martes, 31 de mayo de 2022

 

De vuelta al hogar

 

Rosalía había salido de su casa muy joven, por ese amor tan genuino y dulce de la juventud, intrépida, sin escuchar razones se fue tras él a pesar del temor de su familia.

Los primeros años en pareja fueron buenos, pero luego la rutina y situaciones diversas terminaron la relación por no saber cómo alimentarla a largo plazo. Solo el ánimo le quedó quebrado como papelito al viento, sin tener el incentivo que una vez fue suyo y nunca más volvió.

Apenas podía creer que la vida le traía al jardín donde múltiples recuerdos se apilaban para ser disfrutados otra vez, a ese hermoso lugar cerca del mar. Ahora que sus padres no estaban, uno de sus hermanos le había escrito para que viniera a hacerse cargo de la propiedad.

Estaba ahí con su pequeña valija negra y sus zapatos rojos igual que al partir, pero diferente ya que la vida le había vuelto miedosa y desconfiada, pero ahí está ese lugar de magnetismo especial. A veces la vida tiene esa magia si la sabemos ver.

No quiso entrar por la casita y eligió el camino angosto, rocoso, en subida, que bordeaba el predio. Allí le salió al paso Ludo, un pastor alemán que le mostró los dientes en señal de advertencia, pero luego la reconoció moviendo su cola con entusiasmo.

¡Amigo! ¡Qué alegría me da verte! Estás viejo, pero estaremos juntos. Sabía que cuidarías el jardín, fue lo que te pedí antes de irme y cumpliste. Ya te contaré todo, ahora déjame ver este atardecer que hace tanto tiempo no veía.

El cielo límpido y el aire de mar le daban también la bienvenida, sintió que su alma otra vez retornaba a la vida.

 

Mirta Fernández- 2022

lunes, 30 de mayo de 2022

 

El día que un ángel sopló en mi oído

 

Nunca había pensado en un ángel que me salvara de dificultades, pero sí creo que la Divina Madre nos asiste y bendice, y que Ella está en el corazón de todas las buenas personas.

Muchas veces estoy en el centro o en lugares muy concurridos de gente, que me hacen poner ansiosa o molesta, es entonces cuando me recojo en el silencio e invoco la Divina Presencia en mi corazón. Podría decirse que el Ángel Guardián me asiste y tranquiliza. Evoco una figura amorosa, de blancas vestiduras y que ilumina todo lo que toca y a su alrededor. Me resulta maravilloso, quizás sea ese mi Ángel Protector, a quien dedico a diario una oración.

También lo invoco cuando estoy con alguna persona enferma, lo que me ayuda a poner lo mejor de mí para ayudarla y asistirla, sin involucrarme emocionalmente.

Gracias miles. Siempre hay una primera vez para creer en cosas bellas.

 

Gabriela Medawar - 2022

domingo, 29 de mayo de 2022

viernes, 27 de mayo de 2022

 

Hermandad

 

¡Divina Madre!

Si yo pudiera ayudarte

a que el hombre comprendiera

que no somos de madera,

que tenemos corazón,

y que usando la razón

podemos cambiar la tierra.

 

Que no queremos más guerras,

no queremos eclosión.

Que no haya cuerpos de alambre,

erradiquemos el hambre,

y lo cambiemos por cultura.

 

Que se abran las cerraduras

de los graneros del mundo

Y demos un sí profundo

al pan de vida divino…

 

Nos juntemos los latinos

con los negros y amarillos.

Y con un gesto sencillo

abriendo los corazones,

llamar a nuestros hermanos

los blancos y anglo sajones,

y que brote en los rincones

más apartados del mundo

el amor como estandarte.

 

Que el mensaje sea el arte,

la comprensión, la belleza,

cambiados por sutilezas,

puños y dientes apretados,

y demos curso al arado

en esta tierra fecunda.

 

Y cambiemos la pregunta

por la respuesta sincera:

Que lo gris sea primavera

y el souvenir una flor,

que nos brindemos calor,

como hermanos que nacemos,

y tomados de las manos,

formar un cordón humano

cual si fuera una cadena,

sin rostros color rubor,

poder abrazar la Tierra

y que no escape el Amor.

 

¡Divina Madre!

¡Si yo pudiera ayudarte

seguro lo intentaría!


                Alberto Coronel



jueves, 26 de mayo de 2022

 

¿Qué es la risa?

 

Hoy me levanté pensando, y con mis pensamientos me reía sola, totalmente sola.

Entonces dije: - ¡Qué loco!, cómo es el ser humano que ríe de cualquier cosa, incluso estando solo.

Me pregunté y me respondí yo misma: ¿qué es la risa?

Es un gesto o movimiento de la cara que se acompaña con un sonido. Ese sonido puede ser suave y delicado, o fuerte y muy enérgico. Ahí se llama carcajada. Al ejecutar la risa actúa como ejercicio físico ya que hace trabajar, (contrayendo) cincuenta músculos.

Socialmente es un medio de expresión que nos permite comunicarnos. Lo usamos para mostrarle a la gente que nos gusta y que la comprendemos. Se hace muy atractiva tanto en hombres como en mujeres.

También actúa como remedio para el cuerpo humano y especialmente para el cerebro, ya que ayuda a limitar la producción de la hormona cortisol, libera dopamina y endorfina y genera anticuerpos. O sea que frena el estrés, mejora las conexiones neuronales y combate la ansiedad y la depresión.

Entonces, reflexionando con las cualidades que tiene la risa, la verdad que vale muchísimo reírse y con ganas, y de esa manera contagiar a las personas que están a nuestro alrededor para generar más salud.

Analizando la actualidad en la que vivimos, es muy triste caminar por las calles, entrar a un negocio y ver a la gente tan seria. Ni siquiera un saludo y menos una sonrisa.

Analizando nuevamente con mi forma de pensar y sentir, no debemos dejar de reír, estar siempre de buen humor, aunque en el camino de nuestras vidas nos encontremos con piedras o palos que nos quieran impedir el avance. Tratar de que el positivismo nos supere en todos los momentos.

Voy a citar un dicho de Charles Chaplin: “La risa es un tónico, un alivio, un respiro que permite apaciguar el dolor”

 

Algunas apreciaciones de este escrito son de:

Psicologos: Robert Provine (Univ. De Maryland)

Bob Levenson (Univ. Berkeley)

 

María Farías - 2021

miércoles, 25 de mayo de 2022

 


                        LAS FLORES 

Las flores que alegran mi vida 

se juntan y charlan lejos de mi vista. 

Se cuentan sus brotes, su sed, sus amores, 

y cantan alegres a la madre tierra.

 

Ellas tienen alma, corazón y venas 

que surcan gozosas la tierra fecunda. 

A veces se ríen porque llegó el agua, 

otras entristecen y bajan la vista. 

Son seres vivientes, que donan perfumes, 

aman, sufren penas y lloran escondidas. 

                                                    

                         Clara Molina - 2021



...

 

martes, 24 de mayo de 2022

 

cuento

 

EL ESTRADO

La vista se me nublaba de cansancio y mis párpados se detenían más y más cada vez que pestañeaba. Llevaba algunas horas conduciendo, con la cabeza llena de pensamientos deprimentes y el corazón estrujado cuando, en medio de la nada surgió un letrero luminoso, subrayado con una flecha, que anunciaba “Motel”. Giré el volante en la dirección indicada y tomé una habitación en ese lugar sin lujos ni pretensiones, y sin preámbulos me acosté e inmediatamente me dormí. Cuando desperté era noche cerrada y una espesa niebla cubría el lugar y empañaba los vidrios de la ventana.

Tomé el teléfono para pedir algo que calmara mi hambre, pero una voz adormilada me informó que no tenían nada a esa hora, pero ante mi insistencia me aconsejó que fuese a la confitería “El Estrado” que estaba junto a la estación de servicio. Me costó ubicarlas a causa de la niebla. Entré y pedí algo de comer, pero lo único que tenían para ofrecerme era un fernet con hielo, que estaba acompañado por maníes salados y galletitas de agua, lo único con algo para masticar, así que acepté.

Había organizado mi viaje repentinamente al recibir la noticia de la muerte de mi amigo de la infancia, Hernán. Distraídamente giraba el vaso oyendo el chocar de los cristales de hielo contra los del vaso mientras pesaba en lo sucedido: mi discusión con Pamela que versaba sobre el “Lechuga”, como todos le decíamos al finado, “porque no tiene gusto a nada ni le hace mal a nadie”. Según ella era cuestionable lo de que no hacía mal mientras yo le aseguraba que su opinión era un total disparate, pues era tan bueno y noble como podía serlo un ser humano. Ella aseguraba que yo pensaba así porque a los muertos uno trata de recordarlos por sus buenas acciones, pero yo sabía que ella estaba muy molesta por mi viaje; yo quería estar al menos en su entierro, porque ¿Qué diría la gente que nos conocía si no iba?

Tan ensimismado estaba en mis pensamientos que no había advertido una puerta lateral con un letrero luminoso que decía “Foro”, por la que vi ingresar a un niño con un largo camisón blanco, lo que despertó enormemente mi curiosidad, tanto como para ir a ver qué había allí detrás de esa puerta, la que abrí sin problemas pero apenas traspasé su marco se cerró con un desproporcionado sonido para su dimensión; quedé unos minutos desorientado tratando de ver en la penumbra circundante.

Poco a poco mis ojos se fueron adaptando y pude ver entre la bruma que me encontraba en ¡Un cementerio! Intentaba huir volviendo sobre mis pasos cuando un brazo amistoso me tomó de los hombros, y al mirar a mi acompañante vi que se trataba del mismísimo Lechuga, quien respondió ante mi espanto diciéndome ¡Viniste, menos mal! Sos testigo de mi defensa. Atravesamos el cementerio ¿Qué opción tenía? Y llegamos a una especie de juzgado, con un jurado de siete jueces de toga y peluca blancas, y uno de ellos me indicó que me sentara en el banco de los testigos mientras que al Lechuga lo ubicaron en el de los acusados.

Comencemos cuando usted era chico -dijo el más anciano de los jueces dirigiéndose a mi amigo, y yo pensé que cuando era chico no mataba ni una mosca.

Sí, no mataba una mosca, pero no lo hacía por la mosca, sino por sí mismo. Para no equivocarse y tener que ser reprendido -dijo el juez dirigiéndose a mí directamente. Y volviéndose hacia el acusado- Sigamos, cuando usted era chico estudiaba para que nadie tuviera que pensar que era perezoso, no jugaba, no corría, no hablaba ni siquiera para defender a alguien, para no quedar mal con los mayores, que estaban muy satisfechos de su buen comportamiento.

Y dirigiéndose nuevamente a mí preguntó: ¿Tiene algo que decir en defensa de su amigo?

Me tomé unos segundos para evaluar la pregunta y contesté: Fue buen esposo y buen padre, siempre salían todos juntos…

Sí, todos juntos –agregó el que parecía ocupar la función de fiscal- porque su esposa padecía claustrofobia y no podía viajar en ningún transporte desconocido, y nunca la alentó a tratarse porque le resultaba más cómodo tener todo bajo su control.

Pensé que lo que diría ahora lo reivindicaría. Cuidó a su esposa cuando enfermó de cáncer hasta que murió, fue su enfermero, su cocinero, su ángel custodio.

Sí, porque no quería sentirse culpable, además era una forma de sentirse admirado, a la vez que compadecido por sus parientes, amigos y vecinos -dijo el fiscal.

Mantenía a su hija, a su yerno y a su nietito -dije con menos entusiasmo.

Y el fiscal me contestó enérgicamente: -¡Ajá! Tenía servicio doméstico, afecto, calor familiar y agradecimiento incondicional por el mismo precio.

¿Y el lote que le regaló a su hijo, donde le ayudó a construir una linda casita y cubrió todos los costos con su dinero? –aventuré recuperando mi discurso de defensa.

¿Hay una forma más elegante de sacarse una nuera de encima y mantenerla sujeta para siempre por el agradecimiento? –me preguntó a su vez.

Hasta ahí llegó mi defensa, ya no me quedaban argumentos y el Lechuga ya no me parecía tan insípido, y ante cada nueva exposición mi amigo encogía, su cuerpo se hacía más pequeño no sólo ante mis ojos sino que encogía literalmente.

Y aquel personaje agregó dirigiéndose a toda la sala: Después de enviudar buscó cobijo en varias mujeres, eso sí, una por vez, como corresponde a un hombre serio, aunque a ninguna le prometió nada, y cuando pensaba que llegaba el momento de comenzar a comprometerse en algo se hacía la víctima, mostrándose agobiado y triste por los recuerdos de su amada esposa de tantos años, alejándose sin ninguna explicación y sin que le importara lo más mínimo cómo se sentía la otra persona.

¿De qué sirve –pensé- lo que uno hace por los demás? Pero nuevamente mis pensamientos fueron captados y respondidos rápidamente, sin darme lugar a emitir ni un sonido.

Si lo haces por los demás sirve, y mucho, pero si lo haces por tu comodidad sin pensar en el dolor que provocas, no sirve a nadie. Tienes que descubrir la intención que te mueve. Y con un gesto amable agregó: Gracias por venir, tu alegato ha sido muy útil a este jurado, que luego dictará sentencia. Te puedes retirar.

Y sin más me encontré de nuevo ante la mesita de la confitería, con el vaso de fernet en la mano y los maníes en el platito, y pensé en Pamela. ¿Cómo se sentiría? ¡Me había importado más mi propia imagen, lo que pudieran pensar los demás si no asistía a ese entierro que sus sentimientos!

Dejé unas monedas sobre la mesita y me encaminé a buscar mi auto para desandar mi camino; quizás aún no fuese demasiado tarde.

                                                                                              Asunción Ibáñez - 2008

 

 

lunes, 23 de mayo de 2022

 

Descripción

 

Fiestas de amor y risas

 

Hace muchos años que vivo en un país que no es mi tierra natal pero del cual me enamoré desde que llegué y adopté feliz sus costumbres y tradiciones.

De todos modos hubo una de esas costumbres de mi niñez y juventud que quedó grabada en mi corazón y mi mente hasta el día de hoy y la extraño cada vez que llega fin de año, las reuniones familiares para celebrar Navidad y Año nuevo.

Nunca más pude volver a experimentar esos sentimientos que, seguramente a la distancia, se vuelvan más felices e incomparables. Cada fin de año, aparte de recordarlas, les cuento a mis hijos, mis nietos y a quienes me rodean en esos momentos cómo festejábamos en mi niñez estas fiestas.

A pesar de los muchos años que han pasado desde aquellos momentos, cada noche buena y cada víspera de año nuevo vuelvo a saborear, en mi imaginación, aquellas garrapiñadas y turrones que llenaban la mesa al acercarse las doce; al inigualable pan dulce que amasaba mi tía María y horneaba en su horno de barro.

Preparo ensalada de frutas tratando de emular el infaltable clericó que coronaba, junto con la sidra, esas celebraciones y a pesar de que le coloco la infaltable granadina no se parece en nada a aquel preparado que además de endulzarnos la boca nos alegraba el cuerpo y el alma.

Seguramente las reuniones se hacían en la casa de mi tía María, hermana mayor de mi mamá y su esposo el tío Salvador, porque la casa era grande, había mucho espacio y sus corazones eran más grandes que todas nuestras casas juntas.

El tío Salvador tenía una característica física muy peculiar: tenía labio leporino, y a pesar de las insistencias de mi papá, que había conseguido que lo operaran gratis, nunca lo hizo. Esta particularidad no impedía que él fuera el más divertido de la familia, que nos hiciera reír a toda la chiquillada que nos juntábamos en esas fiestas y que él también se riera a carcajadas con una gran inocencia.

Como era de esperar en esas celebraciones no podía faltar algo de pirotecnia. Niños y grandes gozábamos intensamente, sobre todo de las famosas cañitas voladoras y las picantes estrellitas, pero había un episodio que se repetía año a año y que, menos las señoras, esperábamos ansiosos y estaba indefectiblemente a cargo del tío Salvador.

Cada año el momento era cuando todas las mujeres mayores y jóvenes de la familia se reunían en la cocina para preparar con dedicación las delicias que habían traído para el evento. La cocina tenía, además de la puerta correspondiente, otra con tela metálica que daba al patio, lugar en que, con gran complicidad nos escondíamos los chicos y algunos no tan chicos para disfrutar de la escena.

Sigilosamente Salvador entreabría la puerta y lanzaba adentro de la cocina los simpáticos llamados “ busca pies” que sorpresivamente comenzaban a recorrer la cocina lanzando sus chispas por todos lados, pasando a veces entre las piernas de alguna dama, que no alcanzó a subirse a una silla, entre gritos y palabras de enojo, menos risas. Las carcajadas eran afuera, y las más estruendosas las del tío Salvador.

 

Anamá - 2022

 

Consigna: Sacudiendo el árbol genealógico.

sábado, 21 de mayo de 2022

 


Cada día, cada paso es una decisión propia, íntima.

Cada ser es artífice de su destino.

Puedo dormir toda mi vida culpando a los demás de mi suerte o puedo hacerme cargo de los resultados.

 

Asumi- 2002



 

viernes, 20 de mayo de 2022

 

Las dos veredas

Separadas por una calle,

y a su vez

esa misma calle

las une

las sitúa

les da identidad,

genera un solo ambiente

de luz,

pero ellas, las veredas

solo ven su propio lado,

incapaces de abrirse

a la inclusión.

 

MI - 2022

 

EN EL ZOOLÓGICO

 

Recién llegados a Mendoza, salimos de paseo a conocer la ciudad, fuimos al parque San Martín y visitamos el zoológico. Mis hijos nunca habían ido a uno por lo que estaban muy emocionados, corrían de una jaula a otra admirando a los bellos ejemplares exhibidos allí.

Elefantes, monos, jirafas, leones y un sin fin de otros animales eran una gran novedad para mis niñas y mi niño.

-¡Any! ¡Mirá qué grandes! ¡Mami, vení a ver! -Muchas veces me decían Any, era costumbre ya que todas las personas allegadas y familia me decían así.

El recorrido era largo y cansador, siempre en subida, más aún en pleno verano, era Enero. Tomábamos mucho líquido y de a ratos descansábamos sentados en algún tronco viejo.

Llegamos a una jaula muy grande, provista de mucha seguridad, doble reja creo recordar, era el habitáculo de la hiena.

Se paseaba de un extremo a otro con calma, luciendo su brillante pelaje negro, observaba todo, imponente y bella.

-¡Any! ¡Any! -gritó mi hija menor-. ¡Mamá, me caí!

De pronto la hiena cambió su postura y se abalanzó sobre las rejas, con intención de salir y comernos vivos. Nos mostraba sus dientes en forma agresiva y gruñendo fuertemente.

Al oír el alboroto se vino un cuidador que estaba cerca de nosotros y preguntó: -¿Qué ha pasado aquí?

Mi hija seguía gritando- ¡Any, Any! -la hiena al escucharla se ponía más inquieta, el cuidador enojado dijo: ¡Niña, calla! ¿No ves que se altera cuando la nombran?

¡Yo solo quiero que venga mi mamá! -respondió la pequeña.

Yo estaba entre asustada y sorprendida, miraba la hiena tan alterada y a mi hija tendida en el suelo sin saber qué hacer, pensando a quién se le había ocurrido ponerle mi nombre a la bella e intolerante que nos mostraba los dientes desde el otro lado de las rejas.

El cuidador la calmó, desde luego sabía cómo hacerlo y nosotros seguimos nuestro paseo entre risas y burlas de mis hijos.

El mayor de ellos dijo: -Ya sabemos a quién te pareces cuando te enojas, eres igualita a la hiena- ¡JA JA JA!

Any Muñoz – 2022

 

jueves, 19 de mayo de 2022

 

El ego.

Tengo abollado el ego…

Dejará de molestar

con sus impulsos violentos,

sus oscuros torbellinos,

de oscuros pensamientos,

y con sus miedos ocultos,

que me corroen por dentro.

 

Mi ego está abollado…

¡Qué suerte! ¡Se está muriendo!

Y cuando muera del todo,

se abrirá en el alma el cauce

por donde fluye el amor

y el sentimiento.

                                                                             

María del Carmen Medina - 2022

miércoles, 18 de mayo de 2022

 

Cuando el parque es todo

 

Como todos los días mi cita invariable: ir al parque.  Subir a mi antiguo auto que conoce el camino de memoria y llegar al estacionamiento bajo la sombra de frondosos árboles. Para entrar llevamos nuestro tapabocas, cosas de la enfermedad de turno en nuestro planeta.

Allí la soledad me acompaña relativamente porque en todos los lugares hay gente trabajando hay enfermeras que toman la presión, guardias que piden la cedula al entrar y al salir y personas que podan y riegan.

Hasta que ya preparada, comienzo mi caminata en el sendero central, rodeada de árboles, unos mayores y otros jóvenes que están en el camino, a los que abrazo como grandes amigos que me reciben cada día con su hermosa energía.

Al comienzo se ven los troncos separados unos de otros visualizando el horizonte enmarcado en un cielo azul límpido que nos acompaña, luego se va cerrando y como si estuvieran impacientes mueven sus ramas haciendo ruido con el viento, dando sonido a sus hojas. De pronto se pierde el horizonte para ser reemplazado por una cantidad de plantas trepadoras y ramas de árboles que se apretujan unas a otras tomando todos los espacios vacíos de luz y formando un solo color de verde brillante con los reflejos de sol. Ese lugar tan hermoso parece una ventana a la eternidad, mi imaginación vuela a otros mundos, tal vez astrales, incorporando otra realidad.

Es mi momento de conciencia, donde mi pensamiento habitual deja las limitaciones para ser libre, me dedico a pensar en mí, y qué sentido tiene mi vida, de qué me ocupo, qué pienso, dónde está mi mente. También me uno y agradezco a mis seres queridos, los que están y los que no están aquí, perdonando y amando a todos.

Como si esto fuera poco, han puesto en el parque una biblioteca muy pequeña que contiene hermosos libros, no los prestan, pero dejan sacarlos para leer bajo los árboles en sillas de loneta. Allí paso deliciosas horas en buena compañía esperando el momento oportuno de volver a mi verdadero hogar.

Lo que más agradezco es que pude verlo, porque muchas cosas pasan por nuestra vida y no las vemos, tanto personas como lugares, como nuestros propios estados emocionales del ser.

 

Mirta Fernández – 2022

 

martes, 17 de mayo de 2022

 

Un sueño

 

Tuve un sueño bastante loco, como todo lo que sueño y que rápidamente olvido. Pero éste no, por lo colorido y las imágenes muy detalladas.

Además, al despertar, me sentía alegre y de buen humor. Me hubiera gustado seguir soñando.

Yo estaba en un gran jardín, en plena primavera, lleno de jazmines, malvones y margaritas.

De pronto se escuchó un coro de voces infantiles, pero no se veían niños por ningún lado. ¡Eran las flores! Ellas cantaban una canción que no reconocí.

Decían - ¿Adónde te fuiste? ¿Dónde estás? La, la, la.

-Aquí estoy- contestó una extraña voz, que venía de la casa de al lado. Era Marta, mi vecina, que se acercó rengueando. Se había caído de la bicicleta por ir distraída.- ¡Ay, cómo me duele el talón!- se quejó.

-Bueno- Le dije para consolarla, mientras comía una tostada con miel –Todo tiene solución.

Una abeja, que volaba entre las flores, se me acercó amenazante y con su zumbido, me advirtió: La miel que estás comiendo es fruto de mi arduo trabajo ¡No la dejes chorrear con tu descuido!

Luego salió volando para reunirse a un enjambre. Subían y subían, cada vez más alto, hasta desaparecer en un agujero azul oscuro, que se abrió en el cielo, y desaparecieron. Las flores, que quedaron tristes, se despidieron cantando, otra vez -¿Adónde te fuiste? ¿Dónde estás? La, la, la.

 

Nela Bodoc - 2021

lunes, 16 de mayo de 2022

 

fábula.

 

Los horneros

 

En Potrerillos, a orillas del río Mendoza, vivía Camilo, un hornero pequeño, con sus padres José y Evelina. Estaban rodeados de árboles con horneros también, entre los que se encontraban Jonás, Silvana y Adela.

Camilo era muy inquieto y quería crear su propio nido hornero. Sin embargo era muy chiquito y le costaba alzar las ramas y raíces necesarias para su nido.

- Eres muy chico, no podrás –ironizaba Jonás, que era más fuerte y robusto.

- Busca que te ayuden –le sugería Silvana.

Pero Camilo continuaba construyendo con esfuerzo e insistencia.

-¡Qué bello está quedando tu nido! – le dijo un día Adela.

- Gracias, pero me cuesta alzar las ramas – respondió Camilo.

- Prueba recolectar paja y pelo de aquel caballo, yo te ayudaré con barro y raíces –dijo Adela. Y juntos, paciente y delicadamente, crearon un nido hornero tan bello y creativo, que sus vecinos quedaron asombrados y atónitos.

Habían aprendido que el trabajo en equipo, la perseverancia y la cooperación son grandes aliados para crear cosas para el bien común.

 

Gabriela Medawar - 2022

 

domingo, 15 de mayo de 2022

 

SUERTE

 

Lo que a mí me pasa,

solo me pasa a mí.

Nadie más en ésta casa

eso puede decir,

porque lo que a mí me pasa

sólo me pasa a mí.

 

sábado, 14 de mayo de 2022

 

 

He compartido tiempos históricos con genocidas, estafadores, y demás seres que hacen su vida como dueños del mundo y su contenido, incluyendo a la humanidad, pero quizás ellos sean quienes hacen posible que muchos otros puedan ser la luz que muestre el camino 

Y cada ser con el que he compartido este espacio-tiempo ha sido mi educador, por el bien deseado o el mal indeseado, y doy gracias a Dios por ello.

 

Asunción - 2010

 

viernes, 13 de mayo de 2022

 

Dormir en paz... y…

¡Ésta maldita guerra!

 

                     Un Silencio atronador arremete al espacio…

Las calles, las plazas,

las casas, las iglesias...

Y no hay flores, ni arcoiris,

no hay juegos, ni palabras...

Fuego y gritos.

Escombros y lágrimas...

Y luego, el silencio...

El aire ennegrecido desata  los sentimientos.

Y oscurece mis ojos.

No puedo ver bien,

no entiendo lo que veo.

No quiero entenderlo.

Y ahí está mi cama,

sábanas blancas, tibia frazada y mullida almohada.

Todo limpio.

Todo ordenado.

Esperando mi sueño.

¿Cómo dormir en paz? ¿Cómo?

Ucrania no duerme.

Yemen, Somalia, Siria...tampoco.

No hay paz.

Ucrania sufre.

No duerme.

Se arma.

Resiste.

Y acá miramos.

Miramos a la muerte.

A las mutilaciones.

A las vejaciones.

A las torturas.

La muerte avanza y avanza.

La locura la acompaña.

No te vayas. No corras.

¿Qué es la nacionalidad -ruso, ucraniano, somalí, yemení, sirio, argentino-

si no es un punto en el globo terráqueo dónde decidiste bajar?

No somos distintos

y somos diferentes.

¡No te mates!

Stop war!!!

Not war!!!

Now !!!

Paz.

 

Adriana Brescia

Argentina, abril 2022

jueves, 12 de mayo de 2022

 

Una vida, muchas vidas.

 

Ella es una anciana rodeada de recuerdos, que la acompañan en su soledad.

Sabe que la muerte la acompaña, pero no rechaza su presencia porque hace más intenso su presente.

Fue una maravillosa actriz en sus años mozos. Y sigue siendo, aunque no pise un escenario.

Viajó por el mundo llevando su arte a grandes ciudades, a famosos teatros.

Vivió muchas vidas, aunque fueran solo prestadas. Fue Julieta o Desdémona. Fue Nora en “Casa de muñecas”. También Blanche en “Un tranvía llamado deseo” y muchas otras.

Tuvo amores y pasiones, que hicieron de su existencia un torbellino de alegría y dolores.

Estuvo rodeada de admiradores hasta que su belleza se fue escurriendo entre los dedos del tiempo. No supieron ver la otra, la de su gran espíritu, mientras su talento seguía creciendo.

La llegada al mundo de su único hijo le trajo sosiego, paz y una razón más para vivir a su cercano medio siglo de vida.

Pero el hijo creció, y un día se fue a buscar otro horizonte, uno lejano y propio.

Ahora vive sola, olvidada por casi todos, con el peso de sus fantasmas.

Recuerda, escribe, recuerda. De esta forma exorciza sus demonios, porque siente que la muerte está cerca.

Inspirado en el poema “Escribir” de Asunción Ibáñez.

 

Nela Bodoc - 2021

miércoles, 11 de mayo de 2022

 


Cuento viajero

 

Llegó como ave de paso

trayendo un mensaje ligero.

Me sacó del frío letargo

y contesté con esmero.

 

Cuento viajero. Cuento entre muchas,

vas rodando de casa en casa,

buscando con ansias y luchas,

un concepto, una idea, una charla.

 

Unimos frases que tienen alma,

Juntamos letras con un sentido,

y las palabras salen en calma

al compás de nuestros latidos.

 

Any Muñoz - 2021



martes, 10 de mayo de 2022

 

El día que un ángel se coló en mi vida.

 

Hay días que amanecen nublados por dentro y por fuera, no tenemos sol, no tenemos vida, no tenemos alegría.

Pareciera que algo espantoso oscurece el cielo.

De repente un pájaro canta y es como si nos silbara una melodía al oído. Una voz de aves y rosas surca el espacio y brilla como un rayo.

Ya pasó, ya se fue el invierno, ya la luz recubre los espejos. Las imágenes brillan y tintinean.

Un recuerdo nos abre sus puertas y la fantasía sale a buscar con osadía las estrellas que necesita para iluminar y darle color a su vida.

¿Qué pasó? ¿Qué cambió?

¿Quizás un ángel? ¿Mi duende? ¿Fantasías de la mente? ¿Sueños de seres traslúcidos?

Misterios que viven detrás de los espejos.

Nostalgias de otros tiempos, de otras vidas, de más allá.

Todo llega y se cuela en mi vida.

 

Clara Molina - 2022

lunes, 9 de mayo de 2022

 

Amigas virtuales

 

Mariana tiene 16 años, vive en Buenos Aires, le gusta patinar, jugar al ajedrez y escribir, y lo hace en su blog personal. Todos los días escribe 30 minutos sobre interés general.

Un día, mientras escribía, recibió una notificación de un supuesto lector de Francia. Se preguntó: ¿Quién sería? ¿Sería una mujer mayor? ¿Sería estudiante?

La lectora era una mujer algo mayor que Mariana, a quien también le gusta el patinaje y el ajedrez. Encontraba en sus escritos a una colega de quien aprender trucos para ganar un partido.

“Mi nombre es Adrienne”, se presentó, “Soy de Francia, me gusta cómo escribes, también patino y juego al ajedrez y, además, entiendo tu idioma”

“¡Woowww! ¿De qué parte de Francia eres?”, preguntó Mariana.

“De Estrasburgo, una ciudad situada cerca del río Rin, al Noreste de Francia. En estas fechas, diciembre, los fríos son intensos aquí, y practicar ajedrez es mi mejor aliada. Háblame de ti”, sugirió Adrienne.

“Yo estoy en Argentina, vivo en Buenos Aires, capital de mi país y, justamente, aquí es pleno verano. Y el ajedrez sigue siendo mi compañía en estos días calurosos.”, respondió Mariana.

Así continuaron conversando y conociéndose sin percatarse que había pasado la hora del almuerzo para Mariana, y la de media tarde para Adrienne.

Encontraron en esa nueva amistad una compañía tan cercana y un contacto tan en común, aun encontrándose a miles de kilómetros de distancia. Al sentir ambas este afecto, decidieron mantenerse en contacto.

“Sígueme en Instagram”, pidió Mariana.

“Y a mí en Facebook”, respondió Adrienne. Y no volvieron a distanciarse.

                                                               Gabriela Medawar - 2022

domingo, 8 de mayo de 2022

 

El otoño

Pasan los días, los meses, los años esperando que vuelvas.

Te extraño, te busco y no veo señales certeras.

Extraño tus colores de oro vibrante, de cobre brillante.

Extraño tus olores, tus crujientes ruidos y tus dulces sabores

que aún paladeo en mi frágil memoria.

Te extraño porque en vez de los trinos de las aves cantoras

escucho el arrullo de grises palomas.

Cuando el cielo se nubla corro a tu encuentro

esperando la fresca brisa que acaricia el rostro, o el zonda que arrecia,

pero… rayos y truenos me responden ¡No es lo que espero!

Tanto te añoré, tanto te busqué que, como no pudiste venir a mi lado

me llevaste a tu encuentro, vestido de cobre y dorado

que ahora no brilla en mis ojos de pena nublados.

¡Ay otoño! ¡Ay otoño! ya a ti no te extraño ¡Pero extraño a mi hermano!

 

Anamá - 2022

viernes, 6 de mayo de 2022

 

                        La tía María

Mi tía María era hermana de mi padre, algo mayor que él. Famosa en la familia por tres cosas: por tener siempre huéspedes en su casa, donde todos los sobrinos pequeños íbamos a pasar nuestras vacaciones,  por hacer trampas en los juegos de naipes, y cuando la descubríamos decía –Pues si vais a desconfiar de mí no juego más –arrojando  las cartas sobre la mesa, frustrando la partida y a los demás jugadores;  y por sus navidades.

Ustedes me preguntarán qué quiero decir con eso, pues bien, aquí va: Todos los años, el 25 de Diciembre nos reuníamos en su casa. Claro, ella era muy buena anfitriona, pero las que preparaban las delicias para tantos invitados eran sus hijas.

¿Y por qué? Me preguntarán. Pues porque ella estuvo muy enferma, desahuciada, cuando yo aún no había nacido, y por un milagro superó su enfermedad, lo que le debe haber generado la necesidad de vivir siempre el presente, y lo manifestaba con su muy buen carácter permanente,  y de que cada año dijera su consabido discursillo, con el mejor tono dramático que lograba, decía –Pues este año tendréis que venir a mi casa, ya que el próximo año Dios sabe si yo estaré.

Y ahí íbamos todos, un batallón de hermanos, cuñados y sobrinos,  y luego se sumaron los nietos,  y posteriormente sus bisnietos, y seguíamos asistiendo todos a sus hermosos festejos navideños.

Y llegó el día en que uno de sus hijos le dijo: Mamá, cambie su discurso, porque algún día alguien nos dirá que usted está muriendo y no le vamos a creer.

 

                                                                                  Marta Ibáñez – 2022

 

Consigna: Sacude el árbol genealógico.              

 

jueves, 5 de mayo de 2022

 

Fábula

 

 Un encuentro original

 

En este mundo en que vivimos no sabemos bien por qué, un día se encontraron dos animalitos del campo.

Un conejito negro con colita de algodón blanco que era dulce como una paleta de chocolate en pascua. Salió como todas las mañanas a buscar verduras para su ensalada y al cerrar su puerta vio a una liebre que lloraba.

- Pequeña ¿Qué te pasa? –le preguntó

-Señor Conejo, estoy muy cansada, vengo desde muy lejos -y extendiendo sus patitas se tiró al suelo para seguir llorando.

- Cuéntame qué ocurrió –dijo el conejito.

-Vi un lobo hambriento que venía hacia aquí y desde el monte vengo avisando a todos los animales que se escondan pronto –respondió la liebre.

El conejito tomó a la liebre y dijo: -Entra enseguida a la casa, yo busco una lechuga y vuelvo.

Cuando el conejito volvió, la puerta estaba cerrada. -Ábreme pronto que vendrá el lobo ¡Ayúdame!

En ese momento se abrió la ventana dejando ver a un horrible chancho de color blanco y negro que bufaba y se reía a carcajadas, mientras decía -¡Vete de aquí conejo!

Pero esta es mi casa!- respondió el pobre conejito -¿Y la liebre? ¿Qué has hecho con ella?

-¡Eres un tonto! Una malvada bruja me convirtió en liebre-chancho y logro engañar a todos y así me quedo con sus pertenencias –contestó el intruso.

Entonces el conejo respondió: -A mí un hada buena me transformó en un conejo-avispa -y dicho esto entró por la ventana y lo picó en el cuello sin que pudiera defenderse para luego decir- Y te picaré en todas partes y no podrás dormir ni descansar en paz.

-En ese momento la liebre-chancho abrió la puerta y salió corriendo todo lo que podían sus patas. Seguramente lo pensaría bien antes de aprovecharse de otro.

 

                                                               Mirta Fernández - 2022


Moraleja: Todos tenemos nuestro lado bueno y otro no tanto, habría que conocernos un poco más para descubrir a cuál le damos vida.


 


Lo inevitable

 

Tibia, perfumada entre las sombras brillas, iluminas.

Lánguida, despojada entre las hojas soplas, levitas.

El tiempo deshoja tus capas etéreas…

Al unísono susurras, cantas y en cada rincón resuenas.

Tiempo y espacio en espiral se alinean, sola en pasiva rebelión abandonas la individualidad y te unes al todo.

¡Bienvenida a casa!

Stella Maris - 2021



 

miércoles, 4 de mayo de 2022

                                            


                                                     DEJANDO HUELLAS


Quisiera que me recuerdes

cuando yo ya me haya ido.

Quisiera que me recuerdes

por entregarme toda

y sin reservas a la vida.

A la emoción de un abrazo,

a unos besos ajenos robados al destino.

Ladrona de emociones,

traficante de ilusiones.

Por haber abierto huellas

donde solo había espinos.

Por acariciarte el alma.

Quisiera que me recuerdes

por calmar tu sed de olvido,

por estrecharte las manos

y llenarlas de cariño.

Por haber caminado juntos

las calles de la inconsciencia.

Quisiera que me recuerdes…

                                                       
                                                            Ana María Muñoz


martes, 3 de mayo de 2022

 

Entré allí, en mi yo y en Ti, y mi consuelo.

                                                                       Ami

 

¡Ay!...amores.

 

La vaquita Juana está enamorada, y para no perder la cabeza por su amigo Pepe el toro, se la golpea cada mañana contra el poste del establo, por lo que tiene muchos chichones que parecen cuernos.

Mientras tanto Pepe, el galán de nuestro cuento se divierte rompiendo corazones, correteando a las vaquitas entre los arbustos del pastizal hasta que el sol se esconde entre los cerros.

La vaquita Juana no quiere ser una más del redil, pues se sabe hermosa e inteligente, entonces se repite para sí: “No entraré en su juego, prefiero romperme la cabeza y no perderla.”

Patricia Vasquez - 2022

  Reflexiones                                                                                                           CAMINO       ESPIRIT...