miércoles, 31 de mayo de 2023

 

 

UNA PUERTA. UN JARDÍN

 

Tras una puerta maciza

de maderas algo ajadas,

en medio de una muralla

que el sultán mandó erigir

con esclavos y soldados de países muy lejanos.

Sueña un jardín de verde árabe

esperando sin premura

mi presencia azorada

y tal vez avergonzada

ante tanta belleza oculta.

Con una fuente en el centro

y un reguero de agua clara

cantarina y burlona que sonreía

ante la sed de las flores

que se abrían a su paso

e inclinaban sus corolas

en señal de gran respeto.

Hojas verdes como palmas

les cuidaban las espaldas.

Seguía el árabe presente

con incienso y panderetas.

Su presencia era tangible

como el oro que adornaba

el dintel de las ventanas.

Todo el jardín rodeado

de arcos grandes bien torneados.

¿Quién habrá sido el arquitecto

que creó tanta belleza?

Allí anidó sus sueños algún esclavo olvidado

 

Y canturrearon canarios y jilgueros

que vinieron de otros mares

y anidaron entre los muros sangrientos.

Así se me antojan siempre esos sitios tan lejanos:

Silencio, sangre y estío, todo oculto.

La belleza, el aire fresco, el color de las corolas

y el rumor del agua inquieta.

Todo oculto, tras los muros de un constructor poeta.

 

Clara Molina - 2023



martes, 30 de mayo de 2023

 

Consejo a mi hijo.

 

No descalifiques las experiencias ajenas aunque te parezcan antiguas o pasadas de moda, eso te llevará a perder tiempo repitiendo experiencias que ya se hicieron.

Piensa que nunca estarás libre de dificultades, pero esa es, posiblemente, la verdadera razón de la existencia: la posibilidad de aprender más allá de los libros, descubrir las enseñanzas. Más eres libre de seguir adelante o claudicar ante la embestida.

No te abrumen los fracasos, ellos son los grandes maestros en nuestra vida.

Cuando llegues a lo que consideres la cumbre de las realizaciones personales, no te olvides que son efímeras.

 

Iris Nelly- 2007

lunes, 29 de mayo de 2023

 

            


                Vida

 

El vivir con lo que haya,

Gozar de lo que se tiene,

Quizás la mejor higiene

De hurgar en la propia huerta

Sin andar golpeando puertas,

Que tal vez no se han de abrir,

Es fruto del devenir

Cosechar la propia siembra.

 

            Alberto Coronel – 12/7/22




domingo, 28 de mayo de 2023

 micro relato


Tenía las manos entumecidas,

no podía firmar.

Se las frotó y tomó la lapicera. 

° ° °

Nela 2022



viernes, 26 de mayo de 2023

 

Por qué escribir

 

En cada alma se encuentra la chispa divina, y la escritura lleva a cada persona que la practica a nutrirse de su propio mundo interior, le ayuda a sacar de lo más profundo de su subconsciente sus propias riquezas y  hasta, a veces, descorrer los velos del inconsciente desconocido.


-Incursionamos en la descripción, la anécdota, el caso, el chiste, la leyenda, la poesía, el dialogo, el ensayo, la fábula, el cuento, la biografía, el resumen, la evaluación y más, practicándolas.

 -Esta ejercitación ayuda a encontrar estilo,  desbloquear sentimientos, ejercitar la memoria, permitir que las emociones afloren, conocer un poco más la esencia humana, la propia y la ajena.

-Poder transmitir una idea con suficiente claridad requiere práctica metódica, investigación, algo de esfuerzo y cariño por el tema. Se necesita ordenar las ideas, priorizar los términos,  buscar en la memoria, verificar datos si fuera necesario, comprobar ortografía y gramática, y esto pone en movimiento nuestra maquinaria interna. Contextualizar.

 

Taller LÁPIZ CREATIVO



jueves, 25 de mayo de 2023

 

Fábula

 

EL ESPEJO

EL espejo sonrió travieso, ocultó la imagen que acababa de reflejarse en su nítida superficie junto con todos los otros recuerdos claros y vivos que guardaba celoso.

Allá en la profundidad del campo configurado en el fondo de su superficie, todavía se besaban los amantes apasionados y las madres, orgullosas, mostraban a sus hijos pequeños vestidos de domingo.

Una tirada gris contaba cuentos de una joven perdida.

Otra jovencita sonreía y bailaba juguetona como las hojas de otoño con el viento.

Más tarde, allá a lo lejos, combatientes de otros tiempos, hundían sin piedad sus lanzas en el pecho de un viejo.

El espejo impasible esperaba la llegada de un pájaro negro que venía a comer el alpiste de los otros pájaros enjaulados y, más aún, esperaba a su amigo, un zorrito sonriente que venía con la noche a mirarse, vanidoso, en la superficie bruñida mientras aguardaba en vano la presencia de una linda compañera de andanzas. Pero, al primer ruido que se escuchara en la casa, se iba corriendo sin volver la vista atrás. El zorrito sabía cuidarse.

El espejo sin voz lo llamaba a su lado. ¡Se sentía tan solo! A pesar de la multitud de seres que atesoraba en su seno. Todos pasaban de largo. Lo miraban de reojo y seguían.

¿Qué habría contado el espejo si hubiera podido hablar? ¿Revelaría secretos por nadie conocidos, o se haría el misterioso, intrigante por antonomasia y contaría fábulas para niños pequeños y curiosos?

El espejo sabía demasiado, sentía demasiado, había vivido demasiado tiempo; pero no podía expresarse, como los seres autistas. Quizás el único que lo comprendía era el zorrito amigo, pero también huía y lo dejaba solo.

 

Moraleja: No por mucho saber, ni por mucho atesorar, se puede tener amigos con quién compartir y charlar.

 

Clara Molina – 2023

 

miércoles, 24 de mayo de 2023

 

Soneto


La verde ofrenda

 

El viejo marco dejado allá en el bosque,

aquella luz que se vislumbra, brilla,

y al verde despierta su total maravilla.

Inunda de frescura con su toque.

 

Ve el árbol de lianas el enrosque,

la gota de rocío se desliza, sencilla,

adornando la flor por la orilla.

Reclama al duende a que la magia invoque.

 

Muestra el antiguo espejo tanta ofrenda,

desplegando plena exuberancia,

dada al extraviado caminante.

 

Para que, al fin, encuentre la húmeda senda,

empapada de verdosas fragancias

de silvestre belleza desbordante.

 

Nela Bodoc - 2021

martes, 23 de mayo de 2023

 

Todo es milagro

 

Paso por la vida sin ver

los pequeños milagros

que acaecen en derredor

¿Qué clase de ceguera sufro

que no me deja verlos?

A veces me detengo un instante

y paro la vorágine de mi día,

porque un pequeño milagro

de repente llama mi atención:

Son dos cotorritas bochincheras

que con increíble habilidad

con su piquitos y sus patitas

van sacando las últimas uvas

que van quedando en el parral.

quedé atrapada en ese instante,

me fundí en la bucólica imagen,

desaparecí de mi misma

Y fui cotorrita saboreando la uva;

fui el parral de tronco leñoso,

el haz de luz sobre las hojas,

la brisa jugando con todos.

Sentí que el pequeño milagro

estaba afuera y adentro.

Yo también era parte de él.

Nela Bodoc – 2020

 

 

 

lunes, 22 de mayo de 2023

 

Soneto

 

Divina Madre, me abro a tu amor

y me recojo en tu sabia enseñanza

como quien tiene una gran añoranza

y no quiere sentir ya ningún temor.

 

Tengo libros de filosofía

pero amiga soy de la vida,

a caminar ellos a mí convidan

y con alegría y gozo confían.

 

Tu voz más que amiga,

gracias por tu brisa y caricia,

quizás florecer mi amor consiga.

 

Con materia y energía

en la selva muy tupida

oro del saber surgiría.

 

 

 Gabriela Medawar 2021



domingo, 21 de mayo de 2023

 

                                                                                                                                           


Los dones que lo Divino me brinda  han delineado mi vida. 

Cada mañana, frente al espejo, le digo a mi imagen la suerte que tiene de sentirse bien.

 

                                      Iris Neli - 2015




viernes, 19 de mayo de 2023

 

Reflexión

 

            La ciencia no ha sido mi fuerte, pero no por eso ha dejado de influir en mi vida, cambiando vertiginosamente mi entorno. Einstein elaboró una de las teorías más complejas que modificaron el pensamiento humano, sin embargo dijo algo que sí podía entender y apoyarme en ello: sus “Tres reglas básicas”.

 

1-      En el caos está la sencillez.

2-      En el conflicto está la armonía.

3-      En el medio de la dificultad está la oportunidad.

 

Sí, lo he podido entender, pero a un nivel tranquilizador solamente, porque no he podido llevarlo a la práctica.

 

                                                           Asumi - 2014

 

jueves, 18 de mayo de 2023

 microrrelato 



Se quitó la alianza.

tiró las llaves sobre la mesa

y pegó un portazo.


     Nela - 2022


 

Narrativa: lo que mis antepasados me dejaron.

 

A mis hijos, mi herencia

Mis abuelos tuvieron una riqueza para mí, incalculable. No cotiza en ninguna bolsa de comercio y aunque quisiera, o me ofrecieran venderlas, no podría hacerlo.

Es intangible pero visible.

Es brillante y no es oro.

Es gigante e intangible.

Don Juan Zeballos, mi Tata, fue el hombre que marcó el respeto como base de su trato cordial y amable. El valor de la palabra dada en su trabajo y en sus promesas a sus nietas llenas de caramelos y chocolates, “la yapa” cuando volvía de algún trámite hecho en Mendoza al Tunuyán donde lo esperábamos. Él no viajaba solo. Lo acompañaban Meme y Teté, que le recordaban no olvidarse del regalito esperado.

Meme, Doña Ana, fue la abuela materna a la que bauticé con ese nombre, mezcla de madraza y abuela. ( Mi yo y las palabras inventadas desde muy chica que perduraron en la familia, quedan para otra ocasión). De ella pude recibir el don preciado de la entrega, de la fuerza ante la adversidad. De los buenos recuerdos de todos los que la conocieron como la mejor anfitriona, porque daba su cariño en sus comidas llenas de magia sencilla, sin lujos.

Su recuerdo viaja en la familia y amigos que sus manos tocaron con magia de ollas y sabores de campo. Siempre con el Tata a su lado. El compañero de la fortaleza.

Sin dudas mi mamá y Teté recibieron esa fortaleza y entrega. Las viví con sus cuidados amorosos, el cariño infinito y el estar siempre presentes.

Abuela Rosa, tuvo un paso fugaz en mi vida terrenal. Se fue cuando yo era muy chica para recordar detalles. Sin embargo su marca de lucha, de protectora implacable, de rebeldía ante lo que creía injusto, de trabajo sin cesar, de orden y limpieza, de amor, esa marca profunda está en mí. Mi papá tiene eso de ella. Y mucho más. Porque eligió desarrollar su persona con un camino espiritual que lo enriqueciera.

Mi mamá desarrolló su gran corazón de otra manera, dejando una luz tan grande en este plano del universo, que aunque no la conocieron sé que es la estrella que está brillando en los senderos que transitan. Guía y protección.

Mis papis nos dejaron el legado de vivir con libertad y cuidados, apoyándonos en la familia y sobre todo creer, confiar, tener fe.

Libertad para elegir. Cuidarnos para estar bien. Creer en que lo malo pasará. Confiar en el amor de la familia. Fe en Dios que está en cada paso.

Hoy sé que ser parte de una familia, de un gran árbol es un privilegio, una responsabilidad y sobre todo una posibilidad. Una posibilidad de crecer, cambiar, decidir.

No tengo todas las respuestas, aunque mi mente curiosa e inquieta las busque. Seguramente lo heredé de alguna ramita de este árbol familiar.

Ustedes ya tienen esta herencia y muchas más. Ser parte de una familia es estar dentro de un vertiginoso laberinto de vivencias, enseñanzas y legados. Somos el producto de todo eso más lo que hagamos con ellas.

Podemos llegar a creer que no se puede cambiar lo malo. En este presente tengo mis dudas y trabajo en ello. Me doy permiso para transitar todas esas cositas malas de las que ejemplos sobran, en lo físico que se ve, en el alma que me mueve con invisibles hilos.

Tengo dudas: ¿Será que mi persona se refleja en las historias familiares para que logre entender de qué se trata vivir? y ¿por qué soy parte de este árbol y no de otro?

La certeza es que los movimientos en mi genealogía personal son muy fuertes. Un paquete multirracial que sin dudas está en ustedes. Lo que se hereda no se pide. Llega.

Está todo enlazado, ayudan a darnos forma y seguir.

Hoy me ayuda a poder elegir y aceptar a un compañero de vida que camina junto a mí a la par, completando mi árbol lleno de remolinos con su sensibilidad y compañía, entrelazando árboles.

En fin, aprendí que las marcas de la historia familiar, se pueden curar, mejorar, atravesar, disfrutar, cerrar. Afrontarlas, en lugar de enfrentarlas.

Pequeños míos este es el legado que les paso: elegir un camino y hacerlo con fe. Lo hago cada día y no es sencillo. Muchas veces quiero gritar, correr, escapar. Eso también estuvo en mis antepasados. Es por algo.

El camino del desarrollo espiritual, como nos enseña el Tata, lo eligen ustedes. Yo sé que Dios los acompañará.

No se olviden que ustedes enriquecen esta herencia como quieran y sobre todo como puedan.

Estoy tranquila porque sé que tienen muchos ejemplos a donde aferrarse cuando den sus pasos.

Con muchos errores y más cariño, como me decía mi mamá.

Mamá

 

Estela Iris González. Abril de 2023

 

miércoles, 17 de mayo de 2023

 

SUEÑO INCUMPLIDO

Parecía un hombre fuerte al elegir,

tenía la libertad y la fantasía

de romper con la desigualdad

que causaba tanta tristeza y ansiedad.

Soñaba que la sociedad sintiera el abrazo

y la conexión entre gobernantes y gobernados.

Estaba cansado del rechazo

y luchaba con entereza por la unidad.

Era un ser digno de admiración.

Siempre recto, siempre justo

como venido de otra galaxia.

Un extraño en éste tiempo de confusión.

Un día cansado de tanta maña

guardó sus cosas en la valija.

Ropas y libros dentro de ella,

subió muy alto en la montaña

y en una cueva guardó sus sueños.

 

                               Any Muñoz - 2022

martes, 16 de mayo de 2023

 

 

Solo un viejo sueño.

 

Era, de todas, mi mayor pasión,

ser bailarina clásica,

desde que tuve uso de razón…

Conseguir la preparación básica

para llegar al Colón.

Pero no tuve apoyo, ni ayuda,

sola estaba, sin duda.

Usando pollerita de papel crepe

como tutú, o traje de ballet.

Bailando me pasaba el día

con los valses que mi madre oía.

Soñaba con ser el cisne del lago,

o Julieta, pero sin su amado.

El jardín era mi escenario,

unos pocos espectadores, varios,

eran todas las mascotas

o mis muñecas de trapo.

Una vez conseguí los aplausos

que creía merecer,

pero era una mera vecina

batiendo fuerte las palmas

pues el timbre no sonaba,

venía urgida por un menester.

Era a mi madre a quién buscaba

para devolverle el neceser.

 

Con los años fui creciendo

y aquella antigua ilusión

de a poco se fue diluyendo

con la lenta muerte de esa pasión.

 

Nela Bodoc - 2021

lunes, 15 de mayo de 2023

 

Cuento

 

 La boda

 

Se quedó mirando, muy emocionada, su precioso vestido blanco prolijamente extendido sobre la cama.

El tan esperado día había llegado, el de su boda.

Llevaba largo rato preparándose. Su maquillaje quedó impecable, al igual que el peinado que le hicieron en la peluquería por la mañana.

Ya bastante excitada, comenzó a colocarse el vestido. No había conseguido que su hermana la ayudara con esos menesteres. Pudo notar la envidia que le tenía. Era obvio que no compartiría su felicidad.

Un ligero escalofrío recorrió su espalda. Pero no estaba dispuesta a que le quitara brillo a su mirada.

Mientras introducía, cuidadosamente, su delgado cuerpo en el traje de encaje y raso, notó que algo extraño comenzó a suceder. Iba perdiendo su blancura. Los bordados del encaje se desdibujaban. La tela de raso se volvió opaca. Todo se veía cada vez más deslucido. Cuando terminó de colocárselo, vio en el espejo que eran solo harapos.

Sin aceptar lo que estaba pasando, se calzó las preciosas sandalias de tiritas y taco aguja, Pero notó que, en sus pies, se volvieron unas feas chancletas. Los bucles de su peinado desaparecieron, le quedaron largas mechas lacias. Se le borró el maquillaje y le aparecieron oscuras ojeras en el rostro.

Su desesperación iba en aumento. Estaba muy confundida porque no encontraba explicación a lo que estaba ocurriendo.

Miró el reloj, eran las nueve. A esa hora debería estar entrando en la antigua capilla, cercana a su casa. Ella la había elegido porque allí se habían casado sus padres. Corrió, ya descontrolada por los sucesos, casi desvariando, sin importarle su aspecto.

Al llegar, una escena, una escena increíble la dejó paralizada. Su futuro esposo estaba frente al altar poniéndole la alianza a una desconocida, una misteriosa mujer vestida de rojo brillante, con un enorme sombrero, también rojo, que le hacía sombra en la cara.

Y como si esto fuera poco, todas sus amistades y familiares estaban celebrando, alegremente, esa boda.

Fue demasiado, su corazón no pudo soportar más. Se desmoronó sobre la lujosa alfombra, sin poder emitir el grito que no quiso salir de su garganta, ni brotaron las lágrimas que le quemaban los ojos.

Quedó tendida como una muñeca de trapo que alguna niña podría haber abandonado, tal vez por vieja, tal vez por destartalada.

En un instante de lucidez se pellizcó y como no sintió nada, se percató que no era real y que era parte del sueño de alguien.

Sonó el despertador a las siete, como todas las mañanas. Mariela se sentó bruscamente en la cama. Se sentía un poco aturdida por la extraña pesadilla que había tenido.

Se lavó la cara con abundante agua fría. Quería borrar la desagradable sensación que le quedó en la garganta.

Esa tarde se iba a reunir con su novio, después del trabajo. Habían quedado en hablar y planificar su futuro casamiento.

Camino al encuentro con él, Mariela sintió algo muy fuerte en su interior…como una transformación.

Después del saludo y de intercambiar unas palabras le informó, con decisión, que no habría boda.

 

Nela - 2023

domingo, 14 de mayo de 2023

 

Aforismo

 

Elegir sin miedo, y respetarme en mis elecciones.

                                                                                         ami

viernes, 12 de mayo de 2023

 

MI PANCITO DE PALABRAS

 

Me pidieron que creara

y amasé una poesía,

le puse gotas de polvo

de mi tierra mendocina.

La perfumé con el viento

y el olor de la jarilla,

y la dejé que leudara

bajo una luna de plata.

La adorné con el calor

de este sol cálido y ardiente,

la adorné con flores rojas

y con ramas de canela.

Le hice una cuna verde

para que no pierda se esencia.

Mi pancito de palabras,

ya está listo.

Ya me voy

 

Clara Molina- 2023

jueves, 11 de mayo de 2023

 

El cuento: parte de una situación inicial, surge un conflicto que, en el desenlace final, se resuelve.

 

                                                           Orgullo

 

Doña Rita era una dulce ancianita que vivía en una chacra bastante alejada de la ciudad.

A ella le gustaba mucho su huerta y su jardín, también le encantaba cocinar, la cocina era su lugar predilecto adónde no podían entrar los demás miembros de la familia sin su consentimiento, pues allí ella era reina y señora, y en sus ratos de ocio se sentaba en su sillón predilecto, escuchando música y tejiendo.

Un día, al retomar su tejido para entretenerse, puesto que afuera llovía a cántaros y no podía ir a labrar su huertita, vio que había cometido algunos errores, que eran muy evidentes y deslucían totalmente su trabajo.

Largo rato se quedó cavilando sobre el tema y tomó una decisión: iría al oculista. Aunque iría sola, sin decirle nada a su esposo y sus hijos para no dar el brazo a torcer, pues ellos le habían insistido infinidad de veces que hiciera esa consulta para que le recetaran anteojos que le  ayudaran con sus tareas mejorando su visión.

A la mañana siguiente salió temprano rumbo a la ruta para tomar el colectivo que la llevaría a la ciudad, pero ella nunca había hecho ese trayecto sola a pie, por lo que se sintió invadida por un gran temor.

Había caminado un largo rato cuando encontró a un joven vecino que le aconsejó que no siguiera por esa senda pues había mucho barro de la lluvia del día anterior.

Su orgullo no le permitía obedecer ni aceptar consejos, pues siempre se había valido por sí misma cuando era más joven, así que siguió por el sendero y fue a dar en medio de un charco de lodo que no había visto.

Angustiada se echó a llorar. Y entre las lágrimas vio que un tractor se aproximaba. En él venía su hijo menor. Venía a buscarla porque su vecino, el joven que antes encontrara, le había avisado de su situación.

¡Vengo a buscarte mamá! –dijo su hijo con dulzura- iremos a casa a que te cambies de calzado y te laves los pies y luego te llevaré en la camioneta a la ciudad.

El tiempo nos invita a aceptar los cambios.

                                                          

Asumi – 2023

 

 

miércoles, 10 de mayo de 2023

 

Biografía

Juana Azurduy  de Padilla, Coronela del Ejército Libertador

 

Nació en el cantón de Toroca en las cercanías de Chuquisaca, el 12 de julio de 1780 hoy república de Bolivia, hija de don Matías Azurduy y doña Eula­lia Bermudes .Su lengua materna era el castellano, aprendió el quechua y el aymara .

 A la muerte de su madre primero y luego de su padre, su crianza queda a cargo de sus tíos junto a su hermana Rosalía. Su adolescencia fue conflictiva, chocando con las costumbres antiguas  de su tía, por lo que es enclaustrada en el Convento de Santa Teresa. Por su carácter rebelde contra la rígida disciplina, prácticamente es expulsada del Convento. Allí  realizaba reuniones clandestinas, donde conoce la vida de Túpac Amaru y Micaela. Estudia la vida de Sor Juana Inés de la Cruz entre otros, lo que le llevará a la expulsión a los ocho meses de internada.

 De regreso a su región natal, conoce a Melchor Padilla, padre de su futuro marido, amigo de los indios y obediente de las leyes realistas, Allí conoce a Manuel Padilla,  quien establece una relación de profunda amistad con Juana. Éste frecuentó las universidades de Chuquisaca y compartió con  Juana su conocimiento de la revolución Francesa, las ideas republicanas, la lucha por la libertad, la igualdad y la fraternidad. Juntos conocieron a los patriotas  Castelli, Moreno y Monteagudo representantes de La Primera Junta Argentina.

 El 8 de marzo de 1805 contrajo matrimonio con Manuel Padilla y tuvieron cinco hijos:     Manuel, Mariano, Juliana, Mercedes y Luisa, la que acompañó a su madre en  la vejez.

Gozaron de una buena posición económica, pero Manuel como era “criollo”, no podía participar de cargos en el cabildo. Por esas circunstancias Manuel Padilla se sumó a la resistencia y encabezó a los indios Chayanta. Juró servir a la causa americana y vengar  a los patriotas fusilados en el levantamiento de La Paz.

 Manuel Padilla se unió a Martín Miguel de Güemes y  fueron la pesadilla del ejército realista. Doña Juana quiso acompañarlos pero estaba prohibida la presencia de mujeres en el ejército.

Hacia 1813 los revolucionarios ocuparon Potosí y Padilla fue el encargado de organizar el ejército, tarea a la cual se sumó, ahora sí, Juana. Su ejemplo hizo que muchas mujeres se sumaran a la idea de independizarse de los españoles. “En poco tiempo, el prestigio de Juana Azurduy se incrementó a límites casi míticos: los soldados de Padilla veían en ella la conjunción de una madre y esposa ejemplar con la valerosa luchadora; los indígenas prácticamente la convirtieron en objeto de culto, como una presencia vívida de la propia Pachamama”.

Juana Azurduy siempre demostró un hondo senti­miento maternal y se preocupaba de que sus hijos cre­cieran sanos y fuertes, convencida de que una de sus misiones principales era evitar que les sucediese lo que ella tuvo que sufrir cuando sus padres desaparecieron demasiado prematuramente.

Sabedora de que la hora de combatir le llegaría tarde o temprano, porque su deseo así lo auguraba, Juana ordenaba a sus ayudantes que le fabricaran muñecos de paja con los que luego ella se ensañaba, atacándolos con alguna espada que su esposo había abandonado por mellada e inservible. O los atravesaba con una lanza de larga vara que aprendió a sujetar con fuerza en su sobaco, taloneando su cabalgadura como su padre le había enseñado

También aprendió a lanzar las boleadoras con bastante eficacia y las cabras debieron habituarse a derrumbarse cada dos por tres con sus patas arremolinadas por tiradas cada vez más certeras. La que hasta no hacía mucho fuese una dama chu­quisaqueña se enorgullecía ahora porque su brazo se endurecía y la espada parecía pesar cada vez menos, desbaratando ejércitos de muñecos que caían abatidos desparramando briznas de quinua en el aire.

El hecho de que fuera mujer, y tal estirpe de mujer, decidía a muchos hombres a unirse a la lucha y, lo que era más remarcable, también lo hacían no pocas mujeres, anticipando lo que sería aquel formi­dable cuerpo de amazonas que debería ocupar mejor lugar en nuestra Historia.

En campaña solía llevar un pantalón blanco de corte mameluco, chaquetilla escarlata o azul, adornada con franjas doradas y una gorra militar con pluma azul y blanca, los colores de la bandera del general Belgrano, quien le había obsequiado su espada favorita en cierta ocasión en que presenció su bizarría y arrojo, prenda que lucía con gran estima.

En el mes de marzo de 1814. Padilla y Azurduy vencieron a los realistas en Tarvita y Pomabamba. Pezuela, el jefe del ejército español, puso todo su batallón a perseguir a la pareja de caudillos. Las tropas revolucionarias debieron dividirse: Padilla se encaminó hacia La Laguna y Juana se internó en una zona de pantanos con sus cuatro hijos pequeños. Allí se enfermaron cada uno de ellos, y murieron Manuel y Mariano. De vuelta en el refugio del valle murieron Juliana y Mercedes, las dos hijas, de fiebre palúdica y disentería. Dicen los biógrafos que comienza aquí la guerra brutal contra los realistas.

 Está nuevamente embarazada cuando combate el 2 de agosto de 1814 junto a Padilla y su tropa, en el cerro de Carretas. Sufre ya los dolores de parto cuando escucha las pisadas de la caballería realista entrando en Pitantora. Luisa Padilla, la última hija de los amantes guerreros, nace junto al Río Grande y experimenta ahora en brazos de su madre los ardores de la vida revolucionaria         .   

Un grupo de suboficiales quisieron arrebatarle la caja con el tesoro de sesenta mil duros, el botín de guerra con el que contaban para su supervivencia las tropas revolucionarias, y que custodiaba con celoso fervor. Juana se alzó frente a ellos con su hija en brazos y la espada obsequiada por el General Belgrano. Feroz y decidida, montó a caballo con la pequeña Luisa y, juntas, se zambulleron en el río logrando llegar con vida a la otra orilla. La recién nacida quedó a cargo de Anastasia Mamani, una india que la cuidó durante el resto de los años en que su madre continuó luchando por la independencia americana.

 En 1816 Juana y su esposo, quienes tenían bajo sus órdenes seis mil indios, sitiaron por segunda vez la ciudad de Chuquisaca. Los realistas lograron poner fin al cerco, y en Tinteros, Manuel Ascencio Padilla encontró la muerte. Manuel Belgrano, en un hecho inédito, envió una carta donde la nombraba Teniente Coronel.

Juana Azurduy intentó reorganizar la tropa sin recursos, acosada por el enemigo, perdió toda colaboración de los porteños. Decidió dirigirse a Salta a combatir junto a las tropas de Güemes, con quien estuvo tres años hasta ser sorprendida por la muerte de éste, en 1821. Decidió regresar junto a su hija de 6 años, pero recién en 1825 logró que el gobierno le dé cuatro mulas y cinco pesos para poder regresar. Ese mismo año se declaró la independencia de Bolivia y el mariscal Sucre fue nombrado presidente vitalicio. Este le otorgó una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares.

 Uno de los pocos momentos de felicidad fue aquel en que sorpresivamente Simón Bolívar, acompañado de Sucre, el caudillo Lanza y otros, se presentó en su humilde vivienda para expresarle su reconocimiento y homenajeó a tan gran luchadora. El general venezolano la colmó de elogios en presencia de los demás, y dícese que le manifestó que la nueva república no debería llevar su propio apellido sino el de Padilla, y le concedió una pensión mensual de 60 pesos que luego Sucre aumentó a cien, respondiendo a la solicitud de la caudilla, pensión, que apenas le alcanzaba para comer.

 La alcoba donde murió se encontraba en la casa número 218 de la calle España, en la ciudad de La Paz, Bolivia, en el patio interior que parece el corralón de algún antiguo tambo, donde viajeros y trajinantes alquilaban una pieza para pasar la noche.

El cuarto era pequeño y miserable, tenía un venta­nuco al oriente y la puerta al norte. Adentro había una escalerilla de adobe para alcanzar la abertura, las pare­des estaban blanqueadas y el techo con recias vigas y cañas trenzadas, rumorosas de vinchucas.

En un lecho humilde con colchones que los indios llaman "ppullus", expiraba doña Juana. Además había en la alcoba una vajilla de barro, en las paredes algunas imágenes, un arca pequeña con papeles y otro catre para Indalecio, un niño harapien­to, único testigo del último suspiro de la Teniente Coronela.

Murió, como no podía ser de otra manera, un 25 de mayo de 1862. (Revolución de  Chuquisaca 25 de mayo de 1809 )

Sus restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.

Referencias: Historia de Bolivia  -De Jose Mesa, Teresa Gisbert  de Mesa ,Carlos  De Mesa - Quinta Edición-Editorial Gisbert La Paz 2006  Wipedia; Enciclopedia libre Internet.

 

             Helena Benenati Solsona - 2012

 

martes, 9 de mayo de 2023

 No me arrepiento...

De creer que un mundo mejor es posible.

De confiar en las personas.

De creer en el AMOR.

De dejar que el asombro se apodere de mí, cuando pasa un Ángel y me muestra algún milagro cotidiano.

De dejar libre a la emoción, cuando dos miradas se encuentran en sublime comunión.

De dejar el tiempo de lado cuando de apapachar se trate.

De seguir mis corazonadas aunque me equivoque.

De dejarme atravesar por la vida por más que el precio sean lágrimas.

De no transar con aquello que no hace eco en mi corazón.

De haber adoptado a regañadientes a todos los peludos y emplumados que eligieron mi

compañía y me llenaron de infinito amor.

De abrazar árboles y de escuchar cantar al viento.

De haberme equivocado una y mil veces.

De haber sido terca como una mula para poder luego, notar la diferencia.

De haber amanecido con el amanecer y atardecido con el atardecer.

De las noches en vela con cálida compañía y de aquellas en que me abracé en soledad y

aprendí a amarme compasivamente.

De todas las posibilidades que pude ver y aprovechar y de las que pasaron sin siquiera ser

notadas.

De haberme dejado acariciar el alma.

No me arrepiento de haber vivido así y de los pasos que me tejieron hasta aquí, los volvería 

dar una y mil veces.


                                                        Stella Maris - 2023



sábado, 6 de mayo de 2023

 

Prosa poética

                              

                                                                               ¿Quién?

¿Quién llora por las víctimas abatidas por descargas de metralla?

Todos…

¿Y quién reza por los victimarios?

Quizás sólo yo, de distraída…

A veces pienso en su mundo de dolor, dolor maldito, dolor ciego en la oscuridad de su alma.

Tal vez la única bendición que recibió en su vida fue en la pila bautismal, si es que alguien lo llevó hasta allí.

Y ahora siembra ruegos para sus víctimas mientras solo cosecha maldiciones para sí.

¿Cuántas reencarnaciones vivió arrastrando sus envidias sin fin?

¿Qué rencores lo alimentan? ¿Qué dolores lo alientan?

¿Qué caricias le faltaron? ¿Qué abrazos no tuvo? ¿Y los besos no alcanzaron para él? O quizás los tuvo y deseaba más.

Ahora ya no tiene otra cosa que el miedo a su propia muerte alimentado por su desprecio por la vida ajena. Su única seguridad son sus armas y sus odios.

Por eso, cuando el noticiero muestra una víctima rezo por ella, pero también rezo por el victimario, así, de distraída que soy…

Y no me arrepiento.

                                                                                              Marta - 2023

 

 

viernes, 5 de mayo de 2023

 

Soneto

                                                                             

Espejo en el bosque

 

El marco viejo que quedó allá en el bosque

refleja sin pudor una luz que brilla

como un sol pequeño de la sierra,

como un sol libre y viajero, como espejos…

 

¿Qué misteriosa imagen sin sonido descansaba

entre los torneados brazos de aquel viejo?

¿Sostendría recuerdos de otros tiempos?

¿O habrá sido alguien que fue querida y olvidada?

 

Ahora sólo queda luz en aquel marco

que nos habla de gente que vivió

y ya no habla, llegó quizás a su descanso.

 

Porque en el bosque la tierra cubre con porfía

todo lo que fue y ya termina:

amores, versos, suspiros, sonrisas, armonías.

 

Clara Molina - 2021

jueves, 4 de mayo de 2023

 

 

SOLEDAD

Esperando en soledad

la llegada de un abrazo,

la mujer entristecida mira

y busca algo allá abajo,

nubes de tempestad que rompe un rayo

manifiestan su rechazo.

Ella quiere intervenir y correr

hacia una sombra, la sombra de una visión,

la sombra que cruza hacia las chispas

que brillan entre las espesas ramas…

¡Qué confusión más amarga

la que vive aquella niña

imaginando ese mundo

que brilla, que tiene alma!

Pero a ella no le llega ni la rosa,

ni el perfume, ni la sombra, ni las llamas,

ni la calma.

La joven mira asombrada

la luz que brilla allá abajo,

es un cuadro retorcido

de rincones y de atajos.

Nunca sabrá si escondido,

se quedó algún recuerdo

de besos y de sonidos.


               Clara Molina - 2022




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