viernes, 28 de octubre de 2022

 

DESDE MI VIEJO Y GASTADO

                                             Y hoy mullido y renovado

 

Ni hoy, ni ayer, a decir verdad, creo hace unos cuantos días, que ella no me usa. No entiendo mucho que le pasa, salvo que la veo muy ocupad con la computadora. Esta cerca, me mira, y a veces me emprolija un poco, pero no se desploma como es habitual en ella. También ha estado ocupada en estos días con otros quehaceres más domésticos…preparar comida, unas tartas dulces, creí escuchar, mmm…se me ocurre su próximo cumpleaños. Una vez al año le acontece. pero yo lamentablemente no ligo ni un pedacito de torta, ni de algún desaprensivo que me use…

Cuando está sentada aquí cerca, la veo que escribe…Pero yo la extraño. Me gusta cuando se tira sobre mí, previo acomodar un poco unos almohadones extras que ubica estratégicamente, para estar más cómoda.

Eso sí cuando se acomoda, se acomoda. Y le encanta dormirse aquí, sobre mí. Esto en general ocurre después del mediodía, donde a veces mira un poco de tv, en realidad hace que mira mientras dormita… Viene cansada de la pileta. Todos los días va, yo creo que le hace muy bien y dice es un placer para ella. Claro, entonces después se desploma sobre mí. Otro momento especial para ella es la nochecita, donde se enchufa buscando una buena película, en general en Netflix.

Pero, no deja de ser un enigma para mí, este ser con el que convivo desde hace muchos años. Hace casi treinta años atrás, ella me adoptó, junto a mi hermano gemelo y el otro, el de tres cuerpos (¿generoso el señor?).

Yo venía de largo tiempo transcurrido en la casa de sus padres. Ella me tomó como herencia. Por suerte para nosotros, no sé qué me hubiera deparado el destino, de haber ido con alguno de sus hermanos.

Pues bien, a partir de ahí fui partícipe de sus mudanzas y andares. Si bien es una persona muy activa, me ha mudado en estos casi treinta años, sin contar el primer y gran traslado, solo dos veces más. Parece que los años la han aquietado. Sí, se la ve más tranquila.

Pero volvamos a nuestra historia. Sacando ese tiempo de separación propio de la juventud, de formar pareja y familia propia, antes estuvimos juntos durante toda su niñez y adolescencia. Creo, si mal no recuerdo, que era una niña muy movediza, de jugar mucho con sus hermanos, y desde el lugar de estar en el medio por su llegada al mundo, con algunas asperezas de celos mutuos. La veo corriendo entre nosotros, aunque el lugar del living de la casa, estaba en ese entonces reservado para las visitas.

La recuerdo disfrutando mucho esa amplia casa con un gran patio. Aunque su lugar predilecto de juego era la calle y la vereda. En esa casona fui testigo de su infancia, su escuela primaria (por cierto, muy cerquita de esa residencia), su escuela secundaria y parte de sus estudios universitarios.

Cuando volvimos a reencontrarnos, ella ya era adulta, estaba casada, tenía dos hijos, de diecinueve y once años. A partir de ahí, ella y su familia no me reservaron exclusivo para las visitas, fui muy usado. De todos modos, siempre ella nos dio (a los tres) un lugar especial en su vida, en el de su familia.

El tiempo corre para todos y lo mismo pasó conmigo (mis hermanos compartieron esa misma suerte). Y los signos de esto eran muy evidentes, aunque ella tratara de disimularlos con innumerables telas, muy bonitas ellas, acomodadas sobre mí.

Hace más o menos un año, ya mi vestido (y algo más), a gritos decía: ¡Así ya no puedo! Pero estructuralmente yo estaba muy entero.

Grande fue mi sorpresa cuando, después de mucho tiempo tratando de hacerlo y de algunas cavilaciones, se dispuso a cambiar mis pilchas y recauchutarme. Y ahí nos llevaron con gran dedicación a un taller de reparación, la llaman tapicería. Y el tapicero, un genio, muy cuidadoso se esmeró mucho con nosotros.

Quedamos hermosos, como nuevos. Creo tener vida para rato.

No sé qué hará ella, sigue siendo un enigma para mí, pero el cuidado y desvelo puesto en mí y mis hermanos, me indica un buen porvenir. Y ella seguramente seguirá con sus actividades y sus proyectos siempre actualizados y participando activamente.

 

Adriana Brescia - 2022

jueves, 27 de octubre de 2022

 

Consejo a mi hijo.

 

Puedes ser el dueño absoluto de tu vida ¿De qué puede servir una vida si no es para vivirla? ¿Acaso tendrías un auto nuevo en tu cochera para admirarlo y no sacarlo nunca a rodar por las calles? Se deterioraría mucho más que si cumpliera acabadamente con el destino para el que fue creado.

 

Es un buen momento para reflexionar sobre ello.

 

Asunción - 2010

miércoles, 26 de octubre de 2022

 

Canción infantil

 

Pececitos

 

Pececitos rojos

nadan sin parar.

Buscan a mamita

detrás del coral

 

Pececitos rojos

suaves en su andar

mueven las colitas

de aquí para allá

 

Pececitos rojos

¡Viene el tiburón!

¡Corran a esconderse!

Llamen a papá

 

Pececitos rojos

Jueguen sin parar

que llega la noche

y hay que descansar

 

Clara Molina - 2022

martes, 25 de octubre de 2022

 

Cuento

 

La rebelión impensada

 

Pasan los años y sin querer voy acumulando muchas cosas de las cuales no tengo idea de su existencia. No es porque yo sea acumulativa, tampoco porque me apegue mucho a ellas. Es simplemente por pereza. Por no tomarme el trabajo de revisar, de vez en cuando, cuál objeto ya no me sirve o ya no lo necesito.

Felizmente no me sucede lo mismo con la ropa, puesto que voy separando las prendas de toda la familia que ya no se usan para donarlas a una institución. A veces, buscar algo que preciso en el momento se vuelve complicado porque ninguno es muy ordenado en mi casa.

Pero un día pasó algo impensado, algo que nunca pensé que iba a suceder. ¡Todos los muebles de mi propiedad cobraron vida! ¡Y prepararon una rebelión, un motín contra mí!

Me manifestaron que estaban hartos de mis malos hábitos y de la poca consideración y cuidado que les tenía. Hechos de los cuales yo no tenía registro.

Primero me rodearon el ropero, el botiquín del baño, el chifonier y la alacena de la cocina; me enfrentaron, decididos a ponerme límites. Me asusté mucho pues no entendía qué estaba pasando y qué esperaban de mí.

Les pregunté por qué estaban tan enojados si yo no les había hecho nada.

-¡No te hagas la inocente!- me dijo la alacena mientras abrió sus puertas con violencia.- ¿Qué hace este paquete de harina de arroz, llena de gorgojos, arrinconada desde hace dos años? ¿Y la salsa de soja ya vencida? ¡Tantas otras cosas! Es intolerable, ¡No lo voy a permitir más!

Quedé estupefacta. No tenía idea de la existencia de lo mencionado.

El ropero irrumpió con un improperio, que no voy a repetir y luego exclamó -¿Cómo puedes guardar tantas cosas inútiles?-

- ¿Qué cosas inútiles?- pregunté dándole pie a la retahíla.

 Las medias sin pareja, los calzones con el elástico estirado, el paraguas roto, la apolillada estola de nutria de tu abuela que nunca usaste, las viejas pantuflas de tu marido ya fallecido. Etcétera, etcétera- me respondió. - ¡Estoy harto! ¡No puedo más!- Agregó.

El botiquín se sumó a los reclamos pero algo más tranquilo- MI lista es demasiado larga. No terminaría más. Pero al menos deshazte de los seis cepillos de dientes sin cerdas, de los estuches de pintalabios vacíos y de ese perfume que usaste en tu luna de miel, hace un siglo, que está rancio- me dijo despectivamente.

Luego se fueron agregando a los sublevados la mesita de luz, el antiguo baúl del cuarto de huéspedes, un viejo aparador con sus cajoneras repletas de variopintos objetos agregando más reclamos subidos de tono.

Todos juntos, amotinados, me fueron rodeando de forma amenazadora y mirándome fijo. ¡Qué miedo me dio!

Aterrorizada, alcancé la puerta y salí a la calle pidiendo auxilio. Por supuesto que nadie me creyó.

MI angustia crecía. Ya casi no podía respirar, hasta que desperté con mi rostro contra la almohada. ¡Qué alivio sentí! Era solo una pesadilla.

AL día siguiente emprendí la ardua, pero impostergable tarea de revisar y poner orden en todos los muebles de mi casa. Desde ese día los miro con cierta gratitud.

 

Nela Bodoc - 2022

lunes, 24 de octubre de 2022

 

      LAS LETRAS

 

Las letras que escribo

son parte de mí,

¿Las he elegido

o ellas a mí?

No logro expresarme

de otra manera,

me resulta imposible,

aunque yo quisiera…

 

Iris Nelly - 2020

 

domingo, 23 de octubre de 2022

 

Microcuento

 

¿DONDE ESTÁS?

Cris buscaba a su sapo. El compañero desde sus siete años. Todos los días lo mismo, el pícaro se escondía.

¿Dónde estaba?

 

Adriana Brescia - 2022

 

sábado, 22 de octubre de 2022

 

Teatro                                    

 

EL MANDATO

 

Por Marta Ibáñez - 2011

 

Personajes:

 

SILVIA  GONZÁLEZ: comisaria, 45 años, linda.

AGENTE DE POLICÍA: edad indefinida, desprolijo en el vestir.

RICARDO PEREYRA: 80 años, detective jubilado.

GENEROSO PIOTTI: 30 años, gerente del banco y novio de Amable

AMABLE LÓPEZ: 25 años, tesorera del banco, hija de la comisada y novia de Generoso

PACÍFICO OTERO: 40 años, sereno del banco.

 

La acción transcurre en una desordenada oficina, con armarios atiborrados de expedientes y un escritorio con montañas de carpetas y papeles, un termo, un mate, una bandeja de cartón con algunas masitas, más un espejo y un frasquito de esmalte. SILVIA GONZÁLEZ una mujer de 45 años, linda y bien arreglada a pesar de vestir uniforme con rango de comisario, habla fuerte mientras se pinta una uña que mira sin atenderla demasiado, mordisquea una masita, camina unos pasos, se sirve un mate que lleva en su mano, camina de un lado a otro en su monólogo, mientras un AGENTE DE POLICÍA la escucha.

 

 SILVIA GONZÁLEZ: (enarbolando una media luna en su mano derecha mientras da vueltas por el escenario) A ver, revisemos nuevamente: ¿Qué se nos está escapando? A ver, agente, escúcheme y dígame si algo no encaja. A las tres de la madrugada el agente de guardia, en ese caso usted, recibe el llamado desesperado del sereno del Banco Nuevo diciendo que lo han asaltado. ¿Voy bien?

 

AGENTE DE POLICÍA: (asiente sin decir nada)

 

SILVIA GONZÁLEZ: (se mira al espejo de ambos lados de la cara y apoyándolo bruscamente sobre el escritorio vuelve a pasearse por el escenario) Usted envía inmediatamente un patrullero al Banco y me informa por teléfono, y manda otro móvil a buscarme. Yo me visto, le dejo una nota en la mesita de luz a mi hija y me voy en el auto policial que me lleva derecho al Banco. Allí todo el mundo habla al mismo tiempo: no han forzado nada, pero sí han maniatado al sereno, y en vez de robarse algo han dejado dentro de la bóveda una  bolsa con doscientos cincuenta mil dólares. ¿Los hechos sucedieron como lo estoy diciendo?

 

AGENTE DE POLICÍA: (Asiente sin decir nada.)

 

SILVIA GONZÁLEZ: (Deteniéndose bruscamente y señalando al agente con dedo acusador) ¿Y que he tenido que hacer? Recurrir a la experiencia de mi viejo maestro Ricardo Pereyra, quien me hizo enamorar de esta profesión, para que me ayude en el esclarecimiento de este misterio, porque yo me siento impotente, y todos mis subalternos son incapaces de encontrar un elefante en una bañadera, así que veremos que tiene para decirme mi padrino, que ya debe estar por llegar. Vaya no más, agente, y avíseme cuando llegue mi querido Ricardo.

Sale el agente del escenario por una puerta del decorado y la comisaria queda sola, se pinta las uñas, se mira al espejo y vuelve a pasearse impaciente hasta que la puerta se abre y el agente se asoma.

 

AGENTE DE POLICÍA: (abriendo la puerta desde afuera y con tono marcial anuncia) ¡Llegó el detective Pereyra, mi comisaria!

 

SILVIA GONZÁLEZ: (Moviéndose diligente hacia la puerta)  ¡Que pase! ¡Que pase! ¡Adelante, padrino! (Y al agente) Vaya no más, agente. Lo llamo si lo necesito. (Besa al  recién llegado a modo de saludo y con impaciencia pregunta) ¿Descubrió algo? ¡Por favor, dígame que sí!

 

RICARDO PAREYRA: (sentándose con dificultad en una silla) Bueno, m´ija, lo primero que hice fue entrevistar a todo el mundo que tuvo algo que ver esa noche, comenzando por Pacífico Otero, el sereno, que me dio la pista de lo sucedido pero no el motivo de tan extraño suceso. Me contó que al dar las dos se sirvió un café como acostumbra hacer para no quedarse dormido, y en ese momento sintió que lo amenazaban con un arma en la nuca y una voz visiblemente deformada le ordenaba que se sentara y el otro malhechor lo maniató en silencio y lo dejaron encerrado. Una hora después logró soltarse y salir pero ya no había nadie.

 

SILVIA GONZÁLEZ: (con tono y gestos impacientes) ¿Pero quién fue, padrino? ¿Lo descubrió?  ¡Por favor, dígame! ¡No me deje con esta incertidumbre!

 

RICARDO PAREYRA: (Con gesto conciliador) ¡Cálmese, pues m´ijita, que todo se va a saber a su tiempo!  Haga venir a todos los que estuvieron involucrados esa noche, al sereno, al gerente del banco y a la tesorera. Cuando estemos todos se lo voy a decir.

 

SILVIA GONZÁLEZ: (abriendo la puerta del decorado) Agente, llame a mi hija, a Piotti y a Otero, los necesito a todos aquí en menos de 20 minutos.

 

AGENTE DE POLICÍA: (desde afuera) ¡Sí mi comisaria, a la orden!  (Se lo escucha tomar el teléfono y citar a las tres personas para que se presenten en forma inmediata)  Hola, ¿con el Banco Nuevo? De la comisaría, Señorita, dígales al sereno, al gerente y a la tesorera que se presenten a la mayor brevedad posible en la comisaría que la comisaria los está esperando

 

SILVIA GONZÁLEZ: (nerviosa y algo histérica) ¡Ay, padrino, de veras que estoy muy intrigada con todo, por favor, dígame si lo descubrió!

 

RICARDO PAREYRA: (Con una risita sarcástica) Ya le dije que se calme, que todo se va a aclarar a su tiempo.

 

Se abre la puerta y el agente hace pasar a las tres personas citadas.

 

AMABLE  LÓPEZ: (con gesto de desconfianza) ¡Hola tío! ¡Hola mamá! ¿De qué se trata todo esto?

 

GENEROSO PIOTTI: (algo intranquilo) Buenas tardes ¿Hay buenas noticias?

 

PACÍFICO OTERO (indiferente) Buenas tardes.

:          

SILVIA GONZÁLEZ: Pasen y siéntense,  que  el detective Pereyra nos tiene noticias y quiere que todos las oigamos. (Y dirigiéndose al anciano) ¡Por favor, díganos!

 

RICARDO PAREYRA: (se pone de pie con dificultad  y comienza a hablar con solemnidad) Ustedes saben que en estos cuarenta y cinco días me he dedicado a investigar, los he interrogado varias veces, he leído los libros contables del banco desde que se fundó y he revisado todas las noticias importantes del diario local desde que se creó hasta la fecha. (Hace una larga pausa mientras se pasea de un lado a otro, incómodo por lo que tiene que decir)

 

 SILVIA GONZÁLEZ: (Al borde de la histeria) ¡Por favor, señor! ¡No nos haga esperar más!

 

RICARDO PAREYRA: (Muy serio) Los agentes comprobaron que nada había sido violentado y que todo se cerró normalmente. El Intendente del Banco asegura que nadie puede ingresar sin dos juegos de llaves, que están en manos de distintas personas. La tesorera dice que el tesoro no puede abrirse en siete minutos porque la acción de retardo está programada en quince, lo que indica que cuando atacaron al sereno el mecanismo ya se había puesto en marcha. Por lo tanto, aquí estamos todos los que de alguna manera somos responsables de lo sucedido, sólo falta uno, el verdadero culpable, porque está muerto.

 

 AMABLE  LÓPEZ: (con voz aflautada por la emoción) ¿Qué? ¡Pero si nadie murió en el asalto!

 

RICARDO PAREYRA: (con tono imperativo) Por favor, les ruego que no me interrumpan. Cuando el banco se cerró, dos personas simularon salir pero se quedaron adentro, esperaron hasta que faltaran ocho minutos para las dos de la madrugada y accionaron la apertura del tesoro, y a las dos en punto redujeron y encerraron al sereno, atándolo de modo que pudiera soltarse al poco tiempo.

 

SILVIA GONZÁLEZ: Entonces los atracadores son del personal del Banco.

 

RICARDO PAREYRA: Así es, m´ijita, y una de ellas es Amable, tu hija, y el otro es Generoso, su novio. (Se desata una gran confusión donde todos hablan al mismo tiempo, se levantan de sus sillas y tarda en volver el orden) Pero ellos lo hicieron por mandato.

 

SILVIA GONZÁLEZ: (extremadamente angustiada) ¡No puede ser, mi hija dormía profundamente cuando la policía me llamó!

 

RICARDO PAREYRA: (mirando fijamente a la contadora)  Esa era su coartada, en realidad recién se acostaba.

 

SILVIA GONZÁLEZ: (a punto de desmayarse, se apoya sobre el escritorio) ¿Cómo es eso? ¡Acláremelo, por favor, padrino!

 

RICARDO PAREYRA: (con parsimonia como quien cuenta un cuento) Hace muchos años, este Banco sufrió un atraco que nadie pudo aclarar, faltaron 90.000 dólares que se habían recibido para construir un hospital en Llanos Verdes y que, a causa de esto, nunca se pudo hacer. En un pueblo chico como éste algo se ponía en evidencia, alguien cambiaría su modo de vida o se iría a vivir a otro lugar, pero nada de eso sucedió. Entonces el doctor Luis Piotti, promotor del proyecto del hospital viajó a la Capital y trató infructuosamente de conseguir otra partida para hacer el hospital, pero volvió con las manos vacías. Hace un mes que Don Luis murió, y todo el pueblo lo honró. He aquí la clave del asunto: le dio a su nieto el mandato de devolver el dinero que en 1929 él depositara en un banco de la Capital, y que se han convertido con el tiempo en los 250.000 que Generoso, con la complicidad necesaria de Amable, ya que cada uno poseía una de las dos llaves para abrir el tesoro, han introducido  en el Banco de un modo poco ortodoxo.

 

SILVIA GONZÁLEZ: (desplomándose en una silla con un suspiro) ¡Dios mío, quien lo hubiera imaginado!

 

Silencio en todos los presentes durante varios segundos.

 

RICARDO PAREYRA: (con una sonrisa y tono de alegría) ¡Podemos decir que llegó el tiempo de construir el hospital!

 

Cae el telón.

 

 

 

jueves, 20 de octubre de 2022

 

Resplandor

 

El asombro de la estrella

iluminó el oscuro

El tañer de las campanas

llegó de lejos,

donde la noche era calma y en sosiego.

La estrella abrió los ojos y observó

en la casa más cercana

vio al hombre despierto e insomne,

fumando el último pucho que quedaba.

Todo resplandecía en ese lugar

impidiendo el sueño.

 

Patricia Vasquez - 2022

martes, 18 de octubre de 2022

 

Micro relatos

 

Se quemó la lengua con el chocolate caliente

Y le saltaron las lágrimas.

 

° ° °

Eligió un color, el rosado, y pintó los pétalos de la flor.

Luego tomó el amarillo para pintar el centro.

El verde ya no tenía punta.

Y se fue a jugar.

 

° ° °

Subió al micro y se sentó junto a la ventanilla.

La abrió un poco

Alguien tosió cerca de ella

Se ajustó todo lo posible el barbijo.

 

                                               Nela Bodoc - 2022

 

lunes, 17 de octubre de 2022

 

Paradoja

 

                                                               El ahorro

 

Josefa es una mujer de setenta y un años, que hace ya un largo tiempo que se ha jubilado, por supuesto, con jubilación mínima, que es bastante escasa.

Cuando se jubiló yo me alegré mucho por ella y también mucho por mí. Por ella porque, pensé que podría disfrutar de su tiempo con mayor libertad, que se anotaría en excursiones de jubilados y conocería a otras personas y otros lugares, y que bien se lo merecía.

Y me alegraba por mí, porque cuando ella dejara el trabajo podría contratar a una persona joven que pudiese subirse a la escalera sin riesgos y limpiar los vidrios de las ventanas, y cargar cosas pesadas, que yo ya no puedo, y terminar la tarea con rostro descansado como le sucedía a Josefa cuando llegó a esta casa.

Pero me equivoqué. Se jubiló y me pidió seguir trabajando un tiempito más, hasta pagar algunas cuentas pendientes, ¡Cómo decirle que no después de cuarenta años!

Y ahora, cuando tocamos el tema dice: “Es que estoy ahorrando para cuando sea vieja, por si me enfermo”

Y eso ¿Cuándo será? ¡Si ahora se está arruinando la salud para juntar dinero para cuando esté enferma! ¡Qué paradoja!

                                                                                              Ami - 2021

domingo, 16 de octubre de 2022

 

Te miro y veo en tus ojos la transparencia de tu corazón.

                                                        Nela

 

viernes, 14 de octubre de 2022

 Cuento 


                LA HERENCIA

 

Mariel, Ricardo y yo permanecemos en el elegante despacho del Dr. Cáseres. Los tres en el más absoluto silencio, sumidos en nuestros propios pensamientos, hasta que entra, con una amplia sonrisa iluminándole el rostro colorado y bonachón, el letrado. Nos saluda efusivamente estrechando nuestras manos y palmeándonos el hombro al tiempo que repite “¡Que gusto verlos muchachos, que gran gusto!”.

El Dr. Cáseres es abogado de la familia desde que tengo uso de razón, el frecuentar la casa de los abuelos pasaba ya de una relación meramente profesional, era en realidad un amigo, casi un integrante más de la progenie, presente en todas las reuniones, del orden que fueran. Sus consejos tenían peso, eran tomados en cuenta como uno de los mejores referentes y no hablo de asuntos meramente legales, estoy hablando de cualquier problema familiar.

Él siempre tenía la palabra justa, la solución acertada. -¡El viejo Cáseres! Recuerdo vagamente que en algún momento, se lo relacionó afectivamente con la tía Angelita. Durante muchos años creí que había nacido el uno para el otro. Pero, un buen día, la tía Angelita se casó con

Jorge Argüello, dueño él de una cadena de negocios muy prósperos, tiendas, como se decía entonces.

Cáseres, se acomoda detrás de su escritorio y nos ofrece algo para beber. No puedo olvidar su cara en aquel día del casamiento. Impecable y elegante como siempre, no perdió la compostura, pero su rostro estaba pálido, la sonrisa que no abandonó en ningún momento, más parecía una mueca y los ojos claros encerraban una gran tristeza. Tía Angelita con Jorge mediante, partieron poco después de la boda rumbo a Europa, instalándose en Francia, siguiendo el rumbo de sus negocios y conformando su hogar en París, donde aún permanecen.

Cáseres nunca se casó y a esta altura, pienso sin lugar a dudas, que todos nosotros formamos su verdadera familia.

La entrada de la secretaria alcanzándole una carpeta, me vuelve a la realidad. “Bueno muchachos, demasiado costó lograr esta reunión para poder dar lectura al testamento de Doña María. Hacer coincidir las fechas de sus viajes no fue tarea fácil, pero aquí estamos. Como les anticipé, además de la sucesión ab-intestato, que corresponde a toda la familia, María legó ciertos bienes, exclusivamente para Uds., los tres hijos de su amada hija Josefina, desaparecida tan tempranamente junto a su esposo, en aquel fatal accidente...” Este último comentario sobre mis padres, lo hace en un susurro, como para sí, casi inaudible. Las palabras finales quedan resonando en mis oídos “fatal accidente”...

Recuerdo perfectamente aquel día; mis hermanos y yo estábamos al cuidado de la abuela María en la casona de San Isidro. Nuestros padres habían partido en viaje de placer hacia Europa. Pensaban recorrer varios países, además de visitar en París a tía Angelita y así conocer a sus dos últimos hijos que sólo habíamos visto en fotos. Esa mañana espléndida de sol jugábamos en el parque. Desde las barrancas podíamos divisar el río cercano y los veleros recortados en el horizonte. Vimos llegar el coche del Dr. Cáseres, con cara seria saludó con la mano en alto y entró presuroso a la casa.

No sé cuanto tiempo pasó, en algún momento, Clementina, la vieja aya, nos comunicó casi sin poder contener las lágrimas, que la abuela quería vernos en la sala. Entramos y no supe si fue el contraste del sol ó porque presentía que algo estaba sucediendo, la sala me pareció fría y sombría. La abuela estaba sentada en el sillón de siempre, a su lado tomándola fuertemente de la mano, Cáseres. La noticia surgió de los labios de ella con mucha serenidad, las explicaciones que siguieron no las escuché, las lágrimas brotaron borrando todo lo demás, excepto la idea clara y dolorosa de que nunca los volvería a ver. La abuela nos abrazó protectora y todo su pesar se volcó en ese abrazo. Nunca más volvimos a nuestro piso del centro y por muchos años vivimos con ella en San, Isidro. “....Fue el deseo de María, que para vos Mariel...”, hace rato por lo visto que Cáseres está leyendo el testamento y yo sin darme cuenta, trato de poner cara de interés en el tema, no sé si lo logro. Veo a Mariel que sonríe mientras escucha atentamente. Ricardo, fuma saboreando su whisky y yo lucho por permanecer aquí. Cáseres lee pausadamente, no entiendo mucho, mis pensamientos van y vienen y me llevan al día en que Mariel partió a París. Tía Angelita le había ofrecido su casa y nuestros primos las conexiones necesarias para completar sus estudios en Bellas Artes. La abuela estaba como siempre apoyada con ambas manos sobre el bastón, ocupando en la sala su lugar favorito, junto al ventanal que daba al parque y al viejo río. Se volvió y la miró bajar la escalera de mármol, riendo feliz, llena de vida, Mariel siempre fue un torbellino ruidoso. “Esta casa no será la misma sin vos muchachita, le dijo, pero soy feliz viéndote tan contenta. Espero que cuando seas famosa, que lo serás sin duda, no olvides a tu familia, cuídate mucho mi niña”, y por largo rato se abrazaron, acariciaron y besaron, como almacenando cariño para la nostalgia en el recuerdo solitario.

Ricardo, recibido ya de arquitecto, viajaba con mucha frecuencia a New York, donde se había relacionado laboralmente con una firma muy prestigiosa que lo mantenía absorbido. En tanto yo cursaba a los tropiezos las últimas materias de Letras. Lo que realmente quería hacer era dedicarme todo el tiempo a escribir. Y por suerte lo conseguí, cinco libros publicados lo aseveran.

...”Espero Mariel que te haga feliz este legado, fue pensado muy especialmente por ella y doy fe. Es decir y antes que estos dos grandulones se pongan celosos, comenta en son de broma, cada una de estas partes fueron pensadas muy especialmente, repito, por María. Yo sé cuánto los amó a cada uno, casi me atrevería a decir que más que a sus propios hijos. Se sentía tan orgullosa”.

...Escucho pronunciar estas palabras por Cásares, dando por terminado la parte de Mariel, en realidad me perdí lo demás. “En cuanto a vos Ricardo,....comienza otra vez la impronta legal, algo sin embargo queda resonando en mi cabeza... “Se sentía tan orgullosa”.

Recuerdo el día en que me recibí, como si no hubiese pasado el tiempo. La abuela había estado muy enferma y su recuperación era lenta. Ese día cuando fui a despedirme, ella arregló mi corbata torcida y envolviéndome entre sus cálidos brazos me deseó toda la suerte del mundo y mucho más. Por la tarde me entregarían el tan peleado título, previamente hice unos trámites de último momento en la facultad y luego almorcé con Mariel y Ricardo que habían viajado para el tan mentado evento.

A las cinco de la tarde ya estaba ubicado junto a los demás compañeros, en las primeras filas del Aula Magna, mis hermanos, otros familiares y amigos se encontraban filas atrás. Pronto comenzó la ceremonia, las autoridades ocupaban su lugar en el centro del escenario e iban entregando los diplomas a los alumnos, este acto era seguido por los aplausos y vivas de la concurrencia, entre tanta algarabía escuché mi nombre. Me dirigí a la escalerilla e ingresé al escenario nervioso y emocionado, encaminándome hacia el estrado. El silencio de la sala se dejó escuchar. Sorpresivamente la vi, no podía creerlo, era ella. La abuela, mi abuela, avanzando lento hacia mí, apoyada en su bastón y en el brazo amigo de Cáseres. Se veía elegantísima luciendo el casquete negro, regalo de Mariel. Estaba todo dispuesto. ¡Ella me entregaría el diploma! Era una sorpresa. En esos momentos todo se me mezcló, la alegría, el amor y la gratitud me desbordó y sin poder contenerme corrí hacia ella, como cuando era niño y nos confundimos en un abrazo eterno, tan eterno que aún siento su calor, mientras trato de frenar las lágrimas que no puedo detener. ¡Cuánto la extraño!....

...Mariel me contiene tomándome por los hombros, Ricardo me alcanza un vaso con agua y toma mi mano. Están desconcertados, no entienden muy bien que me sucede, pero eso no importa demasiado, estamos otra vez juntos, los tres, como cuando niños protegiéndonos como ella lo haría. Otra vez juntos frente a la mirada conmovida del viejo amigo que cerrando la carpeta se une a nosotros mientras repite “Ya habrá tiempo después, ya habrá tiempo para lo legal. ¡Qué mejor herencia que ésta podría haberles dejado la abuela!”.

 

GARCIA, Alicia Rita

jueves, 13 de octubre de 2022

 

No sabemos el alcance que tendrá nuestra ascética, ya que cada alma es pionera en su camino, y esa es una gran liberación, no tener que creer en algo o ser algo para saber que se ha realizado, porque ante nosotros siempre surgirá un nuevo límite a reconocer.

                            Taller Lápiz Creativo

 

miércoles, 12 de octubre de 2022

 


Camina el hombre en silencio

buscando en sí lo mejor;

lleva su vista a los cielos,

siente un impulso interior,

y presiente que es amor

sin saber de dónde viene,

golpean fuerte sus sienes

y arde su corazón.

 

                Alberto Coronel

martes, 11 de octubre de 2022

 

Descripción

Desde el suelo

Estoy tendida en el suelo, al lado de mi patrona y bajo un hermoso Jacarandá. Qué bello día de sol, qué bellas flores hay en el suelo, qué hermoso perfume se siente.

A mi patrona le molesta ver tantas bellas flores, quiere tener la vereda limpia pero la primavera quiere dar vida a tan noble árbol.

Justo pasa una pareja, contenta porque ellos ven floridos al robusto árbol ¡Es que está tan alegre! Cómo me gustaría seguir recogiendo flores del suelo, son un bálsamo para el enojo de mi patrona.

Bendice, Dios nuestro, tantas flores lilas. Bendice el amor que surge a nuestro alrededor. Que la patrona no siga enojada, que la esperanza brote de nuestros corazones, quiero alzar tanta alegría y volverlas a su lugar.

 

María Gabriela Medawar – 2022

Tarea: Nombrar de la foto, una sola cosa que me llame la atención, luego elegir un número. Se sortean entre las participantes un número y de acuerdo al elegido será el punto de vista que deberá describir.

Leonardo Da Vinci sostenía que para hacer un buen cuadro, debería observarse 4 puntos de vista, en este caso hacer algo similar: describir desde un punto de vista distinto al habitual.

Punto de vista elegido: La pala de basura de la anciana.

 

 

lunes, 10 de octubre de 2022

 

PLANETA EN RIESGO

Cada día toneladas de basura se acumula en los vertederos de las ciudades de todo el mundo, cuánto más alto es el poder adquisitivo de los habitantes de un lugar, más grande es la cantidad de residuos que saca al camión recolector. Envases de panificados, de bebidas gaseosas, ropa en desuso y qué decir de la cantidad de electrodomésticos, muebles y tecnología caduca que sale a la vía pública.

La falta de conciencia ecológica está dañando irremediablemente nuestro planeta, no sólo a la tierra; porque también los océanos sufren las consecuencias, de hecho está en riesgo severo la producción de peces, mariscos y moluscos a causa del plástico y las colillas de cigarrillos que están colmando los mares, privándonos así de alimentos vitales para la vida y salud humana.

Cuando yo era estudiante no se nos hablaba de ecología, no nos enseñaron a cuidar el agua y evitar el derroche, tampoco se hablaba del reciclado.

Hoy en día los niños desde temprana edad son instruidos de la importancia de cuidar nuestro querido planeta, algo se ha avanzado y creo que las futuras generaciones sabrán cuidarlo mucho mejor que nosotros.

También es muy bueno que los municipios tengan un centro de reciclado y separación de residuos, generando empleo y aportando limpieza y descontaminación.

 

                                               Ana María Muñoz - 2022

domingo, 9 de octubre de 2022

 

 

Renovación

Abro mi corazón

 y suelto las palomas,

 libero los pajaritos

 de mi mente,

 brotan las notas

 aunque no canto,

discurren las letras

de mi torpe escritura.

Abrocho el pasado,

queda el vacío,

fuente de amor.

Iris Nely

 

viernes, 7 de octubre de 2022

 

INTERPELACIÓN

 

Si supieras todo el camino que recorro antes de llegar a tu casa…

¡Abres la canilla, así tan tranquilo/a, y me dejas correr así sin ton ni son! Y yo caigo en un caño ahí abajo, oscuro, frío, sucio, haciendo burbujas y ¡Mejor no recordar a donde luego voy a para! ¡No! ¡Mejor no! Las compañías que nadan en mí son asquerosas, ¡Ni hablar del olor!

A mí me encanta correr libremente, pero en los lugares naturales donde vivo. Donde van a buscarme. Donde me juntan. Donde empieza mi travesía hasta las ciudades. Fluir en los ríos, riachuelos, moverme y mecerme en lagos y lagunas. O batirme como loca en mares u océanos.

Para llegar a tu canilla, que tan displicente abres y me tiras, tuve un largo camino que recorrer, mucha gente trabajó en eso, dejó su esfuerzo, ¡Años de vida!

Me tuvieron que limpiar, purificar, hacerme potable o sea apta para que los habitantes del planeta me puedan consumir. Almacenar y distribuir. Mucho tiempo e inteligencia empleada para tal fin.

¡Y abres tan displicente la canilla!

Yo, agua, ¡Soy vida! Sin mí los seres vivos morirían irremediablemente.

Te conformo. ¿Sabías que soy casi el 65 % de tu cuerpo? De niño, más que eso, de anciano, mucho menos. Pero no solo me necesitas para saciar tu sed. Necesitas lavarte y bañarte, y ahí estoy yo. Necesitas lavar tu ropa y tu casa, y ahí estoy yo.

Necesitas hacer tu comida, y ahí estoy yo.

¡Y abres tan displicente la canilla!

No espero que me veneres. ¡No! Pero sí que me agradezcas y me cuides. Que me uses y no abuses. Y que difundas este mensaje. Así seas un niño, un joven, un adulto o un anciano. Todos, sin agua, no sobrevivirían. ¡Ahhh! perdón, olvido dos reinos más. Las sagradas plantas se nutren conmigo, cuando caigo como lluvia, y para el reino animal también soy imprescindible. Pero ellos me usan a discreción sabiamente.

 

AGUA, ELIXIR PARA EL CUERPO….

MANANTIAL DE VIDA

 

Adriana Brescia - 2022

 

jueves, 6 de octubre de 2022

 

Pares de opuestos.

 

Dulce Primavera

        (Lo que me molesta)

 

Dulce primavera

no me hagas rabiar,

con tu polen volátil

que me hace estornudar.

 

Dulce primavera,

que no me deja descansar.

con el nuevo sol que amanece

y me hace levantar.

 

Dulce primavera

ya que todo haces brotar.

Haz que las flores crezcan

en mi nuevo caminar.

                                               ****

 

Dulce Primavera

        (Lo que me  agrada)

 

Fresca primavera

qué alegría me haces sentir,

con tus brotes, colores y vida,

que a todo hace resurgir.

 

Fresca primavera,

las aguas limpias se hacen oír.

gracias por tus sonidos

y colores para compartir.

 

Fresca primavera,

de ricos y plenos sabores.

Haz que las flores crezcan

y la vida renacer.

 

               Gabriela Medawar - 2022

miércoles, 5 de octubre de 2022

 

Inquietud.

 

Espero ese día

como quien espera un

preciado regalo.

Dejar por fin el polar abrigado

que me pongo día a día,

las pantuflas de lana,

las gruesas medias,

la camiseta térmica,

el horrible gorrito de color,

la bufanda descolorida de tanto lavarla.

El ansia me consume…

Estoy insomne en la espera.

Dejo abierta la cortina.

Amanece y los rayos de luz

con el rocío matutino

forman un arco iris

sobre mi cabeza.

El olor de las flores,

jazmines y madreselvas,

penetra en el alma

y se expande al infinito

¡Bienvenida primavera!

 

Patricia Vasquez - 2022

martes, 4 de octubre de 2022

 

EL TECHO DEL MUNDO

 

            ¡Es tan maravilloso estar en este lugar! ¡El techo de América! Eso dicen del Aconcagua, pero esa debe ser la parte más alta del techo, y esta la más baja, pero ambas son parte del techo ¡Já, qué buen chiste! ¡Lástima que no tengo con quien compartirlo!

 

            Uno podría pensar que aquí todo es silencio, pero en realidad no es así, sólo que no es el ruido al que se está acostumbrado, pues  oigo el viento, que la verdad, ya me está cansando, y también oigo crujir la nieve acumulada, como si me quisiera hacer entender que ella decide en cualquier momento deslizarse y mandarme directamente hacia la base sin escalas, salvo que algún afilado peñasco sirva como estación intermedia donde hacer una dolorosa parada ¡Otro buen chiste, se ve que la escasez de oxígeno me agudiza el ingenio. También oigo crujir la profundidad del hielo, debe ser su movimiento interno, pues según he leído los glaciares siempre están cambiando internamente, parece ser que él también quiere hacerme sentir su poderío, a mí, insignificante hombrecillo que ha osado hollar con su insignificante pie su lomo colosal, acechándome  como cuando uno duerme en verano y espera a que el mosquito se asiente para intentar matarlo de un manotazo.

 

            ¡Si pudieran verme ahora los de la oficina! ¡Se morirían de envidia! Ellos estarán todos hartos de calor. Imagino al Gordo Álvarez, siempre resoplando, hecho un elefante marino tirado en la arena de Mar del Plata, con su infaltable radio y su refresco de cola, haciéndose el gracioso con las chicas bonitas de los alrededores cuando la mujer no lo vigila.  Y el Petiso Pérez, estará haciendo horas extras para congraciarse con el jefe, él siempre se toma las vacaciones en marzo, el muy chupamedias, cuando todo el mundo esté de cabeza trabajando se tomará sólo unos días, si  es que no lo necesitan, y los demás días los seguirá acumulando, nadie sabe para qué. Y la “señora” de López, ¿adónde estará ahora pintándose las uñas?, porque en la oficina es su trabajo más eficiente, pobre López, si en su casa es tan eficiente como en la oficina. Y la Barragán, que debieran haberle apellidado “Barrigán”, (otro muy buen chiste, espero acordarme para contárselos a los demás en la ofi), que se pasa la vida de embarazo en embarazo, ya debe tener como seis niños la pobre, aunque el tema debe gustarle, si no ya habría largado al zángano ese que tiene por marido, claro, que con todos los tiempos de licencia que va a tener al final de su carrera. Y el Puchero Fernández, que ya ni me acuerdo de su nombre, con el apodo que le puse de puchero, porque siempre anda barriendo puchos, un lindo sobrenombre, aunque algunos no lo crean. Claro, es difícil para ellos entender el humor sutil.

 

            Hermoso todo desde aquí, la verdad. Y cumplido el sueño de toda mi vida. Me acuerdo cuando era chico y veía la montaña desde la azotea de nuestro edificio, y que cuando íbamos al Cerro de La Gloria y miraba hacia el Oeste me imaginaba que algún día estaría aquí. ¡Y estoy aquí!

 

            Ha valido la pena tanto esfuerzo  y tanto entrenamiento, he podido hacer esta hazaña con total seguridad. Recuerdo cuando era chico y era el hazmerreír de mis primos porque ellos eran más grandes, y más brutos, reconozcámoslo, que siempre se burlaban de mí. Y lo mismo en la escuela y en el club. Pero yo me juré que algún día haría algo que ninguno de aquellos boconazos podría hacer, y lo he hecho, creo que con esto les demuestro a todos mi superioridad sobre ellos.

 

¡Oh! ¡Por Dios! ¡Estoy en un momento muy especial, que se da a muy pocas personas y lo único que se me ocurre es criticar! ¡Debe ser la falta de oxígeno!

 

Gracias Dios mío, por éste momento de Comunión contigo, por asistirme hasta aquí y te pido lo hagas hasta que esté a buen resguardo del Campamento Base. Y sobre todo, te agradezco que no prestes oídos a todas mis estupideces, pues soy tan sólo un pequeño hombrecillo con una bolsa de resentimientos. Gracias a Ti, Padre mío. Amén.

 

                                                            Asunción Ibáñez - 2011

 

domingo, 2 de octubre de 2022

 

      HAIKUS

 

Cálido día,

la suave mariposa

frágil, hermosa.

                 ----

Árbol y libro,

la mochila viajera

en mi espalda.

                ----

Blanca gaviota

buscando agua fresca

que calme su sed.

                                               ----

 

                                     Ana María Muñoz - 2022

sábado, 1 de octubre de 2022

 

Podemos tener fe en que algo resultará de determinada manera, pero eso no indica que vaya a resultar así. Seamos observadores imparciales de nuestras actitudes, tomando distancia de nosotros mismos.

                                                                                                             

                                                      Taller Lápiz Creativo

  Reflexiones                                                                                                           CAMINO       ESPIRIT...