MAÑANA EN LA
PLAYA
Julieta se levantó muy temprano, era su primer día de
vacaciones y quería disfrutarlo a pleno. Se vistió con ropa cómoda y salió del
hotel hacia la playa, solo tenía que cruzar la calle para llegar.
Apenas pisó la arena, la brisa le trajo ese aroma
inconfundible y tantas veces añorado. El mar estaba calmo y las gaviotas
caminaban por la orilla buscando algún alimento olvidado por los turistas el
día anterior.
El color del cielo y el mar eran maravillosos a esa hora,
además aún no armaban las carpas y sombrillas lo cual permitía ver cuán grande
era la playa, muy pocas personas disfrutan del silencio y la belleza del lugar
sin más ruido que el suave oleaje de las saladas aguas, Julieta se sintió dichosa
caminando seguida por las aves marinas ávidas de comida.
Feliz y emocionada, Julieta se sacó las zapatillas y corrió
por la arena mojada dejando que el mar besara sus pies, iba cantando y silbando
alegremente una vieja canción...”grabé tu nombre en mi barca…, me hice por ti
marinero…..como una ola tu amor llegó a mi vida la, la, la…….” las gaviotas acompañaron
su canto con sus graznidos.
Antes de regresar al hotel para desayunar, con grandes
letras escribió con sus dedos en la arena: GRACIAS VIDA POR ESTE MOMENTO.
Ana María Muñoz Vega