martes, 29 de diciembre de 2020

 

La visita

Era una noche oscura, estábamos reunidos después de la cena, hacía frio, el hogar estaba encendido y el fuego alumbraba la sala. Era el mes de junio.

Los más pequeños de la casa se habían ido a dormir y quedamos mis padres, mis hermanos mayores y yo charlando y recordando a la abuela Angelina.

Sentimos ruidos en la cocina, el agua de la canilla cayendo como si alguien estuviera lavando los platos, mi madre se levantó y fue a ver quién andaba por ahí.

-Nadie- dijo cuando regresó, pero tras ella vimos venir una sombra grisácea que nos saludaba; el asombro fue tremendo; pero nadie osó moverse ni decir algo.

La sombra desapareció; pero cosas extrañas empezaron a suceder, los porta retratos que estaban sobre una mesita se dieron vuelta sin que nadie los tocara, las cortinas se movían inexplicablemente y un aire tibio nos rozó los cuerpos. No sentimos miedo, pero la intriga iba creciendo a cada momento.

De pronto mi padre se levantó de su sillón y en voz muy alta dijo: -Querida suegra ¿Es usted que vino a visitarnos? Ya ve que la recordamos con cariño-

Un fuerte golpe en la puerta nos sobresaltó, mi hermano Jorge corrió a ver qué pasaba, grande fue la sorpresa al ver a la sombra grisácea alejarse por el jardín.

No la vimos, pero su presencia fue tan potente que todos estuvimos de acuerdo en que la abuela había estado entre nosotros. Mamá estaba pensativa, de repente preguntó:

-Chicos ¿Qué fecha es hoy? -Mami, hoy es 12 de junio- dijo uno de mis hermanos. En silencio mi madre fue hasta la cocina, cuándo regresó, traía en su mano una vela.

-Hoy es el cumpleaños de mamá- nos dijo y procedió a encender la vela en su memoria.

Nos fuimos a dormir con el recuerdo de esa querida abuela que tanto cariño nos había brindado y con la que pasamos los mejores veranos de nuestra niñez.

Any Muñoz - 2020

 

lunes, 28 de diciembre de 2020

 

BUENOS DIAS

Habrá de ser que la voz

que convoca los talentos

se elevara con los vientos

en su grito: ¡Libertad!

Más, en su entrega de amar

se renueva entre los males,

seguirá abriendo portales

con su mensaje de Paz.

Alberto Coronel

domingo, 27 de diciembre de 2020

 

                

                        La soledad me ayuda, mas la desolación me reestructura.                      

                    AMI

 

jueves, 24 de diciembre de 2020

 


Teniendo como pesebre mi corazón, busco la energía más bonita que pueda generar mi espíritu, para dejar limpio el espacio y así pueda renacer tu Hijo, Amada Madre del Universo.

Mi corazón es tu posada.

Honrada de que me hayas bendecido al dejarme recibir el espíritu de Tu Hijo.

Segura estoy que mis amigos, amados seres de luz, serán los Reyes que siempre aportan su vibración mágica para que la vida sintonice con la armonía del Universo.

Que cada uno de nosotros recibamos el regalo de estar en paz con nosotros mismos.

Felices fiestas.

Luisa Rodríguez – 24 de diciembre de 2020

miércoles, 23 de diciembre de 2020

 


Un Personaje Invisible

El duende vivía en el jardín de mi casa. Su presencia era mágica. Lo soñaba, lo presentía, lo adivinaba, pero era invisible.

Se estremecía mi alma sin nombrarlo, ¿Cómo podría nombrarlo si no sabía su nombre? ¿Sería joven o viejecito? ¿De qué color eran sus ojos, tendría barba como en los cuentos?

Era pícaro, jugaba con mis cosas, las escondía o cambiaba de lugar; hasta que ya cansada de buscar, yo hacía otra cosa y entonces aparecía lo que había estado buscando ¡en otro lugar!  ¡Por supuesto!

Lo que sí sé es que le gustaban las flores y yo sabía cuándo él pasaba porque ellas se estremecían, vibraban sacudidas por su energía.

También disfrutaba la música suave y dulce. Nunca comprendí por qué ese ser vivía en mi casa. No podía preguntarle, pero se lo agradecía cada día. Su presencia era tan mágica que el aire olía a rosas y jazmines. Lo imaginaba columpiándose en un rosal.

Yo creo que reíamos juntos y bailábamos. ¿O era mi imaginación?

A lo mejor no era un duende juguetón, era mi abuelita, siempre presente, siempre querida, siempre a mi lado.

 

Clara Molina - 2020

 

martes, 22 de diciembre de 2020

                                                                            

                                                                         Salamanca

Por las llanuras chaqueñas cuentan una leyenda que dice que cuando una persona está sola en medio de los bosques, se levanta una hermosa ciudad nunca antes vista. Los que no se dejaron atrapar o atraer por tal belleza pueden contar la historia.

Indican que cuando estaban en medio de los bosques no importando la hora, o si era de noche o de día, se empezaba a escuchar conversaciones, risas, ruidos de coche, ladridos de perros, todos estos sonidos llamaban la atención de los transeúntes y estos se acercaban por la curiosidad que sentían, ya que conocían estos lugares y sabían que no existía un pueblo cercano.

Vislumbraban una hermosa ciudad que se levantaba en medio de la nada, se veía cortinas blancas de las puertas de las casas levantarse con el viento, invitando a que se acercaran más y más, hasta consumirlos por su curiosidad.

En esa ciudad todos se ven felices entre risas y cantos, y todo transcurre en perfecta armonía, mientras más tiempo se quede el visitante menos posibilidades tiene de volver a su realidad, hasta hacerlo desaparecer junto con ella.

No todos los días se encuentra este portal de acceso a una ciudad, con una belleza fuera de lo conocido, son horas, lugar y días determinados, ¿Por quién? no lo sabemos…

                                                                        Basilia Arenas - 2020

lunes, 21 de diciembre de 2020

 

Forhøy

Sus pies en la arena

y un leve cosquilleo.

Era la mirada clavada

de los demonios más feos.

La figura resplandeciente de alas doradas

apareció de repente

Le extendió la mano una vez

y se aferró fuertemente.

Alzado el vuelo en aquel atardecer oscuro,

sintió el viento soplando en sus oídos

y se preguntó

para qué se había ido.

Nubes de tormentas aparecieron en el cielo,

miles de pequeñas gotas cayendo al suelo.

Contempló las alas doradas,

cada vez más arriba lo llevaban.

Se giró hacia la playa,

ahora las flores brotaban.

Sus miedos se disiparon.

Cerró los ojos,

respiró

y sintió que la paz había llegado.

        Carolina Solsona - 2020

sábado, 19 de diciembre de 2020

 

Lo que dice una persona es, siempre, importante para ella, aunque para quien la escuche no sea así.

                                                                                                                                                                                      Nela Bodoc

 

viernes, 18 de diciembre de 2020

 

ESCALOFRÍOS

En la realidad mi amigo Miguel había muerto hacía cinco años. Me enteré de su fallecimiento por las participaciones publicadas en el diario local mientras me encontraba en la sala de espera del Hospital Central. Inmediatamente vino a mi recuerdo que unas semanas atrás nos habíamos encontrado por casualidad en la calle Las Heras y estuvimos recordando nuestra adolescencia.

Pasó el tiempo y su recuerdo fue diluyéndose en mi memoria.

Pero anoche soñé con él, recreando aquel encuentro, más de pronto me veía en la sala de espera del hospital abriendo el diario y enterándome de su muerte, pero él estaba a mi lado con un gesto de dolor; mas de pronto la escena sucedía en mi cuarto, y ahora su expresión era grave aunque serena.

Nuevamente se volvían a repetir las escenas, en calle Las Heras, riendo, luego en la sala de espera del hospital con su gesto de dolor y en mi cuarto con su expresión serena, que, como un carrusel las imágenes se repetían una y otra vez con la misma secuencia y las mismas expresiones.

Reaccioné repentinamente y pregunté: ¿Pero vos no estás muerto? –Sí, contestó- ¿Y cómo creés que estás vos? Estoy aquí para hacértelo entender.

Asunción Ibáñez -2010

 

jueves, 17 de diciembre de 2020

 

                               A mi amiga

 

                    Gracias por ser mi amiga,

                    gracias por siempre estar.

                    Te tiendo mi mano,

                    te ofrendo mi canto.

 

                    Tu alegría única

                    ilumina con encanto.

                    Sé libre, sé plena,

                    sé sincera, lucha por ello.

 

                    Yo te apoyo, yo te espero

                    y te cuido para compartir el vuelo.

 

                    Amiga, cultiva fe y esperanza,

                    florece, crece entera,

                    en el silencio sabio,

                    en el orgullo fresco.

 

                                    Gaby Medawar -2020

miércoles, 16 de diciembre de 2020

 

En el ocaso de mi vida se cumple una ilusión

Es ésta:

Soy Sanluiseña, mi infancia y mi adolescencia transcurrieron entre las tranquilas calles puntanas y mis estudios en la Escuela Normal, donde me recibí de maestra y también allí me inicié en la docencia.

La vida me alejó de mi provincia y me radiqué hace ya muchos años en Mendoza -ambas bellas y acogedoras- aunque de distintas características; seguí en la docencia en Mendoza.

A veces me escapo de esa concentración y vuelco mis pobres habilidades en forma mezquina, colman mi entusiasmo y mi sensibilidad; quizás no gustará esto, posiblemente pasa la raya de lo actual, pero a mí me llena de benéfico consuelo, al expresar sentires míos; lamento no hacerlo mejor. Ojalá los que se tomen la molestia de leerlos lo comprendan.

Eduqué a mis tres hijos, Cristina, Alberto y Ricardo, pensando y deseando que fueran lo mejor, lo conseguí en la medida que son nobles, muy nobles, trabajadores, correctos.

Formaron sus hogares, me regalaron seis hermosos nietos; para ellos y sus familias dedico estas líneas, sé que no soy muy expresiva, la vida me hizo algo dura por fuera, pero tengo un inmenso y profundo amor, y aunque no tengo la capacidad de hacerles llegar mis sentimientos son así y allí están, por ellos y para ellos.

Gracias, muchas gracias.

Lidia Gastaldi

 

 

 

martes, 15 de diciembre de 2020

 

LA DISTRACCIÓN

Dicen que cuando los hijos son chicos los problemas son chicos y cuando los hijos son grandes, los problemas son grandes. Crecen y creen que saben más que los padres. Y es ahí donde comienzan los problemas.

Ocurrió un día que todo me superó, y decidí irme a descansar. Necesitaba alejarme de ese escenario, así que saqué pasaje y me fui a Córdoba. Allí busqué un hotel cerca de la capital porque me cuesta ubicarme geográficamente.

Cuando me hube instalado salí a caminar. Encontré unas librerías hermosas que me atraparon por horas, y obvio, me llevé un libro. Seguí disfrutando de mi soledad y mis silencios.

Busqué dónde almorzar, y fue ahí que algo no me gustó. No me gustó sentirme sola frente a una mesa. Terminé mi almuerzo, volví al hotel, traté de ver algo en la tele y no pude, pues el sueño me venció.

Cuando desperté, y aun con ese sentir en mi cabeza, salí a conocer otros lugares y regresé a la hora de la cena. Y volví a sentir la misma sensación ¿Por qué tenía que estar sola, si yo no vivía sola, estaban mis hijos, mi familia, mis amigos? Algo me hacía mucho ruido y no me gustaba.

Hablé con una amiga de Buenos Aires, le conté que estaba en Córdoba y tenía deseos de ir a visitarla, siempre y cuando no le complicara su tiempo y su trabajo. Me dijo inmediatamente que me esperaba.

Preparé mis cosas, abandoné el hotel y me dirigí a la terminal. Pregunté a qué hora salía un colectivo rumbo a Capital Federal y me informaron que el próximo viaje salía en una hora. Así que saqué mi pasaje y me quedé allí a esperar.

Me senté justo frente a la plataforma de donde saldría el colectivo, acomodé mi bolso bajo mis piernas, la cartera detrás de mí para que me sirviera de apoyo y aquel libro que había comprado me vino muy bien para entretenerme. Me puse a leer, tan concentrada estaba que cuando pensé que ya había pasado mucho tiempo, miré hacia la plataforma y vi un colectivo que retrocedía marcha atrás. Como pude tomé la cartera y el bolso, más el libro, más el pasaje… y el coche se fue.

Desesperada pregunté al señor que estaba dándole la salida si iba a la Capital Federal y me dijo que sí. Con rabia le pedí que lo detuviera, que ese era mi viaje, pero nada pudo hacer. Por culpa del libro perdí el colectivo.

Sentía rabia y me daba risa. Llamé a mi amiga y le dije que llegaría mucho más tarde.

¡Hay Rosario, Rosario! ¡Por tu culpa perdí mi viaje! Rosario era la protagonista de la novela que leía.

Una experiencia que sirvió para reírme de mí misma, cosa que jamás había experimentado.

Autora no identificada. - 2011  

lunes, 14 de diciembre de 2020

 

EL AMOR SOBREVUELA

 

¿Qué es esa luz que salta de

un extremo al otro iluminándolo todo?

¿Y que a veces parece detenerse

sobre un determinado punto,

para luego encender faros gigantes,

que se expanden, encandilando?

 

¿Qué es esa luz que llena de

esperanza a los jóvenes,

de futuro a los niños y

de consuelo a los mayores?

 

¿Qué es esa luz que hace

ronronear a los gatos y

mover la cola a los perros?

¿Esa luz que me hace sonreír

desde adentro,

sin causa exterior visible que la estimule?

 

¿Qué es esa luz que desde siempre

me acompaña?

Recuerdo los ojos de mi madre,

su alegría cuando regresaba a casa,

cargando pequeñas golosinas,

para sus nenas y para su amado.

 

Divina Luz que siempre estás

y cuando pareces esconderte,

languidezco.

 

Por esa luz vivo,

Para ella soy.

Luz que ilumina.

Atrae.

Seduce.

Sana.

 

Teresa Columna - 2020

 

viernes, 11 de diciembre de 2020

                   



                                     Respeto es mucho más que solo tolerar.

                                                                                                                RES      

jueves, 10 de diciembre de 2020

 

                                                        LA FLOR DE LOS ALPES

 

Aunque lo tenía prohibido, me encantaba revolver los objetos que mi madre guardaba celosamente. Estaban atesorados en un viejo baúl de madera que emigró con nosotros desde Alemania.

 

Entre antiguas revistas, recuerdos de todo tipo, coloridas tarjetas, y manojos de cartas atados con cintas. Había, justo en el fondo del baúl, un libro de cocina de ajadas tapas de cuero. No eran sus recetas lo que despertaba mi interés, sino un tesoro escondido entre sus páginas. Era una flor en forma de estrella que, a pesar de estar seca, me deslumbraba por lo bella.

 

Supe algún tiempo después que se la había obsequiado a mi madre un noviecito de su adolescencia. Un día descubrió mi travesura. En lugar de retarme decidió contarme la leyenda de la misteriosa flor que la abuela de su abuela ya conocía.

 

-Había una vez una estrella que estaba muy aburrida de vivir en la oscura noche del firmamento, durante miles y miles de años. Y se quejaba de ello, con la luna, con la que no se llevaba nada bien-

 

Y así me contaba mi madre de como la estrella, viendo en la tierra tanta belleza, quería bajar para disfrutar de los verdes valles floridos y de los picos siempre cubiertos de nieve. La luna ya no soportaba sus lamentos y harta de escucharla decidió enviarla a la tierra en forma de flor. Pero lo hizo con cierta maldad. En vez de dejarla en alguno de los valles, la abandonó en el pico más alto de Los Alpes, y le negó un nombre.

 

Cerca de las montañas vivían dos jóvenes pastores. Edelweiss, que así se llamaba la pastorcita, era de una notable belleza. Era blanca como la nieve, de ojos grises, mejillas rosadas y largos cabellos, que resplandecían como un rayo de sol en la verde campiña.

 

Hans la miraba y admiraba desde lejos, en secreto, hasta que un día se animó a acercarse a ella. Tomó impulso y le declaró su intenso amor. Edelweiss lo escuchó atentamente y le agradeció sus lindas palabras, pero no le correspondió. En vez, le dijo que solo aceptaría el amor de aquel que le trajera una de esas misteriosas flores que crecen en las altas cumbres nevadas. Hans quedó desolado, pero no se dio por vencido: aceptó el desafío y partió rumbo a las montañas.

 

Pasaron los días, pasaron las semanas. Edelwaiss seguía mirando hacia arriba y esperando. Al ver que Hans no volvía decidió ir en su búsqueda. Como buena pastora, conocía bien los senderos de montaña, pero cuando ya estaba cerca de la cumbre, se desató una fuerte tormenta de nieve. Trató de refugiarse, pero la nieve ganó la batalla cubriéndola totalmente. Al día siguiente sus amigos pastores y algunos pobladores decidieron ir a rescatarla. La encontraron acurrucada, en posición fetal y sin vida con una flor en forma de estrella en la mano.

 

Desde entonces, la exótica flor tiene su nombre: la bautizaron Edelweiss. De Hans, lamentablemente, nunca se supo nada.

 

Pero es tradición, en esos pueblitos de los verdes valles, que un pretendiente le regale una edelweiss a su enamorada.

 

                                                                                    NELA BODOC - 2020

miércoles, 9 de diciembre de 2020

 

El amor sobrevuela


Cuando cae la tarde y el sol

se aleja tras las montañas,

contemplo el cielo infinito

y las bendiciones que derrama.

 

El aire primaveral envuelve el espacio,

perfumando las horas del descanso

y un canto de gratitud emana

de mis labios cual remanso.

 

Gracias, por el aire, por las flores.

Gracias por el trino de las aves

y por todo lo que natura nos da,

que es de la felicidad, la clave.

 

El amor sobrevuela el universo,

sembrando el suelo de armonía,

con ángeles que acuden a ayudarnos,

mostrándonos la epifanía.

 

Alzo mis ojos y veo mi ángel

que extiende sus manitos hacia mí.

Inclino mi cabeza reverente

y en esa actitud me adormecí.

 

               Any Muñoz -2020

 

martes, 8 de diciembre de 2020

 


Una cierta noche miré al cielo y vi muchas estrellas, había una

en especial, cuyo resplandor era tan fuerte que iluminaba mi

rostro, dándome la claridad que necesitaba para llenarme de

osadía y emprender mi viaje sin retorno hacia el mundo de la

fantasía, que está lleno de color y vida, acompañada de la

amistad de los seres celestiales, hasta la culminación de mis

días.

 Basilia Arenas  - 2020

 

lunes, 7 de diciembre de 2020

        ¡ Buenos días!

Vivir amando es vivir,

caso contrario es durar.

La vida no va a esperar

a que tomes decisión,

si ya tienes corazón,

y tiempo para invertir.

Pues la vida es transitar,

no solamente existir.

                                        

                                                                            Alberto Coronel 

sábado, 5 de diciembre de 2020

 


      Todo es música para el que sabe escuchar.

                                                 Patricia Persia

 

viernes, 4 de diciembre de 2020

 

                                                             MI MUNDO

Recuerdo otro mundo mío, de otra etapa, cuando contaba solo con diecisiete años. Estábamos reunidos en la casa de unos amigos, en el corazón de la ciudad. Hermosa casona antigua, con varias habitaciones que daban a un patio interior central. Es verdad que no era muy cómoda por la disposición de cada ambiente; pero eso no le quitaba belleza. Ahora es un restaurante.

Estábamos escuchando tocar la guitarra, cantar y tomando mate con tortitas raspadas y pinchadas, típicamente mendocinas. De pronto alguien dio un salto y grito: - ¡Una araña!

La dueña de casa corrió a buscar una escoba para matarla. Algunos varones dispusieron sus zapatos para aplastarla, aunque daba temor por el tamaño. Y de entre las chicas salió una voz con fuerza diciendo:- No la maten, no la toquen, yo me encargo. Y le abrimos camino hacia la araña que no sabía para donde disparar. Se le acercó y tiernamente, la tomó del cuerpito con la mano derecha, entre el índice y el pulgar y la llevó hacia el patio donde había un cantero con malvones, depositándola delicadamente. Seguro que de ahí vino. La joven dio media vuelta y entró nuevamente a la sala. Allí estábamos boquiabiertos y dijo: -En mi mundo todos cabemos, también esa araña. Son seres en extremo útiles. Se hacen cargo de mosquitos y  otros insectos que realmente nos molestan o pueden picar, las arañas de jardín no hacen daño.

Nunca más volví a ver a Olguita, ese era su nombre. Era una joven ingeniera agrónoma que trabajaba en la facultad de Ciencias Agrarias, en el departamento de Luján de Cuyo. Pero su enseñanza quedó imborrable en mí.

¡En mi mundo todos cabemos! ¿Cabemos todos en mi mundo? me pregunto.

                      Teresa Columna - 2020

 

jueves, 3 de diciembre de 2020

 

Cada día

 

Nace el sol todos los días

con su mensaje de vida,

y el girasol que lo busca

cual eterno enamorado,

aguarda el paso anhelado

recibiendo su calor,

madurando las semillas

que espera el surco de amor.

 

           Alberto Coronel - 2020

miércoles, 2 de diciembre de 2020

                                                                                  Recuerdos

 

Caminé ayer por una calle enripiada  de Maipú, en mi Mendoza natal. Y la caminata me llevó a la infancia. Olores, paisajes…Nada ha cambiado.

Ha pasado el tiempo: mucho, poco. No lo sé.

Esa calle me llevó a aquél tiempo cuando llegaba con mi bolsito pequeño, con la ropa necesaria como para un verano, a pasar mis vacaciones en esa casa de finca de Jesús Nazareno. Humilde, cálida, llena de amor. Para mí el mejor lugar.

Era la casa de mis tíos padrinos, yo viajaba desde San Rafael en colectivo o en camión, de alguna manera llegaba.

La aventura comenzaba temprano. Era  desayunar e irnos a cazar palomas entre los olivos. Y las escapadas en la siesta para bañarnos en la acequia, nuestro balneario.

La aventura de la caminata hasta el negocio más cercano, a tres kilómetros. Sin tiempo, sin apuro. Un juego más. Todo eso en compañía de mi primo, “el Paco”, con quien tuve una relación de hermano.

Y así pasaban los días, dos meses a veces…justo cuando te empezaba a extrañar llegabas vos, mamá, y corría a abrazarte, para tenerte como siempre a mi lado, cada vez que te necesité. Como ahora, como en este instante.

Ahora no voy de vacaciones solo; siempre te llevo conmigo, aunque ya no estés.

¡Te amo mami!

                                                                                                                                         Tatálo - 2020

martes, 1 de diciembre de 2020

                                                                                 Sutil

Una mañana se levantó y se dio cuenta que era invisible, de su boca no salía ningún sonido, se sacó el pijama y quedó desnudo.

Se dirigió hacia la puerta y salió traspasándola sin dificultad, veía sin ver, podía escuchar todo.

Caminó por las calles y los transeúntes lo atravesaban de un lado al otro sin más.

Poco a poco se fue diluyendo en el aire y en los cuerpos de todos los que por él pasaban y se llevaban en su piel un poquito de su esencia.

                                                                                                                                                                                                                                                                                 Sella -2020

  Reflexiones                                                                                                           CAMINO       ESPIRIT...