante por lo que me pidió llamara a un adulto, llamé a mi tío Alberto que vivía en la misma propiedad a unos doscientos metros de casa y que compartía tareas con mi padre.
Mi tío abuelo Mustafá me pidió agua para beber, pero mi creatividad de niña me hizo imitar lo que había visto hacer en otras oportunidades a los adultos: servir un vaso de vino, costumbre muy común en la zona. Más mi tío abuelo, muy afectuosamente lo rechazó por razones religiosas.
Una vez que se hubo marchado pregunté a mi tío Alberto qué había querido decir, y mi confusión aumentó cuando le oí decir: “Sería una excusa, porque tiene cara de que le gusta la bebida”. No sé si sólo sería una ironía, pero a mi me quedó un océano de dudas.
Cuando lo consulté con mi padre, me explicó que las personas creemos lo que nos han enseñado nuestros padres y maestros, y que eso es lo que nos permite tener conductas aceptables con los demás, aunque a veces juzgamos equivocados a quienes tienen otro modo de comportarse, como en ese caso.
Todo se aclaró en ese momento. Había descubierto las creencias.
Pasaron muchos años y mantuve ese paradigma en mi
cabeza. Las creencias religiosas, políticas, o de cualquier otra índole dividen
a las personas y a las sociedades. Pero nunca me plantee que había creído
(convertido en una creencia) el conocimiento obtenido en una aclaración que me
brindaron a los ocho años.
Asunción Ibáñez
OBSERVADORA
IMPARCIAL
En ocasión de presentarse en Mendoza el cantante
internacional Luis Miguel, participé de un concurso de preguntas de una emisora
radial y gané dos entradas para verlo en vivo y un gran poster de color. A
decir verdad había participado con la esperanza de ganar el segundo premio que
consistía en un CD y un poster, pero obtuve el seguramente ansiado por muchas
personas primer premio.
Fui al concierto con mi hermana Vivi que era muy fanática
desde su adolescencia; había mucha concurrencia de público, femenino en su gran
mayoría. Apenas se presentó en el escenario las niñas y no tan niñas comenzaron
a gritar tan fuerte que no se oía lo que decía el artista. Comenzó a cantar
pero las féminas fanáticas cantaban más fuerte que él, que sonriendo ponía el
micrófono hacia el público y movía la cabeza al ritmo de las canciones. Esto me
molestó y me repetía mentalmente: “Cómo no obtuve el CD, lo hubiese escuchado en casa,
tranquila, y las veces que quisiera”. Yo quería disfrutar el espectáculo, oírlo
cantar, pero sus fanáticas me lo impidieron.
El premio incluía poder verlo detrás de bambalinas y
obtener su autógrafo al finalizar el recital, pero me encontraba tan molesta
que le dije a mi hermana que nos retiráramos antes de que terminara la función.
Ella insistía en que aprovecháramos la posibilidad de verlo de cerca y nos
diera su autógrafo, pero la persuadí aduciendo que no podríamos llegar hasta el
lugar indicado con la cantidad de fanáticas que había y que peligrábamos de ser
empujadas y hasta pisadas por ellas, y como buena hermana menor obedeció y nos
retiramos bastante desencantadas, preguntándonos si esas señoras y señoritas
pagaban una entrada para oírse cantar ellas mismas…
Nélida
- 2013
BEBIDAS ESPIRITUOSAS
- ¡Buenas noches! –saludó con tono imperativo el policía.
-Para mí no son buenas – contestó con voz gangosa el conductor.
-Su documento, tarjeta verde y carnet
de conducir – solicitó la autoridad con
tono acorde al caso.
Y el aludido, pasando unos papeles – ¡Aquí tiene!
-¡Faltan sus documentos! -dijo el agente - Me va a tener que
acompañar.
-Le entregué todo lo que tenía –y agregó – y no me puedo bajar del
vehículo.
-¡No es
necesario por ahora! –contestó el policía
con cierta malicia – Córralo a un costado que le voy a tomar el valor de
alcohol en sangre.
-¿Qué? ¿Me va a analizar en público? – preguntó el aludido mientras desviaba el
auto hacia la banquina.
-¡Sople! –ordenó el policía, acto seguido miró el aparatito y – ¡Marca más de
lo permitido!
-Yo solo he tomado bebidas
espirituosas – se defendió el imputado.
Y el oficial contestó – Tiene demasiado alcohol encima, ¡No puede conducir en ese
estado! Va a quedar detenido hasta que
esté cuerdo para manejar.
Y el detenido -¡Ya
ni al espíritu lo dejan en paz!
Elena
Trunecka- 2016
Roble dorado
Roble dorado amor.
Primer otoño sin ti
estando aquí
con envoltura carnal
Roble dorado amor.
En este día de Mayo
semisoleado
traspasado de suave luz
Roble dorado amor.
Evocando amados momentos
Pasados junto a ti,
pero queriendo actualizarlos
En el ahora,
sin alterar tu Paz,
de allí en el mas allá,
donde moras y descansas.
Bajo el dorado roble, amor,
de la Eternidad.
Roble dorado amor,
debemos aprender
a vivir unidas para siempre.
En el Amor Divino,
en el Dorado Amor de Dios.
Yo aquí, tú allí,
solo en El unidas.
Roble dorado amor.
Seamos fuertes en el Amor Divino
como el roble dorado de otoño
en el mes de mayo
traspasado de suave luz
Roble dorado amor.
¡Cuánta Paz me inundó
al contemplarte!
Y al hacerlo,
surgió esta Oración-Poema
también dorado
y lleno de Dorado Amor.
HOQUEDAD
Mi corazón está hueco
y no lo puedo vaciar,
hay restos de muchas cosas
que lo han logrado llenar,
sentimientos que son recuerdos,
borrosos restos de amores,
dolores que se han callado
como jardines sin flores…
Pensamientos sin destino
como basura espacial,
vagando en el camino
del que sabe caminar…
Es un hueco tan tremendo
el que tengo que vaciar,
debo cobrar coraje
y vaciarlo con gritar…
Ventilar los rincones,
e iluminar recovecos.
Hacer espacio a lo ancho
Para que quepa en mi pecho…
AMI - 2021
Reflexiones CAMINO ESPIRIT...