lunes, 30 de noviembre de 2020

 

El amor sobrevuela


Cuando cae la tarde y el sol

se aleja tras las montañas,

contemplo el cielo infinito

y las bendiciones que derrama.

 

El aire primaveral envuelve el espacio,

perfumando las horas del descanso

y un canto de gratitud emana

de mis labios cual remanso.

 

Gracias, por el aire, por las flores.

Gracias por el trino de las aves

y por todo lo que natura nos da,

que es de la felicidad, la clave.

 

El amor sobrevuela el universo,

sembrando el suelo de armonía,

con ángeles que acuden a ayudarnos,

mostrándonos la epifanía.

 

Alzo mis ojos y veo mi ángel

que extiende sus manitos hacia mí.

Inclino mi cabeza reverente

y en esa actitud me adormecí.

 

               Any Muñoz -2020

 

sábado, 28 de noviembre de 2020

                     


                                El ciego asegura que la noche no existe.

                                                                                    ami

viernes, 27 de noviembre de 2020

 

TANTO VA EL CÁNTARO A LA FUENTE

“Tanto va el cántaro a la fuente, que al fin se rompe.” Hermoso refrán que se remonta a España, a esa época en la cual no existía agua corriente, ni todas las instalaciones sanitarias actuales. Inevitablemente había que ir a buscar el preciado líquido con cantaros a la fuente del pueblo. Luego almacenarla en la casa, en botijos, cantaros más grandes y esa piedra que la filtraba gota a gota y la mantenía fresca y suave.

Cuenta una leyenda que, en un pueblito llamado Águilas, en la costa de Murcia, había una jovenzuela de solo quince años, de nombre Micaela, quien se había enamorado del hijo del alfarero del pueblo, que tenía su taller, en la plaza principal y única, donde estaba la fuente llamada “la Pava de la balsa”. No pregunten por qué. En realidad, tenía la escultura de una pava en el centro, que lanzaba agua por su pico. Pero lo de la balsa, no sé el porqué.

José, ese era el nombre del joven aprendiz de alfarero, de tan solo 19 años. José, también suspiraba por Micaela, y cada vez que la veía venir a buscar agua, sentía sed y corría a la fuente a llenar su vaso. Mirada va, mirada viene, sonrisitas esbozadas.

Micaela, cuando llegaba a su casa, llenaba cuanto recipiente había en ella y si ya estaban todos llenos, preguntaba a los vecinos ancianos si necesitaban agua. Y volvía a correr presurosa a la fuente, con su cántaro en la cadera derecha.

Un día, fue tantas veces que su madre le dijo: “¿Niña para qué tanta agua? ¡Tanto va el cántaro a la fuente que terminará rompiéndose!”. Pero sus apasionados quince años no hicieron caso. Acarreó tanta agua en el cántaro, que su cadera derecha llegó a dolerle. Y José bebió tanta agua, que terminó regando los malvones con medio vaso de agua, cada vez que llegaba Micaela. Miradita va, miradita viene, sonrisitas encubiertas, los jóvenes disfrutaban el juego del agua. Hasta que otro día, Micaela, por mirar las miradas de José, tropezó con una piedra y el cántaro primero voló, para luego caer y estrellarse con fuerza sobre el empedrado. Ella, de rodillas, ante el cántaro hecho pedazos, lloró.

La madre que había observado casi todo lo acontecido, dio origen a este refrán: “Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.”

Micaela desconsolada lloraba arrodillada. De pronto, la joven y fuerte mano de José, se acercó a la niña y con dulce voz varonil le dijo: “No llores niña hermosa, que yo te haré un nuevo cántaro, el más bello de todos los que existan, y calzará tan exacto en tus caderas como si fueran mis manos.” Y así continuó el romance del alfarero y la niña del cántaro, en aquel bello pueblito de Águilas, en torno a la fuente de “la Pava de la Balsa”.

Teresa Columna - 2020

jueves, 26 de noviembre de 2020

 

Estar

 

Sólo estar.

Ser, nada más.

Sin condiciones ni exigencias.

Vivir, nada más vivir.

Pero el hoy sin mañana

y sin pasado que pese.

 

Vivo, es el simple hecho de vivir,

la realidad fundamental de existir.

Sentir la vida en la sangre.

Sentir que circula y entibia mi piel.

Ser testigo de mi existencia.

 

Regocijo por ver el cuerpo estar bien.

Explosión horizontal, de alegría,

del alma que anima mi ser.

Disparo vertical, al Espíritu,

de la mente y el corazón.

 

                                                                                  Hugo- 2011

miércoles, 25 de noviembre de 2020

 

¿Por qué escribo?

Escribo para recordar mañana el mundo en que vivo hoy.

O simplemente para confiar al papel algo que sólo yo leeré alguna vez.

Describo el mundo que me rodea, visto con los lentes  de mi apreciación, o sea: el mundo que interpreto, el que está dentro de mi cabeza y de mi corazón.

                                               AMI

martes, 24 de noviembre de 2020

 

Un aerofóbico incomprendido

Ezeiza, a las ocho de la mañana del mes de Enero del 2020. Gente abordando el avión de Gol para su vuelo a Brasil. Entre ellos, estaba una pareja de recientes jubilados que se veían algo nerviosos. Ella por los trámites, checking, equipaje, etcétera, algo que odiaba hacer. Él, porque es su primera vez en un vuelo.

-¡Ah, Pepe! -exclamó la mujer, dejándose caer bruscamente en el asiento.

-¡Por fin estamos ubicados en nuestros asientos, ya no veía la hora! Ya que tienes la butaca de la ventanilla, aprovecha para disfrutar de la vista-

El avión comienza a moverse una vez que se encienden las turbinas.

-¡Laura! ¿No te parece extraño el ruido que hacen las turbinas?

-¡No, Pepe! Es el sonido normal que hace la nave antes de antes de despegar - dice mientras se mueve algo incómoda en su asiento.

El hombre se saca los anteojos para secarse unas gotas de sudor que le corrían por la frente. Y no era porque hiciese calor, precisamente.

-Y… ¿Por qué va tan inclinado? -Pregunta nervioso, agarrándose con fuerza del apoyabrazos -¡Mira cómo se ve la línea del horizonte! ¡Está en un ángulo de casi cuarenta y cinco grados!

-¡Ufff! –Resopla ella y sigue con ironía -Querido, mi amor, está haciendo un giro para tomar altura rápidamente ¿Por qué no te relajas y comienzas a disfrutar del viaje?

-Ya sabes, Laura, que solo por ti he aceptado hacer este viaje a Brasil, y para colmo de males, ir en avión. Aunque debo reconocer que, hacerlo por tierra hubiera sido agotador a nuestra edad.

-¡Já! ¡Imagina un viaje en bus, tantas horas! ¡Yo, con mi lumbalgia! -Agregó la mujer. Él ya no la escuchaba. Miraba, tenso, por la ventanilla buscando qué otro peligro se podría presentar.

Al rato se sobresaltó -¡Uh, que impresión me da! ¡Estoy viendo el océano allá abajo! Mira si se cae el avión no habrá posibilidades de que nos rescaten.

Ella estalló en una carcajada. ¿Y qué crees, amor mío? -preguntó con ironía –Si cae sobre la tierra ¿Qué? Bueno ¡Basta de estupideces! Cierra la ventanilla.

-¡No quiero! Si va ocurrir algo prefiero verlo.

-¡Qué tonto eres! Ya me estoy cansando de tus temores infundados. Tómate una pastilla para dormir-le dijo, ofreciéndosela.

-Ya te he dicho que quiero estar despierto y lúcido en caso de accidente.

-¡Basta! ¡Me tienes harta con tu fobia! -le dijo fuera de sí.- ¡Es la primera y última vez que vuelo contigo!

De pronto la nave se sacudió bruscamente.

-¿Qué pasa? ¡Dios mío! ¡Se sacude mucho todo! –gimió con voz estrangulada - ¡La azafata está perdiendo el equilibrio!

Cayeron las mascarillas.

-¡Pepe,  ponte la mascarilla y deja de lloriquear!

Esa noche, en las noticias: “¡Urgente! ¡Cayó avión de Gol Aerolíneas al mar, cerca de Río de Janeiro! No hay sobrevivientes.”

NELA BODOC  -2020

lunes, 23 de noviembre de 2020

 

ALMA

 

Como si fuera

un ancla de madera aprisionada,

no en el fondo del mar,

sino prendida de mi alma.

Trataba en la medida de la fuerzas

Sujetar:

la libertad inspiradora,

la mente creadora,

la generosidad sin límites,

la inmensidad infinita,

de la nobleza.

 

En el contraste absoluto

entre la vida y la muerte

está el alma.

Si la línea entre ambas es tan fina,

justo es valorar lo que queda.

 

Alma,

esencia misma

de todo lo creado:

Si eres tan etérea

¿Cómo tienes tanto vigor

para alejarte  de mí?

 

Las fealdades que impresionan

y aseguran bondades

no tan mezquinas…

Yo te agradezco,

sigue guiándome en

el revuelo de mis pensamientos,

en el silencio de mis sentimientos.

 

Si mi alma me protege,

es ella la que los eleva,

ojalá sea así.

 

Lidia Gastaldi

                      

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

 

El lector opina que un autor es muy inteligente cuando lo que está leyendo reafirma su manera de pensar.

                                                                         Marta

jueves, 19 de noviembre de 2020

 

LA CLASE

 

- ¿A dónde vas hoy, hija?- preguntó su madre un día de marzo, al desayuno.

- Voy a una escuela donde necesitan una maestra. Me postularé para enseñar Arte y Cultura – respondió Mariana. Y partió a una escuelita cercana, en medio de la Villa.

Se presentó en la Dirección y mostró su carpeta de antecedentes a la Secretaria. Mariana escuchó los requerimientos y la Secretaria le dijo:

- Puede usted tomar su clase hoy mismo. En diez minutos comenzará, vaya para que pueda presentarse. 

Sorprendida, tomó su bolso y fue al aula a esperar a sus futuros alumnos que fueron pasando de a uno, contentos por el recreo recibido.

- Hola niños, soy la maestra de Arte. Aprenderemos artesanías e Historia del Arte de Argentina, desde su Independencia hasta nuestros días. Vamos a sentarnos en círculo y hablaremos del poncho argentino. El poncho fue usado por los incas, lo tejían las mujeres a sus amados y posteriormente se convirtió en una prenda indispensable del gaucho argentino.

- ¿Cómo se hace? – preguntó Lucas.

- El poncho es hecho a mano con técnicas transmitidas de generación en generación. Pero antes deben hacer otra cosa ¿saben qué es?

- ¡Oooooh! – exclamaron los niños asombrados y atentos. 

- Deben recolectar la fibra. Puede ser de la llama, la alpaca, la oveja… ¿qué más? 

- ¡La oveja! ¡La llama! ¡El guanaco! - iban aportando los alumnos.

- ¡Muy bien! Escuchen esto: Se necesita un kilo y medio de lana para tejer un poncho, y de cada animal sólo se extraen cien gramos. En el NOA se realiza la esquila de la llama mediante la ceremonia llamada “La señalada”, donde los animales son homenajeados con cintas de colores y se agradece a la Madre Tierra por la obtención de la lana. Los colores son elaborados por tinturas naturales, lo que hace que estos sean propios de cada paisaje. Los extraen del ceibo, de las moras, de la cáscara de nuez entre otros. Las tejedoras aprendieron las técnicas mirando a sus mayores y ayudando en las terminaciones. Predominan las artesanas mujeres. El tejido en telar es un espacio de encuentro entre lo terrenal y lo divino, de diálogo con uno mismo y con las historias de los pueblos que se narran mientras van tejiendo. Bien ¿Les gustó esta primera clase? ¿Hacemos un poncho para el mejor amigo de cada uno? – propuso Mariana.

- ¡Síiiii! – respondió la clase.

- Cuenten esta historia a su familia y comenzaremos a tejer la próxima clase. Deben traer lanas, yo les conseguiré las tinturas y armaremos los telares. Mucha alegría para la próxima clase, me encantó conocerlos y nos vemos pronto.

Y así, llena de expectativas, Mariana regresó a su casa con alegría especial en su bello corazón.

 

Gabriela Medawar - 2020

 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

 

    La pícara almohada y el diminuto diente 

 

Resulta que Day, cada vez que se le caía un diente de leche, lo ponía bajo su almohada esperando el ratoncito Pérez. Una y otra vez y así hasta que se terminaron los dientes de leche. 

¡Qué triste estaba Day! nunca llegó el ratoncito Pérez. Pasaron los años y nada, su espera ya no podía seguir porque él ya no tenía más dientes de leche.

Cuando ya grande, recordando su infancia, viendo a su hijito con la misma almohada y guardando sus dientecitos, le dijo: -No vale la pena, ese ratón nunca vendrá.

¡Espera Papá! -le dijo el niño -¡Sólo espera! ¡Ten paciencia!

Al otro día ¡Oh sorpresa!, recibió una extensa carta donde el ratón hacía acreedor al niño de una suma importante lograda ¡Con los esfuerzos de su padre!

¡El niño saltaba y reía de la gran alegría, el padre no entendía nada!

Cuál es la moraleja; sin fe nada obtendrás, el niño sí la tuvo.

 

Janet - 2020

martes, 17 de noviembre de 2020

 

 

SER, NADA MÁS

 

Gracias… y un grito cualquiera,

pero de gozosa estancia.

Sin felicidad ¿qué es eso?

Sólo sentirme bien por la vida.

Vida que no acaba con la muerte.

Vida que trasciende lo biológico.

 

Hugo – 2011

 

domingo, 15 de noviembre de 2020

 

Se debe saber qué se intenta decir y cómo. Uno aprende a resolver problemas de comunicación.

                                                                                              Gaby

viernes, 13 de noviembre de 2020

 

            


             Sonríe a la vida, sonríe a los otros, sonríe al espejo.

        Clara Molina

 

                                          El instante perfecto

 

Era una de esas tardes iluminadas de primavera, salió de su casa, un alud de sensaciones inundó sus sentidos casi hasta adormecerlos, su pensamiento se desbocaba en fantasías de colores.

La abrumadora expresión de la vida latía en cada retoño apretado, verde, brillante, en cada flor, en cada pájaro danzando en el aire.

Todo componía una gran obra de arte dinámica que se creaba a sí misma una y otra vez sin poder tan siquiera vislumbrar su culminación. En ese instante tuvo la osadía de ver el astro brillante, lleno de energía, la estrella diurna generadora de toda la sinfonía; y la intensa claridad cegó sus ojos. La luz y la oscuridad sellaron en su retina su eterna amistad.

 

Sella- Octubre 2020

jueves, 12 de noviembre de 2020

 

   PALABRAS SUELTAS

Fantasías de color,

Iluminadas estrellas.

Culminación de la vida.

Osadía de los sueños.

Claridad de las etapas.

¡Amistad!

En ti confío.

                                                                       Teresa - 2020

miércoles, 11 de noviembre de 2020

 

MORIR  DIGNAMNETE

 

            A principio de semana me dijeron que Alberto, que tiene cerca de 100 años, está muy deteriorado. En el geriátrico donde está internado no lo atienden como debiera esperarse, y la persona que fue a verlo lo ha encontrado sin camisa y con frío, al punto de que el anciano le había pedido que le colocara su toalla por la espalda para paliar un poco su desabrigo. Contó además que tenía una sonda para el orín y que no se la habían colocado bien por lo que su cama había sufrido las consecuencias, además que come con mucha dificultad pues el temblor de sus manos hace que se la derrame encima.

 

            Esta persona me dijo que debía visitarlo si quería verlo vivo, que ya en el cajón no serviría de nada. Le contesté que no me sentía bien con ir a verlo y me respondió con dureza: “Te haría bien, así dejás de pensar en vos por un momento” Esta respuesta me molestó, motivo suficiente para meditar sobre ella y  trabajarla en lo profundo.

 

            ¿Realmente no quiero verlo pensando en mí?  Posiblemente haya un gran componente de ese sentimiento, pero algo más me ha estado molestando como si tuviera una piedra en el zapato.

 

            He recordado las ocasiones en que Alberto y yo conversamos, en su amor a las poesías y a las anécdotas, a su decir florido y en su sonrisa.

 

            Estaba en ese proceso de reflexión cuando sonó el teléfono, un familiar me avisaba que un primo querido había muerto hacía dos días y que ya lo habían sepultado, pero que no avisaron pues él lo había pedido así, sin personas que estuviesen fuera de su círculo familiar más íntimo.

 

            De pronto me imaginé en un geriátrico, al cuidado de personas extrañas, desprolija, desaseada, oliendo a orines, temblando de frío y derramando mi comida sobre mi pecho, y que en ese momento llega una persona conocida, con la que he compartido buenos momentos ocasionales, siento deseos de estar muerta dentro de un cajón, inmóvil, pero con la mejor imagen que pueda tener un muerto. O quizás, que esté ya sepultado mi cuerpo fuera de la vista de otras personas, que por más bien intencionadas que estén, sólo traen su compasión.

 

            Siempre he deseado que las personas puedan morir dignamente. Que yo pueda morir dignamente. Y estar así  expuesta no es mi idea de dignidad.

 

           

                                                                                  Asunción Ibáñez - 2011

           

 

martes, 10 de noviembre de 2020

 

Anécdota

 

            Cuando éramos chicas mi hermana y yo, casi siempre estábamos inventando juegos y buscando con qué entretenernos. Jugar afuera no era de mi preferencia pero a veces surgían juegos muy entretenidos.

Un día, cuando teníamos siete y cinco años, Agustina y yo decidimos jugar a la mancha con una soga. Quien era la mancha llevaba la soga agarrando los extremos uno con cada mano y, para manchar a la otra persona, tenía que atraparla con la soga. Corríamos por todo el patio y cuando una le pasaba la mancha a otra simplemente soltaba la soga y corría para no ser atrapada. 

            En cierto punto, en el que Agustina era mancha, yo corrí hacia una parte del jardín donde no hay pasto. Mi hermana me siguió y me atrapó,  la soga quedó en mi cintura. Yo queriendo zafarme seguí corriendo, y ella que no quería que me escapara siguió tirando. La soga se deslizó hasta mis pies, y como yo seguía corriendo, me tropecé. No sé si fue a causa de una piedra o con el piso mismo, pero me corté en la frente justo encima de la ceja derecha.

Fuimos adentro de la casa a mostrarle a mi mamá quien intentó lavar la herida. La sangre no cesaba, así que nos subimos al auto para ir al hospital. Mi mamá se sentó atrás con nosotros y al cerrar la puerta aplastó la mano de mi hermana. Como la casa ya estaba cerrada, mi hermana fue a pedirle hielo a la vecina. La vecina no tenía  hielo le dio una ricota congelada que se fue derritiendo durante el viaje al hospital. 

Al final, llegamos al hospital oliendo a ricota. Mi papá se quedó conmigo en la sala de urgencias. Tardaron un rato en atenderme ya que había mucha gente esperando, pero finalmente me cerraron la herida con puntos.

 

Carolina  Solsona - 2020 

lunes, 9 de noviembre de 2020

 

        FANTASÍA

 

Fantasía no me dejes,

gritó la vida azorada

sin tu color y amistad,

fantasía, ¡no soy nada!

 

No puedo soñar con estrellas

y necesito su luz

su osadía iluminando

cada segundo en mi tierra.

 

Dame pues la claridad

para seguir adelante.

Fantasía sé mi amiga,

yo te llevo de la mano

hasta donde está la luna.

 

De a poquito, hasta el espacio.

Fantasía, no me dejes

 

Clara Molina - 2020

domingo, 8 de noviembre de 2020

 

En el diálogo, es importante mirar a los ojos al interlocutor para expresarle su  interés.

Nela Bodoc

 

viernes, 6 de noviembre de 2020

 

La sencillez es necesaria para vivir una vida profunda y hermosa.

Basilia Arenas

 

Mi mundo

                En invierno, la alegría llega a mi barrio vestida con su más hermoso traje. Se hace presente en todos los jardines, colmándolos con su silencioso, misterioso y mágico color blanco.

                Los muñecos dormidos en las manos de los niños, despiertan en cada patio. Sin importar el tamaño de la nariz o el color de la bufanda, siempre sonrientes, cuidan como centinelas los sueños de mi barrio. Ellos esperan en nuestras almas para pasar una temporada entre risas y juegos.

                Las sonrisas se instalan en los rostros de todos, los ojos se encienden brillantes, como estrellas, ante tan maravillosa imagen… ¿Puede la vida ser tan hermosamente mágica?

                El aire se siente limpio y suave, invitando a tomar grandes inspiraciones y llenar los pulmones de su pureza.

                La ventana de mi casa se convierte en protagonista, desde la misma me divierto viendo a mis vecinos pasar, deslizándose con una mueca en sus rostros, porque sólo salir a comprar el pan en mi barrio es una peripecia.

                El amado sol en esta época nos acompaña por pocas horas del día, y cuando está con nosotros su presencia es suave, acariciando amistosamente el paisaje, como cuidando de no acelerar el ritmo que se impone aquí, tan al Sur.

                Salir a caminar es una aventura que se llena de coloridos gorros de lana con pompones, polainas, guantes, camperones y risitas. Las suelas de los zapatos se deslizan en el cristalino suelo, lo que hace que todos caminemos como pingüinos, con pasitos cortos y atentos.

                En la siesta, todos vamos a orillas de la ría, el estuario del rio Gallegos, donde una larga costanera permite realizar caminatas llanas. Cada uno va a su ritmo, los deportistas corren, los amigos van charlando y riendo, las parejas van tomadas de las manos, los niños van jugando, los perros corren y sociabilizan con otros perros. Largas hileras de autos van y vienen con los vidrios empañados, en ninguno falta el mate, que les va acompañando, junto a las galletitas de turno, a dar “la vuelta al perro”.

                La luz va creando postales irresistibles para las cámaras de fotos, que se instalan con largas lentes, buscando captar esa imagen que luego podrán compartirse con familiares y amigos en las redes sociales.           

                El olor a tortas fritas llega de todas las cocinas, invitando a buscar un refugio cerca de la estufa calentita, alrededor de la cual armar rompecabezas, leer, dibujar, jugar al último juego, disfrutar de esa serie o película que tantas veces hemos visto y que volvemos a ver como si fuera la primera vez.

                Las noches son largas, silenciosas y profundas. Invitan a que el mundo interior se manifieste a que la membrana que separa los mundos visibles e invisibles se vuelva más fina, permeable. Una sensibilidad tierna y juguetona se pone en manifiesto, lo esencial parece ponerse en evidencia.   

Ariadna - 2020

 

 

jueves, 5 de noviembre de 2020

 

Hay cosas por las que lucho hasta conseguirlas, entonces descubro que debo dejarlas atrás. 

AMI

 

 

La pregunta del millón

 

                                                                                                         

La que no respondo y busco el lugar desde donde poder hacerlo: “¿Qué sentido tiene la vida?”.

 

Desde muy joven ha sido una de mis inquietudes archivadas, hasta que de adulto me di cuenta que no hay respuesta para ella.

 

No es que no la haya buscado eficiente y perseverantemente, sencillamente no la hay. Es que descubrí que lo que quiero saber es “¿qué sentido tiene mi vida?”.

 

La llamada experiencia me habla con voces de una realidad extraña, que no orientan mi búsqueda porque no aparece un camino claro a seguir.

 

He descubierto que cuando decido meterme en mi vacío interior, ese que no contiene respuestas pero es desafiante, me genera tantos cuestionamientos en todo sentido que me enfrenta conmigo mismo y con tanta fuerza, que no me permite escapar de mis incógnitas.

 

Lo cierto e indudable para mí es la necesidad de tomar conciencia de que esto es una crisis. Es decir, un momento de rompimiento de mis estructuras mentales, espirituales, morales y hasta éticas para encontrar en mí cuál es el sentido de mi vida.

 

En realidad, intuyo que tampoco ahí encontraré esa respuesta; es que también intuyo que el sentido a mi vida solo se lo puedo dar yo.

 

 

Hugo Fagale - 2013

 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

 


Margaritas Blancas

 

Margaritas blancas de mi ventana

Dan alegría a mi alma todas las mañanas.

Margaritas blancas de mi ventana

Llenan de esperanza, sí, a mi alma.

Margaritas blancas de mi ventana

De tanto mirarlas,

Mi alma se vuelve blanca.

Margaritas blancas de mi ventana

Se dieron altas, tan altas…

¡Como si quisieran llegar al cielo, Madre!

Para buscarlas, almas amadas.

Y allí llevarles el homenaje suyo y el mío

Homenaje de Amor inmenso y completo

Como este gran ramo de Margaritas blancas

Que florecieron todas para ustedes

¡Como mi canto emocionado!

Margaritas blancas de mi ventana

Traen al alma un Mensaje de Alegría, Amor y Esperanza.

 

María del Carmen Medina

martes, 3 de noviembre de 2020

 

La amistad en nuestra vida puede ser más que una fantasía.

Es la claridad de nuestros días y la estrella de nuestras noches.

Es esa persona que está iluminada, que tiene color en su camino y tiene la osadía de callar, de escuchar, de guiar, de amar.

Esta amistad es permanente y eterna, no tiene culminación.

Gabriela Medawar -2020

lunes, 2 de noviembre de 2020

                                                                                 

                                                                            Canario Amarillo

 

La luz del mediodía inunda la sala de estar, reina el silencio. Hundido entre almohadones en un gran sillón marrón, Manuel espera. Asombra la calma que mantiene, normalmente un niño de siete años estaría caminando por las paredes, muy inquieto.

El sonido de una cerradura es seguido por un mar de almohadones cayendo al suelo. Manuel se queda parado expectante a la llegada de su abuelo. Arturo entra en la sala lentamente, de una de sus manos cuelga una jaula y allí adentro hay nada más ni nada menos que un canario amarillo. El pajarito revolotea de un lado a otro y mira a su alrededor nervioso.

– ¡Abu!– saluda el niño – ¡Trajiste un pajarito!

Su abuelo deja la jaula en la mesa ratona y se sienta en el sillón. Manuel se sienta a su lado y juntos miran al pajarito revolotear de un lado a otro.

– ¿De dónde salió?

Arturo mira a su nieto, los ojos del niño brillan –Le vas a tener que preguntar a él, Manolo - dice el abuelo y se va hacia la cocina dónde la madre de Manuel estudia de un gran cuadernillo. Ella lo saluda y da comienzo a una breve conversación, pero Manuel no está escuchando. Tiene los ojos fijos en el plumaje amarillo del pajarito.

– ¿De dónde venís? –susurra luego de asegurarse de que ni su madre, ni su abuelo lo estén escuchando.

El pajarito lo mira fijamente con sus ojos negros y luego se revuelve las plumas con el pico, Manuel esboza una sonrisa. Se levanta del sillón y corre a la cocina donde abraza a su abuelo y le dice por lo bajo, sin que su madre lo oiga: –Dice que gracias, pero que quiere una jaula más grande.

                                                                                            Carolina Solsona – 2020

domingo, 1 de noviembre de 2020

 

Experimentar es positivo, pero hay que ver pros y contras y la información con que se dispone.

                                                                                                          Gaby Medawar

  Reflexiones                                                                                                           CAMINO       ESPIRIT...