jueves, 30 de diciembre de 2021

 

Metáforas


             Era blanca

 

Era bella como una novia en primavera, recuerdo sus manos que olían a pan fresco.

Esa mañana la vi parada en la esquina con su vestido blanco y suelto como alas de mariposa y de pronto…

Un hombre con su auto, veloz como rayo en la tormenta la salpicó con el charco de la calle, dejándola llena de barro de la cabeza a los pies, como una nube azabache, esperando el colectivo que no llegaba.

Mirta Fernández - 2021

miércoles, 29 de diciembre de 2021

 

            

            Toto, alias Tarzanito

 

Así quiere que lo llamen, aunque no siempre lo logra.

Emula el famoso ulular de su héroe, en su selva imaginaria, mientras se descuelga de un árbol con la soga que robó del tendedero. Baja ágilmente, luego de rescatar a su gata Chita, nombre que le puso por la mona de Tarzán.

Toto es bastante alto y fornido para sus ocho años. De piel trigueña, vivaces ojos negros, cabello oscuro y una sonrisa de mazorca tierna, que brilla todo el tiempo en su carita siempre sucia.

Anda, casi todo el tiempo, descalzo para hacer contacto con la vida. Su cabello enmarañado, está en guerra con el peine. Sus manos, alejadas del agua y jabón, van portando extrañas cosas que colecta por allí.

Pasa más tiempo arriba de los árboles que en su cuarto, lejos de cuadernos, libros y las tareas de la escuela. Es un pequeño rebelde.

Además de Chita, su gata, tiene una vieja tortuga, una lagartija, y una cata que no puede volar. Son sus mejores amigos. Con ellos pasa muy buenos momentos.

Su madre ha logrado que aprenda a leer gracias a “Las aventuras de Tarzán”, el libro que le regaló para su cumpleaños. Y con él sueña, imaginando increíbles aventuras, hasta que el llamado de su madre, recriminándole lo que no cumplió, lo trae a la realidad.

Frecuentemente, escapa a sus obligaciones. Es un poco caprichoso. No le gustan, para nada, las órdenes y los consejos. Tiene poca tolerancia a la frustración. Pero también es tierno, osado y empático con lo que lo rodea.

Disfruta de la naturaleza el mayor tiempo posible. Sus juguetes preferidos son el barro, los guijarros, las ramitas secas y los insectos.

Toto no necesita mucho para ser, como es, un niño feliz.

 

Nela Bodoc- 2021

martes, 28 de diciembre de 2021

 

Del Libro de los Encantos           

 

                                                    MULTITUD

 

                                       (Remedio contra la soledad)

 

                                    Ingredientes necesarios:

 

                300    gr. de polvo de estrellas

                125    cc de lágrimas de ángel

                    4    manzanas del paraíso (su jugo)

                125    cc de agua de rosas del Tibet

                    2    cucharaditas de sal del mar muerto

                    4    trufas del Valle de la Luna (Tuber melanosporum)

                250    gr. de flor amarilla de madreselva

                    4    escupidas de guanaco salvaje

                    ½    litro de wisky escocés

                   25    gr de patas traseras de hormigas rojas

                    2    gotas de leche de higo verde

 

 

                                Preparación:

 

1º) en una sopera de porcelana azul verter el ½ litro de wisky y sumergir en él las trufas muy bien lavadas. Dejar remojar 24 horas en lugar bien iluminado.

2º) en una palangana enlozada (de color celeste en lo posible) colocar los 300 gr. de polvo de estrellas, formar una corona y agregarle los 125 cc de agua de rosas del Tibet, las dos cucharaditas de sal del Mar Muerto, las dos gotas de leche de higo verde. Hacer una masa y dejar reposar dos horas en la heladera envuelto en un repasador de lino blanco.

 3º) asar a la plancha los 25 gr. de patas de hormigas rojas.

 

4º) colocar en la licuadora los 125 cc de lágrimas de ángel más los 250 gr de flores amarillas de madreselva, licuar durante 3 minutos y agregar las 4 escupidas de guanaco salvaje (es muy importante que no sea de un camélido en cautiverio)

 5º) en un lienzo de algodón rosado envolver una a una las manzanas y golpearlas con una maza de madera hasta deshacerlas, escurrir con fuerza para extraer su jugo.

 6º) procesar el wisky con las trufas en procesadora automática hasta formar una pasta homogénea.

 7º) volver a colocar en la palangana celeste la masa que teníamos en la heladera, le agregamos las patas de hormigas asadas y la pasta de trufas, amasando permanentemente para impedir que se formen grumos, agregar de a poco y alternadamente el licuado de lágrimas de ángel y el jugo de manzanas sin dejar de amasar. Cuando todo esté muy integrado, su punto es cuando se despega del recipiente con facilidad.

 8º) formar rosquillas de unos 4 cm de diámetro sobre placa previamente enmantecada, y llevar a horno moderado durante 30 minutos.

 Comer 3 rosquillas seguidas en los momentos de soledad dolorosa. Puede conservarse al vacío durante un año.

 

                                                                       Asunción - 2003                           

            .

 

lunes, 27 de diciembre de 2021

 

                                            ¿Discriminación o miedo?

En un negocio lleno de gente, un anciano al que le quedaba grande el traje, llegó para solicitar el favor de que alguien le escribiera una nota, aduciendo que se había olvidado de los anteojos. 

Ante una pregunta concerniente al tema de la nota que le efectuó la persona que aceptó escribirle, él lo consultó con un joven de unos 25 años, y la señora que le hacía la nota le recriminó: “¿Por qué no se la escribe él?” Y el anciano contestó: -“Porque no sabemos escribir, somos gitanos y no podemos ir a la escuela”

Como tocados por una orden imperiosa, en el local sólo quedaron la señora que escribía la nota y los dos gitanos.

AMI - 2021

domingo, 26 de diciembre de 2021

sábado, 25 de diciembre de 2021

 


Hoy será una gran fiesta en mi corazón ¡Gracias!

                Alberto Coronel - 2021

viernes, 24 de diciembre de 2021

 


EL ARBOL DE NAVIDAD

 

Luce bello sus adornos y la estrella de Belén,

campanitas de colores y guirnaldas de papel.

Todos van a contemplarlo con ilusión y alegría,

es un símbolo festivo de gratitud por la vida.

 

Será un leal testigo de la felicidad y el amor,

cuando brindemos con gozo por la oportunidad

de celebrar que llegó la Navidad.

                       

Ana María Muñoz - 2021

jueves, 23 de diciembre de 2021

 

 

ESPERANDO LA NOCHEBUENA

 

Cantar canciones alegres, Jesús ha venido al mundo,

sonreír al que está triste extrañando un ser querido.

Compartir los alimentos que tenemos en la mesa,

con aquellos que no pueden festejar con un banquete.

 

Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz,

Bendito sea el Nazareno que nos trajo salvación.

 

                                   Ana María Muñoz - 2021

 

miércoles, 22 de diciembre de 2021

 

 El valor de la palabra

 

      “Las palabras no son inocuas”

 

Palabras: ¡tesoro del humano!

Algunas bien guardadas,

para especiales ocasiones

tal vez para unos pocos.

 

…pero no son inocuas

 

Algunas resultan musicales,

otras, difíciles de deletrear,

muchas demasiado repetidas

y las hay ocultas o atragantadas.

 

…pero no son inocuas..

 

Pueden ser tan poderosas

que horadan como filosa daga,

o tan leves como suave caricia

de los pétalos el terciopelo.

 

…pero no son inocuas..

 

Provocan cascadas de risas

o cavan profundos abismos.

Desatan incendios de iras

y curan como el agua bendita

 

…pero no son inocuas…

 

Nela Bodoc - 2021

martes, 21 de diciembre de 2021

 

Consejo a mi hijo.

 

Creo que todos tenemos esos períodos en que no encontramos la senda por donde guiar nuestros pasos, el tiempo en que evaluamos nuestra existencia y no le encontramos el  sentido. Úsalo, no tengas miedo de despertar.

 

Asumi

 

lunes, 20 de diciembre de 2021

 

PARADOJAS DE LA VIDA

 

LA TERRIBLE SOLEDAD DE DOS EN COMPAÑÍA

 

No puedo entenderte, dijo él ofuscado. Si vengo temprano te molesta y si vengo tarde también.

No me molesta eso -refutó ella, no enojada pero muy seria.

Entonces, ¿qué te pasa conmigo? -Preguntó él.

¿Ves? No puedes ni siquiera darte cuenta que mis sentimientos, ¡Bah! mis tiempos -se corrigió ella- no son los tuyos.

Él se rascó la cabeza, realmente no entendía este diálogo ¿de qué tiempos hablaba? Pero no le hizo esa pregunta.

Necesitaban dialogar pero no hablaron más.

Ella dio media vuelta, se encerró en el baño y limpió todo con furia. ¿Por qué limpiaba cuando estaba enojada? Tampoco supo la respuesta.

Él se quedó parado en medio de la habitación, las manos en los bolsillos, mirando hacia la cocina. ¿Habría algo preparado? Sin mirar y sin saber qué hacer, se tiró en un sillón y prendió la televisión. Justo alguien estaba cantando ¿Qué nos sucede vida mía, que últimamente, ya nos tratamos indiferentes…? Cambió de canal. Buscó un partido de algo. Más tarde ella se fue a dormir a la habitación y él se quedó dormido en el sillón.

En la televisión se escuchaba una voz que repetía: ¿Qué nos sucede vida mía…?

Ellos no tenían respuesta.

¡Qué paradoja es la pareja! -pensaba él.

¡Qué paradoja es mi pareja! -pensó ella -y ¡qué triste!

 

Clara Molina - 2021

domingo, 19 de diciembre de 2021

 

                            

                        

                   Ábrete a nuevas experiencias superando tus prejuicios.

 

                                  Iris Nelly  

 

sábado, 18 de diciembre de 2021

 


                                               ¡Buenos días!


                                        Todos los días me traen

                                        Tu sagrada bendición,

                                        me llega del Universo

                                        y de terrena vocación.


                                        Yo no imagino la vida

                                        sin nombrarte, mi Señor,

                                        eres mi guía y camino

                                        y sinónimo de amor.


                                                    Alberto Coronel

viernes, 17 de diciembre de 2021

 


Mis encuentros

 

Hoy Te busco, por medio del silencio.

Hoy siento Tu presencia,

me siento plena, suspendida en Tu Amor

disfrutando Tu esencia.

 

Madre Divina…

Quisiera mi alma encontrarte todos los días,

necesito esforzarme, dejar mi densidad,

que es lo que me separa…

 

Lo común y rutinario amarran mis alas.

Hay días que no puedo alzar vuelo,

y me impiden reunirme Contigo,

llegar a Ti es lo que anhelo.

 

Me quedé prendada de Tu perfume,

y cada vez que recuerdo nuestros encuentros

se llenan de lágrimas mis ojos

y de fuerzas mi alma ¡Madre Divina!

 

Te buscaré incansablemente

hasta que mi conexión Contigo sea tan fuerte

que pueda mi alma permanecer en Tu presencia.

Hoy Te buscaré, mañana también…

 

                                                           Basilia Arenas 2020

jueves, 16 de diciembre de 2021

 

EL ÚLTIMO VIAJE

 

El desierto estaba silencioso esa mañana. Los rayos quemaban la piel curtida de Akran, este hijo del sol y la arena, que vivía desde siempre vagando en la inmensidad, junto a su viejo camello, casi tan viejo como él y tan noble como su nombre, Amin el fiel. Compañero inseparable de sus travesías y con quien charlaba a diario, contándole historias como sipudiera responderle. En cierto modo si le respondía.

-Hoy nos vamos amigo- le dijo con su voz ronca y cansina. Amin levantó una pata y golpeó el suelo con fuerza.

 ¿Qué pasa? ¿No quieres viajar?- Amin giró la cabeza con desdén y su ronquido sonó potente.

¡Vamos, vamos! - Akran siguió juntando sus pocas pertenencias para emprender el viaje. Amin no se movió.

 Salieron cuando el sol estaba alto, cada tanto el viejo camello roncaba y se quedaba quieto, como queriendo detener el viaje, como presagiando que algo malo había más adelante.

Fueron horas avanzando en silencio.

 De pronto el cielo oscureció, casi no se veía un fuerte ruido sacudió a los viajeros, Akran se abrazó fuerte a su compañero y permaneció expectante. La arena empezó a golpear con fuerza, el temible Simun les salió al encuentro.

 Cruel, como su nombre (envenenado) Simun no tuvo piedad, azotó furioso con toda intensidad, Akran cayó y Amin se quedó a su lado protegiéndolo hasta que todo se calmó.

Entonces comenzó a empujar a su amigo pero este no respondía, estaba inmóvil, sus ronquidos debían despertarlo, pero nada pasó.

 Ahi quedaron tendidos, de los ojos del camello salían gruesas lágrimas.

 

                                                                                              Ana María Muñoz - 2020

miércoles, 15 de diciembre de 2021

 

El personaje

 

               Cecilia

Cecilia era tan pequeña que muchos querían protegerla de todo mal, sin embargo, era casi imposible por tan movediza y alegre, todo lo transformaba poniéndole brillo y color a las cosas que había en la casa, todo servía: sillas, almohadones, cuadros, camas, se transformaban en  tren, avión, cohete o castillo; su imaginación era genial.

Tratando de modular las canciones de moda iba a veces a un pequeño restaurante a cantarle a las parejas que comían allí.

Su pelo negro, sus ojos oscuros y atentos, a los que no se les escapaba nada, podía distinguir fácilmente la expresión de cada persona y muchas veces percibir su dolor o enojo.

Los cuentos le llegaron desde muy pequeña diciendo –Papá, cuéntame un cuento- y siempre él explicaba que era el único que sabía, pero el placer de escucharlo y ese pequeño momento de estar juntos, era lo máximo.

Cuando se enfermaba, Cecilia pedía cuentos y más cuentos, y así su imaginación crecía en un mundo de hadas, princesas, magos y bosques encantados.

Un día le tocó ir a la escuela, y no fue lo que esperaba realmente, pues la directora que estaba en la puerta era una vieja bruja llena de granos y verrugas, con cara de enojada. La maestra, siempre seria y castigadora hacia volar los borradores de madera por los aires, y a veces a los chicos más grandes los hacía parar al lado del pizarrón, diciéndoles inútiles y vagos.

En una clase Cecilia se quedó después de hora por no haber estudiado la lección. Ahí vio como la larga mesa con sus bancos se iban quedando vacíos, los niños huían riendo del lugar; pero también venía la oscuridad, a medida que las luces de las bombillas se apagaban porque estaban en un sótano. Todo lo que decía para salvarse fue inútil, pero los gritos y lágrimas llegaron a oídos de su madre que la esperaba afuera. Ella no dijo nada, pero la abrazó, y besó con tanto cariño que todo quedó atrás.

Sin embargo, la bruja directora los amenazaba cada día diciendo que ella era domadora de niños y no dudaría ni un minuto en ponerles la cabeza bajo el agua fría si se portaban mal.

Una vez llegó una nenita pequeña como Cecilia, con trencitas, y al rato extrañó a su mamá y como lloraba la llevaron para adentro.

Reapareció antes de la salida con su carita de miedo, el pelo mojado y su respiración entrecortada. Cecilia fue la única que se acercó para abrazarla. La bruja la miró mal, nadie se movía, todos petrificados en sus asientos, ni un solo ruido. Afortunadamente entró su mamá y no quiero repetir todo lo que les dijo a las brujas, se fue para nunca más volver.

Gracias a Dios una vecina le recomendó a la mamá de Cecilia otra escuela cercana donde mandaba a su hija. Tenía que llevar guardapolvo blanco y eso era lindo.

Así fue que el día del comienzo la recibió una señora alta y morena, que dijo ser la vice-directora,  que se reía mucho y era muy simpática, y les pareció que esta escuela sería mejor. Cecilia hizo una prueba con muchas cuentas, problemas y oraciones y lo hizo todo bien, entró a tercer grado.

Cuando vio el salón con ventanas que daban al jardín y los pequeños pupitres donde iba a tener una compañera de banco, se le alegró el alma, todo era magnifico no hacía más que contarle a sus padres la maravilla de la escuela nueva donde no había que darse vuelta para mirar la pizarra.

Esa noche soñó que tenía un don para alegrar a los niños. Se transformó en maestra y fue llamada la profe de los cuentos con la promesa de que siempre los defendería.


                  Mirta Fernández – 2021

martes, 14 de diciembre de 2021

 


   El viñatero y la parra

 

Cuando llegue el otoño

yo arrancaré tus racimos,

y con su jugo de oro

fabricaré el mejor vino.

Confesó el viñatero.

 

Y la parra contestó:

No te sientas mal por eso,

las maduré para vos

que me diste de beber

el agua que por la acequia

para mí hiciste correr,

aunque el frío te hiriera,

o el calor del verano

arrancara tu sudor,

nunca dejaste de hacerlo,

y lo hiciste con amor.

 

El vino es vida

por la fidelidad de la vid

y esfuerzo del labrador.

 

            Ami - 2020

 

lunes, 13 de diciembre de 2021

 

Personajes

                                                          

                                                               El club


Un hombre de edad madura, indefinida, morocho, pelo negro. Camina lento con la espalda un poco encorvada como cargando una mochila pesada, va hacia un club de básquet.

Un muchachito mal trazado, despeinado, alegre y sonriente. Se saluda con el hombre y se van juntos.

El hombre y el chico entran al club. Otros muchachitos están parados en medio de la cancha como si estuvieran esperándolos, cuando los ven aplauden y canturrean “Don Molina, Don Molina”.

Empieza el juego, Don Molina da las indicaciones con voz queda  pero muy firme. Así se juega, esto es una falta, esto no, tienen tanto tiempo. Juego limpio, lo más importante.

Los chicos juegan, corren, pican la pelota, saltan, pelean, se caen, a veces gritos de dolor, hay empujones y caídas; en medio del aparente caos, se levantan de un salto, vuelven al juego.

El hombre sonríe y piensa “No están en la calle”. No dice “Los saqué de la calle”, porque no se atribuye semejante logro, pero es lo que procura día tras día. Es su misión silenciosa y no acordada con nadie. Es personal: propia.

La cancha y Don Molina contienen todo, la algarabía, la pasión por el juego, algunos llantos y las risas, las risas felices de los ganadores. Ríen como si en ese juego se les hubiera ido la vida.

Un muchacho joven, alto, muy buen mozo, está parado en la esquina del club ¿Qué espera? Entra corriendo, con grandes ademanes le explica algo a otro que empieza a fumar, nervioso. Se miran ¿Preocupados? ¿Asustados? Nunca lo sabremos.

Se van los dos casi corriendo, es decir, el joven a grandes zancadas y Don Molina lo va siguiendo con su pasito cansado.

Salen del club y desaparecen ambos. Ya es casi de noche. Se pierden entre las sombras de los árboles. Los chicos se quedan solos, festejando los unos y casi lloriqueando los otros. Esperan.

Don Molina no vuelve. Nunca más volvió. ¿Dónde fue? ¿A qué?

Uno de los chicos piensa y dice “¿Por qué la gente que uno quiere se va un día? Sin decir adonde, sin avisar”

¿Adónde van aquellos que nos hicieron tanto bien? ¿Estarán por ahí todavía?

                                                                              Clara Molina - 2020

domingo, 12 de diciembre de 2021

 


Ella extraña el tiempo de las ilusiones, en la

primavera de sus años, donde todo eran sueños.

 

Ana María Muñoz

viernes, 10 de diciembre de 2021

 

Metáforas                         

 

                                                               El espejo esquivo.

Se mira al espejo, y él le devuelve la imagen de alguien que no reconoce ¿Acaso es ella? Tres caras, una que observa y que en sus manos sostiene las imágenes que ella no ve pero el espejo sí.

Sostiene una cara de niña enojada, como una tormenta que irrumpe en un día de sol.

Y la otra cara, sonriente aunque tímida, como adolescente en su primera cita.

Las sigue mirando, y no las conoce, ni a una ni a otra, como si alienígenas del mundo exterior se hubiesen vestido para esta ocasión.

Y sigue observando, está frente a sí, se vuelve invasora, no cree ni en sí misma, se torna en panqueque, negando lo que descubre.

De nuevo se busca, en ese baúl que se llama espejo, y no logra verse pues todo está hueco, como el aire de un globo que se queda seco.

Deja de mirarse, porque nada encuentra, mejor se imagina que está en la senda que lleva a encontrarse y a ser ella misma.

                                                                                                              Asunción - 2021

jueves, 9 de diciembre de 2021

 

La anécdota

 

 Un grotesco tropezón

Era una noche del mes de Diciembre, cálida y perfumada. Bajé del micro cerca de las 22hs, con los brazos cargados con varias bolsas de mis compras navideñas.

Cuando llegué a la primera esquina de mi barrio noté el aire fresco que exhala el viñedo que está enfrente del mismo. Caminé por la angosta vereda, algo oscura y solitaria, a paso firme por la ansiedad de llegar a mi casa.

Las luminarias estaban semi ocultas por las copas de los árboles que en esta época están muy frondosas. La vereda estaba desdibujada por las negras sombras.

Ya estaba por la mitad de la cuadra, a solo setenta metros de mi vivienda cuando, de pronto, sentí que se terminó el sendero. Caí de bruces sin soltar los paquetes ¡Que golpazo! Quedé tendida en el piso, sin entender qué había pasado, qué me había llevado por delante. Enseguida lo supe. Una forma oscura había pegado un salto gimiendo lastimeramente.

Era un perro, todo negro, que dormía en medio de la vereda. Era imposible verlo a causa de la sombra de un enorme paraíso.

Por suerte, una parejita de novios que estaban saliendo de su casa, corrieron a auxiliarme. Me ayudaron a levantarme y me entregaron mis anteojos que habían caído a tres metros. Estaban preocupados por mi estado.

Los tranquilicé mostrando mis raspones en las rodillas, codos y mentón, sin aparentemente, nada grave. En el fondo, creo que estaban haciendo grandes esfuerzos por no estallar de risa. Pocas cosas son tan reideras como una caída sin graves consecuencias.

Les agradecí y me fui a mi casa lo más rápidamente posible, a pesar de las magulladuras. Era un poco más doloroso el papelón.

¡Cada vez que paso por el lugar o veo a mis vecinos, me da mucha, pero mucha risa, recordando esa situación tan ridícula!

                                                                                                              Nela Bodoc - 2020

miércoles, 8 de diciembre de 2021

 


Agradecimiento al grupo Lápiz Creativo

 

Las palabras construyen o destruyen…

Yo prefiero construir, porque construir es gratitud y aprovecho este espacio porque estoy con mi grupo Lápiz Creativo, asimismo quiero agradecer a Dios y La Virgen María por estar aquí y ahora compartiendo con tan lindas mujeres todos los jueves, para mí estar presente y ser parte de este hermoso grupo es aprender, descubrir la belleza interior en cada integrante por medio de la elaboración de un poema, un cuento, un ensayo, una frase o una metáfora.

Y cuando comparten me hacen sentir parte de su historia. ¡Gracias!

¡Gracias!

¡Gracias!

Verónica Gandarillas - 2021

 

martes, 7 de diciembre de 2021

 

EL BÚHO DE OJOS PARDOS.

Estaba el unicornio blanco, arrobado

en el jardín florecido,

extasiado con su cuerno dorado,

en el rosal efímero,

rosal del otoño tardío.

Acongojado y pensativo,

absorbía el aire sombrío,

de recuerdos del búho sepultado.

Y en su afán comunicativo,

dijo al jardín amado:

En mis sueños no estructurados,

valoré los silencios estimativos,

del búho de ojos pardos.

Teresa Columna 2020

 

 

lunes, 6 de diciembre de 2021

 


Por una vuelta de llave

 

Cuando me mudé al departamento, mi hermana Tere me enseñó a cuidar mucho el dinero y a buscar mis propios medios para solucionar los inconvenientes.

Un día, después de desayunar, quise salir afuera y no podía abrir la puerta. La llave no entraba correctamente y pronto vendría Graciela a limpiar. Revisé  e intenté varias veces abrir  pero no pude.

Novata en arreglos del hogar llamé a Tere. En pleno domingo buscamos y buscamos a algún cerrajero que viniera a domicilio.

Graciela llegó y no le quedó otra que sentarse y chatear con su celular. Yo,  mientras, me puse a limpiar lo que mi amiga no alcanzaría a realizar.

-Pedile un recibo para que nos reconozcan el arreglo– recomendó Tere. Tras tres horas de espera, el cerrajero consiguió abrir la puerta.

-Señorita – me dijo - cuando usted abra o cierre esta puerta debe dar dos vueltas de paleta, de esa manera cerrará correctamente. No le puedo hacer recibo porque la falla es suya. Que tenga buen día– Y se retiró.

Ese fue mi primer percance en el departamento. Me hice amiga de mis vecinas, levanté a Tere de madrugada y Graciela se resfrió, pero aprendí a ser prudente, paciente y a dar una vez más gracias por haberme asistido.

 

 

                                       Gabriela Medawar 2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 5 de diciembre de 2021

 

Prosa poética

 

Misterio

¿Cuál es el misterio que encierra mi alma? Los seres vivimos el dolor y el amor, como errantes ciegos en la dura existencia, sin saber dónde vamos, sin saber qué hacer.

Apenas reconozco unas vagas señales, los ojos eternos de aquellos que amo.

Camino en las tardes entre amor y llovizna, la libertad del alma que siempre busqué.

                                                   Mirta Fernández - 2021

viernes, 3 de diciembre de 2021

 

Los padres de los sentimientos

ALEGRÍA

Mi padre siempre sonreía

“Debes reir”, siempre decía

Cuando me miraba, mi alma llenaba

En el reflejo de sus ojos veía belleza

Hasta cuando pestañeaba.

Con él me siento plena

En el parque, junto a él comía

Me decía: “Ante cualquier problema, usted sonría”

 

TRISTEZA

Mi papá tenía la mente nublada

Frente a cualquier problema, él sólo lloraba

Cuando veía su mirada, ésta solo goteaba

Me decía que la tristeza no era una emoción mala.

 

ENOJO

Siempre fui muy obediente, si no mi padre se enojaba

Él era firme y con cualquier falla, me retaba

Yo lo quería mucho y, aunque decir no lo realizaba

En el azar no creía, toda ocasión la imaginaba

 

EMPATÍA

Mi padre es muy cariñoso, siempre me abraza

Sus abrazos son largos, que nunca acaban

Su mirada penetra cualquier alma

Sus cálidos besos en mi mejilla

Hacen salir el sol en cualquier fecha nublada

 

Guadalupe Silveti (12 años)

Con autorización de su padre, Eduardo Silveti

jueves, 2 de diciembre de 2021

 

¡CARACOLES ¡

 

Doña Juanita es una vecina del barrio, es una persona muy amigable, le gusta mucho conversar y lo hace con todo aquél que se cruza en su camino.

Habla de las plantas, de las mascotas, de las comidas, de los precios, en fin, ella siempre tiene tema de conversación.

Muchas veces trato de esquivarla, porque cuando salgo a hacer la compra, siempre voy de prisa, entonces cuando la veo venir me cruzo de vereda disimuladamente. Pero a veces me la encuentro de frente y ¡qué remedio! me paro a saludarla, lo cual significa unos cuantos minutos robados a mi trabajo.

-Hola ¿cómo estas, cómo están tus plantas? Suele comenzar así y luego viene un largo comentario de consejos de cómo cuidarlas para que luzcan mejor.

-¿Sabes qué? conseguí un veneno buenísimo para exterminar los caracoles- me dijo un día y pasó a darme un sinfín de recomendaciones de como alejar a estas criaturas de mi jardín. La escuché pacientemente y agradecí muy amable su ayuda.

Nunca entendí por qué se le ocurrió que mi jardín necesitaba veneno para caracoles, si yo lo que quiero es tener muchos, porque yo con ellos preparo una exquisita salsa para acompañar los ravioles.

Moraleja: No des consejos si no te los piden.

 

Any Muñoz 2021

miércoles, 1 de diciembre de 2021

 

Descripción

 

 

Composición en azul añil

 

Apenas salió el sol salí del hotel, deseosa de descubrir nuevos paisajes. Estaba pasando unas vacaciones muy esperadas después de unos meses agotadores. Y elegí para ello un pueblito tranquilo de provincia.

 Tenía en mente tomar un rico café en algún barcito y comer algunos pasteles que fueran originales del lugar. Se me hacía agua la boca de solo pensarlo.

 En ese proyecto estaba cuando me encontré, de pronto, frente a un callejón en brusca subida. En lugar de una calle, era una escalera de unos tres metros de ancho y unos cuarenta metros en línea recta hacia arriba. Luego se perdía curvando hacia la izquierda. Tenía viviendas a cada lado, con muros bastante altos, como si fueran de dos pisos.

 Lo sorprendente era que estaba todo pintado, incluidos los escalones, en un impactante color azul ¡Quedé extasiada con esa mágica visión! No resistí la tentación de entrar a ese pasadizo, que parecía invitarme a una aventura visual. Y comencé a subir lentamente para no perderme ningún detalle.

 Las paredes estaban adornadas con pequeñas macetas, rojas, verdes y amarillas, todas luciendo plantas y flores, engarzadas en herrajes artísticos en formas de firuletes negros, que contrastaban sobre el azul añil. A los costados, sobre el piso, unas macetas más grandes, también de colores, exhibían modestamente sus malvones y geranios. Aún no llegaba el rayo del sol al lugar, por lo que los colores se veían más intensos.

 No había puertas. Pero sí un portal con arcada sobre la pared derecha que mostraba el patio de una vivienda. Se podía ver una soga con ropa tendida allí.

 En el muro de enfrente, bien arriba, una pequeña ventana lucía una reja de hierro de estilo. Y más abajo un alero. También pude apreciar un bebedero antiguo, con un grifo de hierro que salía de un recuadro de exquisitas mayólicas.

 Al final de la recta, se veían otras paredes con tejas bermellón iluminadas por los primeros rayos.

 Los escalones se perdieron en la curva ¿Adónde irá el callejón? ¿Cuán largo será? ¿Valdrá la pena seguir? Cavilé un instante, luego, pegué la vuelta. No quise averiguar. Preferí quedarme con el misterio y la magia, y grabar para siempre en mi memoria ese lugar “azul añil”.

 Seguí caminando en búsqueda de un lugar con pasteles y un rico café.

 

                                                                              Nela Bodoc - 2021

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