El tiempo es inexorable
Y se cumple con justeza,
Se lleva y nos trae cosas
Compilando fortaleza.
Y a veces deja en la vida,
Sin que uno nunca lo pida,
Personas buenas y amables,
Como vos, querida amiga.
Alberto Coronel - 2021
Este Taller es un espacio de escritura creativa, diseñado para las actividades de extensión Cafh Argentina 6
BIOGRAFÍA DE
UNA MASCOTA
Una tarde de invierno, mi hija apareció en casa con una
perrita cocker, chiquita y sucia envuelta en un pullover viejo.
La dejamos en un rincón donde se acurrucó temblando, tenía
frío y quién sabe qué sentiría. Empezamos a mimarla, le buscamos comida y
abrigo y le mostramos la casa. Se adaptó rápidamente a la rutina hogareña.
Se notaba jovencita, no puedo decir su edad. Le gustaba
correr y sus orejas saltaban al ritmo de su marcha.
Muy determinada, atlética y siempre alerta, no quería estar
sola, siempre andaba enredándose entre los pies de alguien.
El primer día en el parque, caminaba tranquila y contenta
cuando vio una acequia por la que corría agua cantarina, en cuanto el agua
lamió sus pies, se desparramó entera para refrescar su pancita y su pecho
peludo.
Esto se convirtió en un ritual, en cuanto veía agua, ahí se
tiraba. Era obvio que se había criado en un ambiente agresivo, difícil; ante la
menor apariencia de peligro, tal como otro perro, o niños gritando, se lanzaba
a la primera línea de defensa, aguerrida y peticita como era, enfrentaba a sus posibles
“agresores”.
Se convirtió en mi compañera, íbamos juntas a hacer las
compras, a caminar, a mirar los pájaros y las palomas.
Creció. Le buscamos un paseador al que amaba, se subía a upa
con él y le ponía la cara contra su mejilla.
Un día hubo que castrarla, me miraba con sus ojitos de
vidrio como diciendo “¿Por qué me hacen esto?”.
Lo superó rápido y siguió con su vida equilibrada y alegre. Más
adelante llegó a la casa una gatita flaca, fea, piel y huesos. Lizy,
comprensiva y amorosa, la adoptó como hija. La gata se acurrucaba en su panza
de madrecita protectora y dormía.
¡Lizy fue nuestra salvación con la crianza de la gata!
Siempre atenta, se llevaban bien. Hasta que un día, un día muy triste, Lizy se
quedó quieta, sin comer, ni siquiera tomar agua. La vio una veterinaria, tenía
fiebre, no respiraba con fluidez para nada. No pudo ese cuerpito tan atlético
reponerse, y llorando la sacrificamos.
Quedó una noche en una caja en el jardín. La gatita miraba
la caja y me miraba a mí. Buscaba explicaciones, razones…
Así fue el fin de mi amiga Lizy. Habían pasado muchos años
sin que nos diéramos cuenta.
Con llanto y miradas gatunas se fue ese día entre mis
brazos.
CLARA MOLINA
2020
Fábula
AMISTAD
¿Qué ves desde la ventana, amigo gato? - preguntó la Vela
que acompañaba al Buda silencioso en el pequeño altar.
¡El jardín está muy bello esta mañana! –respondió el gato de
papel maché que adornaba la ventana de la sala. Una nueva rosa se ha abierto
hoy y las gotas de rocío la cubren. El sol se refleja en ella y brillan como
hermosos cristales- sonrió mientras hablaba, extasiado ante tanta belleza.
¿Por qué estaré tan lejos del mundo? Aquí, en este altar no
alcanzo a divisar los colores, el movimiento, los pájaros -Se preguntó ella,
algo entristecida.
Me tienes a mí querida amiga, tú me traes paz, serenidad,
sosiego… ¡Gracias por estar allí, querida amiga!
¡Gracias por estar allí, querido amigo!
“No importa cuando,
donde, ni de qué modo, el amigo siempre permanece a nuestro lado”
María Eugenia Bazzalo.
24 de Abril de 2021
Canción de cuna
MI NIÑITO
Niños chiquititos
Todos
a dormir
Que
los angelitos
Están
por aquí
Mi
japonesito
Polvito
de azafrán
Duerme
pequeñito
En
cuna de cristal.
Rubiecito
hermoso
Pancita
de algodón
Cuida
tu reposo
Un
lindo gorrión.
Bello
morenito
Ojitos
de café,
Sueña
tranquilito
Que
un hada te ve.
Mi
bebito indio
Pancita
de cobre
Pacha
Mama cuida
Que
nadie te robe.
Sueña
mi negrito
Rulitos
de carbón
Un
bello sueñito
Lleno
de color.
Niños
chiquititos
Todos
a dormir
Que
los angelitos
Están
por aquí.
Marta - 2012
Ejercicio del grupo. Abril 2021
Nos propusimos construir una poesía compuesta
de que cada participante aportara un verso. El modo que acordamos fue: se
nombró una coordinadora, quien, al recibir el primer verso lo enviaría a
otra persona del grupo, quien tendría un
tiempo estipulado para agregar el suyo y lo devolvería a la coordinadora, que
lo enviaría a la siguiente, hasta que todas participaran.
He aquí el resultado.
Gira y pasa
Rueda, gira, rueda
como bola sin manija.
Dale alas a tu vida y
gira cual calesita.
Baja, sube, monta al brioso caballito
del recuerdo que te anida.
Es el subir y bajar de la
vida, que nos muestra su sonrisa.
Ama, ríe, canta, agradece a
la vida.
Y en ese vaivén que crece
muéstrame tu alegría.
Rueda, rueda calesita
que traes lindos recuerdos junto a
mis abuelos, que ahora ya no tengo.
Evaluación:
“Al
escucharla el otro día me encantó el ritmo que tomó y como cada uno fue
poniendo su impronta. Ahí me dí cuenta que por más que todos somos distintos
teníamos algo en común y me encantó sentirme parte de ese todo y esa unidad.”
Wenu
“El
ejercicio me pareció excelente, motivador. La conexión que se crea entre
personas que casi no se conocen, sólo con pensar en qué sintió la otra
participante cuando lo escribió, es realmente asombrosa. Me agrada mucho este
tipo de actividad; porque para lograr coherencia en el escrito hay que leer y
entender lo que ya se ha planteado.”
Ana
María
“El
ejercicio se realizó en un tiempo menor al previsto, muy fluido, y excelente disposición
y entusiasmo”
Stella
Maris.
CIUDAD AZUL
Viajando por Marruecos, visitamos la ciudad de Chefchaouen,
famosamente conocida como “Blue City” ya que está completamente pintada de azul
añil a la cal, pisos y paredes. La ciudad tiene reminiscencias de la
arquitectura andaluza Sur de España, de la edad media hasta la época colonial,
con sus características callejuelas estrechas, techos de tejas y traza
irregular donde cada una nos invita a recorrerlas y pueden desembocar en
bellísimos lugares impensados, aterrazados, que al tener pendientes
pronunciadas por las diferentes cotas de terreno donde está implantada,
precisamente en un cerro, muchos de ellos nos ofrecen hermosas vistas y
paisajes en perspectiva y altura.
Adentrándonos en una de esas callecitas en pendiente nos
encontramos con una escalinata, que vamos acompañando; con descansos amplios y
también pintada de azul añil a la cal al igual que los muros cuya curva va
acompañando dicha escalinata invitándonos a recorrerla por su atractiva belleza
y generando el misterio de lo que encontraremos después. A al costado derecho
de esa escalinata vemos una larga escalera apoyada sobre ella que parece de
madera pintada de blanco o metálica.
Vemos a ambos costados las fachadas que enmarcan nuestro
paseo muchas macetas colgadas a distintas alturas pintadas en tres colores
alternativamente: verde, naranja y terracota y sujetadas a la pared con
elementos de hierro estilo colonial con un diseño de dos corazones invertidos
formando un rombo.
Y sobre el piso, a ambos costados de la misma, vemos macetas
más grandes con plantas que, al igual que las colgadas, no agregan mucho color
a la vista general, ni al colorido del conjunto; lo que hace suponer que se
debe al clima desértico del lugar y a la falta de luz solar por la estrechez de
la callecita.
En la pared derecha en un tramo se abren dos arcos uno
separado del otro unos tres metros que se puede vislumbrar entradas a las casas
a través de patios abiertos. En uno de ellos se ve ropa colgada y asomar hacia
arriba el primer piso de las edificaciones.
Del otro lado en la pared izquierda hay dos rejas de
ventanas a distintas alturas siguiendo la pendiente de la escalinata. La reja
forma rombos y está pintada de blanco y cubre ventanas rectangulares de una
casa.
También sobresale un alero que cubre una entrada y a la vez
posiblemente es el piso de un balcón en planta alta.
Algunas tejas rojas de terracota asoman levemente sobre los
muros azules.
En la fachada izquierda se ve lo que parece ser una fuente o
ex fuente con canilla y una mayólica a cuarenta y cinco grados, formando un
rombo y cerca una puertita de hierro fundido que se supone es de un medidor de
luz antiguo. También se alcanzan a ver unas hojas verdes hacia arriba y el
cielo celeste pálido, que le cede el protagonismo al color azul añil intenso el
conjunto, que luce como recién pintado.
Patricia
Persia 2020
QUÉ TIENE?
¿Qué tiene
de extraño
si tengo el pelo ralo,
pantalón de pana,
mi casa en la roca
y gusto muy caro?
¿Qué tiene de raro
si tomo dos peras,
las paso por sopa,
las meto en un tarro
y le enciendo velas?
¿Qué tiene de malo?
Raspe la laca…
¿Sabe lo que temo?
La esperanza rota
bajo lo que rasca.
¿Qué tiene de extraño?
Lo noto en sus caras:
el tema, el dolo
y el tono gracioso,
¡Todo deja marcas!
¿Qué tiene de raro
si el mago saca
una moto del lodo,
goma de un mate
y ron de una napa?
¿Qué tiene de malo
si pinto una cala,
una lora roja,
un toro furioso,
en la punta de un ala?
¿Y qué tiene roto?
¿La rima? ¿El seso?
¿El coco? ¿El verso?
¡Tiene todo eso!
Marta Ibáñez - 2003
*Anagrama
Procedimiento que consiste en crear una palabra a partir de la reordenación
de las letras de otra palabra. Wikipedia
.
Cuento absurdo
Jolgorio interplanetario
En el último viaje al planeta JPK 385 sucedieron algunas
cosas extrañas.
Mientras la Luna Verde N°23 se ocultaba tras las montañas
invisibles, mi gato se puso a cantar un famoso rock and roll. En cambio mi
perro salchicha silbó un viejísimo tango de Gardel que me recordó a mi
tatarabuelo, que en paz descanse.
Yo llevé una pequeña heladera portátil, siempre lo hago.
Cuando la abrí, casi me caigo de codo al ver a los granos de arroz, de mi
almuerzo, organizando una fiesta.
MI perro salchicha y mi gato brincaron de alegría alrededor
de los baobabs ¿Recuerdan a El principito? Les encantó la propuesta y pusieron
patas a la obra para ayudar a la organización. No debería ser un vulgar festejo-
manifestaron.
Todos los libros de la biblioteca de chocolate, salieron en
estampida y comenzaron a volar alrededor mío. Que lío se armó: “Los miserables”
chocó con “Cien años de soledad” y se le cayeron unas páginas a “Martín Fierro”.
“Historia de dos ciudades” los llamó a la cordura y les pidió que danzaran
tranquilos, al ritmo del silencio.
Hasta el pequeño hada, que emergió de la sopa que estaba
tomando, se entusiasmó con la fiesta y con su varita encendió cientos de luces,
estrellas cercanas y demás luminarias del vecindario.
La alegría de todos terminó por contagiarme. Y después de
unos tragos de licor de meteorito me sentí eufórica. Emití mis típicas risotadas,
que en mi entorno conocen, canté y bailé con los granos de arroz hasta altas
horas del anti-mediodía.
Con horror recordé que no había encendido los motores de mi
nave. Y sólo tenía 1087 años luz para volver a mi planeta.
En fin, decidí quedarme medio segundo más, y seguir disfrutando
del jolgorio. ¡Allá en Marte no son tan divertidos como en JPK 385!
Nela Bodoc - 2021
CAOS Y ABSURDOS
Margarita volvía del parque bajo el sol radiante, había
caminado tanto que de sus zapatos salían gruesos y salados lagrimones.
Cuando llegó a su casa, su perro Max silbaba un viejo y
lastimero tango de Gardel, le pareció extraño; pero más raro fue ver a los
libros del armario volando enloquecidos por toda la sala.
¿Pero qué ha pasado aquí? Gritó ¿Es que estamos todos locos?
Abrió la heladera para sacar agua fresca y cuán grande fue
su sorpresa al oír una música fuertísima que le dio una cachetada en pleno
rostro. El arroz blanco con queso que había sobrado del almuerzo bailaba
frenéticamente un rock and roll con su gatito Jonás.
El caos se había apoderado del ambiente, entonces ella abrió
el lavarropas y con mucha cautela puso a freír dos huevos de cabra dentro de
él. Tostó pan en una silla y se sentó en el piso de tergopol a comer
tranquilamente. Margarita se relajó y se durmió profundamente, cuando despertó
estaba caminando por el parque y comenzaba a oscurecer.
Ana
María Muñoz 2021
Privilegio
Qué privilegio es encontrar la
mano
que has tendido para salvarme
de la desolación del ser humano
sin dejar de soltarme.
Cada día me despierta la entrega
del oblicuo rayo de luz invasor
que, sin pruritos, febril
despliega,
sobre mi almohada, su esplendor.
Afortunada soy por vislumbrar la
belleza
que persevera en toda la
existencia
y de otras soledades nacen las
promesas
que podré alcanzar, finalmente,
plena conciencia.
Nela
Bodoc – Abril 2021
VIAJE
ACCIDENTADO
EL CASO
Esto ocurrió en una noche de invierno en la ciudad de
Mendoza en el año 1988.
Una joven se subió al colectivo, pagó el boleto, se dirigió
hacia el fondo, el colectivo venía vacío, se quedó de pie tomándose de
pasamanos del techo.
El chofer del colectivo hizo una maniobra abrupta y la joven
se aferró con fuerza con una sola mano por que la otra estaba ocupada con
bolsos y carpetas, todo el peso del su cuerpo más el movimiento brusco hizo que
el pasamanos se descolgara del techo.
Cuando logro equilibrarse siguió con el pasamanos en alto,
manteniéndolo en esta posición por unas cuantas cuadras.
Cuando llegó a destino se acercó al chofer se lo entregó y
se bajó.
LA ANÉCDOTA
Era una noche fría esperaba el colectivo de la línea 3 en la
calle Lavalle de la ciudad de Mendoza, había salido de la facultad y estaba muy
cargada con libros y bolsos.
El cansancio y las ganas de llegar a casa se hacían
presentes a las 23.30 horas.
Esperé mucho, hasta que al fin llegó, subí con mucha
dificultad dada la cantidad de cosas que llevaba (mochila, carpetas, libros).
Pagué el boleto y vi con sorpresa que el colectivo estaba
vacío.
Me dirigí hasta el fondo y me tomé del pasamano del techo.
Decidí no sentarme porque tenía miedo de quedarme dormida.
El chofer del colectivo iba muy rápido y tomaba las curvas
de una forma bastante abrupta, la mayoría las superé dignamente, hasta que en
una de ellas se soltó la mano aferrada del pasamano del asiento, era la que
ayudaba a mantener en equilibrio, y todo el peso de mi cuerpo más mochila y
libros quedaron pendiendo de la mano que tomada con fuerza al caño del techo y
de repente el metro y medio de pasamano con soportes y tornillos se
desprendieron, quedé cual equilibrista tratando de mantenerme en píe.
Nunca solté el caño y lo llevé durante varias cuadras arriba
con mi brazo estirado, la cabeza en alto como si nada hubiese acontecido.
Pero llegó el momento de bajar, y no sabía qué hacer con el
caño y sus colgajos, todo pasó muy rápido me acerqué al chofer, apoyé el pasamano
en el espaldar de su asiento y le dije: - “Acá se lo dejo” –
Me bajé del colectivo y me reí sin parar hasta llegar a mi
casa.
Sella
INQUIETUD
¿Soy una
minúscula isla en el océano o un oasis en el desierto?
Soy autista
disfrazada, alimentando mi apariencia de normalidad.
O disléxica
esforzada midiendo mis palabras, las que expresan mis ideas con dificultad, esperando
que me entiendan.
Acosada por
los chistes de quienes se creen graciosos, que desde su ilusorio pedestal de normalidad
revuelven mi autoestima quebrándola en pedazos.
Soy un
conjunto de nichos estancos, sin conexión, sin comienzo ni progresión.
Un dolor en
soledad, profundo, oscuro, a la espera de migajas de respeto.
Las lágrimas
que resbalan sin permiso quizás liberen un pequeño espacio para un día más.
Iris Nelly
Como perro
y gato
Vivíamos en una finca muy hermosa donde mi padre era contratista y administrador. No teníamos mascotas aunque sí teníamos cerdos, gallinas, patos y conejos, pero como animales de corral.
Un día el hijo del dueño de la finca llegó con una propuesta: como ellos habían adquirido una pareja de perros de pura raza y dado que en nuestra casa no habían mascotas es que nos ofrecía la que ellos tenían, que por ser un perro mestizo no era conveniente que estuviera con los de pura raza que pronto les llegarían.
Mis padres aceptaron y así llegó Hell en un pequeño auto inglés, un hermoso perro de color caramelo, orejas y cola recortada, luciendo un ancho collar tachonado de púas, que nos conquistó inmediatamente.
Con mi estatura de entonces apenas le pasaba mi cabeza sobre su figura, era muy obediente y tenía sus mañas y habilidades que poco a poco iríamos descubriendo. El collar de púas cumplía la función de proteger su cuello, heredado quizás de un bulldog, que es el punto débil en esa raza, y que él, con gran habilidad lograba sacárselo.
La primer semana de convivir con nosotros fuimos a visitar a una vecina que se ausentó unos minutos del lugar para ir a la cocina a preparar el mate, cuando su pequeña mascota, un debilucho gatito negro, entró en la habitación y en un instante Hell se lanzó sobre el pobre minino, pero a la orden de mi madre el perro se agazapó en el piso de la galería mirándolo con codicia. Otra vecina que también estaba allí de visita dijo “Dejalo, veamos que hace” pensando que solo le daría un susto.
Cuando a Hell se le levantó la prohibición saltó sobre el pobre gatito y de un solo movimiento le quitó la vida, sin derramar una gota de sangre. Acto seguido se alejó con su víctima entre sus fauces y no supimos adónde lo llevó. Así descubrimos una de sus habilidades extraordinarias: era un matagatos. Nunca encontramos los gatos muertos, porque los llevaba lejos y los enterraba, sin dejar rastros.
Unos meses después un amigo de mi padre al que le había dirigido la construcción de un parral, y que por ser su amigo no le cobró, le obsequió su bien más preciado: su gata China.
Mi padre habló con ambos animales, cosa que era su costumbre, y les explicó cuál sería el territorio de cada uno: la gata podía estar en el patio de enfrente, entrar a la cocina y trepar al parral, y el perro no podía entrar a la casa ni permanecer en ese patio. No sé si ellos entendieron las reglas, pero esos fueron sus espacios a partir de ese momento, y si China se aventuraba a los espacios alejados de su patio, Hell se abalanzaba ferozmente sobre ella aunque nunca llegó a tocarla, no sé si por la velocidad de ella de volver a su terreno o por que el perro era consciente de lo que tal suceso podía acarrearle, pues incluso frenaba bruscamente cuando llegaban al territorio demarcado. A veces se los veía dormir tranquilamente a una pequeña distancia pero cada uno en su espacio.
Se aproximaba la vendimia. Mi padre, como administrador era el encargado de la organización de la misma. Había prohibido a los cosechadores llevar perros de pelea, pues era lo habitual hacerlos pelear por apuestas, donde los pobres animales quedaban muy malheridos.
No sé por qué yo me encontraba sola en la casa cuando uno de aquellos hombres llegó con un par de enormes perros de fiero aspecto, que ese señor los hacía competir en feroces peleas. Al salir Hell a defender su territorio ambos animales lo atacaron, uno tomándolo férreamente de la columna a la altura de las caderas hasta inmovilizarlo mientras el otro trataba de clavarle sus enormes colmillos en el cuello, modo en que podía llegar a morir, pues no tenía puesto su collar.
Yo gritaba desesperada y el dueño de los perros no lograba separarlos por ningún medio, cuando apareció China en escena. Saltó sobre el lomo del perro que inmovilizaba a Hell, le clavó sus dientes en la nuca y hundiendo sus uñas en los ojos del invasor de tal modo que debió soltar a nuestro perro para defenderse de la gata, que no se bajó de su lomo hasta que su enemigo salió de la propiedad, mientras Hell superaba en bravura al otro perro, que no pudo hacer otra cosa que huir también.
Fuera de todo lo que podíamos imaginar con nuestra mente
humana, China y Hell siguieron siendo tan malos vecinos entre sí como lo habían
sido siempre; ninguno podía invadir el espacio del otro. Quedó la impresión de
que la gata de la casa consideraba que el perro era de su propiedad, que sólo
ella lo podía pelear.
Asunción Ibáñez – pantallazos
En la granja de los abuelos
Nos fuimos a
pasar unos días a la granja de mis padres, los niños estaban felices de volver
a casa de sus abuelos y de jugar libremente por el campo. María y Pedro se
despidieron de su papá que se quedaría trabajando en la ciudad.
Después de
viajar varios kilómetros llegamos y ahí estaban ellos, ilusionados con nuestra
visita. Abrazos, besos, risas. Es que los abuelos son todo amor, hasta Cachito,
el perrito regalón demostraba su cariño y alegría al vernos bajar del coche, moviendo
su cola y saltando.
Mi madre nos
esperaba con la mesa preparada para tomar la merienda, había horneado una tarta
de frutas para la ocasión, la que devoramos con avidez, después mi padre y los
niños se fueron a encerrar las aves, antes que empezara a oscurecer.
¡Cómo
disfrutaban mis hijos cada vez que íbamos! Se olvidaban del televisor, del
teléfono, de los jueguitos en la computadora y eso me hacía sentir muy bien. Mamá
y yo nos quedamos charlando, me contó que tenían problemas con un zorrito mal
educado que por las noches quería entrar al corral donde dormían las gallinas y
los patos con sus hijitos, varias veces tuvieron que levantarse al sentir los
gritos de las aves asustadas por el intruso.
La gallina más
viejita escondía bajo sus alas a todos los pequeños, patitos y pollitos; pero
una noche cuando los protegía se dio cuenta que le faltaba el mas chiquitín,
que era muy travieso y se llamaba Jazmín. Armó tal alboroto que el zorro, que
se llamaba Tantor, salió corriendo despavorido, la gallina vieja llamaba a
Jazmín: ¡clo clo clo, clo clo! -¡Esa noche, fue de terror!- decía mamá muy
triste. – Ay mamá, cuánto lo siento, ¿qué podemos hacer? - le dije preocupada -¿Qué
pasó con el pollito Jazmín? Le pregunté pensando que tal vez Tantor se lo
habría llevado.
En ese
momento entraron los niños con mi padre, María traía entre sus manitos un
pequeño pollito amarillo como el sol - ¡Mamá, mamá! Mira lo que me regaló el
abuelo, es mío y lo llevaré a casa- Me quedé muda, ¿cómo podríamos cuidar a ese
bebé? Pensé – Pero su mamá lo extrañará si lo llevamos con nosotros- le dije.
Pedro, que
escuchaba en silencio, de pronto dijo: -Madre, Jazmín ya no vive con su mamá y
está acostumbrado a estar sin ella, porque desde que el zorro quiso llevárselo
vive en la casa con el abuelo, así que no será difícil que se adapte a nuestro
departamento en la ciudad-
Y así fue que
Jazmín llegó a nuestras vidas, hace varios meses que comparte todo con la
familia, ahora es un gallito cantor que vive en el quinto piso y que una vez al
mes viaja a la granja de visita.
Ana
María Muñoz 2021
Los cuatro amigos y el
Zorro
En una casa
de campo en medio de las montañas vivían Pedrito y María, de cuatro y cinco
años. Son muy respetuosos y amorosos con la naturaleza; se los veía jugando con
su perrito llamado Cachito y la niña tenía en sus brazos a Jazmín, un pollito del
corral que se encontraba con su patita lastimada y por ello que cuidaban de él.
Oculto en
medio de los matorrales se encontraba un zorro mirando con atención el juego de
los niños, pues este depredador había puesto los ojos en Jazmín, el pollito, esperando
el momento preciso para atacar y llevárselo a su guarida. Pensaba: “Este
pollito se ve delicioso, será mi almuerzo y no tendré que caminar ni esforzarme
mucho para comer hoy, solo tengo que esperar el menor descuido de la niña y
podré disfrutar de este rico manjar”. Se quedó ahí oculto entre las hierbas
esperando.
Mientras
Cachito, que acompañaba en los juegos a los niños con sus ladridos y saltos,
empezó a sentir un olor raro en el lugar, levantó su hocico y empezó a
olfatear, siguió tras ese olor porque quería saber qué era preguntándose -¿De
dónde viene ese olor tan fuerte y desagradable?
Los niños se
dieron cuenta que Cachito se alejaba de ellos, olfateando, a cada paso que daba,
y decidieron seguirle, llamándole -Cachito ¿a dónde vas? ¡Ven Cachito, ven!-
gritaban los niños sin recibir respuesta.
Cachito se
dio cuenta que era un zorro que estaba escondido, empezó a ladrar
desesperadamente, los niños llegaron al lugar y sintieron compasión de él al
verlo tan flaco y descuidado.
Pedrito, que
no tenía miedo a los animales diferentes de los que tenían en la granja, se
acercó muy lentamente donde estaba Tantor, que así se llamaba el zorro, que se
encontraba muy débil para correr y alejarse de quienes lo miraban con asombro. El
niño extendió sus brazos para acariciarle la cabeza, mientras María corría a la
casa para traerle un poco de leche fresca, y de paso se llevaba a Jazmín, el pollito,
para resguardarlo del peligro.
Pedrito que
le tomó cariño a Tantor al verlo tan abandonado, que con solo al mirarlo le tocó
el corazón, hablándole mientras lo
acariciaba: -No te preocupes -le decía- aquí nosotros nos ocuparemos de ti, te
daremos de comer todos los días, en este lugar nos encontraremos y seremos
amigos. Mira, éste es Cachito, nuestro perrito protector, nos cuida cuando salimos
a jugar al campo, él también puede ser tu amigo y juntos podemos jugar.
María llegó
cansada de tanto correr, con su botella de leche y un platito y le dieron de
beber al zorrito, que sintió que las fuerzas le regresaban. Volvieron a brillar
sus ojos negros de agradecimiento hacia sus nuevos amigos.
Todas las
tardes juegan en el mismo lugar los cuatro amigos, sin Jazmín por supuesto,
pero Tantor sigue haciendo el esfuerzo por dejar de comer carne, para no
lastimar a otros animalitos que, como él, necesitan vivir.
Y colorín
colorado este cuento se ha acabado y móntate al potro que mañana te cuento
otro.
Basilia Arenas.
Ella
bendice
¡Pero las mujeres
no bendicen!
¿Entonces que hacen
cuando acunan,
cuando consuelan,
cuando rezan,
cuando aman?
Ella
mueve su mano,
su mano izquierda,
y sus labios dicen
una plegaria
de ofrenda
mientras su corazón,
en lo profundo y silencioso,
repite
una fórmula secreta,
tal como llegó a su oído
en un Mayo luminoso.
AMI- 2020
El cuento es una narración sobre hechos que transcurren en un lugar y un tiempo
determinados, con personajes ficticios y se centra, generalmente, en una sola
historia, dentro de la cual hay un narrador que cuenta las acciones que se
van desarrollando en el relato.
En el cuento se destacan tres
tiempos:
-
Situación inicial: se presentan los
personajes, se describe el lugar y el tiempo en el que transcurren las
acciones. Los hechos se presentan con un determinado equilibrio.
-
Conflicto: el equilibrio de la
situación inicial se rompe y surge una complicación que los personajes tratan
de resolver a lo largo del relato.
-
Desenlace: el conflicto planteado se
resuelve, muchas veces, de manera sorprendente.
¿QUÉ ES EL AMOR?
Cuando se lo pregunté a un niño de la calle, él me contestó:
Para mí el amor es un montón de cosas…
¿Cómo qué? – le insistí
Y…Un papá y una mamá.
Llegar a una casa donde haya calorcito y se sienta olor a comida, comida de olla, no de la que se come con la mano sino de la que se come en un plato, con una cuchara, un tenedor y un cuchillo.
Dormir todas las noches en una cama con colchón blandito, como la que está en la vidriera de la mueblería, y que mi mamá entre a darme el beso de las buenas noches.
Poder tener las manos limpias todos los días.
Estrenar ropa de vez en cuando, tener zapatos que no me hagan ampollas y no se me caigan sin necesidad de arrastrar los pies.
Madrugar para ir a la escuela, y que la maestra me enseñe la oración de la bandera, y tener un amigo que se siente a mi lado y me ayude con los deberes.
Estar en la cola para entrar al circo con el boleto de entrada en la mano y que me dejen entrar.
Ir al zoológico de la mano de mi papá y que me compre maníes para convidarles a los monos.
Esperar que amanezca el seis de enero para ver que dejaron los Reyes Magos en mis zapatos.
Tener una fiesta de cumpleaños en un pelotero lleno de niños con una torta de chocolate y un autito de adorno.
Recibir muchos regalos en mi cumpleaños.
Una abuela que me siente en su falda y me lea cuentos.
Un hermanito que me rompa los juguetes.
Muchos libritos de cuento.
Ir a misa los domingos y que nadie me eche de la iglesia.
Ver el desfile delante de los adultos y que no tengan miedo de que yo le robe cosas.
Ir al cine y comer pororó.
No tener frío en invierno ni quemarme con el asfalto en verano.
Que la gente me sonría con cariño.
Eso es el amor, el amor lindo, el verdadero amor.
Esas fueron las respuestas de Jorgito, se alejó con la moneda que le
había dado, no sé para donde, porque bajé los ojos con vergüenza, arrasados de
lágrimas.
AMI
Reflexiones CAMINO ESPIRIT...