La visita
Era una noche oscura, estábamos reunidos después de la cena,
hacía frio, el hogar estaba encendido y el fuego alumbraba la sala. Era el mes
de junio.
Los más pequeños de la casa se habían ido a dormir y
quedamos mis padres, mis hermanos mayores y yo charlando y recordando a la
abuela Angelina.
Sentimos ruidos en la cocina, el agua de la canilla cayendo
como si alguien estuviera lavando los platos, mi madre se levantó y fue a ver
quién andaba por ahí.
-Nadie- dijo cuando regresó, pero tras ella vimos venir una
sombra grisácea que nos saludaba; el asombro fue tremendo; pero nadie osó
moverse ni decir algo.
La sombra desapareció; pero cosas extrañas empezaron a
suceder, los porta retratos que estaban sobre una mesita se dieron vuelta sin
que nadie los tocara, las cortinas se movían inexplicablemente y un aire tibio
nos rozó los cuerpos. No sentimos miedo, pero la intriga iba creciendo a cada
momento.
De pronto mi padre se levantó de su sillón y en voz muy alta dijo: -Querida suegra ¿Es usted que vino a visitarnos? Ya ve que la recordamos con cariño-
Un fuerte golpe en la puerta nos sobresaltó, mi hermano
Jorge corrió a ver qué pasaba, grande fue la sorpresa al ver a la sombra
grisácea alejarse por el jardín.
No la vimos, pero su presencia fue tan potente que todos
estuvimos de acuerdo en que la abuela había estado entre nosotros. Mamá estaba
pensativa, de repente preguntó:
-Chicos ¿Qué fecha es hoy? -Mami, hoy es 12 de junio- dijo
uno de mis hermanos. En silencio mi madre fue hasta la cocina, cuándo regresó,
traía en su mano una vela.
-Hoy es el cumpleaños de mamá- nos dijo y procedió a
encender la vela en su memoria.
Nos fuimos a dormir con el recuerdo de esa querida abuela
que tanto cariño nos había brindado y con la que pasamos los mejores veranos de
nuestra niñez.
Any Muñoz - 2020