martes, 28 de abril de 2020


LAS CUATRO ORUGAS SE CONVIRTIERON EN HERMOSAS MARIPOSAS.

 Después de algunos años que parecían pocos, comencé a notar que al árbol frondoso donde reposé mi alma por mucho tiempo, comenzó a deshojarse. Fue llamativo, causó asombro y temor a la vez en mi corazón.

¿Qué le falta? ¿Acaso será agua o será abono?

 Fui cavando muy suavemente como acariciando la tierra para saber el porqué de las hojas caídas, pensé que sus raíces estaban enfermas. Minuciosamente, en retrospectiva, revisé la savia que lo alimentaba, cada nudo en su tronco, cicatrices en cada rama por la poda en luna menguante.

 No entendí, todo funciona en él armónicamente con el movimiento de la naturaleza.

 De pronto percibo desde lo más profundo de él: “¡Por qué no te has dado cuenta, mujer de Dios! ¡No estoy enfermo! No me estoy secando, simplemente estoy cambiando mi traje porque ya el que tenía me quedaba chico, me estoy desnudando porque quiero estrenar otro traje más colorido, más amplio, Mis ramas serán más fuertes, se extenderán tanto que darán sombra y cobijo a muchas especies,  mis hojas limpias y brillantes, las flores y los frutos  darán más vida.”

“No te asustes mujer... la esencia está intacta, la naturaleza siempre transforma para mejor. El apego sólo es una venda que no te deja ver que las orugas ahora son mariposas y el árbol sólo está cambiando el follaje. No te asustes mujer, Dios siempre dice presente en cada transformación natural.” 

                                                                                                                                                                                                      Luisa Rodríguez                                       

sábado, 25 de abril de 2020


   EL    CUENTO    DEL    GALLO    PELADO      

            Había una vez un gallinero donde nacieron muchos pollitos. Todos eran muy hermosos, como pompones de seda amarilla, pero había un pollito que tenía las plumas grises y el cuello y la cabeza sin una sola pluma. Además de pelado, tenía los ojos saltones y las uñas largas y filosas.

            Su aspecto era tan feo que su mamá gallina se avergonzaba de él, y sus movimientos eran tan torpes que ningún pollito quería jugar con él.

            Todos los pollos crecieron, los pollitos se hicieron gallos de bellos plumajes rojos y dorados, y las pollitas se convirtieron en gallinas elegantes y coquetas, pero el pollo pelado pasó a llamarse el Gallo Pelado, pues parecía torpe y desgarbado, con su plumaje negro y su bufanda blanca. Todos en el gallinero se alejaban de él, por lo que se acostumbró a andar solo.

            Un día, todos se paseaban por el gallinero, cuando uno de los gallos jóvenes dio la voz de alarma: “Un gavilán, un gavilán, corramos a escondernos”, y todos corrieron a esconderse bajo la parte techada del gallinero, bueno, no todos, uno se quedó afuera ¿Quién fue? Pues el Gallo pelado.

            El gavilán se posó en el piso y se dijo: “He visto muchas gallinas, seguro que se  escondieron, pero no saben que iré a buscarlas…”, pero en ese momento, una voz áspera se dejó oír: “Más vale que te vayas ya mismo sin tocar ni una pluma de pollo o gallina, o te picaré la cresta hasta que te salga sangre…”. El gavilán creyó que le hacían un chiste y preguntó; “¿Quién me lo va a impedir?”; “Yo, el Gallo Pelado”, y apareció frente al gavilán.

            Cuando el gavilán lo vio, comprendió que era mucho, pero mucho más grande que él, así que solo le quedaba una cosa por hacer; obedecer. Pero aun así lo intentó una vez más diciendo: “Ni te acerques, porque echaré a volar y quedarás en tierra como un perdedor”. Y el Gallo pelado le contestó: “Hasta el cielo mismo te perseguiré” y extendió sus largas alas. El gavilán emprendió el vuelo y el Gallo Pelado, que no era gallo sino cóndor, lo persiguió hasta que se alejó muchísimo del gallinero.

            Desde entonces visita de vez en cuando el gallinero que alguna vez fue su casa y es muy bienvenido y querido por todos los pollos y gallinas que permanecen allí, sin poder volar. FIN


                                                                                  Asunción Ibáñez

viernes, 24 de abril de 2020


                            Salame y zapatos de charol

 
En la esquina, frente a mi casa, hay una parada de micro. No es la más usada dado que a tres cuadras hay otra en la que pasan más micros. A pesar de su abandono, la parada tiene un aspecto siempre brillante, limpio y armónico. En un día corriente de semana sólo cuatro personas pasan por allí, los sábados no pasa nadie y los domingos un hombre aparece en la mañana.  Este curioso sujeto es siempre muy puntual, viste camisa, pantalón de vestir y zapatos de charol; pero lo que más destaca es el acostumbrado sánguche de salame con el que se sienta en la espera del micro. Es, sin duda, una imagen extraña.
Un domingo de invierno me levanté a las ocho como era habitual, le abrí al perro que pedía salir a dar un paseo por las calles y me senté a tomar mi café al lado de la ventana, a la espera del señor de la parada del micro. Al rato apareció, lo vi cuando dobló en la esquina caminando felizmente con su bolsa plástica que contenía el conocido sánguche de salame.
Abandoné mi puesto para lavar mi taza cuando un grito de sorpresa me alertó, corrí a mi ventana. El señor estaba en el medio de la intransitada calle mirando a ambos lados, solo le faltaba su sánguche de salame. El hombre corrió hacia la derecha, miré un poco más adelante y allí estaba un gran perro blanco que podría reconocer en cualquier lado: mi perro.
Me quedé sin saber qué hacer, inmóvil. El señor perseguía a mi perro y mi perro venía hacia mi casa. Un golpe en la puerta me sobresaltó y bajé en pijama, abrí la puerta y una ráfaga blanca subió corriendo al segundo piso. Me quedé frente al señor, balbuceé algunas disculpas, busqué en la mesa de al lado de la entrada un billete y se lo di pidiéndole perdón nuevamente.
Desde ese día, todos los domingos a la parada de enfrente de mi casa llega un hombre vestido con camisa, pantalón de vestir, zapatos de charol y su sánguche de salame bien envuelto, se sienta y antes de abrirlo mientras mira a todos lados. Una vez asegurado el lugar, sin peligro a la vista, abre su bolsa, saca el sánguche de salame y come.

                                                                                

por Carolina Solsona

                                      Mayo, 2018


miércoles, 22 de abril de 2020


              
            Inocencia

    Cuando era pequeña hacían chistes por el color de mi piel.
Mi abuela con una enorme dosis de amor y ternura, como la que tienen la mayoría de las abuelas con sus nietos, me decía:
No te preocupes, tu color es oscuro, firme y de muy buena calidad, y tan fina es tu piel, que no destiñe.”
En ese tiempo las acequias eran de tierra, me encantaba ponerme en la orilla a jugar con barro.
Esa mañana salí a jugar como de costumbre pero me había ensuciado mucho. Cuando mi mamá nos llamó a comer a mi hermana y a mi, vio que estaba muy embarrada, por lo que  me pasó directamente a la ducha. Mi problema comenzó cuando vi el agua marrón que caía y se escurría por el desagüe, el espanto se apoderó de mí; como sería la cara que había puesto que mi mamá, preocupada, me preguntó qué me sucedía, y yo, entre sollozos, le contesté que no era tan fina ni de buena calidad porque estaba destiñendo.

                                                                                                             Sella

martes, 21 de abril de 2020


Desde 2011 estoy participando con quien quisiera asistir al taller de escritura "LÁPIZ CREATIVO". He recopilado algunos trabajos realizados a lo largo de estos años de participantes, los que compartiré en este blog creado al efecto, con todo mi agradecimiento.
                                                            Marta Ibañez

lunes, 20 de abril de 2020


TALLER LÁPIZ CREATIVO 

Este taller es un espacio creado para practicar la escritura, bajo la premisa de que todos sabemos escribir, por lo que el ejercicio consciente de tal práctica pueda simplificar y ordenar los contenidos resultantes, haciéndolos más simples a la comprensión del lector.Así es que, semana a semana, en los meses de marzo a noviembre nos reunimos cada viernes, respetando feriados y vacaciones invernales, para practicar: descripción,  anécdota, caso, leyenda, poesía, dialogo, ensayo, fábula, cuento, biografía, resumen y evaluación, e interiorizarnos de sus diferencias y similitudes.                                                                                                                                                                                                                                                                               Marta Ibáñez 


martes, 14 de abril de 2020


Agradezco...

Los largos años vividos
Los recuerdos que huyen de mí,
Pues mi disco rígido, cuestionado,
No recibe nueva información,
Se conforma con adornar
Una y otra vez,
Con pequeñas modificaciones
Los programas ya grabados.
                                      AMI

jueves, 9 de abril de 2020





HILOS DE CERA

Angustias susurran en mi mente.
El miedo me recorre como una víbora que muestra sus dientes,
danzas cascabeleras marcan el ritmo.

Sacudo mi cabeza y te  pregunto...
qué eres mientras soy rehén 
qué eres a la luz de la fría humanidad;
una oda del ejército de los hombres 
una oda que danza sobre la tumba de la destrucción y el egoísmo,
qué eres frente a la fragilidad de la seguridad.

Angustias susurran en mi mente. 
Invade mi mollera un calor que flamea;
hilos de cera acompañan mis rezos y clamo piedad. 

¡Voy hacia a ti instrumento del espíritu!
voy a buscar la respuesta,
la contemplación te ha trizado...
se abren surcos y brazos de humanidad que claman conciencia.

Toda soberbia se diluye,
suenan olas sinfónicas.
Y aquí, sentada en mi plegaria,
los rezos conjuran la angustia y los miedos 
El espejo me refleja mi humanidad y la llama me muestra el camino.

        
                                                                          Laura Villegas Sosa.



EL ASADO

Era tarde cuando llegó el correntino Acolchonado, mentiroso como pocos, preguntando por el patrón. Apenas lo vio inició sus disculpas:

“Ayer no vine a trabajar porque con el Gringo Batista, el Roque y el Cholo Suárez armamos viaje al Manzano. Usted sabe como es de cuidadoso el Gringo con el Rastrojero, y ya que lo ofreció, aceptamos. Compramos carne, vino no podía faltar, pan casero, ensalada de berros con cebolla y ya estábamos hechos. Usted también colaboró porque nos llevamos leña seca para no pasar frío. Llegamos. Nos costó encontrar un lugar con poca nieve; bajamos la leña y todo lo demás pero ¡nos habíamos olvidado de la parrilla! “En mi pueblo se atraviesa la carne en una vara larga y el asado sale bien”, comenté. Comenzamos a hurgar la nieve hasta que por fin encontré un palo puntudo, justo para lo que necesitábamos. Le ensarté la carne, lo planté junto a las brasas que ya estaban a punto y nos cobijamos de la escarcha que caía, mientras calentábamos el garguero con unos tragos y charlábamos de todo un poco. En eso el Gringo pegó un grito que nos dejó helados: “¡Se robaron el asado! ¡Vengan, hay huellas frescas!” Salimos dispuestos a defender la comida. No habían pisadas, sólo una larga marca en la nieve del ancho del asado, la seguimos y unos metros más allá avanzaba nuestro asado lentamente, zigzagueando, ensartado en una víbora congelada y resucitada por el fuego. ¿Qué le parece, patrón?

                                                                              Elena Trunecka

                                                                            Tunuyán – Mendoza 14/06/2014



 OTRA REALIDAD

Respondió… abrió los ojos con sorpresa. Es que todo cambió, cambió el mundo, que daba vueltas más rápido y lo llevó a otra realidad, y con ella, los miedos, la incertidumbre de la muerte.
Corrían las noticias aterradoras poniendo a la humanidad frente a la cuarentena y de rodillas supo de su fragilidad.
Alzó los ojos y con la fe entró a su interior por primera vez, y en la soledad más absoluta recobró la verdad de su esencia, que le permitió recordar que se debe amar al prójimo… y aceptar el cambio.                                                                                                                                                                                                                                                                                  Ana Julia Villanueva



" La distinción entre fantasía e imaginación es fundamental.  En el trabajo de la imaginación no hay confusión ni idealización; es abrirnos a lo que no conocemos. Cuanto mas imaginativo y creativo es el ser humano, mas fuerte es su desafío a los esquemas conceptuales aceptados por costumbre."                                                                                                                                                Los Ejercicios  Ascéticos.

                                                                                            Pag.9  Año 2011.

  Reflexiones                                                                                                           CAMINO       ESPIRIT...