Oraré en silencio, continuo dialogo contigo, Misterio Divino.
BENDICIÓN.
Teresa
Este Taller es un espacio de escritura creativa, diseñado para las actividades de extensión Cafh Argentina 6
Cuestión de malentendidos
Marcelo
tenía 13 años y había ingresado a la secundaria.
Fue
un gran cambio para él, en la primaria jugaba y tenía sus amigos desde primer
grado, en cambio ahora debía dedicarse más a estudiar y a seguir las normas del
colegio.
Si
bien estudiaba mucho se mantenía callado en clase y no sentía la alegría de sus
compañeros.
Llegó
la época de exámenes y le tocó dar su primera lección oral de Química. La
profesora le hizo muchas preguntas que él trataba de responder cuidadosamente,
hasta que le preguntó:
-¿Por qué el Helio no reacciona?
-¡Elio sí reacciona!, ayer no me prestó sus apuntes-
contestó, refiriéndose a su compañero que también se llamaba así.
-¡Cómo que reacciona!
-reprochó la profesora -Si dice que es
inerte- refiriéndose al apunte -¡Es
un gas noble!
-Profesora, yo le tengo respeto…-
respondió Marcelo confundido.
-Siéntese, está aplazado.
Marcelo
estaba ofendido y decepcionado, tendría que rendir la materia si no lograba
recuperarse. Al volver a casa comentó lo ocurrido a sus padres, y el padre,
dándole una palmada le dijo:
-Hijo, en la secundaria debes madurar. Pregunta las dudas
que tengas a tus profesores y siempre ten buen trato con tus compañeros, aunque
sean de mal genio. Lo importante es que tengas un gran corazón y dejes tu
timidez de lado. Habla con la profesora sobre lo que no entiendes, para eso
está ella,
Así
lo hizo, pidió hablar con la profesora y ella comprendió que había un compañero
llamado Elio, que al jovencito le costaba insertarse en la clase y que a la vez
el Helio era un gas tan noble como inerte.
A partir de entonces, Marcelo
estudió con más ahínco, preguntaba oportunamente, ayudaba a sus compañeros y
además de ver que a ellos también les costaba, descubrió que haciendo las cosas
claramente, todo esfuerzo valía la pena.
María Gabriela
Medawar –2014.
REFRANES (ACIERTOS O
NO TANTO)
En un pequeño pueblo cordillerano la gente se levantaba muy
temprano,
“Al que madruga, Dios lo ayuda” decían a menudo.
Los niños se iban a la escuela bien desayunados y siempre
llegaban a tiempo, las madres iban a sus trabajos sin prisa, charlaban y reían
camino a la única fábrica del lugar, los padres trabajaban en el campo de sol a
sol.
Así día tras día, siempre igual, todos se conocían y eran
amigos.
En las afueras vivía una anciana solitaria a la cual le
decían “la yuyera” ya que sabía mucho de hierbas medicinales. Hasta su casa
acudían los lugareños, buscando alivio a sus dolencias, la mujer era muy
conocida, y de otros poblados también venían a verla en busca de cura para sus
enfermedades.
Ella nunca estaba apurada, por las mañanas tomaba mate
tranquilamente, mientras iba preparando las medicinas con los yuyos que cada
tanto cortaba del campo, también usaba las flores silvestres que se abrían en
todo su esplendor cuando el sol ya estaba alto.
Era una mujer sabia aunque nunca había estudiado, por eso la
gente decía que ella tenía el don de sanar enfermedades porque Dios la bendijo
con esa Gracia.
Cada dos o tres días, salía de su casa cerca del mediodía
con una gran bolsa y se perdía en el campo buscando las plantas con las que
sanar todo tipo de males.
¿Por qué sale con
tanto sol doña? Le preguntaban los
que la veían pasar.
-Porque el sol es
bueno para la salud m´ijo, además “No por mucho madrugar amanece más temprano”
las plantas son fáciles de encontrar cuando hay mucha luz y las flores se abren
al calor del sol- respondía amablemente y seguía su camino. Al atardecer la
veían regresar con sus preciados yuyos sanadores.
Nadie conocía su nombre, ni su edad. La anciana no tenía
familia y vivía allí desde siempre. Nunca fue joven o al menos nadie la vio
jamás cuando lo fue.
Ana María Muñoz Vega – 2023
Consigna: Leyenda que
se perpetuó en refrán.
Propósitos
Zonda
Vivir en Mendoza tiene sus encantos… y sus desencantos.
Los turistas hablan de que es una ciudad limpia, y yo lo
dudo, si ellos lo dicen…
¿Y sus desencantos?
El más importante es que, cuando a veces el cielo se ve de
un azul brillante, y hay un sol radiante que enamora, y a pesar de ser invierno
comienza a hacerse notar un aire cálido, nuestros organismos no se sienten tan
felices como se supone; la presión atmosférica varía y la humedad desciende
hasta, a veces, el 1%.
Es nuestro famoso zonda, y decimos en el caso que el aire
esté muy quieto, que es zonda de altura. La cabeza “abombada”, el cuerpo
cansado y el carácter irritado.
Pero ¡Ay si desciende! Suele asolar la tierra y su
contenido.
A los pájaros les arruina sus nidos, a los árboles suele
arrancarlos de cuajo, y a los animales y humanos nos pone agresivos.
Y llega el momento, para mí, de poner mi mundo interior en
“pausa” y pensar: es natural, por la corriente de aire que viene del
Pacífico y que al pasar la cresta de Los
Andes, se irrita y enloquece. Exagero. La fuerza de la naturaleza y sus
alcances.
Y trato dejar de ser el centro de mi atención.
¿Cuántas familias estarán en ese momento en sus casuchas
precarias rezando porque no se vuelen los naylons con los que cubren sus techos
para que no se llueva adentro?
Y como el viento desciende en un segundo ¿cuántas personas
estarán en la calle con escasa visión a causa del polvo y la tierra en
suspensión? ¿cuántas estarán sin luz?
Agradezco estar protegida y pido protección para otros.
Y tener techo y paredes de concreto aunque se corte la luz
por algunas horas.
Mas pensar que muchos hombres salen en cuadrillas a liberar
calles y aceras de ramas o árboles, e incluso a apagar incendios.
Y a no criticar a quienes supongo que podrían haber hecho
algo.
Por lo que yo ¿qué más puedo hacer?
Controlar mis emociones, mis pensamientos. Salir del centro.
Un momento de paz en el caos, pues en el ojo del huracán no hay viento.
Paz.
AMI - 2023
¡Bienvenida Primavera!
Con tu savia y tu canción
embriagado corazón.
Hoy luce un latir distinto
como mágico requinto
que entona el más bello son.
Alocada sensación
no cuenta tiempos ni edades,
solo tiene en sus caudales
fresca sonrisa y rubor.
Abre sus poros la brisa
a un nuevo ciclo de amor,
¡Bienvenida Primavera!
¡Se renueva una pasión!
Alberto Coronel
Prosa poética
Plegaria
Amada Madre Divina
¿Qué luz ilumina mi alma? De hinojos junto a las sombras,
uno mis manos, busco la luz.
En el caos las voces rugen, alimentando los miedos, dan de
comer al terror, que oculto en el anonimato de la turba desbocada, a las confusas
ideas de las sombras emboscadas…
Siento Tu mano cálida, librándome del agobio, alimentando mi
calma, despojándome del odio, ese otro alimento nefasto que inundaba mi alma.
Divina Luz, Divina Paz, Divina fuerza, abraza mi corazón,
Toma mi energía, repártela en corazones hermanos,
calmándolos, acunándolos en tus brazos.
Ami- 2023
Uso
de refranes
Una
abuela con su nieta acostumbraban conversar mientras hacían el almuerzo; tanto
charlaban que era como “matar dos pájaros
de un tiro”, conversar y cocinar.
“Haz
bien y no mires a quien”, le solía decir la abuela cuando se trataba de que
la niña fuera a hacer las compras, pues siempre le tocaba hacer esa tarea. Al
principio era como “ir de mal en peor”;
su abuela recién llegaba a su nuevo hogar y no sabía aconsejarle qué era lo
mejor para sus comidas. “Es más papista
que el Papa”, refunfuñaba la niña.
Al volver de su compra, la abuela,
bien temprano, se ponía a cocinar dulces, salsas, envasados y todo lo que
necesitara la familia para alimentarse al llegar de cosechar en el campo.
-¿Por
qué empiezas tan temprano? Podrías ponerte a leer el diario o a tejer- le
cuestionaba a su abuela.
-“Al que madruga, Dios lo ayuda”-
contestaba la señora, y de inmediato la ponía a pelar las verduras. “De tontos y locos todos tenemos un poco”,
se solía decir la pequeña.
Charlaban
de novios, de escuela, de amiguitos, todo lo que pudiera despertar en la niña
la atención necesaria para que se educara bien, “y de golpe y porrazo” la abuela pisó una cáscara de zapallo y
empezó a sacudirse por todos lados para no caer.
La
niña rompió a carcajadas, y la abuela, tomando compostura dijo: “lo cortés no quita lo valiente”, y tuvo
que recoger y limpiar las cáscaras pisadas y desparramadas del suelo. Conteniendo
la risa, seguía burlándose, “mala yerba
nunca muere”.
Realizaba
estas tareas todos los días, su abuela era estricta en ese sentido y aprendió a
decirle adecuadamente las indicaciones de su compra. Ya se había hecho un
ritual antes de comenzar sus tareas escolares.
Un
día la abuela quiso hacer una receta diferente, necesitaba hacer “al pie de la letra” lo que ésta decía,
así que anotó a su nieta las medidas exactas y el lugar donde comprar cada
ingrediente.
Cuando
la niña llegó a la dietética y fue recibida por un hombre muy mayor, con
gruesos anteojos. Ella pidió lo que necesitaba, pero el hombre, “más perdido que turco en la neblina”,
estaba tan desorientado en su nuevo negocio, que en lugar de semillas de lino
le dio semillas de sésamo.
La
abuela meticulosa no dejaba de refunfuñar, “le
dio gato por liebre”, se quejaba, pero ante la mirada inocente de su nieta,
optó por hacerle especialmente unos pancitos en los que pondría esas semillas
de sésamo. ¡A la niña “se le hacía agua
la boca”! ¡Qué contenta estaba! Y saborearon juntas los pancitos calientes
entre amigables conversaciones.
Años
más tarde, cuando la pequeña se hizo una bella joven, comenzó a cocinar ella
misma las recetas que había aprendido, y le dio a sus nuevas comidas ese toque de viejo y buen
cocinero que nunca más olvidaría.
María Gabriela Medawar –
2014.
Primavera
21
de septiembre
Un día especial,
lleno de colores,
de cientos de flores
y de sus perfumes,
que tal como nubes,
tan primaveral,
renuevan la vida.
Festejan los jóvenes
su día de estudiantes,
y los mayores, historias mediantes,
también se proponen
disfrutar a pleno,
aunque sus años se opongan,
sus sueños
remontan el vuelo.
LAS PALABRAS
El viento se llevó las flores del almendro
y en otoño arrasó las hojas que habían muerto.
Avivó las llamas de las fogatas en la playa,
cuando jóvenes amigos disfrutaban el encuentro.
El viento llevó semillas de oriente por el mundo
y nacieron especies desconocidas en occidente.
Azotó con furia las costas y rugieron los mares
y temieron los pescadores por sus vidas y barcas
y se llevó el fruto de sus arduas labores.
Pero hay algo que el viento no pudo llevarse
porque se hicieron fuertes en almas y mentes.
Se fueron acumulando en corazones humanos
creando el mágico mundo de la escritura y el habla.
Las palabras son más rudas que el bravo zonda cuyano,
pueden destruir un sueño si son lacerantes y duras,
y pueden calmar las penas si son amables y tiernas.
Las palabras nos habitan, nos construyen emociones,
nos ofrecen las canciones y los versos del poeta.
Hay palabras de consuelo, de amor, paz y armonía,
hay palabras que son como puñales hirientes
que lastiman sin piedad durante toda la vida.
Palabras sabias, palabras necias…..palabras…
Ana María Muñoz - 2023
“Las palabras se las lleva el viento” (dicho popular)
Refranes
“Las palabras
se las lleva el viento”
Un hombre que vivía en un barrio concurrido, compraba a
diario una vianda para su almuerzo. Lo solicitaba por su ventana, cuando el
vendedor pasaba con su camioneta.
Un día que corría mucho viento en su puerta, le explicaba al
vendedor lo que deseaba pero éste no lograba escucharlo, y se fue.
Esperando el vecino que la vianda llegara, preguntó a otro
amigo por qué no habría llegado su comida, y éste le respondió: “Debes
anotarlo, las palabras se las llevó el viento” y en ese momento comprendió.
A partir de entonces, le deja un sobre con el pedido
escrito, en la ventana de su casa; y nunca le faltó comida ni hubo nuevos
malentendidos.
Gabriela Medawar – 2023
Después de: “…y fueron felices”
La vida continúa
Fui al país
Lejano donde gobernaba el rey Ruperto.
Ruperto
estaba casado con Aquilina, a la que apoderaban Cenicienta porque así la
llamaban despectivamente su madrastra y sus hermanastras cuando estaba soltera.
Pero habían
pasado veinte años desde se casaran felices y comiendo perdices. Habían tenido
seis hijos, tres varones y tres mujeres, y la verdad que era todo un
inconveniente lograr que entre los chicos hubiese armonía, pues eran de
carácter y gustos muy variados.
Gualberto,
el primogénito, era muy retraído y desinteresado en los estudios, pues era el
más exigido puesto que era el heredero al trono. Estaba muy enamorado de Lula,
la hija del jardinero aunque no podrían casarse porque ´del debería contraer matrimonio
con alguna princesa.
Le seguía
Rupertina, que las buenas costumbre decían que debía aprenderá tejer, a bordar
y a tocar el piano, pero a ella le gustaba cabalgar, salir de cacería y vestir
ropas masculinas.
El tercero,
Eliseo, era al que le gustaba tocar el piano y detestaba las cacerías y la
guerra.
Seguía
Celestina, que gustaba de las modas y tener varias damas de la corte que le
sirvieran y entretuvieran.
Ernestina,
la quinta en sucesión, gustaba de leer novelas, era muy sensible y siempre
andaba llorando por los rincones.
Y al sexto
hijo, Juliano, le importaba muy poco eso de ser príncipe, prefería jugar a las
cartas y coquetear con las jóvenes de la corte y aun con las campesinas.
Y como si
todo esto fuera poco, el rey se desentendía de lo concerniente a la educación
de sus hijos e hijas, pues consideraba que para eso estaba la madre, ya que él
tenía que atender todos los asuntos de estado y las guerras con los reinos
vecinos.
Así que
Aquilina estaba harta, deseando tomarse unas vacaciones. FIN
Asumi - 2023
Piel morena
Cuando era
pequeña hacían chistes por el color de mi piel.
Mi abuela
con una enorme dosis de amor y ternura, como la que tienen la mayoría de las
abuelas con sus nietos, me decía:
“No te preocupes, tu color es oscuro, firme y
de muy buena calidad, y tan fina es tu piel, que no destiñe.”
En ese
tiempo las acequias eran de tierra, me encantaba ponerme en la orilla a jugar
con barro.
Esa mañana
salí a jugar como de costumbre pero me había ensuciado mucho. Cuando mi mamá
nos llamó a comer a mi hermana y a mí, vio que estaba muy embarrada, por lo que me pasó directamente a la ducha. Mi problema comenzó
cuando vi el agua marrón que caía y se escurría por el desagüe, el espanto se
apoderó de mí; como sería la cara que había puesto que mi mamá, preocupada, me
preguntó qué me sucedía, y yo, entre sollozos, le contesté que no era tan fina
ni de buena calidad porque estaba destiñendo.
Stella Maris
Olivera - 2014
Cuento infantil
Minucho
Minucho es
un hermoso gatito que vive en un lindo departamento en el quinto piso de una
torre frente al parque.
A la otra
mascota de la casa, el perro, todas las mañanas su amo lo saca trotar por el
parque y a la tarde su ama lo lleva a caminar, pero Minucho se queda en casa mirándolos desde la enorme
ventana del frente.
Ayer se
decidió: “Yo tengo que ir a ese parque
¿pero cómo?” Y pensó y pensó hasta que descubrió con ingenio cómo hacerlo.
Se fue a la cocina, y sin que nadie lo viera se metió en el carrito de compras,
y cuando Ramona, la mucama, salió del edificio él huyó alegremente sin que la
buena mujer se diera cuenta, porque tiraba del carrito mientras que miraba su
celular.
Pero quedaba
otra dificultad: cruzar la calle. Pero como él lo había visto tantas veces
desde la ventana como sus amos cruzaban por un lugar con luces, al que llamaban
semáforo, decidió hacer lo mismo. Cuando los autos se detuvieron cruzó.
Su primera
amistad fue con una paloma gris, que le contó que vivía en un hermoso pino con
su pareja, que empollaban cuatro huevitos y en unos días tendrían sus cuatro
polluelos.
Luego habló
con una rana, allí junto al lago, quien le contó que vivía en ese lugar donde
tenía muchos amigos, los pececitos de colores
a los que les confundía los nombres cuando eran del mismo color.
Y así pasó
el día recogiendo historias y guardándolas en su memoria.
Comenzó a sentir
hambre y frío. Anochecía y se preguntaba: “¿Y
ahora cómo regreso?” Fue entonces que escuchó un suspiro que le resultó
familiar, vio a Valentina, su amiga humana que entre sollozos pegaba afiches con su foto en los troncos de
los árboles. Se le acercó mimoso, con gesto de “yo soy inocente” y ella lo
abrazó llorando y riendo a un mismo tiempo de tanta felicidad.
AMI
– 2023
Cuento para niños de 6 a 8 años.
Día del docente
MI SEÑO
ELOISA
La de voz suave y amable
sonrisa,
la que más recuerdo a pesar del
tiempo.
La que saludaba con una caricia,
la que tanto amé.
Era yo una niña inquieta y
traviesa,
excelente alumna; pero muy
molesta,
en segundo grado, lejos de mi
hogar
ella acunaba mis días más
tristes,
con palabras dulces calmaba mi
penar.
¡Hace tantos años! Jamás volví a
verla,
será muy anciana o ya no estará.
Tal vez sea un ángel cuidando a
mi niño
en el otro plano, en la
eternidad.
Te regalo un beso y unas flores
blancas
querida maestra, como un
homenaje de gratitud
y en tu nombre a todas las que
con cariño,
cada día honran el más bello
oficio
y ponen en el aula, saber y
corazón.
Ana María Muñoz -
2023
Reflexiones
Huellas que
me gustaría dejar
-El amor y el cuidado de la
naturaleza.
-La importancia de una buena y
sana alimentación.
-El encanto de hacer cosas con
nuestras propias manos.
-La curiosidad por saber, por
conocer, para aprender.
-Enfrentar los desafíos y
resolver sin dejar cabos sueltos.
-No discriminara las personas.
No sentirse inferior ni superior a nadie.
.Respetar toda forma de vida por
insignificante que parezca.
-Plantar árboles, y no perder
contacto con la tierra.
-El gusto por cocinar los
propios alimentos y agasajar a los demás.
-La necesidad del diálogo,
esencialmente en la familia.
-Ser veraz y auténtico.
-Honestidad.
-Ser autosuficiente. Valerse por
sí mismo.
-Tener empatía y compasión.
-Austeridad y equilibrio
respecto a lo material.
-Las historias familiares y sus
enseñanzas.
-La cultura y el idioma de
nuestros orígenes.
-El placer de observar el cielo,
amaneceres, atardeceres y toda manifestación.
-Recetas heredadas de abuelas y
bisabuelas y de mis mermeladas.
Nela Bodoc – 2022
Tiempo
¿Qué es el tiempo?
¡Otra vez viernes!
Despertar con el canto del
zorzal
descubrir mis olvidos,
retomar mis recuerdos,
recoger los pétalos,
saludar a un amigo.
Observar a un colibrí,
escuchar una nota lejana,
gozar un atardecer,
volver a escribir.
No sé si es hoy o es ayer
buscando fronteras
para trascender
siempre tratando de entregar
de mi cosecha
¿Qué? ¡Si no he sembrado!
¿Qué puedo ofrecer
si mi desván está vacío?
Tal vez está repleto
de trastos sin valor…
Ami
Ocho - 2022
FESTEJO
Las trabajadoras del comedor infantil estaban organizando la
fiesta para sus pequeños.
Tenían chocolate, facturas y golosinas, solo faltaba el
entretenimiento, Leo, que colaboraba con ellas, propuso contratar un mago ya
que era lo que a todos gustaba.
Pusieron un aviso en las redes sociales pidiendo a quien
quisiera ayudar, contactarse al número de teléfono TX57szy y esperaron
ansiosos. Pasaron varios días hasta que llegó un SMS: HOLA SOY UKKIA WURY y
quiero ir a llevar mi magia, digan dónde y a qué hora y ahí estaré alegrando el
festejo.
¡Qué felicidad! agradecidos le enviaron los datos del
evento.
Llegó el día tan esperado y comenzó la fiesta, padres e
hijos se acomodaron en las largas mesas preparadas para la ocasión, cuando
estaban terminando de servirse las cosas ricas que les habían preparado, entró
al salón una pequeña perrita negra y ruluda empujando un gran bulto y se paró
frente a todos, abrió el bulto y sacó de ahí una gran guitarra.
Todas las personas asombradas y en silencio observaban,
entonces UKKIA empezó a tocar y cantar hermosas canciones. Cantaba muy fuerte y
muy lindo, los niños y los padres aplaudían y cantaban también.
De pronto la pequeña hizo una pausa y les dijo: ¿Saben
ustedes que la mayor magia del universo es la música? con ella reímos,
lloramos, bailamos y somos felices. ¡Sí! gritaron todos y siguieron cantando
muy entusiasmados.
UKKIA estaba emocionada viendo la alegría de los chicos,
bailó y cantó por un largo tiempo y así como llegó se fue, sin que nadie viera
hacia donde se dirigió.
El festejo terminó y las preguntas quedaron. Todos opinaban.
-Creo que vino de Marte, tal vez de la luna. Creo que vino
del planeta del Principito…
Ana María Muñoz - 2023
Plegaria
Anhelo de paz
Si miramos con indiferencia el dolor de la humanidad….
Si dejamos que se acumule el rencor en nuestro corazón
porque somos incapaces de perdonar….
Si queremos imponer nuestra razón o nuestras creencias
creyéndonos los dueños de la verdad….
Si no dejamos de ver la paja en el ojo ajeno, ignorando la
viga en el propio…
Si no escuchamos los reclamos de la injusticia o peor aún,
somos responsables de ella…
Si no agradecemos la belleza que la naturaleza nos regala y
que además, vamos destruyendo irresponsablemente…
Si no nos conmueve el brillo en la inocente mirada de los
niños…
Si no vemos, no escuchamos, no palpamos, la maravilla que
nos rodea…
Nunca podremos conseguir la paz que anhelamos para el mundo
y para nuestro corazón.
Y hacemos nuestra plegaria a Ti, Dios del silencio.
Llévanos de tu mano por el misterioso sendero de lo
desconocido.
Sabemos que si nos desnudamos de todo y nos dejamos llevar
por el río de la vida, sin resistencias
Comenzaremos a saborear un atisbo de aquello que no tiene
nada y es el todo.
Esa es la paz que anhelamos.
Si lo logramos en nuestro corazón, hay esperanza de que
reine en el mundo.
Nela Bodoc - 2023
Sentires de un caminante
...
"Conocí
gente que se iba a Compostela a transitar el Camino de Santiago, y después supe
de sus penurias y satisfacciones. Tampoco sus experiencias fueron explosivas,
se limitaron a seguir las señales que otros caminantes habían dejado a lo largo
de los siglos. Lograron, eso sí, un cúmulo importante de experiencias, las que posiblemente
tengan el alcance de la luz de su vela.
Mi “Camino de Santiago” está en mí, y
aun lo transito siguiendo las señales. Descubro lo que mi vela ilumina: un
pequeño espacio por vez. También en mí está el placer por el camino en sí, pero
no figura en mi mapa un punto de llegada, lo que lo hace más atractivo aun."
...
Asunción Ibáñez - 2020
Las
imágenes hablan
La
foto
Cuando era niña miraba esta foto con mucha
curiosidad, tía Clara y su esposo, cuyo nombre aun es un misterio en mi
familia, y mi querido primo Ángel, que
es unos años mayor que yo. Se Escuchaba
que decían entre cuchicheos que esta fue
la única foto que tenían de él.
Tía Clara era una mujer elegante y muy prolija en toda su persona.
Estaba siempre sola y con el único que hablaba era con Ángel, su hijo. Pasaban
horas encerrados en su cuarto hablando en tono muy bajito, a veces se oia la
risa de Ángel, y otras, se escuchaban sollozos ahogados de ella.
Las pocas veces que salía de la habitación
agachaba la cabeza como avergonzada, iba a la cocina o al baño y luego volvía
al lugar donde trascurrían casi todas las horas de su vida.
Ángel, sin embargo, era bastante
conversador y tenía una imaginación tan maravillosa, que me quedaba tardes
enteras escuchando extasiada las asombrosas historias que me contaba. Mi abuela
susurraba a regañadientes, cuando lo pescaba contando fantasías: - Es lo que tienes de tu padre, que nunca puso
los pies en el suelo…- Y ese era el
momento en que Ángel corría a refugiarse en los brazos de su madre.
Yo no entendía, me parecían tan lindas sus
historias…
Un
día vino de visita un pariente lejano; y luego de una opípara cena con risas y
anécdotas, los niños de la casa nos retiramos a dormir. Yo, que era muy curiosa, me levanté en puntitas de pie y
me acomodé en una ventanita pequeña que comunicaba a un largo pasillo, que
llevaba al patio, con el comedor. Allí me quedé escuchando y percibí que algo
tenía que ver con la misteriosa historia del tío sin nombre. Eran cosas incomprensibles, para mí, frases como
–“Ustedes ya sabían en que terminaría
esto, qué podíamos esperar de él”- “Dicen
que está en España, eso dicen pero vaya Dios a saber, cuál será su paradero”-
o-“¡Ella lo sigue llorando y el
sinvergüenza no apareció más!”- Pasaron los años de este extraño episodio,
y por algo que se le escapó a mi abuela entendí que el que vino era un amigo
del tío de la foto. También me
enteré que cuando se tomaron esa foto
fue la única vez que él había estado con su hijo, y que se la dejó de regalo.
Tía Clara estaba cada día más delgada y
pasaba mucho tiempo en su cama. Mi primo, la acompañaba y yo también. Era la única de toda la familia que
entraba a su habitación. Ángel nos deleitaba tarde tras tarde, con sus
historias. Con el paso de los días mi tía comenzó a comunicarse más conmigo,
mientras crecía nuestra relación, su salud y vitalidad se iban agotando.
Ella también contaba historias muy bonitas
pero siempre muy tristes, me contó también que
habría querido ser aviadora, o
exploradora, y cuando más entusiasmada estaba contándome, se quedaba
callada, pensativa y alguna lágrima caía tímidamente por su mejilla cada vez
mas pálida.
Una tarde perfumada de primavera tía Clara
tenía la mirada más triste que de costumbre, suspiraba mucho y se quedaba
mirándonos sin decir nada, hasta que en un momento determinado hizo un gesto
con su mano blanca y suave, me acerqué y
como no podía entender lo que balbuceaba, puse mi oído cerquita de ella y me dijo: -“Jorge, se llama Jorge”- Soltó un gran suspiro y se quedó profundamente
dormida. Se durmió y no despertó.
Mi primo Ángel no contó más historias y se
volvió callado y ausente. Crecimos y cuando fuimos adolescentes mi querido Ángel se fue y no lo encontraron
más. Dicen que se fue a España a buscar a su padre…pero vaya a saber Dios cuál
será su paradero.
Aun lo extraño y hoy comprendo que mi tía
Clara se murió de amor.
Stella M. Olivera - 2014
Reflexiones CAMINO ESPIRIT...