domingo, 31 de octubre de 2021

 

                


                       Ella le dio el Sol y la Luna, pero la niña tomó sólo una luciérnaga.

                                                                                              AMI

sábado, 30 de octubre de 2021

 

En abiertos corazones

Puede ingresar el amor,

Y en mentes sanas que esperan

La temprana bendición.

Alberto Coronel -2021

viernes, 29 de octubre de 2021

 

        Calma

Verano. Contingente de turismo guiado. Me sentía saturada de información. Estábamos en Córdoba, precisamente en Río Tercero, y la guía nos había llevado por la zona agreste de la sierra.

En un pequeño arroyo se lucían los más bellos flamencos rosados que yo había visto, aunque, a decir verdad, no he visto tantos flamencos en mi vida, sólo los había visto una vez antes pero de plumaje blanco.

Siguiendo el arroyito vimos unos juncos que en sus tallos lucían unos hermosos botones de color rosado, intenso y llamativo, que inmediatamente asociamos con las aves, pero la guía dio por tierra nuestra ilusión con una simple frase: “Son huevos de sapo”.

Y así siguió el paseo, descubriendo variedades de plantas propias de la sierra, observando sus propiedades medicinales, o sus flores y sus perfumes, que la guía describía al pasar.

El cansancio me iba invadiendo poco a poco, transformándose lentamente en aburrimiento. Llegamos a un punto en el que el cauce de agua se estrechaba, precipitándose en cascada hacia una parte más baja, siguiendo su curso hacia el río.

Atardecía. El sol iluminaba la escena, y como si un mandato oculto hubiera sido dado, todo el grupo hizo silencio. Busqué una piedra donde sentarme, igual otras personas, las más jóvenes permanecieron de pie como en éxtasis, contemplando ese tiempo-espacio presente, sagrado, en comunión con el grupo y el entorno.

Cuando la luz del sol se extinguía partimos hacia el vehículo que nos llevaría de vuelta, en silencio, en la armonía que nos brindó esa experiencia casi mística, compartida, guardada en nuestros corazones.

Dejé de ser observadora para ser parte del grupo, y el grupo ya era parte de mí.

                                                                              Asunción - 2020

jueves, 28 de octubre de 2021

 


Arturo y Manuel


Arturo era un hombre tranquilo, le gustaba caminar por el vecindario y desde que falleció su esposa lo hacía en solitario, ahora se había ido de viaje al norte del país a visitar a su hermana, y Manolito, su nieto, que era un niño muy cariñoso, lo extrañaba y cada día le preguntaba por teléfono cuándo regresaría.

-¡Dale abu! volvé pronto que te extraño- Por eso apenas regresó lo llamó para hacerle la invitación.

Arturo se sentía preocupado, porque desde que volvió de su viaje, su canario amarillo estaba muy desanimado, ya no cantaba alegre como solía hacerlo cada mañana: -¿Será que echa en falta a la patrona? Tal vez le pasa como a mí-  pensó.

A la hora convenida salió de su casa, muy bien arreglado y con un regalo para Manuel; apenas se vieron, se abrazaron y se fueron caminando hacia el café Los Amigos, que estaba en el barrio. ¡Qué feliz estaban el niño y su abuelo!, entraron y se acomodaron en una mesa junto a una ventana.

-¡Quiero una chocolatada con medias lunas! -dijo el pequeño entusiasmado.

-Si mi niño, pida lo que quiera- De pronto Arturo se acordó del regalo y lo entregó a Manolito.

-Gracias abu, qué lindo, me encantan las travesuras de Mafalda.

Pasaron una hermosa mañana charlando y riendo, comentando cosas de viajes y escuela.

Había mucho para decir, había mucho amor entre ellos.


        Ana María Muñoz - 2020

miércoles, 27 de octubre de 2021

 



Madre, arrópame,

que quiero dormir,

acurrúcame en tu regazo,

para un sueño feliz.

 Iris Nely

martes, 26 de octubre de 2021

 

El caso:

Un accidente singular

 

Ocurrió una noche, cerca de fines de diciembre. Una septuagenaria bajó del colectivo, a las 21.45 horas, cargando varias bolsas de compras de fin de año en sendas manos. Recorrió tres cuadras hasta llegar a su barrio, que se caracteriza por tener grandes árboles muy frondosos, que ocultan las luminarias tornándose bastante oscuro.

Cercana a su domicilio, tropezó con un perro negro, que dormía en el medio de la vereda, a la sombra de un paraíso, por lo que era casi imposible distinguirlo. La mujer cayó de cúbito dorsal, sin soltar los paquetes, quedando totalmente tendida en el piso. Se supo qué cosa se había llevado por delante por los gemidos del animal, que salió corriendo.

El hecho no tuvo graves consecuencias. La señora sufrió algunos raspones en las rodillas, codos, manos y mentón. Sus anteojos cayeron unos metros más adelante sin romperse. Una pareja vecina corrió a auxiliarla, ayudandole a incorporarse, mientras el perro se alejaba velozmente, ladrando lastimeramente.

La septuagenaria, una vez recuperada del shock, siguió camino a su casa.

 

Nela Bodoc 2021

lunes, 25 de octubre de 2021

 

El espíritu de la naturaleza

Era el primer domingo de la primavera y ese día amaneció rutilante de sol y perfume de flores. Los padres de mi amiga Susana vendrían a buscarme para ir a pasar el día a su casa de Aregua, éramos amigas inseparables y como su mamá cocinaba muy bien prometía ser un día exquisito.

Llegamos rápidamente en su auto y como habíamos desayunado nos dejaron salir a recorrer.

Era hermoso ver las irregularidades del terreno con piedras de todos tamaños, la hojarasca de distinta tonalidad que iban del rosado al amarillo, acompañado todo por el canto de los pájaros que interrumpía el especial silencio del lugar; lo máximo fue llegar al arroyo, y el agua fresca me invitaba a bañarme en ese mismo instante.

 Pregunté- ¿De dónde viene esta agua? ¡No puedo creer semejante delicia! ¿Podemos ir hasta la naciente?

Está cerca de aquí por eso es fresca y limpia –dijo Susana– fuimos con papá, mamá y Jorge el casero el mes pasado, llevaron picos y machetes, pues tuvieron que abrir un pequeño sendero para llegar.

-Y ¿llegaron verdad? –pregunté ansiosa -por favor, quiero llegar a ese lugar -comencé a repetir mientras una fuerza interna me estimulaba a caminar hacia allí.

-Sí claro, pero te cuento que el bosque se va cerrando de a poco y se hace oscuro, parece de noche andar por ahí  –respondió -voy a acompañarte un rato, luego irás sola, a mí no me gusta, y tienes que saber que hay víboras.

-Guauuu -exclamé. Y sin pensar me dispuse a seguirla.

Susana iba delante de mí con paso firme y todo lo rápido que permitía el terreno, pensando que tal vez pronto yo cambiaria de idea, al poco tiempo los rayitos de sol que se filtraban por entre las hojas comenzaron a escasear y todo se tornaba más y más oscuro. Era como un túnel verde y achaparrado

 - Aquí me quedo -se plantó Susana- tendrás que seguir sola, faltan unos metros y cuidado con las víboras. -dentro de mi surgió la seguridad de que nada malo me sucedería, así que continué el sendero sin titubear, sintiendo una sensación de que una gran boca verde me tragaba lentamente.

Llegué… allí estaba yo sola con el fuerte ruido del agua que caía entre las piedras. Lo primero que hice fue agradecer la oportunidad de vivir ese momento en ese magnífico lugar que se parecía a un pequeño santuario.

-Hola -dijo una vocecita suave y melódica- yo soy Luz.

-Hola Luz ¿dónde estás? - contesté mientras buscaba por todos lados la dueña de esa voz.

-Aquí estoy en esta enredadera que cae del lapacho-  ahí estaba, un hada diminuta, de vestido verde con pequeños brillantes multicolores.

 Me animé a preguntar- ¿Vives aquí?

-¡Claro! Formo parte de la hueste de honor que cuida la naturaleza.

Asombrada respondí: -Así como los gnomos.

 Si… ¡No me hables de ellos! Siempre hacen bromas, sobre todo a los hombres, desorientan a los visitantes y no pueden encontrar el camino, así que no pueden volver al lugar de donde vienen. Somos muchos, estamos en el agua, el aire, la tierra y los árboles y ayudamos a todos los seres vivos que nos necesitan para la conservación del bosque.

 De pronto la voz de Susana llamándome me hizo volver de la magia -¡Mirta! ¿Estás bien? - me gritaba desde lejos.

-¡Sí, ya voy!- respondí. Quería quedarme mucho tiempo, pero comprendí que el momento había pasado. Agradecí con todo mi corazón este encuentro con el espíritu de la naturaleza. Dije una oración y me fui cantando bajito a reunirme con mi querida amiga, pensando que tal vez algún un día le contaré lo que sucedió.

Mirta Fernández – 2021

 


domingo, 24 de octubre de 2021

 

Los sueños de Rebeca

Rebeca planeó todo para vivir, y una vez planeado muy, pero muy conscientemente, decidió nacer.

                                                                                              Iris Nely.

 

sábado, 23 de octubre de 2021

 

Libre albedrío.

Cuando quería ir hacia adelante todo su cuerpo lo llevaba hacia atrás.

Cuando quería ir hacia atrás su mente lo llevaba hacia adelante.

Entonces decidió elevarse por los aires en cuerpo y mente, se fue y nunca más volvió.

Sella - 2021

viernes, 22 de octubre de 2021

 

AZUL

Un azul infinito colma un callejón con escalinatas que invitan a subirlas y recorrerlo como un museo. En lo alto, apenas se distingue el cielo en armonía con los techos que asoman. Hacia el final, de tal vez una primera parte del callejón que se ve desde la entrada, una ventana invita a mirar y una escalera blanca, al lado de las escalinatas, puede servir para escapar hacia, quizás, otro color.

Acepto la invitación y como si fuese el pasillo de un museo lo camino admirando su variedad de plantas distribuidas por las paredes de ambos lados.

Hacia el final y antes de la primer curva se observa: del lado derecho una ventana que me llama a mirar a través de ella. Camino acercándome, y antes de que me asomara, un gato saltó desde la misma. Mis piernas titubearon. El gato se detuvo, me miró y maullaba desconfiando de mi presencia. Dí dos pasos para acariciarlo y se mostró erizado. Lo dejé y me volví hacia la ventana, pero antes de lograr ver a través de ella, el gato volvió a saltar y sentarse, mientras movía su cola mirándome. Detrás de él sólo había una pared pintada de rojo como algunas de las macetas colgadas.

Si mal no recuerdo conté cinco macetas hasta ahí, pero ni siquiera puedo recordar qué desayuné. Mientras, el gato seguía mirándome; a pesar de su recibimiento estiré mi mano para acariciarlo demostrándole mi confianza, al hacerlo mi mano se tiñó de azul. Consternado me miré y por segundos vi cómo empezaba a brillar, la metí en el bolsillo de mi campera y me di vuelta para salir de allí corriendo, pero la entrada no estaba, sólo había una pared derramada del mismo azul.

 El maldito gato ya no estaba y sentía cómo el azul infinito penetraba en todo mi cuerpo aun cuando sólo veía mi mano que no dejaba de brillar. Cerré los ojos para pensar mejor qué hacer y calmar los latidos de mi corazón. Los abrí varias veces, o eso creo, pero mi mano seguía brillante.

 Empecé a caminar por el único lugar que podía a través del callejón. Caminé rápido, hice la curva, y al final había otra curva, doblé y otra pared limitó mi recorrido. Miré al cielo, recordé que en la entrada todavía estaba la escalera blanca. Efectivamente, allí estaba, la levanté poniéndola contra la pared. Apenas subí el primer escalón, los techos sellaron el callejón.

Desesperé, grité, dónde me había metido la maldita curiosidad. Me tapé la cara con las manos, dos segundos después me percaté que ya no brillaba mi mano. Escuché un maullido. El gato estaba a tres pasos de mí, se había quedado encerrado conmigo. ¡Maldito gato! Le grité con furia. Se fue hasta la ventana y no lo vi asomarse en todo el rato que yo intentaba pensar cómo carajos salir de ahí.

 

Marisel Gómez 2020

 

 

 

jueves, 21 de octubre de 2021

 

                                                                    

                                                                Víctor, el duende

 

Acostumbro caminar cada día por el Parque Central de Mendoza. Se acercaba la primavera y aumentaba la actividad, había más niños en los juegos infantiles, grupos de gimnasia con sus profesores, adultos en las instalaciones para ejercicios individuales, paseadores de perros y caminantes y trotadores.

Hoy, 21 de Setiembre comienza la primavera, por eso salí muy temprano, con los primeros rayos del sol,  para encontrar menos gente.

Troté un tramo acompañando mi paso con inspiraciones para llenar mis pulmones del aire fresco. Me sentí algo agitada, hasta un poco mareada, por eso me senté en un banco y traté de serenarme.

Hola –escuché de pronto- ¿No te sientes bien? Sorprendida miré a mi alrededor y no veía a nadie, y la misma vocesita se oyó otra vez -¡Eh! ¡Estoy aquí, al lado del banco, soy un gnomo, el espíritu de los picnics de primavera!

Parpadeé varias veces y logré verlo. Tendría unos veinte centímetros de estatura, vestía un traje verde y un gorro puntiagudo del mismo color.

Soy el que cuida de la vida en este parque, por eso me preocupo si no te sientes bien –dijo.

¿Y cómo lo cuidas? –pregunté.

¡Con mucho esfuerzo! –farfulló- desvío las pelotas para que no dañen las flores o a los niños pequeñitos, apago las colillas de cigarrillos para que nada ni nadie se queme, aviso sin que se den cuenta, a las madres cuando sus niños se acercan al estanque, y cosas como esas.

¡Es un hermoso trabajo! –acoté asombrada.

Sí, pero en el picnic de primavera se junta tanta gente –dijo en tono de queja- que termino extenuado.

¿Cómo te llamás? -le pregunté- ¿Nadie te ayuda?

Me llamo Víctor, soy un duende, y me ayuda Lucesita, un hada y sus empleados, pero vos no podés verlos –me aseguró.

¡Pero a vos te estoy viendo! –dije algo alterada.

¡Claro! Me dejé ver para que no te sintieras tan sola cuando no te sentías bien.

¡Ah! ¡Qué detalle! ¡Gracias! –dije.

¿Ya no tenés mareo? –preguntó muy serio. Asentí con un gesto. Entonces me voy, hoy será un día pesado de trabajo. Adiós, mañana te veo cuando pases trotando –y desapareció de mi vista.

Ahora me pregunto: ¿Eso sucedió realmente o fue a causa del mareo?

 

                                                                              Asumi - 2021

 

 

 

miércoles, 20 de octubre de 2021

 

Reflexión

 

En qué momento…

En qué camino del tiempo

me separé de ti;

yo…hombre

yo…humanidad.

En qué lugar

del universo…

En qué latido

dulce de amor

me embriagaste

con la diversidad

de tu figura,

para embarcarme

en la aventura insólita

de llegar a ser.

               Mirta Fernández - 2021

martes, 19 de octubre de 2021

 

Leyenda        

 

Leyenda del muñeco de nieve

 

Cuenta la leyenda que hace muchísimos años, en el norte de los Estados Unidos, vivía un hombre de baja estatura y algo subido de peso que se llamaba Milost (“Gracia” en Checo), dueño de una gran caramelera, y que visitaba a los niños en Navidad repartiéndoles un canasto con caramelos y paletas. Junto con tan bello regalo, los niños eran bendecidos con algún cuento que él mismo inventaba. Ellos, encantados con tanto regalo, lo esperaban cada año para que les bendijera en las fiestas.

 

Durante muchos años los visitó a ellos,  y cuando estos crecieron, a sus hijos. Un año Milost no apareció más. Lo buscaron extrañados y se preguntaban dónde estaría. Recorrieron parques, plazas, cafés, y encontraron cerca de donde vivía, un muñeco de nieve muy parecido a él. Se dieron cuenta que Milost había partido dejándoles el honor de continuar con su ritual.

 

Después de ello, los niños creaban la escultura con nieve, cada uno en sus casas, invocando sus caramelos y sus cuentos, por tan amable gesto, y desde entonces es símbolo de buena suerte en todos los países donde nieva en las ciudades.

 

Gabriela Medawar -  2020.

 

 

lunes, 18 de octubre de 2021

                                                         


                                                                    ADIOS AL CEREZO

 

Hoy me levanté triste, recordé las primaveras de otros años, cuando mi jardín lucía orgulloso el cerezo con sus bellas flores blancas, como copos de algodón.

No tenía ganas de levantarme de la cama; pero lo hice, ya que vendrían a visitarme mis nietos.

Como cada mañana, salí al patio y contemplé mi pequeño jardín, sus brotes verdes y brillantes me sacaron una sonrisa. Saludé al jazmín de la lluvia que ya asoma sus pimpollos.

-Buen día mis queridas y hermosas plantas- les dije.

Los rosales con sus tiernas hojitas recién nacidas me respondieron con una sonrisa. La hortensia me miró y alegremente me hizo un guiño. Cuando me acerqué a la lavanda, unas inquietas abejitas me saludaron con un aleteo y la planta me regaló su más suave perfume.

-Hola mi querido cerezo ¿cómo te sientes hoy? -Le pregunté. Con un hilo de voz apenas audible me contestó: -Ya no podré alegrarte con mis flores ni podré darte mis ricos frutos para que hagas la mermelada, creo que ya es mi fin.

-¡Ay no me digas eso por favor!- le dije -Ya verás que pronto sanarás y volverás a ser fuerte y a llenarte de frutos otra vez-

Acaricié su tronco seco y entonces las lágrimas brotaron como cascadas de sus ramas, que ya estaban secas también.

-No sueñes con mis frutos, desde ahora solo viviré en tus recuerdos- me dijo con tanto dolor que las lágrimas salieron de mis ojos a raudales. Lo abracé y le prometí que jamás lo olvidaría. Me consuela pensar que cada año lo fotografié florecido y también cargado de frutos.

-Adiós y gracias por quererme y cuidarme tanto- me dijo y su voz se apagó para siempre.

Entré a casa y busqué las fotos, en eso estaba cuando sonó el timbre:

-Hola abuela Any, ¿Vas a hacernos los ñoquis hoy?

Mi día se alegró con la llegada de esas personitas amadas y sus besos y abrazos fueron mi consuelo.

                                                        ANA María Muñoz - 2021

domingo, 17 de octubre de 2021

 

Haikus:

 

                               El viento jugó

                               Con la hoja por caer

                               Y se la llevó.

                                                                                                  Nela Bodoc

sábado, 16 de octubre de 2021

 

El globo rojo

Saltó de la silla, y salió ansioso a su encuentro. Su corazón estalló en mil pedazos como un globo, esparciendo por doquier aterciopelados pétalos rojos.

                                                                       Sella 2021

 

viernes, 15 de octubre de 2021

 


        Unidos por el fuego

 

Las tribus tehuelches, siguiendo la ruta de los guanacos llegan con la luna nueva del solsticio de verano adonde la tierra es abrazada por el mar. Todas las personas son convocadas al encuentro.

 Se pide permiso al espíritu de la tierra y al espíritu del mar, luego se llama a Ngen-kütral, espíritu del fuego, por siete días y siete noches. Durante estas siete jornadas se re-encuentran todos los habitantes de la que hoy llamamos la Patagonia. Además del fuego central, que permanece encendido durante todo el evento, se encienden fuegos más pequeños.

 El fuego central lo usa el grupo encargado de preparar los alimentos. Es sabido que en la alquimia del caldero se pueden sanar todas las energías de la tribu, brindando paz, amor y armonía.

 En otro fuego el encuentro es para tejer y contar historias de todas las vivencias, se canta y se recitan poemas. Cada uno es maestro y aprendiz de las distintas experiencias que se han ido sucediendo durante el año.

 En un fuego lateral, se intercambiaban saberes: se hacen instrumentos musicales y herramientas.

 Los más pequeños se van integrando a los distintos fuegos, de acuerdo a lo que más les llame la atención. En cada uno hay personas atentas y dispuestas a enseñarles y a acompañarlos en sus experiencias.

 El juego, la música, el baile y los relatos constituyen la columna de la celebración, se reúnen todos juntos durante la puesta del sol, recreando una y otra vez las diferentes danzas, mirándose a los ojos, sonriendo e intercambiando calor. Al final de los siete días, antes de apagar el fuego, hay un espacio para intercambio, en las cuales cada uno va entregando lo que tiene por algo que necesita. Así se pueden intercambiar medicinas, obras de arte, ropa, comidas, herramientas, e instrumentos musicales.

 Al apagar el fuego se recita a una sola voz una oración de agradecimiento, la cual es acompañada por el tambor, que simboliza el corazón de la Madre tierra.

 Cuenta la leyenda que cuando uno enciende un fuego y cierra sus ojos puede conectarse con este fuego central y recibir las enseñanzas de sus seres más queridos, de lo que ha acontecido durante el año que se despide.

 

                                                                                     Ariadna - 2020

 

 

 

jueves, 14 de octubre de 2021

 

Poesía

Mi primer beso

Mi primer beso fue asombroso.

En mi primer beso me sorprendieron,

en mi primer beso sorprendí,

se acercó una boca hacia la mía,

y me dejó muy sorprendida.

Mi primer beso fue una respuesta de mis ojos

los dejé abiertos como platos.

 

Los dejé abiertos como cuando la luna es llena y mira a la tierra.

Cuando me preguntaron por qué mis ojos estaban abiertos

cuando nos besamos

me inventé una respuesta:

Que mis ojos estaban abiertos cuando nos besamos

porque esa es mi forma de besar.

Si supiera esa persona que fue mi primer beso…

Pero nunca lo dije: fue mi primer beso.

Verónica Gandarillas - 2021

miércoles, 13 de octubre de 2021

 

 

Vecinas famosas.

 

Esta situación sucedió en un edificio de departamentos, en el tercer piso y su ubicación es justo en una esquina. Laura estaba lavando ropa y  no se dio cuenta que la manguera del lavarropas se había descolgado y el agua jabonosa salía por un agujero del detalle de la pared con ladrillos huecos y se iba directamente al piso de abajo, el cual quedó totalmente inundado.

La vecina de abajo llamó directamente a la policía.

La situación se volvió jocosa entre los vecinos, cada uno la interpretó a su manera y Laura, del departamento tres, pasó a conocerse en otros barrios cercanos. Su vecina del departamento de abajo se ponía verde de envidia de tanta popularidad ganada.

Tanto fue así que un día, en la iglesia parroquial, durante la misa de Noche Buena, la vecina indignada se puso a cantar como un gallo al frente de los feligreses, y al final, satisfecha con su osadía dijo:  ¡Ahora sí! ¡Yo voy a ser la más famosa vecina de mi barrio y de todos los barrios de esta ciudad!

Juanita Scaramella - 2020

martes, 12 de octubre de 2021

 

Fábula.

 

                                                               La ardilla y el pájaro carpintero

 

En un frío bosque de robles en Winnipeg estaban una ardilla y un pájaro carpintero iniciando una conversación.

 -¡Buen día señor pájaro! ¿Qué está haciendo usted allá arriba?- preguntó el roedor, moviendo nerviosamente su peluda cola.

 -¿No está viendo señora ardilla, acaso?- contestó malhumorado por la interrupción desde lo alto del árbol y continuó picoteando el tronco a toda velocidad -Tengo que terminar este hueco, que va a ser mi hogar, antes de que llegue el invierno -¡Pica, que pica, pica, pica, pica!

 La ardilla, que estaba al pié del árbol, observaba maravillada por la rapidez del golpeteo y la habilidad del carpintero. De vez en cuando se tenía que sacudir el aserrín que le caía en los ojos.

 -¡Qué suerte tiene usted! Allí adentro va a poder estar muy abrigado a pesar de lo crudo que es el invierno en este lugar. En cambio yo paso mucho frío aquí abajo, en mi madriguera- El ave la miró con un poco de lástima, mientras la  vecina seguía hablando -¡Cómo me gustaría llevar a mi cría allá arriba, para que esté abrigada y protegida!

 El carpintero seguía haciendo su trabajo, golpeando el tronco con su pico. Toc, toc, toc, toc, cada vez más rápido, como si algo lo urgiera.

 -¡Usted, señor, que es tan guapo, ¿no podría hacer un hueco para mí también?- preguntó algo melosa la ardilla, moviendo seductoramente la peluda cola -Yo podría serle muy útil y usted se vería beneficiado si aceptara- El pájaro detuvo el golpeteo y se quedó pensando un rato -¿Y qué puede hacer usted por mí?- preguntó algo desconfiado.

 -Todos en el bosque saben que soy muy ágil- dijo orgullosamente -Puedo subir y bajar el árbol todo el tiempo. Podría llenar su hueco de bellotas-

 Al pájaro le costaba mucho conseguir alimento. De vez en cuando conseguía algún insecto, que escaseaban por el clima impiadoso del lugar. Además, le era difícil recolectar los frutos de los árboles, con su largo pico. Después de un rato de cavilaciones, llegó a la conclusión de que podría ser una buena idea. -Está bien, acepto el trato. Espero que usted sea una señora de palabra y cumpla realmente con el compromiso

 -¡Hurra! ¡Viva, viva, viva!- Saltaba, enloquecida de alegría y entusiasmo la interesada.

 Y el carpintero, apenas terminó su nido, comenzó a ahuecar el tronco para la futura vivienda de la ardilla. Cuando estuvo todo listo, ambos se mudaron a sus respectivos nidos.

 La ardilla trajo a sus crías y las subió, de a una, poniéndolas a resguardo -¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!- Le repetía incansablemente a su vecino -Aquí están sus bellotas. Ya nunca más le faltarán.

 Desde ese día se volvieron grandes amigos. Se cuidaban y se protegían mutuamente.

 Los otros animales del bosque, que habían sido testigos de lo sucedido, sintieron algo de envidia de esa eficiente sociedad, y se dieron cuenta que, cuando se unen las aptitudes de unos y otros el resultado es, siempre, el mejor.

 

Nela Bodoc - 2020

 

 

 

lunes, 11 de octubre de 2021

dialogo 


            Construyendo

 

Es una noche fría y solitaria de un domingo de agosto. Matías recorre las calles de la ciudad buscando alimento caliente y a Jimena, la compañerita de escuela que le ofreció una pieza para descansar.

 Matías quedó en la calle tras ser tomado preso su joven papá y tras dejarlo su madre adolescente. Tuvo que dejar la escuela y las maquetas que se había armado,  pues quería ser arquitecto.

 Continuó su paseo y encontró a un hombre escribiendo animadamente en la entrada de un café, bien vestido, de edad adulta y apariencia reflexiva que le llamó la atención y se arrimó a él.

 - ¿Qué escribe? – preguntó Matías.

Hago unas cuentas, debo pagar la renta… ¿qué necesitas? – preguntó.

¿Es así su casa? – Y tras un giro de manitos, Matías creó la imagen en un papel de una casa muy parecida a del hombre.

¡Sí! ¿Cómo hiciste eso? – exclamó Rodolfo, que así se llamaba.

No lo sé, sólo quise hacer una de mis maquetas, quiero ser arquitecto.

 - Es una profesión muy difícil…

 - Pero lo lograré… si encuentro a Jimena, tendré cobijo y podré retomar la escuela.

Siéntate, te pediré una hamburguesa, ¿Cómo te llamas? Yo soy Rodolfo, soy profesor y también estudié algo de Arquitectura ¿Por qué estás en la calle a estas horas?

 - Es que hace frío y necesito una habitación, Jimena me ofreció una ¿Quiere que le muestre mis bocetos?

Será un placer. Toma – Y le extendió su cuaderno. Matías comenzó a dibujar animadamente.

 - A esta ventana le vendría bien una cortina azul, puede hacer crecer una enredadera a su alrededor, así- y con otro giro de manos, sorpresivamente, volvió a dibujar algo nuevo.

 - ¡Ja ja! Qué bien lo haces. Toma, sírvete la hamburguesa y cuéntame  de Jimena.

La estoy buscando, ella tiene un merendero. Quiero ir allí y terminar la escuela. Mis padres no tienen recursos pero yo sí y quiero ser un buen hombre y trabajar. Esta es la dirección de ella ¿Por dónde debo ir?

Mmmmh, es a siete cuadras de aquí, te llevaré en un rato. Es muy bueno estudiar, no dejes de hacerlo.

Matías comió con entusiasmo su cena. Su carita recuperaba el color y la alegría se iluminaba en su mirada. Siguieron comiendo animadamente y Macarena, la hija del profesor, interrumpió la charla.

 - ¡Hola papá! Qué bien acompañado estás.

 - Es Matías, mi dio sugerencias para mejorar la casa y quiere ir con Jimena, su compañera.

 - ¡Qué bien!- contestó observando los bocetos a un costado - ¡Eres muy bueno! Seguro serás un gran arquitecto.

 - Llevemos a este niño al Merendero, es a siete cuadras de aquí – sugirió Rodolfo, y se encaminaron al vehículo.

 Matías comenzaba a abrirse camino a una nueva vida. Contento y agradecido se despidió de un profesor que, de ahora en más, lo apoyaría el resto de sus días.

 

                                                                         Gabriela Medawar - 2020

 

 

 

 

 

 

domingo, 10 de octubre de 2021

             


                                             Es domingo, tengo tiempo

                                        para hablar con mi Señor

                                        y pedirle que me ayude

                                        siempre a irradiar amor.


                                                    Alberto Coronel

viernes, 8 de octubre de 2021

 

Consejos  

 

 No descalifiques las experiencias ajenas aunque te parezcan antiguas o pasadas de moda, eso te llevará a perder tiempo. Crea tus propias experiencias.

 

                        Marta - 2010

                                                     

                                               El amor sobrevuela


Cuando cae la tarde y el sol

se aleja tras las montañas,

contemplo el cielo infinito

y las bendiciones que derrama.

 

El aire primaveral envuelve el espacio,

perfumando las horas del descanso,

y un canto de gratitud emana

de mis labios cual remanso.

 

Gracias, por el aire, por las flores.

Gracias por el trino de las aves

y por todo lo que natura nos da,

que es de la felicidad, la clave.

 

El amor sobrevuela el universo,

sembrando el suelo de armonía,

con ángeles que acuden a ayudarnos,

mostrándonos la epifanía.

 

Alzo mis ojos y veo mi ángel

que extiende sus manitos hacia mí.

Inclino mi cabeza reverente

y en esa actitud me adormecí.

 

               Ana María Muñoz

jueves, 7 de octubre de 2021

 

Leyenda

 

Salamanca

Por las llanuras chaqueñas cuentan una leyenda, cuando una persona está sola en medio de los bosques, se levanta una hermosa ciudad nunca antes vistas. Los que no se dejaron atrapar o atraer por tal belleza pueden contar la historia.

Indican que cuando estaban en medio de los bosques no importando la hora, o si fuera de noche o de día, se empezaba a escuchar conversaciones, risas, sonidos de coche, ladridos de perros, que llamaban la atención de los transeúntes que se acercaban por la curiosidad que sentían, pues ellos conocían estos lugares y sabían que no existía un pueblo cercano.

Vislumbraban una hermosa ciudad que se levantaba en medio de la nada, se veía las cortinas blancas de las puertas de las casas levantarse con el viento, invitando a que se acercaran más y más hasta consumirlos por su curiosidad.

En esa ciudad todos se ven felices entre risas y cantos, y todo transcurre en perfecta armonía, mientras más tiempo se quede el visitante menos posibilidades tiene de volver a su realidad, hasta hacerlo desaparecer junto con ella.

No todos los días se encuentra este portal de acceso a una ciudad, con una belleza fuera de lo conocido, son horas, lugar y días determinados, ¿Por quién? no lo sabemos…

Basilia Arenas - 2020

miércoles, 6 de octubre de 2021

 


Ven a mi amado silencio,

rojo de atardeceres,

vacío de coplas y amor fugaz.

Lluvia fresca de mentes calladas

que llenas todo de eternidad.

Mirta Fernández - 2021

martes, 5 de octubre de 2021

 

Reunión en Familia

 

 

Vienen a mi mente viejos recuerdos de mi infancia y juventud, algunos de ellos, los más relevantes en mi vida, son aquellos domingos en familia. Domingos bulliciosos, .muy concurridos.

 Una extensa mesa en la que compartíamos no solo los almuerzos, sino también historias, conversaciones incoherentes, provocados por los oídos atrofiados de los más ancianos y también por la ansiedad de hablar todos a la vez, levantaban la voz para para hacerse oír y sólo se escuchaban  los gritos.

 La juntada por lo general se hacía en la casa de mis abuelos Alberto y Derlinda, a los que íbamos los hijos, nietos y bisnietos.  Mi madre Leonor hacía pastas caseras, mi padre Oscar el asado a la parrilla o en el horno de barro. Todo iba bien, pero la comunicación era mala. Estos relatos tenían un dejo de humor, ya que los diálogos equivocados entre los presentes, y que describiré como  ejemplo algunas frases graciosas que recuerdo de aquellos momentos.                    

 -Ese libro que está ahí es mío- dijo Miriam mi hermana  -¡Seguro! ¡Hace frío! tomate un matecito- responde mi madre. 

 -Abuela,  tengo el Corazón lleno de amor- dice Fernando -Debes ir a ver al doctor si te duele el corazón- contesta la abuela Leonor.

 -¿Cómo le va, tía María, con la nevada? ¿En qué se vino?- Frunciendo el ceño María contesta -¡No estoy mareada! Solo tomé una copita  de vino tinto. 

Así terminaban esos encuentros. Con la alegría de compartir, un buen rato en familia. Plenos de muchas risas y cariños.  Hoy mirando hacia atrás, no puedo evitar que caiga una lágrima de emoción y melancolía al rememorar aquellos inolvidables y hermosos tiempos.

 

                                                                             Estela Puebla Estrella- 2021

 

lunes, 4 de octubre de 2021

 

                                        

                                            CAMPOS DEL DESIERTO

 

Arturo se ha levantado cansado, con dolor de cabeza y algo de malhumor. Prende la radio mientras se prepara unos amargos y escucha las malas noticias. Y mirando a su canario, rezonga más que dice: -Pucha, con razón me siento mal, dicen que hay Zonda en altura y que tal vez baje al llano- Acercándose a la jaula: Fiu fiu le silva al canario enjaulado -¿Cómo te sentís vos canario? ¿Te afecta el Zonda alto? Fiu fiu. Ya te cambio el agua, te pongo alpiste y una hojita extra de lechuga fresca. Tal vez hoy lo dejen pasar los milicos puntanos a mi hijo, y nos pueda traer al Manu. La pucha che, que año más seco. Año de la niña le llaman. Grande la sequía.

Arturo levanta la voz y llama fuerte a un tremendo perrazo marrón: -Trotón, vení a desayunar. Trotón viene corriendo a recibir su hueso y se pone a roerlo con fruición.

Y Arturo sigue con su casi monólogo: -Año malo este. Sequía, pandemia y estos que no dejan trabajar a la gente. Viste Trotón, mi hijo no puede venir a trabajar ni traernos al Manu. Menos mal que todavía soy joven, me tomo unos amargos y nos vamos a ver el campo y a los animales. Sí Trotón, tenemos que bombear agua del pozo para ellos. Deja el mate, se calza el sombrero, toma la azada y sale rezongando campo afuera.

Y continúa su “charla” con su amigo fiel: -Esta gente de traje y corbata, zapatos lustrados, notebook en el maletín, no tiene idea del trabajo de campo. Creen que los animales pueden esperar hasta que pase la pandemia para tomar agua, comer y parir. Se van a morir todos. Menos mal que yo vivo aquí y a estos los puedo cuidar. Dios quiera que se vaya la Niña y venga el Niño, hace falta que caiga agua del cielo. Vamos Trotón, que el Manu no viene y es hora de hacer el almuerzo. Hace tanto calor, pobres bestias, tienen sed y hambre ¡Qué saben los políticos del sacrificio del campo! Vamos Trotón, que está fuerte el sol y tengo mucho calor.

 Y así hablando y caminando, Arturo y Trotón, regresan a la casa a preparar el almuerzo, tomar agua fresca y huir del sol.

 

Teresa Columna -2020

domingo, 3 de octubre de 2021

 

Ahogada.

Cada día regaba su pequeña planta, tantos eran los cuidados

que la pequeña se murió de atención.

                                                                                              Sella 2021

viernes, 1 de octubre de 2021

 


ANYI DE VIAJE

 

Anyi subió al tren apresuradamente, en su rostro una gran sonrisa delataba su emoción. Esta pequeña de ocho años inquieta y charlatana, muy diferente a las personitas de su edad, iniciaba así su primer viaje sin mamá y hermanos. Solos ella y su padre, que cumplía sus labores como empleado del ferrocarril, era como viajar sola y eso era realmente excitante para su alma inquieta y su avidez por descubrirlo todo.

Papá acomodó a su hija en el vagón de primera clase, aconsejándole que permaneciera en su asiento mientras él realizaba su trabajo, prometiendo volver cada vez que tuviese un momento libre para estar con ella.

Anyi respiró aliviada. Quería estar sola, se sentía grande en ese vagón inmenso que poco a poco fue llenándose de pasajeros, observaba atenta todo lo que ocurría a su alrededor.

Algunas personas la saludaban, sorprendidas de verla allí sin la compañía de un adulto.

En un momento en que estaba distraída mirando por la ventanilla a un señor muy elegante que llevaba en brazos a un muñeco igualito a él y que además llevaba un maletín negro y brillante, unas personas habían ocupado los asientos frente a ella.

-Buen día niña- saludaron. -Hola, buen día, me llamo Anyi, mi papá trabaja acá, y enseguida va a venir. ¿Hacia dónde viajan ustedes? Y bla bla bla, no paraba de hablar, moviendo sus manos, acomodando sus cortos cabellos y mirando con sus grandes ojos negros y vivaces a sus compañeros de viaje.

Grande fue su sorpresa cuando el hombre del muñeco se sentó a su lado, la niña lo miró intrigada y vio que el muñeco lucía el mismo traje y el mismo sombrero que su portador.

-Buen día gente linda, con el permiso de ustedes ocuparé este lugar ya que no quedan más asientos en el vagón -Buen día señor, buen día muñeco, sí claro que pueden sentarse aquí, me llamo Anyi, mi papá vendrá pronto; pero se quedará solo un momento porque tiene que trabajar, ¿usted cómo se llama y como se llama este lindo muñequito? Y bla bla bla, Anyi no paraba de hablar.

De pronto una voz un poco rara dijo: -Me llamo Alfredo y soy un personaje, no un muñequito-

Silencio. La niña y los otros pasajeros estaban atónitos, ¡un muñeco que responde como si fuese una persona! Se miraron sin comprender como era posible que esto fuese real.

El tren dio un último silbato y empezó a moverse, la gente desde el andén saludaba agitando sus manos y diciendo adiós, todos se acomodaron en sus lugares y así se dispusieron a viajar tranquilos. Menos la pequeña que estaba ansiosa por saber los secretos de Alfredo.

-Bueno, bueno. A ver Alfredo, ¿te gustaría charlar conmigo, para conocernos un poco?

El dueño del muñeco sonrió a Anyi con simpatía y le dijo a Alfredo que le responda, éste lo miró medio enojado y dijo a la niña: -Hoy no tengo ganas de conocer a nadie-

El tren avanzaba a gran velocidad, los pasajeros charlaban alegremente, mientras la niña se aburría sin moverse de su asiento y sin poder conversar con el malhumorado Alfredo.

-Alfredo, tengo caramelos en mi bolso, ¿quieres uno? Son muy ricos, a todos mis amigos les gustan -No, no puedo comer caramelos, soy un personaje-respondió. Anyi rezongó algo entre dientes y dio vuelta su rostro hacia la ventanilla, por un largo rato miró solo el paisaje, estaba muy enojada.

-Ese tonto muñeco, qué se habrá creído, es un mal educado, no volveré a dirigirle la palabra jamás-

El fuerte y largo silbato la sobresaltó, el tren se detuvo y su compañero de asiento con su muñeco y su maletín descendieron a toda prisa. La estación era una casona fea y muy descuidada, parecía que era un pueblo pequeño de casas bajas y dispersas, con calles de tierra y muchos árboles. Anyi vio cómo se alejaban del andén y de pronto vio a su padre tras ellos llevando una gran valija.

-¡Papá, papá, acá estoy esperándote, no te vayas!- gritó desesperada y de un salto salió de su asiento hacia la puerta, el silbato volvió a sonar anunciando que el tren continuaría su marcha, la niña comenzó a llorar pensando que su padre se quedaría allí y ella no volvería a verlo, el tren se

movió y la estación quedó atrás, la pequeña estaba aterrada.

Cuando creía ser una niña abandonada, vio venir desde el fondo del vagón a su padre sonriente y con una bella flor en la mano. -Mi querida niña, mira lo que te manda mi amigo Alfredo para desearte buen viaje- le dijo entregándole la flor -Pero a ver ¿qué pasa, acaso estabas llorando? No pude venir antes a estar a tu lado; porque había mucho trabajo, ahora estoy acá, ven, dame un abrazo.

-Papi, ¿es verdad que Alfredo es tu amigo? -Si claro, lo conozco hace muchos años. Ahora está muy enfermo y eso me da pena, ya no es alegre y divertido como antes. Ahora tiene roto el corazón.

-Cuando lo vuelvas a ver dale saludos y dile que quiero que se sane pronto- dijo Anyi con tristeza y remordimiento por haber pensado mal de él.

Siguieron el viaje y tras un largo rato, el papá se levantó del asiento y con voz firme y fuerte anunció: -Señores pasajeros, estamos arribando al final del viaje, no olviden sus pertenencias, tengan todos ustedes muy buen día. Gracias por elegir viajar en el tren-

 

Ana María Muñoz 2021

  Reflexiones                                                                                                           CAMINO       ESPIRIT...