miércoles, 18 de junio de 2025

 

Descripción

 

Canción: “LIBRE” de Pedro Capó.

La sensación de plenitud que invade mi alma al escuchar ese himno a la libertad, lleva a mover mis caderas a su ritmo pegadizo y me impulsa a bailar coqueteándole al sol, tal como dice la canción.

Realmente en mi pecho hay una revolución al escucharla, no dejo que nadie me vuelva a quitar esa libertad que siento en este momento, ni censurar lo que quiero, mis ganas de vivir disfrutando cada instante.

La descubrí en el momento justo que necesité fluir en contra a la corriente, y a favor por qué no, pero fluir al fin, salir de ese estanque en el que me encontraba. Me permite ser totalmente espontánea al momento de bailar, de mover mi cuerpo desde los pies hasta mi cabeza. Y serlo también en mi diario vivir, sin ataduras. Me llena de alegría dejando de sufrir por lo que no tiene sentido, solo ser libre.

Llenando mis pulmones de aire, esa sensación de RESPIRAR, pero respirar de verdad sintiendo el pecho inflarse, que todo el espacio se expande a mi alrededor como si no existieran límites, solo yo respirando en el infinito Universo.

Darme cuenta que esa libertad la perdí atándome a cadenas que luego se hicieron demasiado pesadas, cadenas internas que dejaron llagas por el tiempo que ese pesado metal estuvo en mí.

Heridas que poco a poco voy sanando, pero que dejan cicatrices para recordar que debo respirar libre, que la alegría que recuperé la debo defender, que mi sonrisa deja huellas que son bálsamo para continuar en este camino.

Esta canción se ha convertido en un himno para mí, cuando estoy donde mi sonrisa se apaga y las llagas empiezan a arder porque algo me hace recordar esas pesadas cadenas del pasado, con ella vuelve la sonrisa y recuerdo que todo lo puedo con esa libertad interior.

 

Laura Mondati - 2024

 

martes, 17 de junio de 2025

 


Hoy regreso a mis andadas

La calle me está esperando.

La aventura del no sé cuándo,

La intriga del no sé cómo,

Pero voy al propio domo

Donde me espera labor

Voy con tu apoyo, Señor

La alegría de estar vivo,

Nada queda en el estribo

Pongo mis ganas, mi amor,

Y me encamino a mis sueños

Darle vida a mi ilusión.

 

Alberto Coronel – 2025



lunes, 16 de junio de 2025

 

El valor de las palabras

 

Las palabras nos provocan emociones, sentimientos, recuerdos o imágenes. Esta vez elegí, por lo que me generan, estas tres.

 

ANGUSTIA

Siento que algo me aprieta la garganta, cerrando el paso del aire. Algo pesa sobre mi pecho y el corazón se me vuelve piedra.

Me viene a la memoria el recuerdo de algún episodio que me provocó todas estas sensaciones.

O tengo visiones de situaciones dolorosas, imágenes de niños pobres, llorando por hambre o abandono.

Generalmente, esta palabra la asocio con las etapas tristes de la infancia, porque en ella, es más difícil gestionar esas emociones.

 

BRILLANTE

¡Cuántas cosas puedo experimentar con esta palabra!

Cuando abro la ventana, a la mañana y veo el sol saliendo y pincela con su brillo los colores, siento alegría. Me renueva la esperanza de un día mejor.

Me gusta el brillo de las gotas de rocío sobre las hojas.

El de las copas de cristal y el del cabello de mi hija después de cepillarlo.

Me gusta el brillo del agua de un lago cuando lo mueve la brisa, y el de las sonrisas infantiles. El del raso de un vestido de fiesta.

Qué decir del brillo de las estrellas en las noches oscuras, sin luna.

Y especialmente el de los ojos de aquellos que están enamorados.

 

ARMONÍA

Imagino y huelo a flores, esas pequeñitas, que juntas forman una sola. Pocas cosas son tan armónicas.

Escucho las voces de un coro, cantando El Himno a la Alegría de Beethoven. Ninguna sobresale a las otras. El mismo tono, el mismo volumen. Son una sola voz.

La naturaleza está llena de momentos armónicos, como cuando nieva, caen los copos, como danzando y cubren amorosamente con su manto blanco.

Contemplando la belleza siento paz y armonía en mi interior.

Nela – 2025

 

 

viernes, 13 de junio de 2025

  

XUL SOLAR: Un cuadro Imaginativo

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha querido dejar constancia de su paso por este mundo. Sobre piedra, sobre cueros, en lienzos o en papel ha dejado su impronta.

Sin saber para quién o por qué, dejó dicho: “Estoy aquí, así soy yo, este mi mundo”

Con su magia y su registro personal, Xul Solar nos dejó un cuadro en el que los seres humanos ascienden desde la tierra al cielo.

Son mujeres que llevan luz aventando su aura blanca por un mundo impreciso de terrenos serranos sin pájaros ni plantas.

Suben escaleras, suben, se elevan como queriendo llegar al aire azul del alma para ver lo que nunca alcanzará la mirada.

Un hombre está orando de rodillas sobre una mesa alta. Las mujeres aparecen como seres misteriosos que recorren y suben, sin historia, solas hacia puertas lejanas. Son almas puras, limpias, extrañas que avanzan por ese mundo simbólico y mágico.

Xul Solar trasmite una dimensión espiritual y esotérica con su pintura polifacética y mágica. Nos inspira a buscar lo divino, a vivir en ese mundo onírico y quizás impenetrable para muchos.

 

Clara Molina -2025

 

Inspirado en la obra de Xul Solar titulada Zodíaco Titi – 1949 – surrealismo simbólico.



jueves, 12 de junio de 2025

 


Algo nos pasa en el alma... que se agranda la conciencia, el cuerpo se nos relaja y el asombro se acrecienta

Cuando sale el Sol...

Algo me pasa en el alma... me recuerda los comienzos, de la vida y la infancia

¡Cuántas ideas y amores!

Creía que era posible... Un mundo como dibujos de sonrisas y colores

Cuando sale el sol...

Me imagino tantas cosas... de volver a la ilusión, en el pecho y de tu mano empezar otra canción.

Tal cual como La Bohemia de Edith Piaff y de Aznavour, pero sin ningún final... a mi lado siempre tú

Y cuando cae el sol...

Otra vez esa nostalgia invade todo mi ser...

Y me acuesto a soñarte, otra cosa no sé hacer.

Cuando cae el sol...

Es cuando más te extraño, y duermo al anochecer, porque quizás en los sueños haya un nuevo amanecer.

Un amanecer contigo, a la vida y al amor... Si alguna vez en el tiempo...

SALIERA DE NUEVO EL SOL...

 

Rubén Ferrero- 2025



 

 

miércoles, 11 de junio de 2025

 

Crear un personaje.

 

    SERGIO

La semana pasada cumplió diecinueve años. Hace poco terminó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones.

Es hijo único y todavía vive con sus padres. Sergio no está en condiciones económicas de independizarse puesto que, a pesar de que está buscando trabajo no lo consigue.

Físicamente es menudo, bastante delgado. De rostro armonioso, lo que llamaríamos una cara bonita. Tiene ojos verdes y una hermosa cabellera de color castaño, que le llega hasta los hombros. Es lampiño, de tez muy blanca.

Desde pequeño, según él, desde que tenía uso de razón se percibía diferente a los otros niños. Se veía como niña. Su juego favorito era hurgar en el vestidor de su madre, una mujer joven muy coqueta, que siempre estaba probándose vestidos y zapatos.

Él la observaba atentamente como se vestía y se maquillaba. Y cuando ella salía por algún motivo, aprovechaba para probar sus cosméticos. Comenzó tímidamente a pintarse con el lápiz labial. De a poco se fue animando a usarlos a todos.

Nada le daba más alegría que verse en el espejo, transformado en una chica. Era la imagen con la hubiera querido mostrase a todos.

Toda esta ceremonia, la hacía con mucho cuidado. Dejaba cada cosa en su lugar, para que su madre no se diera cuenta.

Se ponía los zapatos con taco aguja, los guantes largos de raso, sombrero y collar de perlas con varias vueltas y el espejo le devolvía la imagen con la que soñaba. Se sentía una diva. Perfectamente podía pasar como una hermosa jovencita.

Pero, lamentablemente para él, no se atrevía a mostrarse de esa manera ante nadie y menos ante sus padres, que no sospechaban nada.

El único que conocía su secreto era Martín, su mejor amigo y compañero de la secundaria. Había mucha confianza entre ellos. Tal vez porque ambos sufrían por problemas de identidad. Martín era un chico gay que no se animaba a “salir del placar”.

Una tarde que sus padres habían salido a hacer unas compras, aprovechó, como siempre, a realizar su transformación.

No pasó ni media hora, que escuchó el ruido de llaves abriendo la puerta. Era su madre, que se había olvidado la billetera. Entró apurada a su dormitorio y se encontró con Sergio.

Sergio estaba paralizado. Quiso decir algo pero no le salían más que balbuceos.

La madre le explicaba, con toda naturalidad, como si siempre lo hubiera visto así, el motivo por el cuál había vuelto tan rápido.

Sergio seguía inmóvil. El miedo, la angustia le cerraban la garganta.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Al ver esto, la mujer se acercó y lo abrazó fuertemente durante un instante y le dijo – Hija, tranquilízate. No llores. Yo siempre lo supe. Sólo estaba esperando que te animarás a abrir tu corazón-

                                                                    Nela Bodoc - 2025



martes, 10 de junio de 2025

 

Fábula

 

 

La mamá Hormiga

La hormiga trabajaba arduamente y pensaba que si daba todo de sí hacía felices a los demás, y cada día se esforzaba desde el amanecer hasta entrada la noche, por complacer a sus hijos, esposo y vecinos; en los más pequeños y grandes detalles para que estuvieran contentos. 

Pero ella se cansaba y no era muy feliz, hasta llegó a enfermarse por el agotamiento y tosía a menudo.

Un día que iba a recoger a sus hijos del colegio, se detuvo a descansar a la orilla de un río de agua cristalina y vio que su rostro de hormiga estaba surcado de arrugas y en la espalda tenía una pronunciada joroba que denotaba su cansancio, el río al verla le aconsejo:Debes cuidar de ti y amarte mucho, pues así, también podrás ser feliz y cuidar a los que amas”.

 

Moraleja: Un cántaro sin agua no puede saciar la sed de nadie.

 

                                                           Patricia Vázquez - 2025

 

 

lunes, 9 de junio de 2025

 

Fábula

 

                                             La gata China

La gata China no era china, sino que se llamaba así por el diminutivo de Michina. Vivía muy cómoda en una casa finca, con un amplio parque con muchas flores y frutos.

Un día su vida se complicó, pues al dueño de casa le trajeron como obsequio un enorme perro con dientes que sobresalían de su boca, de donde caía un hilo de baba en forma permanente. Lucía en su cuello un grueso collar con enormes púas hacia afuera que daba el mensaje de “no te acerques”, un aspecto terrorífico a simple vista, y lo llamaban Hell, que en inglés significa infierno, lo que era poco tranquilizante.

El señor que lo traía hizo una advertencia al dueño de casa: “Cuide a su gata, porque este perro es un matagatos”.

Cuando los tres quedaron solos, el dueño reunió a ambas mascotas, una a su izquierda y la otra a su derecha, y les dio el siguiente discurso: “De aquí para allá territorio de Hell -señalando hacia su derecha -y de aquí para allá, lo será de China, y el que desobedezca será castigado ¿entendido?”

Al perro esto le entró por una oreja y le salía por la otra, por lo que, sintiéndose muy seguro de su volumen fuerza invadió varias veces el territorio de la gata. Y era castigado sujetando su collar a una gruesa cadena fija en su lugar. Pero como era muy hábil y mañoso, solía sacarse el collar retrocediendo hasta tirar tan fuerte que este se deslizara hasta su hocico, dejándolo libre. Aunque para no despertar sospechas, y a la espera que la gata se aproximara a él, aunque fuera para burlarse, se acostaba junto a la cadena simulando que aún estaba atado.

Cierto día llegó a la casa un señor a realizar un trabajo temporario, acompañado de dos enormes perros de pelea, que se lanzaron con gran bravura sobre Hell. Uno lo tomó con enorme fuerza del cuello buscando su yugular, momento en el que hubiera sido de mucha utilidad su collar, y el otro el otro perro lo retenía de las caderas dejándolo sin movimientos de defensa.

Fue el momento en que China, al ver en tal situación a su “querido enemigo”, saltó sobre el segundo animal con ferocidad, se dirigió por su lomo a la cabeza y le clavó las uñas en los ojos con fuerza hasta lograr que soltara a Hell al tratar de atraparla, pero ella trepó velozmente a una parra poniéndose fuera de su alcance. El perro de la casa pudo defenderse con libertad al estar en igualdad de condiciones con el invasor hasta hacerle huir.

Desde entonces perro y gata se respetan, él con humildad y agradecimiento, y ella con el orgullo de haber podido vencer a un perro enorme y feroz aun con su pequeño tamaño.

 

Moraleja: El respeto y la solidaridad dan frutos de paz.

 

                                                                                              Asunción – 2025

 

viernes, 6 de junio de 2025

 



               EL ADIÓS

 

        Los pañuelos de la nostalgia

        se agitan frente al mar.

        Los ojos, vidriosas estrellas de Orión

        brillan en la noche negra del adiós.

 

        Suspiran las olas lamentos de sal,

        las gaviotas graznan lúgubre canción.

        Tiemblan mis labios, sudan mis manos,

        mi pulso agitado me hace estremecer.

 

        Te veré partir en fatal desdicha

        sin decir palabra, sin derramar una lágrima.

        Con los puños apretados y el corazón desgarrado

        y ya jamás mi vida volverá a ser igual.

 

                        Ana María Muñoz – 2025




 

 

 

jueves, 5 de junio de 2025

 


                Arcilla

 

Le pedí a la Historia

Que me hiciera arcilla

Y en arcilla me convirtió.

 

Feliz me sentía por eso

Pues podría ser maleable

Y colmar necesidades

De quien se acerque a mi vida…

 

Vino el hambriento

En búsqueda de un plato

Y en plato me convertí.

 

El sediento se acercó

Necesitado de un vaso

Y entonces vaso fui.

 

El alfarero llegó

Buscando su material

Y en olla me convirtió.

 

Mas la artista en mí vio

Una figura ancestral

Y de la masa original

Una estatuilla logró.

 

Otro artesano un día

Una maceta formó…

 

Cada quien horneó su obra,

Alguien hasta la pintó,

Nada quedó de la arcilla

Todo se cristalizó.

 

Una pregunta subyace

¿y yo…?

 

                Iris Neli – 2025

 

 

 

miércoles, 4 de junio de 2025

 

 

                                              HISTORIAS CON INFANCIA

En mis últimas vacaciones pensé varias veces qué sería lo primero que escribiría al recomenzar el taller.

Sin embargo, la imaginación estuvo escasa por mi casa ¡No logré concretar una idea!

Mente invadida de ideas saltarinas imposibles de cazar, calmar u ordenar.

Diciembre tuvo la vorágine que trae los últimos días de trabajo con las emociones a flor de piel de las fiestas, de la familia, de los conflictos no resueltos, de ser anfitriona en los eventos familiares y del abrazo a mi misma. Eterno.

Enero, en cambio, resultó ser muy corto, alcanzando apenas para cumplir con algunos pendientes.

Mientras ordenaba la “casa grande” de mis abuelos, en un golpe de suerte y destino, encontré unos manuscritos de mamá, inéditos para mí. Dormían detenidos en el tiempo rodeados de muchos papeles, los que por su sola presencia invitaban a ser escritos.

Decidí guardarlos a todos, con el cariño y cuidado que los tesoros descubiertos merecen, tal vez, para el año creativo.

Admito que imaginé, allí sí imaginé.

Las ideas bombardearon con historias diferentes una mente descansada. Con una casa impregnada de emociones, de historias, de comienzos, de finales y muchas aventuras grabadas en el imaginario de una niña que solo quería soñar despierta; no fue difícil despertar la creatividad de la mujer que hoy ordena años de rastros.

Descansé un momento sentada junto a la mesa, frente al ventanal iluminado de la casona familiar. Observé el deterioro de los años, que no perdonan el descuido pero que mantienen intacta la magia de las historias.

Con un lápiz en mi diestra y un colín sosteniendo el pelo rebelde me dispuse a plasmar las aventuras que fluían sin cesar.

La primera, en un barco atravesando el Atlántico, llevando en su interior a mis bisabuelos, con sus escasas pertenencias deseando ver el horizonte prometido. El miedo, la ansiedad, mucha humildad y amigos oportunos de viaje.

Una nueva de vaqueros llega corriendo por el patio grande de tierra. Como esos que se veían en el televisor del comedor, vestidos de blanco y negro riguroso y algunos matices de grises. Salían de la pantalla y se escapaban en una persecución que terminaba en abrazo de asado dominguero. Más tarde se escondían entre los árboles: los pinos, el viejo y gran roble.

Los manzanos añorados eran testigos de la inocencia sobre las consecuencias de una lucha, en mis recuerdos de niña. Por eso la persecución termina en un encuentro con la media tarde servida, cerca del horno de barro, y panes tibios con mermeladas caseras.

Me detengo. Algo distrae mi atención. Allí están las siluetas etéreas de mi Meme, Tata, Teté y mamá, atravesando los muros y los tiempos con una calidez inigualable y una calma de amor sin fin. Creo que ellos también sonríen en el cielo donde están, navegando entre las plantas y los patios de la infancia que atesoro.

Esto necesito decirles. Esto quiero contarles.

 

Estela Iris Gonzalez

Marzo 2025



 

martes, 3 de junio de 2025

 

Cuento

 

                                               Luchita, la maga.

Hace ya algunos años que logré cumplir mi sueño, el de ser independiente. Logré un trabajo bien remunerado, por lo que decidí mudarme al centro de la ciudad, donde todo queda más a mano según pensaba en ese momento. Busqué el lugar ideal por dos largos años, que me parecieron eternos, y un día de junio de 2012, leyendo como cada domingo los clasificados del diario de mayor circulación, vi el anuncio de un departamento, daba el domicilio e incluso el valor de venta, ubicado en el casco antiguo de la ciudad, donde las construcciones son amplias y cómodas, pero que, en algunos casos denotan el paso del tiempo.

Al día siguiente, día feriado, me dirigí a la dirección indicada y, desde la reja de entrada me quedé maravillada por la simpleza del lugar, y por encima de todo, porque tenía en mis ahorros el monto anunciado para poder adquirirlo.

Llamé al día siguiente a la inmobiliaria que lo anunciaba y quedé en ver el departamento. Me agradó, pues se veía cómodo, muy luminoso y no se oye el tránsito de la calle. Tras las negociaciones y trámites legales pude mudarme al poco tiempo. Era como si una corriente invisible posibilitara que los inconvenientes que surgían se fueran solucionando con facilidad.

Reduje mis pertenencias a las adecuadas para las dimensiones del lugar y, lo último que llevé fue a mi vieja compañera, mi gata Misha. Ella entró al departamento con cautela ante lo desconocido, y en unos días aceptó el lugar haciéndolo propio.

Y en 2020 vino la pandemia, y quedamos aisladas, encerradas. Yo salía a caminar a la terraza dando giros, contando los pasos, no menos de mil cada tarde, mientras mi gata se subía a una pared y me miraba con sus ojos entrecerrados, pues solo me acompañaba una o dos vueltas porque ya tenía algo más de veinte años y se cansaba.

Comencé a trabajar por internet, así que no padecimos demasiado. Ella murió el 27 de diciembre de ese año entre mis brazos, solo de viejita. Me ofrecieron mascotas pero yo dije que no más. Y han pasado cuatro años y me he mantenido en mi decisión.

El mes pasado, como cada jueves, fui al mercado a reponer víveres. Al regreso, en la puerta del hotel a cuadra y media de mi hogar, a las 10 de la mañana de este otoño dorado, y como cada otoño con un sol brillante y límpido que iluminaba la puerta de entrada frente a la cual había una bellísima gata blanca, con un par de ojos azules que me conquistaron. Me hice la fuerte y seguí, pero quedé prendada y fui por ella.

Llegó al departamento y se comportó como si siempre hubiese estado aquí. Mi vecina del uno vino a verla y dijo, como chiste, “Es la reencarnación de la Misha” aunque aquella gata no era blanca. Le comenté que había visto en internet que los gatos blancos son segregados por otros gatos, que al parecer los consideran como de mala suerte o maléficos, lo que los humanos le atribuimos a los gatos negros.

Luchita, que así la llamé por que tiene los ojos intensamente azules como una amiguita de mi infancia llamada Lucía a la que le decíamos así, sube a mi cama cuando estoy recostada y pone su cabeza junto a la mía. Pide su desayuno cuando preparo el mío, y cosas así. Es delicada y aparentemente tranquila. Comencé a dejarla salir a la terraza, luego, alguna vez al pasillo de abajo, pero nada más. Con más frecuencia se sube a mi cama, y como me siento incómoda, comencé a cerrar la puerta y dejarla fuera de mi habitación.

Ya van dos noches escuché lo que me pareció que alguien abría la puerta de acceso, pero con la proximidad de los departamentos supuse que era algún vecino.

Ayer mi vecina del 6 me preguntó -¿Cómo le fue anoche? ¡Iba tan linda! –pensé que se habría equivocado, pero nos interrumpieron y no aclaré que yo no había salido de mi departamento.

Hoy escuché por la ventana de mi cocina que esa vecina hablaba con alguien, a quien le dijo Marta, mi nombre. Pensé que mi vecina estaría desarrollando una demencia senil. Puse agua a hervir para el desayuno y fui a lavarme los dientes.

Frente al espejo lo descubrí, algo terrible había sucedido. ¡En una noche me he convertido en una anciana de ochenta años!

 Se abrió la puerta de entrada y ¡cómo decirlo! entró mi antigua imagen, que me dijo: “Soy Luchita, pero desde ahora me llamo Marta, ya le dije a la vecina que llegó mi mamá a vivir conmigo, pues necesito quien se encargue de la casa y la comida mientras sigo con mis estudios de magia.”

 

                                                                              Marta - 2025



lunes, 2 de junio de 2025

 

Fábula

 

El Faro y el mar

Una tarde de verano cuando aún el sol no se escondía, el mar estaba muy enojado, sus mareas lo demostraban así, golpeando fuertemente sus olas contra el Faro que estaba aún apagado. Los barcos apenas podían flotar con tanto oleaje.

Al ver esto el bondadoso Faro, siempre atento y expectante le preguntó qué le pasaba, ya que la luna no había cambiado para que él se pusiera así de bravo.

-Estoy muy enojado- Dijo el mar haciendo romper fuertes olas sobre la playa. – En el día de ayer los barcos decidieron no navegar por mis aguas porque venía una supuesta tormenta que nunca llegó, estuve todo el día muy aburrido… a vos te tiene que haber pasado lo mismo –dijo- Por la noche no tuviste a nadie a quien guiar, o sea, perdiste tu energía prendiendo tu luz iluminando el camino en vano- y volvió a reventar una gran ola que dio vuelta una pequeña embarcación.

El Faro al ver esta furia tan dramática del Mar, trato de calmarlo minimizando el problema. -Haya o no alguien a quien guiar, enciendo mi luz y te ilumino a vos que te veo a veces tan pacífico y otras con tantas olas que vienen y van, disfruto mucho eso. Pero la verdad que lo que estoy viendo hoy no me gusta, porque a pesar que no hay tormentas que pongan en peligro las embarcaciones, estás tú tan furioso que haces peligroso el navegar, seguramente mañana nadie querrá salir otra vez por estas olas tremendas que estás generando.

El Mar se quedó quieto pensando lo que le decía el Faro. –La verdad tienes razón, ayer no disfruté el día pacífico que había, pensando en mí enojo porque estaba aburrido, sin darme cuenta que siempre estás conmigo, acompañándome, ahí firme y en silencio, solo observando.

Claro- Dijo el Faro –Hay que aprovechar cada momento que es único, no lo dejemos pasar pensando que podría ser mejor. Vivamos cada instante.

 

Moraleja: “Hay que vivir el presente sin pensar ni engancharse con lo que pasó ayer.”

 

Laura Mondati

22/05/2025

 

 

  Descripción   Canción: “LIBRE” de Pedro Capó. La sensación de plenitud que invade mi alma al escuchar ese himno a la libertad, lleva...